Capítulo 32 Reajustando
caminos y en espera (polos opuestos)
Tras el manto de la noche y un fresco con pinta de anunciar un frente de
mal tiempo, el avión despegó a eso de las 4:30 de la madrugado con rumbo a la
capital, Santiago.
A esa misma hora y cinco regiones (estados) más debajo de aquel lugar,
un vehículo se prestaba en salir y recibir las últimas indicaciones de parte de
su patrona.
—No lo vayas a olvidar Sebastián — señaló Bezanni a su
chofer. — mis indicaciones son bien claras.
—No lo olvidare señorita Calixta — contestó Sebastián. —
Recogeré a la joven Carlina y el sobre certificado de la señorita Minard.
—Irás acompañado de Luis en esta ocasión — indicó Calixta
entregando una fotografía de su hija. — Pasaran a recoger algunos objetos en
casa de Lucía. Aquí tienes la llave del inmueble.
—Como usted ordene, señorita Bezanni — acató el empleado.
—¡Vayan entonces! — despidió Calixta haciendo un gesto al
otro chofer. — De surgir algún inconveniente me llaman inmediatamente o a Pía.
—Así se hará, señorita Bezanni — contestó Luis.
—Nos vemos — dijo Calixta y se retiró del lugar ingresando a su hogar.