Capítulo 32 Reajustando
caminos y en espera (polos opuestos)
Tras el manto de la noche y un fresco con pinta de anunciar un frente de
mal tiempo, el avión despegó a eso de las 4:30 de la madrugado con rumbo a la
capital, Santiago.
A esa misma hora y cinco regiones (estados) más debajo de aquel lugar,
un vehículo se prestaba en salir y recibir las últimas indicaciones de parte de
su patrona.
—No lo vayas a olvidar Sebastián — señaló Bezanni a su
chofer. — mis indicaciones son bien claras.
—No lo olvidare señorita Calixta — contestó Sebastián. —
Recogeré a la joven Carlina y el sobre certificado de la señorita Minard.
—Irás acompañado de Luis en esta ocasión — indicó Calixta
entregando una fotografía de su hija. — Pasaran a recoger algunos objetos en
casa de Lucía. Aquí tienes la llave del inmueble.
—Como usted ordene, señorita Bezanni — acató el empleado.
—¡Vayan entonces! — despidió Calixta haciendo un gesto al
otro chofer. — De surgir algún inconveniente me llaman inmediatamente o a Pía.
—Así se hará, señorita Bezanni — contestó Luis.
—Nos vemos — dijo Calixta y se retiró del lugar ingresando a su hogar.
Al interior de la casa…
Una mujer terminaba de enviar un mensaje a la menor de sus hijas
con el propósito de no poner objeciones cuando fuese contactada por el chofer
de su señora y conocía el carácter de la joven y su posible reacción.
Una vez que fue enviado el mensaje, dejo su móvil sobre aquel
comodín y se giró para ver dormir a su hija mayor envuelta en otra prenda de
vestir de su mamá dominante.
—Realmente solo Cali puede causar ese efecto en ti — murmuró
sonriente Patricia a su vez que acariciaba la mejilla de su hija. —mucho me
temo y en el buen sentido de la palabra que serás muy consentida por ella.
En eso se abrió la puerta de la habitación, ingresando
Bezanni que alcanzó a ver la escena y su corazón se llenó de ternura por sus
avecillas.
—¿Te desperté Pri? — preguntó Calixta quitándose la bata de
levantar y dejándola en una silla. — intenté no hacer ruido para no
despertarlas.
—No lo hizo mi señora — respondió Patricia asumida de su rol.
— deje puesto una alarma para enviar un mensaje a Carlina y no tuviese
inconvenientes cuando Sebastián la contactará.
—Comprendo — dijo Bezanni besando brevemente los labios de
su pareja y también ella, acariciar el rostro dormido de su hija. —Por lo visto
mi pajarito es un verdadero tronco al dormir.
—Sin duda lo es, solo cuando se trata de ti — mencionó
Patricia contemplando a ambas mujeres Bezanni. — Tienes esa capacidad de
confortarla y Laura jamás le permitirá a otra persona algún tipo de
acercamiento como este. Ella no te dejará lejos de su vista ahora que sabe
quién eres en su vida.
—¡Oh Pri! — exclamó extasiada y complacida Calixta,
acariciando el rostro de su compañera. — Gracias por darme a Laura y Carlina.
Te debo tanto por ser valiente y atreverte a cumplir el sueño de ser madre. Es
un verdadero placer y honor tenerte en mi vida junto a nuestras hijas.
—Cali — susurró emocionada Patricia que buscó abrasarse a
ella, pero estaba en medio su retoño plácidamente dormida.
La reacción no se hizo esperar y fue la propia dominante que
se enderezó y tomando el rostro de su sumisa, la besó con total y absoluta
devoción.
—¡Mi hermosa avecilla! — musitó Calixta sobre los labios de
su amante y daría unos piquitos más y se acomodaría en su lugar tomando la mano
de su pareja, dejando en medio a su hija. — Ahora descansemos un poco más antes
de levantarnos y ocuparnos de atender a nuestra familia.
—De acuerdo — acató Patricia y con una sonrisa en su rostro,
cerró sus ojos para dormir.
Aquellos ojos celestes contemplaron un poco más a sus mujercitas
mientras dormían y al hacerlo no pudo evitar traer a la memoria lo que sintió
al conocer a su otra hija por fotografía. Había algo que no calzaba y por más
que buscó en los documentos que le trajese Banzer, no había prueba concisa que
le confirmase sus sospechas que rondaba desde hace unas horas (al ver la
fotografía). Recordó cada palabra que le dijera Pri sobre la menor y por más
que lo reflexionaba, había algo que no estaba correcto.
Tras unos cinco minutos de divagar sobre el asunto llegó a
la conclusión que había un solo camino y una sola persona que le respondería su
pregunta y aclararía los hechos como eran realmente. El gestor de todo…Francesco
Bezanni, su padre.
Con esto en mente, cerró sus ojos para descansar y estar en óptimas
condiciones de ocuparse de atender a los suyos y recibir al último miembro de
su familia.
¡Un toc toc! Fuerte se dejó sentir al interior de la casa y
es que el gong del reloj de pedestal marcaba las seis y treinta en punto de la
mañana y comenzaba el ajetreo de parte del personal para atender las
necesidades de la familia de la señorita Bezanni.
Al poco rato, también había movimientos en las habitaciones de
cada una de las miembros de la familia y como es costumbre en todas ella, el
día iniciaba muy temprano.
Momentos más tardes…
—¡Buenos días, Paula! — saludó Alexandra a su empleada.
—¡Buen día, Alex! —correspondió Paula y conociendo el
carácter de la llamada, se apresuró en preguntar. — ¿qué necesitas que haga
hoy?
—Sigues a cargo del hotel por lo que resta de la semana —
ordenó Mirelles. — Además, necesito que me envíes los informes que te pedí y le
digas a Carina que cierre mes ahora. Otra cosa, no hay permisos para realizar adquisiciones
extras ya que estamos en temporada baja. Comiencen con el calendario de vacaciones
del personal, ya.
—Se hará como tu solicitas, Alex — acató la petición Paula. —
Te enviaré el calendario por departamentos.
—Perfecto — dijo Mirelles. — antes que lo olvide, habla con
Cathy para que te apoye en fin de semana. Habrá una bonificación especial para
ella. Cualquier cuestionamiento por parte de Orlando le dices que son ordenes
mías y punto.
—¿Con respecto a Pati? — preguntó de pronto Paula. — Mira
que Orlando ha preguntado por ella.
—Ella se encuentra con permiso mío — aclaró Alexandra. — y
no quiero que des explicaciones al resto del personal.
—No hay problema con eso — convino Paula. — ¿algo más?
—Eso sería — repuso Mirelles viendo a una persona frente a
ella. — Por cierto, te envían saludos.
—¿Quién? — preguntó curiosa ésta.
—Catalina Minard — respondió suspicazmente Alexandra. —¿tú
sabes de quién estoy hablando?
—Por supuesto que lo sé — respondió coquetamente Paula. —
Dile que le envió un beso y que nos veremos pronto.
—Perfecto, serán dados — señaló divertida Mirelles al
contemplar el rostro de su amiga. — Nos vemos.
La comunicación finalizó con una sonrisa burlona en los
labios de Mirelles.
—Creo que la tienes enganchada de una —soltó divertida
Alexandra. — Falta solo que afines algunos detalles y es toda tuya.
—Esa es la idea, encanto — aseguró Catalina — Está tal como
lo recetó el médico y cumple con el perfil que busco.
—¡Aha! — exclamó risueña Alex. — ¡Buenos días preciosa!
—¡Buenos días, amor! — saludó Catalina con dos besos en la
mejilla. — ¿qué tal el descanso?
—Bueno dentro de todo — contestó Alex. — pero muero por un
café.
—Jajaja — se carcajeó Cata. — Somos dos. ¿y las demás?
—Calixta está en la cocina junto a Patricia viendo el
desayuno. — repuso Alex.
—¡Oh seremos agasajadas por las anfitrionas! — fue lo dicho
por Ariana que venía junto a Martina que tenía una cara un poco hosca.
—¡Buenos días a todos mis amores! — se incorporaba en
saludar la rubia dominante con un rostro radiante casi eclipsando el sol.
—¡Cómo que alguien tuvo una noche de ensueño por lo visto! —
soltó con alevosía Ariana.
—¡Que envidia! — se unió a las bromas Catalina.
—Eres afortunada — soltó picada la pelirroja haciendo
pucheros. — a mí me mandaron al cuarto sola y aburrida.
—Eso te pasa por fres colina — reprendió divertida Alex. —
porque solo a ti se te ocurre hablar en plural.
—¡Ay no me lo recuerdes! — refutó mortificada Martina. — Mira
que mi gatita es algo rencorosa.
—Jajaja — estalló en risotadas Catalina. — Pusiste tus ojos
en una Bezanni ¿qué esperabas?
—Fácil no la tienes — secundó Ariana jugando con sus cejas. —
Está en sus genes y más encima, te recuerdo que la sombra de Cali estará sobre
ti todo el tiempo.
—¡Idiota! — protestó Martina que, de solo pensarlo, le dio
una corriente fría sobre su cuerpo. — no pongas cosas en mi cabecita.
—No sean perversas con Tina — apoyó Calladrie, besando la
mejilla de su amiga.
—Lo dice la mujer que tiene una sonrisa de oreja a oreja —
bromeó sin asco Cata. — como dicen: es bueno dormir con un guatero con uñas ¿no
te parece?
—No lo niego — afirmó la rubia jugando con su cabellera. —
debía ponerme a tono y reafirmar mis derechos.
—Nos hacemos a la idea, cariño — repuso una sonriente
Ariana.
—Por cierto ¿Cómo están tus hijos? — preguntó Alexandra
viendo a su mejor amiga más que feliz.
—Ellos están perfectos — respondió Pía viendo a las demás. —
Después de conversar sobre nuestra situación, mis hijos nos respaldan y apoyan
en todo cuanto hemos decidido con Lucia. Haremos legalmente el cambio de
apellido, ya le he dado instrucciones a mi abogado para hacer las gestiones en
registro civil y ganar tiempo ya que dicho trámite toma bastante tiempo en
normalizar todos los documentos. La semana siguiente iremos a ver la casa en
Limache y ponerla en el mercado. Vere un agente inmobiliario para concretarlo.
—Yo puedo encargarme de eso — habló Calixta que ingresaba al
lugar. — ¡Buenos días a todas!
—¡Buenos días! — fue el saludo de parte de todas las demás.
—Si tú estás de acuerdo Pía, yo puedo hacer las gestiones a
través de mi inmobiliaria — expuso Bezanni acercándose a las demás y saludar
con besos en las mejillas a la vez que hablaba. — Además que también debo
viajar a Limache y ver la casa de Pri. Solo espero la llegada de mi hija menor
y ver lo que haremos con esa propiedad.
—Por mí encantada que te hagas cargo, Cali querida — aceptó
Pía al momento de besar la mejilla de su amiga. — Es más, me gustaría ver la
suite que tenemos en conjunto en bosque de monte mar y ponerla en venta ya que
no necesitaré usarla más.
—¿Estás segura de eso? — inquirió Calixta que tenía mucho
más claro el panorama. — Creo que estás olvidando un hecho fundamental aquí.
—Explícate — demandó Pía.
— Tú sabes que nuestra vida cambió radicalmente, pero no
dejamos de ser quienes somos por tener una familia. Te recuerdo que somos
dominantes y necesitamos de esa espacio íntimo y personal para estar con
nuestra pareja sin la presencia de nuestros hijos. Puedo ser madre y estar más
que bien con eso. No obstante, deseo mi tiempo a solas con mi sumisa y
reafirmar cada día mi derecho sobre Pri, es algo que no va a cambiar jamás ¿lo
entiendes ahora? — finalizó con su aclaración Calixta.
—Viéndolo desde ese punto, te concedo la razón — asumió
Calladrie. — Es un espacio fundamental para mi interacción con Luc. Cali, amor,
deja nulo lo segundo.
—Excelente — adujo Bezanni y viendo a las demás. —¿Y
ustedes?
—Cada una tiene su suite en ese condominio y dada tu
explicación, convengo que no se tranza nuestro espacio — habló Ariana
respaldando a Bezanni. — con o sin familia.
—Concuerdo contigo — aceptó Cata. — No están a la venta.
—Ídem — emitió su parecer Martina.
—Hace mucho que no uso el mío — expuso Alexandra. — De igual
formar, te respaldo Cali.
—Ahora deberemos ver los departamentos en el centro — retomó
el dialogó Bezanni. — No tiene sentido que estén desocupados sin ningún
propósito.
—Chicas hermosas, no olviden que hay nuevos miembros en la
familia, los cual debemos procurar — expuso su punto Martina.
—Lo más aconsejable sería que pusiésemos en alquiler los más
cercanos a la avenida Perú en temporada veraniega y los otros buscarles otro
tipo de residentes — señaló Catalina.
—Para alquiler de oficinas los que están en el barrio industrial
— intervino Ariana.
—Dejaremos el que está cercano al Sporting para fines
especiales ¿les parece? — refirió Calixta.
—Excelente idea, Cali. — apoyó Pia. — y tendrás a cargo esta
tarea hermosa. Ahora con respecto a lo que señaló Martina, dos de nosotras
tenemos ya una familia y nos quedan ustedes cuatro por lo que nuestros bienes
patrimoniales quedarán intactos tal cual han permanecido hasta hoy. También
está la decisión que no es menor de Laura y Tania en dar su consentimiento
oficial a Magnolia y Ehnor como sus dominantes y con ello, nos está quedando
Ari y Cata concerniente a un compromiso que pactamos hace mucho tiempo y estamos
muy cerca del plazo final que se nos dio. Ahora más que nunca debemos estar
unidas y enfrentar el último obstáculo para ser libres de una vez por todas.
—Con respecto a lo que has dicho Pía, ustedes ya saben mi
parecer — reafirmó Martina. — No renunciaré a Laura y obtendré su
consentimiento cueste lo que cueste.
—Estoy en la misma postura que Martina— sostuvo Alexandra. —
No cambiaré de parecer sobre Tania y a diferencia de ustedes, no tengo un
apellido que perpetuar porque mis hermanos cumplieron ese objetivo y, sin
embargo, empeñé mi palabra y la pienso cumplir. Será solo con ella con quién me
planteé formar mi propia familia.
—¿Y ustedes? — inquirió Bezanni tras escuchar las respuestas
de Ehnor y Magnolia.
—Digamos que el tema es complejo y al igual que todas hice
una promesa aquel día— fue el turno de Catalina en dar su opinión. — Por algo
accedí a congelar mis óvulos pensando en tener una familia o descendencia como
quieran llamarle y sí, tengo una candidata en mente y de llegar a un acuerdo acucioso,
concretaría dicho anhelo.
—¿Vas por Paula? — preguntó sin miramientos Ariana.
—Precisamente — admitió Cata sin cortarse un ápice. — Ya
hemos tenido algunos acercamientos significativos y como le comenté a Alex, estoy
afinando unos cuantos detalles y pronto será toda mía.
—¡Wow! — exclamó sorprendida Banzer de las intenciones de su
amiga.
—¡No has perdido el tiempo Minard! — soltó complacida Pía—.
¡Te felicito!
—Jamás dejaría escapar un buen partido como ese— aclaró
suelta de cuerpo Minard— es un mujerón que no me dejó indiferente cuando la
conocí en el hotel y me tomó tiempo y trabajo ir tejiendo mi telaraña para
atraer a mi presa favorita.
—Eres muy astuta, querida mía. — elogió contenta Calixta.
—Aprendí mucho de ti, encanto — develó Cata. — Nunca olvidé
tus consejos y tu forma de actuar cuando conociste a Patricia por primera vez.
Fue una lección sublime de cómo atrapar con astucia a tu presa. No por nada te
conocen como la sirena en el mundo del sado. El poder aplastante de seducción (hacia
la parte sumisa) y autoridad que tienes incluso con nosotras.
—Eres una aduladora. — protestó sonriente Bezanni. — Más
aprecio el cumplido viniendo de ti.
—No es por desmerecernos en absoluto — respaldo Ariana a su
amiga. — Y tal cual ha dicho Cata, eres el cerebro detrás de nuestra familia y
de cada decisión que hemos tomado ¿O estoy equivocada Bezanni?
—Lo soy — afirmó con propiedad aquella morena dominante y
viéndola fijamente, añadió — Ustedes son mi familia y merecen lo mejor de mí, y
por lo mismo busco que respondas Banzer lo que preguntó Pía.
—Eres tan intransigente mi amor, cuando te pones en modo
mandona — refunfuñó de mala gana Ariana. — y te responderé con total honestidad:
no hay hasta el momento una sumisa en todo este tiempo que cumpla los
requisitos que busco para una compañera de vida. Candidatas ha habido y muchas,
pero diciéndolo de este modo para no ser grosera, les falta pasta y
consistencia para seguirme el ritmo ¿tú me endientes? Necesito una mujer de
carácter y no ternucha a morir como Pati y Luci. Lo mío es otra cosa, me encanta
una mujer que me de batalla y haga que salgan mis garras al instante ¿me hago
entender? Hasta que no aparezca, me quedan dos años para el plazo final.
—¿Segura que eres dominante? — provocó Cata burlonamente.
—¡Por supuesto que lo soy cariño! — refutó altiva Ariana. —
Y te consta cuan dominante puedo ser y si busco una mujer atrevida y afín a mi
personalidad es porque voy a azotarla hasta que no pueda levantarse en una
semana y más ¿queda claro mi punto?
—¡Chizzzzzz! — silbó Minard a morir.
—¡Qué horror! — exclamó divertida Alexandra viendo a su
compañera. — ¿Y me dicen a mí que soy terrible? (de pronto recordó algo) Sabes,
puede que tenga a una persona así en mente para ti.
—¿Quién? — fue la pregunta hecha en forma grupal e
instantánea al mismo tiempo.
—Por lo visto la curiosidad mató al gato, pero no a ustedes
— repuso divertida Alexandra.
—¡Al grano, Mirelles! — instó la propia Banzer.
—Cathy — develó Alexandra. — ella se ajusta a lo que tú
estás buscando. Tiene un carácter terrible y no le consciente a nadie que se
sobrepase con ella y hay varios compañeros de trabajo que se lamentan hasta el
día de hoy haberle dicho cosas subidas de tono o bromeado en doble sentido.
—¡Descríbemela! — demandó Ariana un tanto intrigada.
—Una mujer relativamente alta, 1,70, trigueña pero no es
morena, cabellos rizados, ojos marrones, labios gruesos y bien delineados como
a ti te gustan. — Describió físicamente Alexandra a su empleada. — No es flaca,
sino más bien diría muy musculada sin exagerar. Tiene bien trabajado su cuerpo
ya que se lo pasa en el gimnasio en su tiempo libre y gracias a eso tiene unas
piernas de lujo y un trasero bien paradito por lo que varios han querido manosear
ganándose una fractura y casi la amputación de tú sabes qué ¿te interesa?
Antes que Banzer respondiera, otra persona se adelantó en
hablar…
—¡Alex querida! — habló Calladrie.
—Dime, Pía — contestó ésta.
—Espero que mi hija no te escuche alabar tan efusivamente el
cuerpo de otra mujer— Amonestó severamente Calladrie, en modo madre gallina.
—¿Cómo se te ocurre? — defendió al instante Mirelles— solo expresé
lo que han visto mis ojos que ciega no soy y te aclaro que no tengo interés
alguno en Cathy porque es mi empleada y es joven. Te consta que solo bajé la
guardia con Tania nada más.
—¡Me parece! — alabó la respuesta Pía de parte de su mejor
amiga.
—¡Cuando dices joven! — indagó la propia Ariana— ¿a qué edad
te refieres?
—Cathy tiene 29 años — respondió Alex.
—¡Um! — meditó un tanto las cosas Banzer. — Igual hay una
diferencia significativa de años. De todos modos, haz los arreglos para conocernos.
No pierdo nada con verla.
—¡Esa es la actitud Banzer! — elogió Bezanni. — Algo me dice
que será provechoso para ti. Estoy más que segura que ella encaja con tu
perfil.
—¡Ya veremos Bezanni! — adujo Ariana — si estás en la razón
o no.
—¿Te parece si me acompañas este lunes al hotel? — preguntó Alexandra.
—Se supone que nos quedaremos una semana con Cali y eso
quiere decir hasta el miércoles — mencionó Ariana sacando cuentas. — sí es por
el día, te acompaño.
—Descuida que será por el día ya que también estaré con
ustedes aquí— acotó Mirelles. — independiente de mi trabajo. Quiero pasar
tiempo con ustedes y con Tania.
—Lo que me lleva a pensar, mi Alex — intervino Calladrie cuidadosa
y oportunamente. — Que es hora de plantearte tener una casa aquí en Viña cerca
de todas nosotras. Estoy consciente que Olmué es tu terruño dónde naciste y te
criaste, pero tu familia está acá; tu compañera de vida estará aquí y en cuanto
al trabajo puedes administrarlo desde acá y presencial cuando se requiera.
También podemos apoyarte con el negocio. Además, que no es la única inversión
que tienes, está lo de Miami y lo manejas por remoto hasta ahora y con gusto
podemos buscar nuevos horizontes y dónde invertir ¿no es así mis amores?
—Pía está en lo correcto— apoyó Martina. — Tenemos pensado escalar
en las inversiones desde China (exportación) y traer productos al país y tu
área es el comercio exterior ¿no es así chica linda?
—Es lo que estudié — respondió Mirelles. — lo complemente
con administración de empresas. Pero mi casa está ya en Limache.
—Y yo tengo el sitio perfecto para construirte una casa acá
en Viña — intervino Calixta. — y el trabajo correría por mi cuenta.
—Nosotras nos encargaremos de decorarla y amoblarla — fue el
turno de Catalina en hablar. — Con Ari, nos haremos cargo de esa parte.
—En cuanto a tu casa, me encargaré con Cali de verle
comprador — refirió Pía. — Y con gusto solventaré todos los gastos de materiales
que se requiera para tu nueva casa ¿qué dices?
—¡Alto! — protestó Alexandra incómoda sobre el asunto. — No
busco que se ocupen de mis necesidades. Además, debo pensar las cosas una vez
que presente el informe a mis padres y decidir si quiero y puedo hacerme cargo
del hotel en forma definitiva ¿chicas por qué hacen esto ahora?
—No es de ahora, amor — señaló Calladrie. — llevamos un
tiempo observando y viendo lo que te consume el hotel al punto de no tener vida
y nos costó un mundo hacer que vinieras a Viña en marzo después de un año intentándolo.
Te adoro con todo mi corazón y no estoy dispuesta a verte de ese modo por lo
que decidimos entre todas hacer planes y traerte de una vez por todas a nuestro
lado y más ahora que estás unida a mi hija ¿lo comprendes Alex?
—Es más, nosotras estamos en conversación por medio de
abogados para comprar el hotel a tus padres y si ellos están dispuestos a
venderlo — reveló Calixta viendo aquellos ojos miel de Mirelles que se habían
dilatado ante los planes de sus amigas. — Una vez que tengan el informe final
de tu parte.
—De resultar favorable esta transacción y dependiendo del
resultado de tu informe, habría muchos cambios que hacer de personal idóneo
para hotelería — enfatizó Catalina. — con experiencia y estudios acorde a lo
que vamos a necesitar. Ten presente, Alex, que esto sería un negocio familiar
en dónde todas nos vamos a involucrar equilibrando la carga y responsabilidad
¿qué piensas tú?
—De verdad me han sorprendido — respondió Alexandra pasando
sus manos por su cabellera. — reconozco que he estado inmersa estos tres años
en la tarea que me encomendaron mis padres y descuidé cosas valiosas para mí,
como son ustedes y mi tiempo.
—Alex, cariño quiero que entiendas que nosotras somos tu
verdadera familia y siempre estaremos para apoyarte — sentenció Ariana, besando
la mano de su amiga. — al igual que lo harías tú por cualquiera de nosotras.
Así que, ¿aceptas nuestros términos Mirelles?
—Yo nunca he podido decirles que no a ustedes, mi familia —
accedió finalmente Alexandra, pasando su mano por su nuca, un tic propio de
ella cuando siente que cede su control.
—¿Entonces? — insistió la rubia presionando los límites de
su mejor amiga.
—Ustedes ganan — demitió Alexandra mordiendo su labio.
—Aclaremos las cosas mi querida Ehnor — argumentó Bezanni
siendo intransigente ya que la ambigüedad no estaba en su vocabulario. — desglosa
tu respuesta en referencia a nuestros términos expuestos.
—¡Caramba! — protestó Alexandra que sentía que la
acorralaron sin dejarle escapatoria y en un suspiro soltó esa tensión para
responder como le corresponde. — ¡Bien Bezanni! Sí a venirme a vivir con todas
ustedes, sí a tu propuesta de construirme una casa acá, sí a la petición de Ari
y Cata, también sí al requerimiento de Martina y, por último, sí a lo que has
solicitado Pía ¿Contentas ahora?
—¡Fantástico! — exclamó una complacida Calladrie, que tenía
todo en su lugar tal cual precisaba y al igual que Bezanni, era un hueso duro
de roer.
En verdad, todas son terribles en ese aspecto porque forma
parte de su esencia como dominantes, el control es su segunda piel.
—En vista de que todo resultó de acuerdo con nuestros planes,
las invitó a que vayamos a desayunar o tendré problemas con Pri dado que hace
diez minutos me envió a buscarlas — señaló Calixta observando el reloj. — Y me
gusta cumplir con los acuerdos de mi avecilla.
—¡Cómo nos cambia la vida Bezanni! — bromeó Cata fiel a su
personalidad. —Ahora estás rodeadas de muchas mujeres hermosas que atender.
—No lo cambiaría por nada, Cata — respondió sonriente
Calixta. —Eso sí, debes corregir eso de mujeres ya que te recuerdo que contamos
con la presencia de Álvaro en esta familia y no lo podemos excluir ¿no es así
Pía?
—Por supuesto que no — concordó Calladrie golpeando el
hombre de Minard a modo de reprimenda. — Mi hijo es todo un caballero y muy
maduro para su edad.
—Me consta — aseguró Martina mientras caminaban por el
pasillo. — Tuvimos charlando de varios temas.
—Y hablando de chicos — intervino Ariana meditando en algo
en particular. — ¿a qué hora llega Carlina?
—En una media hora más — repuso Calixta viendo su reloj de
pulsera.
—Vanessa ha estado preguntando por ella desde hace un rato —
indicó Pía un tanto pensativa. — al parecer han forjado una amistad muy
profunda entre las dos.
—Se criaron juntas, amiga mía — confirmó Alexandra. — desde
niñas y era inevitable ya que el lazo de amistad de sus madres es muy fuerte y
más con lo que nos contó Calixta.
—Es verdad — convino Pía.
—Chicas, creo que hemos pasado por alto un pequeño detalle —
mencionó Catalina sacando cuentas.
—¿Qué sería? —Instó Calixta interesada en lo que podría
decir su amiga, ya que es conocida por estar un paso adelante y ser quién planifica
en la familia.
—Corríjanme si me equivoco — inició su explicación Minard. —
Nosotras somos seis ¿no es así?
—Lo somos — contestó Ariana. —¿cuál es tu punto con eso?
—¡No comas ansias Banzer! — amonestó Catalina. — déjame
terminar mi explicación. Esta casa e incluyendo las otras cuatro (Banzer,
Calladrie, Farkless, Minard) están diseñadas con diez habitaciones. Cada una de
nosotras tiene su propia habitación y nos deja cuatro para invitados. Ahora,
viene lo interesante, tenemos cinco nuevos miembros en esta familia y una le
pertenecerá a Álvaro y nos quedan las chicas y tres habitaciones. No sabemos
qué decidirán Laura y Tania. Creo que tendremos que verlo pronto y fijar turnos
para cada casa y no cargar la mano de los empleados de Cali ¿no les parece?
—¡Muy cierto! — convino Ariana viendo a las demás. — en mi
propiedad puedo extenderme con 2 habitaciones más, pero tomará unos tres meses
construirlas y será en primavera no ahora en invierno. Lo ideal sería que cada
uno tenga su propia habitación y dejar una extra.
—No teníamos previsto este inconveniente — expuso Calixta
reflexionando en lo dicho por Minard y un tanto disgustada por escapársele este
detalle. — Deberé resolver este asunto cuanto antes.
—Tal como mencionó Ari, no podemos hacer nada ahora en
invierno Cali — concordó Pía tras meditar también en el asunto. — Lo que si
concuerdo en que deberemos rotarnos porque ahora más que nunca las quiero cerca
a todas ustedes y no es una opción ¿se entiende?
—Son tan dominantes tú y Bezanni — se mofó de lo lindo
Catalina haciendo gestos con sus manos. — que sería tirado de las mechas,
decirles que no.
—¿Le tinca una semana a cada una? — sugirió Farkless,
sacando sus cálculos al respecto y viendo los arreglos que debía hacer ella
misma más adelante.
—Es la opción más viable para todas nosotras — respaldo
Ariana. — ¿qué opinan las demás?
—Lastimosamente puedo solo apoyarlas ya que no cuento con
una casa acá por el momento — planteó Alexandra su punto.
—Para más adelante, querida mía —repuso Pía.
Iban a continuar hablando cuando salió a su encuentro
Patricia y Lucia con cara de una explicación porque se habían detenido en el
pasillo a zanjar el asunto de las habitaciones extras y olvidaron lo
fundamental, desayunar y el tiempo.
—¡Ups! — exclamó Alexandra viendo a las demás. — Nos
olvidamos de que esperaban por nosotras.
—Creo que tendrás que llegar a un acuerdo compensatorio con
Pati, mi querida Cali — sugirió la rubia dominante rascando su barbilla ante la
mirada intimidante de Vidal y Quiroz. —Hemos cometido un descuido.
— Estoy meditando en ello — afirmó Bezanni viendo los ojos
de su avecilla. — Deberé hacer concesiones con Pri y de seguro con mi pajarito,
también.
—¡Es duro la vida en familia! — soltó Catalina a expensas de
sus dos amigas y con una mirada burlona, añadió. — Pero ya es muy tarde para
ustedes.
—Te apoyo encanto — concordó Ariana con la misma malicia en
sus ojos. — Es tan jodidamente desconcertante.
—¡Buenos días, chicas lindas! — por el contrario de sus dos amigas,
saludó Martina llegando al lado de aquellas mujeres.
—¡Buen día! — correspondieron el saludo Vidal y Quiroz sin
dejar de ver a sus dominantes seriamente.
—¡Aduladora! — recriminó Calixta al comprobar la artimaña de
su compañera y amiga.
—Sigo tu consejo Cali, cariño — enfatizó la pelirroja
coqueta. — ganando puntos con la amabilidad.
—¡Excelente plan! — argumentó Alexandra más que divertida. —
¡Buenos días hermosas!
—¡Buenos días, Alex! — correspondieron el saludo Patricia y
Lucia.
Tan solo un cruce de miradas entre la morena y la rubia y
encogimiento de hombros asumidas que serían las únicas que saldrían perjudicas
ante el descuido frente a sus sumisas.
—¡Maravilloso! — exclamó consternada la rubia Calladrie. —
Hemos sido dejadas a nuestra suerte por nuestra propia familia.
—Eso se llama…lavarse las manos como Poncio Pilato — recriminó
Bezanni, que enderezó su postura y prosiguió hidalgamente al encuentro de su
avecilla. —Pri, me disculpo por la tardanza y es que estábamos inmersas en
planificar modificaciones que debemos efectuar ahora que nuestra familia ha aumentado
considerablemente.
—Me sumo a lo dicho por Cali — expresó Pía a modo de
disculparse por la demora en reunirse a desayunar en familia. —Hay menesteres
de los cuales encargarnos y que no estaban contemplados en su momento. Es deber
nuestro como dominantes ocuparnos de procurar las necesidades básicas, físicas
(atenciones en la parte sexual) y arreglos para el bienestar de los nuestros.
Espero lo entiendan y sepan que procuraremos estar más atentas a sus deseos y
lo de hoy no volverá a ocurrir.
—Se entiende — adujo Patricia viendo a los ojos de su señora
y compañera. — solo pediría que el margen de tiempo sea menor para no ir en
desmedro de la convivencia con nuestros hijos.
—De mi parte te pido, mi señora que respetes este tiempo con
los chicos ya que les inculqué desde niños a respetar los horarios de
alimentación tal cual me enseñaste en su momento — recriminó Lucia viendo
seriamente a la rubia dominante. — ellos valoran esa instancia compartida con
la familia por sobre muchas otras cosas. ¿lo entienden ambas?
—Perfectamente — afirmó Calixta viendo a su pareja. — No se
volverá a repetir lo de hoy y buscaremos el modo de remediar con nuestros hijos
ese tiempo perdido. Me comprometo a ello, Pri.
—Gracias — dijo Patricia tomando del brazo a su señora. —Por
entender.
—Patricia — habló Calladrie.
—Dime — repuso ésta.
—Después quiero hablar contigo y Cali a solas — señaló Pía. —
Hay un tema pendiente entre nosotras que deseo dejar zanjado, una vez que haya
llegado Carlina ¿te parece?
—De acuerdo — aceptó Patricia.
—Le avisaré a Cali cuando tengamos esa conversación — expuso
Calladrie. — ¡Vamos Luc! No hagamos esperar más a nuestros hijos.
Sin más palabras de por medio, las cuatro mujeres se
encaminaron a unos cuantos pasos para entrar al comedor principal dónde les estaban
esperando no solo sus hijos, sino toda la familia completa. A excepción de una
sola persona.
Cada vez, se iban acortando las distancias y cerrando
caminos para reunir en un solo lugar el sueño que abrazó un hombre desde el día
en que sostuvo en sus brazos a su única heredera y vástago.
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