Polos
opuestos (One shot)
Capítulo 2
En un momento
de completo absoluto cansancio tanto físico como mental. La joven Briceño dejó
todo de lado lo que estaba haciendo. Estiro su cuerpo hacia atrás del respaldo
de la silla y cerró sus ojos por unos instantes.
Nunca pensó
que este trabajo o práctica demandara tanto esfuerzo y concentración porque
desde que llegó hace una semana no había levantado cabeza y su horario la
estaba consumando por completo. Llegaba a eso de las 8:30 y se marchaba a las
6:30 y la verdad pasaba más en el trabajo que en casa.
Y qué decir
de algo de diversión si hasta los sábados debía ir y en esperar a su madre que
cumpliese su jornada terminaba saliendo al mismo horario de siempre. Sabía que
debía sacrificar parte de su tiempo y algunas cosas hasta finalizar ese periodo
de prácticas para poder alcanzar su objetivo principal al igual que cientos de
jóvenes lo hacen en sus inicios y después disfrutar del fruto de ese esfuerzo.
Aun así estaba muy optimista de que todo tendría que salir como lo había
planeado y es que estaba poniendo todos sus conocimientos adquiridos en los
años de universidad y al parecer las cosas iban viento en popa. Eso es lo que
se podría decir en su objetivo principal como futuro profesional.
No obstante,
en su segundo objetivo, el personal…ahí la cosa no tenía ni pies ni cabeza como
tampoco iba para ningún lado ya que cometió la locura de poner sus ojos en
quién no debía. Más que eso, puso la mira en la mujer más arisca de todas y que
sabía ser muy evasiva. Que no se alteraba bajo ninguna insinuación o coqueteó
estudiado de su parte y sumado a eso, ya tenía trayectoria de vida en su cuerpo
y se sabía de sobra las mañas y tácticas que suelen emplear las jóvenes cuando
entran en plan de conquista. Ya de eso tenía mucho que decir cuando visitaba
antros del puerto en compañía de amigas muy cercanas y había visto cada cosas
que ya a esas alturas nada le asombraba al contrario eso mismo la había vuelto
quisquillosa y cínica con el paso del tiempo. No se creía el cuento de amor a
primera vista, rayos y relámpagos hormigueando por todo el cuerpo, mariposas en
el estómago o parálisis cronológica. Nada de esas patrañas iban con la
personalidad y carácter de Alexandra Mirelles.
Y en verdad,
tenía a la joven Briceño tomando un trago amargo por ratos y es que le estaban
dando casi con la puertas en las narices a sus tácticas de seducción.
─ ¡Pamplinas! ─ se quejó Tania tomando su cabeza con las dos
manos. ─ ¡Recuérdenme por qué decidí tirarme por el precipicio!
─ Otra vez hablando sola ─ se escuchó decir a sus espaldas.
En el acto
Tania, se giró sobre su silla y descubrió a su mejor amiga apoyada sobre el
marco de la puerta con una cara de burla a más no poder.
─ Eres tú ─ dijo Tania. ─ ¿qué haces acá Laura?
─ Vine a buscarte para que vayamos
juntas almorzar ya son las dos ─ respondió Laura. ─ Y a juzgar por tu cara y por como
hablas sola, otra vez no te paró bola la tal Mirelles.
─ No ─
confesó
Tania, levantándose
de su asiento. ─ Me tiene dando vueltas como idiota.
No la veo más
que un rato en la mañana y antes de irme a casa. Cada vez que debo entregarle
documentos para que los firme, pone cien cerrojos cerca suyo y cuando alcanzo
solo acercarme un poquito a ella, alza su ceja cual espada a punto de darme una
estocada y no logro sacarle ni una sonrisa. Me está volviendo loca.
─ Jajaja ─
se burló
Laura. Sobando la espalda de su amiga para confortarla. ─ Te lo advertí que no iba a ser fácil y tú sigues tan empecinada en conquistarla. Y la verdad no
puedo entender porque habiendo tanta variedad en el tanque para escoger a una
buena presa. Tienes que precisamente poner la mira en una mujer complicada y
ene mayor que tú.
Realmente eres masoca, Tani.
─ No es cualquier mujer ─ corrigió Tania. ─ Es la mujer que me gusta.
─ Espero que solo sea un gusto y nada más, amiga ─ criticó Laura moviendo su cabeza. ─
Y esa fascinación
por esa mujer se vaya prontito.
─ Se supone que eres mi amiga ─ refutó Tania viéndola con ojos dudosos. ─
que estás
para apoyarme y no para tirarme el avión abajo. ¿Acaso yo interfiero en tus conquistas?
─ Obviamente que no ─ respondió Laura. ─ Pero las amigas estamos para decirnos
las verdades como son y no andar con santos tapados.
─ Es de esperar que sea así la amistad ¿No? ─
Inquirió
Tania, levantándose
de su
asiento y guardando su móvil en el bolsillo de su pantalón. ─
Vamos a comer algo.
─ ¡Al fin dices algo bueno! ─
dijo Laura sobando su abdomen. ─ Ya muero de hambre. Y por cierto… ¿Dónde está el ogro de tu jefa?
─ No tengo la menor idea ─ respondió Tania cerrando la oficina. ─ Salió hace como una hora y como te dije, no le veo ni las
narices.
─ ¡Cierto! ─ exclamó Laura recordando lo dicho y sacando
conclusiones, añadió. ─
Tal vez sea su estrategia de enfriarte y se te pase esa calentura que te dio
con ella. Eso ha de pensar la tal Mirelles para andarte por las ramas y no
aprovechar la oportunidad de «comer pasto tierno »
─ ¡Qué vulgar Tello! ─ reprendió con burla Tania.
─ ¡Ay no te hagas la muy muy! ─
repuso Laura. ─ Mira que tú y yo hemos escuchado cosas peores en
la U. Y para que estemos con rodeos es bien raro que a una mujer madura no le
guste comerse a una jovencita. Si a ésas rabo verde les encanta lo tiernito.
─ Oye tú le quitas todo el lado romántico al asunto ─ dijo Tania que sonría ante las demencias de su amiga que era muy directa para
decir lo que pensaba. ─ Cuando uno conquista no puede ser tan
vulgar de solo pensar llevártela a la cama. Debe haber su previa
de un tiempo antes de eso ¿No te parece?
─ ¡Ay sí cómo no! ─ contradijo Laura que bajaban por las
escaleras. ─ Si todos los que conocí en la U hubiesen pensado así, no habrían unas cuantas con un domingo siete
(embarazo jerga chilena) a cuestas.
─ Por unos pocos no se condena a todos
Laurita ─ Criticó Tania dándole unos golpecitos en el hombro. ─ En ese tiempo dudo mucho que estén pensando en sentar cabeza. ¡Hello! Estamos en pleno siglo 21, loca
y ya te pareces a mi abue (diminutivo de abuela) ¡Que ortodoxa eres para tus cosas!
─ ¡¿O sea tú sí lo estás pensando?! ─ preguntó casi espantada Laura que se detuvo
justo cuando llegaban a la planta baja.
─ Yo no he dicho tal cosa ─ respondió Tania que continuó caminando hacia fuera del edificio.
─ Pero dijiste que ibas hacerla tu
mujer ¿O
estoy loca? ─ inquirió Laura que tuvo que correr para
alcanzarla y prosiguió con el interrogatorio. ─
Que creías
en esas patrañas
del destino y todo ese cuentito y que ella había nacido para ti. ¿Qué fue todo eso entonces? ¡No es un indicio que estás pensando sentar cabeza con esa
mujer!
─ No estás loca ─
contestó
Tania sonriéndole
descaradamente. ─ Lo dije y lo sostengo.
─ ¡Vez que tengo razón! ─ protestó Laura. ─
Estás
enamorada de esa mujer y lo único que te falta es que me salgas con la sandez de
decirme que es el amor de tu vida.
─ Yo solo dije que Alexandra Mirelles,
me gusta y mucho ─ aclaró Tania sin perder su sonrisa. ─ Pero en ningún momento hable de estar enamorada y menos pensar en que
ella fuera el amor de mi vida. ¡Por favor Laura! Gustar en nada más que eso. Un rato y si las cosas
funcionan, bien.
─ ¡No me la puedo creer! ─
chilló
Laura. ─ ¿O sea que quieres pasar un rato con la tal Mirelles nada
más?
¡Vaya! Ya comenzabas a preocuparme, tonta.
─ Por el momento sí ─ respondió sinceramente Tania que sonrió a un par de jóvenes que se estaban acercando a
ellas. ─ Solo tengo planeado conquistarla nada
más.
¡Ya veremos después!
No hubo
tiempo para que Tello pudiera hacer sus descargos porque los jóvenes ya estaban
muy cerca de las dos.
─ ¡Hola chicas lindas! ─ saludó un muchacho rubicundo de ojos claro. ─ Quiero presentarles a Pablo que es un nuevo salvavidas
que se incorporó y
que estaba deseoso de conocerlas.
─ Un gusto Pablo ─ dijo Tania y fue la primera en saludarlo. ─ ¡Bienvenido a la empresa! Soy Tania.
─ Gracias por recibirme tan bien, Tania
─ repuso coqueto Pablo sin dejar de
verla a los ojos.
─ ¡Cof…Cof! ─ carraspeó Tello viendo con malicia a su amiga.
─ ¡Oh lo siento! ─ Se disculpó Pablo. ─
¿y tú eres?
─ Soy Laura ─dijo Tello.
─ Mucho gusto ─ saludó Pablo besando la mejilla de la joven a modo de disculpa.
─ ¿Dónde van chicas? ─ preguntó el rubio.
─ Gerardo ¿Dónde más a estas horas? ─ siseó un poco Laura. ─ Al casino porque aún no es hora de ir a casa creo yo.
─ ¡Ay qué pesa! ─ exclamó el susodicho. ─ Siempre tan tú.
─ Sí tan yo ─
dijo algo antipática
Laura. ─ ¿Nos vamos Tania?
─ ¿Por qué no vamos los cuatro? ─
preguntó
Gerardo. ─ No tenemos nada qué hacer en este momento.
─ Por mí, no hay problema ─ respondió Laura y viendo a su amiga. ─ ¿Y tú?
─ Ninguno ─ contestó ésta.
─ ¡Vamos entonces! ─ indicó Gerardo. ─ Sabían que hay rumores de que una de las jefas de…
Se inició
entre los cuatro un tema de conversación mientras caminaban hacia el casino del
personal. Estaban inmersos en el chisme que contaba Gerardo que cuando entraron
causaron asombro en algunos de los comensales que los vieron y disimuladamente
cuchicheaban entre ellos.
─ ¡Esto está repleto! ─ señaló Gerardo. ─ habrá que hacerse de paciencia y esperar que desalojen una
mesa para que podamos estar los cuatro.
─ No queda de otra ─ comentó Laura que repasaba todo el sitio con la mirada y de
pronto dijo. ─ ¡Y hablando del diablo! (Dándole un pequeño codazo a su amiga) Mira a quién tenemos en la mesa cinco.
─ ¡Um! ─ exclamó Tania viendo hacia la mesa cinco.
Al mismo
tiempo que su mirada se enfocaba en la mesa. Una de esas personas también
posaba sus ojos sobre la persona de Briceño. Y esos ojos miel le quedaron
viendo de un modo muy peculiar. No hacía falta decir que su jefa
estaba precisamente en el casino.
Fueron unos
segundos de escudriño bien intenso por parte de aquellas dos mujeres y ninguna
bajaba la intensidad de la mirada como desafiándose entre ambas. Queriendo
probarse algo la una a la otra.
Entre risas y
cotilleo de parte de las que estaban con Mirelles. No dejaban de molestar a la
jefa de finanzas y de mirar en dirección dónde se hallaban los cuatro jóvenes.
Hasta que decidieron acabar con lo que estaban haciendo y se pararon todos
quienes estaban en dicha mesa y fueron a dejar sus respectivas bandejas en el
sector de bajilla.
─ ¡Al fin se van! ─ exclamó Gerardo viendo a la mesa cinco. ─ ¡Qué bueno! Son arto antipáticas esas viejas.
─ Que no te escuchen ─ mencionó Laura. ─ Porque esas son peso pesado aquí y en especial la jefa de Tania.
─ ¿Mirelles es tu jefa? ─
preguntó
Gerardo sorprendido. ─ No sabía que habías sido tú, quién dejo con la boca cerrada a la gruñona de tu jefa. ¡Te vas a volver una leyenda! Esa vieja
es una de las más
perras de esta empresa.
─ ¡Gerardo! ─ protestó Laura.
─ ¿Qué pasa conmigo? ─ preguntó el chico.
─ Vienen para acá ─ murmuró a dientes apretados Laura haciendo señas con los ojos además. ─
Que no te oigan.
Antes de que
pudieran decir más, los cuatro se fueron directo a la mesa cinco y en el
trayecto se toparon con las jefas de áreas. Tello, jaló del brazo al rubio para
mantenerlo a raya yendo delante de los otros dos. A su vez, Briceño retraso el
paso a propósito y quedo relegada de los demás. Una sonrisa cínica brotó de los
labios de las mandamases y miradas burlonas eran lo que se daban entre sí.
Por su parte,
unos ojos negros no dejaban de observar a la figura que venía contraria a ella.
Su mirada se paseaba a lo largo de toda la humanidad de la mujer de cabellos
cortos. Deteniéndose en la parte superior de su cuerpo. Llamaba la atención lo
bien que le quedaba esa blusa blanca con las mangas remangadas a la
altura de los codos. Manos en los bolsillos de sus pantalones y esa mirada
retadora que le indicaban que había conseguido hacerla reaccionar nuevamente al
igual que el día de la entrevista.
Ambas
caminaron sin apartar los ojos la una de la otra…Uno, dos, tres y cuatro pasos
hasta que convergieron en el punto que ambas estaban de lado la una de la otra
y viéndose por el rabillo de sus ojos, no se dejaban de desafiar…
─ Recurriendo a un plan B ─ murmuró Mirelles al pasar a su lado. ─ ¡Briceño!
─ ¿Celosa? ─ inquirió con pica Tania sin dejar de verla a
los ojos.
─ ¡¿De ti?! ─ exclamó Alexandra mirándola por sobre el hombro. ─ ¡No me hagas reír niña!
─ ¡Qué mal! ─ dijo Tania retándola con una sonrisa muy amplia y
coqueta. ─ Tú reacción me dice lo contrario…Alex.
No habían
terminado de pasar una frente a la otra cuando ambas detuvieron sus pasos y de
parte de Briceño, ladeó su cabeza y quedo viendo a su costado izquierdo y al
contrario de Mirelles que volteó a verla y su cara ya no era de altanería sino
se descompuso en el acto tras oír lo dicho por su subalterna. Su mirada se
volvió dura y su rostro estaba rígido.
─ Ya que eres tan graciosita para tus
cosas ─ masculló seca Alexandra. ─ te aconsejo que la hagas corta porque te espera mucho
trabajo a tu regreso.
─ Tal vez quieras acompañarme y asegurarte de que siga tus
ordenes al pie de la letra ─ incitó Tania sonriendo aún más y con una mirada tierna de niño lastimero. ─ Y no haya retraso en tu pedido.
─ ¡No sigas por ese camino chiquilla! ─ advirtió Alexandra apretando uno de sus puños. ─
Puedes arrepentirte y hacerte que tu madre se lamente de su decisión.
─ No tendría por qué ─ repuso Tania, quién se giró por completo para ver a su jefa. ─ Y no creo que pueda arrepentirme porque recién estoy relacionándome contigo, Alex…Digo profesionalmente hablando.
─ ¿Tienes una mínima idea en lo que te estás metiendo al provocar una persona de
ese modo? ─ preguntó molesta Alexandra, haciendo gesto con
sus dedos en referencia a la pequeñez y acercándose lo más posible para que no las oyesen. ─ Podrías perder mucho más que la pega.
─ ¡Y por eso tendría que salir huyendo! ─
respondió
Tania casi pegada su jefa. ─ No tengo miedo de ti, Alex.
─ ¡Pues deberías! ─ susurró muy cerca del oído de Briceño. ─
Quedaste bajo mi cuidado y tú ni siquiera sabes quién soy en verdad.
─ Eso es precisamente lo que intento
averiguar ─ provocó Tania con un timbre de voz muy
sensual. ─ conocerte en profundidad Alex.
─ ¡Si vas a jugar con fuego hazlo a ganador! ─ amenazó Alexandra viéndola con malos ojos. ─
¡Prepárate a perder!
─ Lo haré con gusto ─ sisó Tania con esos ojos negros burlones y coquetos. ─ ¿cuándo tú quieras?
─ No esperes a salir sin rasguño Briceño ─
advirtió
Mirelles sujetándola
del brazo. ─ No quiero lloricas conmigo. Te lo
dije bien claro ese día.
─ Descuida ─ adujo Tania volviendo a sonreír una vez más. ─
No lo voy a olvidar. Lo tendré muy presente.
─ Perfecto entonces porque acabas de
restarle tiempo a tu colación y cuentas con 15 minutos nada más ─
ordenó
sin asco Alexandra. ─ Verás que tendrás todas las de perder Briceño.
─ Como tú digas ─
acató
Tania.
─ ¡Date prisa! ─ decretó Mirelles y girándose sobre sus talones para largarse.
─ Espera ─
llamó
Tania.
─ ¿Qué sucede ahora? ─ preguntó fríamente Alexandra.
─ Tania es mi nombre ─ indicó la joven. ─ ¡Es bueno que vayas practicando!
─ ¿Y eso sería por? ─ indagó cruelmente Alexandra.
─ Si vamos a jugar deberías hacerlo desde ya ─ provocó Tania sin cortarse un ápice. ─
Me gustará
escucharlo de tus labios cuando estemos en algo más privado ¡digo yo!
─ ¡Grrrr! ─ fue el gruñido que brotó de la garganta de Mirelles cuando el
coraje la sobre paso y con una mirada asesina se dio la media vuelta y se largó del casino.
Por su parte
aquellos ojos negros no dejaron de verla con total chispa y entusiasmo al igual
que lo hace una persona que acaba de recibir la mejor de la noticias casi como
sacarse la lotería. Y sentía que su dicha irradiaba tal magnitud que
todo el lugar comenzaba a elevar su temperatura.
─ ¿Es mi idea o hace calor aquí? ─
se preguntó
para sí
Tania. Que se giró de igual modo y fue hasta la cocina a buscar sus
alimentos.
Se acercó a
la ventanilla y pidió al cocinero un poco nada más del menú y más ensalada
porque le restaba muy poco tiempo para probar bocado. Con bandeja en mano se
acercó a la mesa cinco y fue recibida por sus disque nuevos amigos.
─ ¿Qué fue lo que dijo la gruñona de tu jefa? ─ preguntó Gerardo. ─ Porque tenía una cara de que te mataba ahí mismo.
─ Ella dijo que solo contaba con 15
minutos para almorzar porque me espera mucho trabajo ─ respondió a su modo Tania. Viendo su reloj. ─ Y, a decir verdad, ya me quedan 12 nada más.
─ ¿Estás segura de que fue eso no más? ─
inquirió
dudosa Laura. ─ Se supone que tienes una hora por ley
y no se puede pasar a llevar los derechos de los trabajadores.
─ Ni modo ─ repuso calmada Tania mientras comía. ─
No puedo llevarle la contra. Además, debo hacerlo porque es una orden directa de mi madre y
no puedo pasar a llevar los designios de la jefa de operaciones.
─ ¡Vaya como están las cosas! ─ exclamó admirada Laura viéndola suspicazmente.
─ ¿Podremos vernos más tarde? ─ preguntó Pablo de pronto.
─ Lo siento, pero no puedo ─ respondió en el acto Tania, esquivando un encuentro con el chico. ─ Tengo mucho trabajo hoy.
─ ¿Y otro día? ─ insistió Pablo viéndola coquetamente.
─ Ahí veremos ─ repuso Tania, levantándose a prisa. ─ Ahora si me disculpan. El trabajo me espera.
─ Sí ya lo creo ─ acotó cínicamente Laura sin creerse el cuento. ─ Ha de estar esperando a manos abierta.
─ ¡Quién sabe! ─ dijo provocativamente Tania
indirectamente a su amiga. ─ El deber me llama.
«El
deber…Mirelles…dirás» recriminó mentalmente Laura sin dejar de ver a su amiga
mientras se alejaba del casino.
Briceño salió
rauda del casino y acortó camino para llegar más pronto al conjunto de
edificios finales. Subió las escaleras casi corriendo y al entrar a la oficina…
─ Acepto tu reto ─ masculló lascivamente Alexandra, tomándola por sorpresa del talle y apresándola contra la pared. Cerrando
bruscamente la puerta con pasador.
Aquellos ojos
negros se abrieron como platos y luego, se tornaron más oscuros que nunca al
toparse de frente con esos miel que la veían con unas ganas de querer devorarla
de golpe. De pronto sintió como sus ropas se rasgaban bajo la mano de su jefa y
quedaba con el torso descubierto y mostrando solo el brassier rojo con encajes
y sacando como premio una sonrisa malévola de parte de Mirelles.
─ ¡Veo que tienes tus encantos niña! ─
susurró
al oído
Alexandra, consiguiendo que los primeros escalofríos se sintiesen en todo el cuerpo de
la joven Briceño.
─ Es hora de probar hasta dónde llega tu límite…Tania.
3 comentarios:
por dios un juego como ese saldran perdiendo las dos cuidao ardera troya jijijij por dios estoy enganchada jijiji
el cazador resulto cazado... jajaja
Wowww y comienzan los juegos de seduccion!!excelente como siempre!!!!
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