mujer y ave

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miércoles, 15 de enero de 2025

En el precipicio, I parte.

 

Capítulo 24

En el precipicio…  primera instancia (Patricia y Lucia enfrentan sus temores)

A eso de las 9 con 40 minutos un avión despega de la loza del aeropuerto de la Serena con destino Santiago-Con -con. Abordo iban una pelirroja conocida en el submundo como el veneno de magnolia y la personificación de la seducción hecha mujer con un largo prontuario de conquistas a su paso ya sea en el ambiente sado como empresarial. Ella tenía su fama y no buscada, como suele decir ella misma «solo se deja querer y las cosas solitas salen al camino»

El único inconveniente; se puede decir de este modo; en su vida es la persona que la acompaña a su lado, una rebelde y temperamental sumisa que la tiene esquivando dardos con las miradas que le está enviando tras su interacción con una de las azafatas.

—Ten la amabilidad de entregarles sus alimentos, ella los recibirá — insistió Martina con una sonrisa tan condenadamente sexy que atraía más a la joven aeromoza. — ¿no es así Laurita?

Es muy cliché decir que las miradas matan, porque en este caso era más que eso y solo era la punta del iceberg el enojo y humillación que le estaban dando, había otras emociones entre mezcladas y ninguna de ellas se podían tildar de inocentes o puras.

—Mi nombre es Laura — respondió la joven con dientes apretados al contemplar la descarada interacción entre la pelirroja y la azafata. —Y no deseo desayunar, gracias. Puedes pasárselos a ella, estoy segura de que estará fascinada con tu atención.

¡Bum! Fue el golpe asestado por la sumisa a su descarada dominante y ni que decir de la reacción de la empleada que sonrió más que divertida y complacida de la insinuación de la muchacha.

Por el contrario, Farkless se giró a ver a su sumisa con una cara de no estar para juegos y la vena en su cuello se podía apreciar muy notoriamente demostrando su estado emocional e iba a corregirla cuando fue interrumpida por aquella empleada…

—Si gustas te puedo ofrecer algún refresco u otra cosa que necesites si tu ¿mamá? ¿hermana? Está de acuerdo con ello — ofreció la aeromoza.

¡zas! Metidas de patas de esas mayúsculas, aunque sin intención de ofender, solo desconocimiento protocolar por así decirlo. Nadie tiene como saber ¿no les parece?

Aquello provocó que Tello soltase una sonora carcajada llena de alevosía a más no poder y es que fue sublime para ella ver los colores teñirse de rojo en el rostro de su dominatriz. Era impagable, aunque fue una pequeña revancha otorgada por una inocente empleada a su parecer.

—No soy ni lo uno ni lo otro — corrigió seca Martina en cuyos ojos verdes irradiaban enojo total. —Es grosero de su parte sacar conclusiones equivocadas sin estar previamente informada de algún lazo parental.

—¡OH lo siento! — se disculpó avergonzada la aeromoza. — No pretendía ofender con mi comentario, aunque reconozco que es muy joven para ser su madre solo… ¡Lo siento mucho!

No le quedo de otra que continuar ofreciendo sus servicios a otros pasajeros y muy mortificada al incomodar aquella belleza de mujer y sus razones tenía para pensar de ese modo, aunque no era ético como profesional. Simplemente metió las patas a fondo.

—Disfruta lo que más puedas a expensas mías…gatita. — mascullo la pelirroja viéndola por el filo de sus ojos. —¡Ya verás cuando estemos en casa! No te quedarán ganas ni fuerzas contra mí. Eso te lo puedo garantizar.

Fue el turno de Laura de tragar saliva por la intensidad de la mirada que le estaban dando.

—Saca de tu cabecita que aquellas palabras pudieran afectarme, por el contrario, no sabes cómo me hubiera gustado demostrarle lo equivocada que estaba — puntualizó suspicazmente Martina tomando la mano de la joven entre la suya y depositando un lento y suave beso en ella. — lo que significas en mi vida y cuanto disfruto de ejercer mi dominio sobre ti.

—¡Martina! — murmuró Laura ahora roja hasta las orejas.

—No digas nada más — demandó ésta besando sus labios delicadamente sin importar qué.

No había mucho que decir ante la escena que fue observada por varios de los que estaban alrededor dejando a más de uno con la mandíbula caída.

La vida se vive como se presenta y depende de cada quién disfrutarla o no, o simplemente abocarse a ser quién no es. Cada quién con lo suyo.

A unos buenos metros más abajo y en tierra firme…Tiempo más tarde…

Una motocicleta entraba de lleno a la propiedad en Reñaca alto, dejando a su acompañante en el interior de dicho inmueble a la espera de la propietaria.

—Por favor, Inés, lleve a la señora Lucía a uno de los despachos en espera de su señora — solicitó Mirelles viendo a Quiroz, añadió. —Te aconsejo que seas paciente y no intentes dejar la propiedad. Sabes muy bien que ella está ocupada con Patricia y nos reuniremos en una 2 horas más a lo sumo. De mi parte debo atender un pendiente antes y regreso pronto.

—No te preocupes Alexandra, ya estoy embarcada en esto — puntualizó Lucia viendo seriamente a la dominante. — Cuánto antes resuelva esto, mejor para mí.

—¡Ya veremos! — señaló Mirelles sin perder de vista el rostro de aquella mujer. — Inés llévela adentro y atiéndala si requiere algo.

—Como usted mande Señorita — convino la empleada.

Si nada más que mediar entre ellas. Una ingresó junto a la empleada al interior del hogar y la otra se dispuso a abandonar el lugar para dirigirse al centro de Viña.

Segundos más tarde…

Una llamada entrante en el aparato celular de cuatro mujeres dio el vamos a…

—Acabo de dejar a Lucía en el lugar convenido — informó Alexandra.

—Perfecto — expresó de su parte Pía. — ya me encuentro en nuestro sitio de reunión. No demoren mucho ya que debe estar por arribar Martina.

—Yo estoy a unas dos cuadras del lugar — confirmó Catalina.

—Estaré en unos minutos con ustedes, debo dejar a Pri antes. — indicó Calixta. —recuerden que estoy sin mi chofer.

—¿Quieres que envié a Luis por ti? — preguntó Ariana que estaba en ruta. —Lo envié hacer un encargo muy cerca de dónde te encuentras.

—¿Y tú? — cuestionó Bezanni.

—Estoy saliendo de la clínica en estos momentos — mencionó Banzer.

—Te paso a recoger — intervino de inmediato Catalina. —Dame unos dos minutos y estoy contigo.

—Excelente — adujo Ariana. — Está resuelto, Bezanni.

—En ese caso acepto tu ofrecimiento — repuso Calixta.

—Le diré a mi chofer entonces que vaya de inmediato contigo — convino Banzer.

—Bien — concordó Calixta.

—Nos vemos dentro de unos minutos entonces — mencionó Calladrie.

—Si— fue la respuesta generalizada.

Al toque se interrumpió la llamada grupal y el curso del día seguía su trayectoria sin demora y plazo que no se cumpla.

En calle cinco norte, un vehículo también hacia lo suyo al aparcarse en el estacionamiento del condominio de edificios. De su interior descendió un hombre con una joven acompañante, se presentaron con el conserje que les dejo ingresar de inmediato, tomaron el ascensor con un rumbo al último piso de la segunda torre en cuestión.

Por su parte y lejos de todo la zona de ajetreo, otro vehículo recogía desde la puerta principal del aeródromo de Con- Con a un par de mujeres. Después de guardar el equipaje pertinente abandonaron el lugar con rumbo al centro de la ciudad jardín.

Uno, dos, tres, cuatro y cinco se iban ajustando los caminos de todas las involucradas a una cita con el pasado y un enigma que resolver.

Mientras en el interior del recinto convenido, una llamada ingresa al móvil de cierta mujer.

—Hemos llegado a la suite, mi señora — informó un hombre.

—¡Excelente Samuel! — alabó la rubia dominante. — espera a que pasen a dejar a la otra chica y no olvides mis órdenes.

—No lo haré, señora — contestó éste.

—Espera mi llamada entonces — indicó Calladrie y cortó la comunicación.

En ese preciso instante, otras dos mujeres ingresan al local, siendo recibidas un por una joven garzón que las condujo hasta un apartado en que eran esperadas por una de sus amigas.

—¡Al fin! — exclamó la rubia, saludando a sus compañeras con un beso en ambas mejillas.

—Tú sabes que nuestra ciudad a esta hora es un caos — se descargó una trigueña de cabellos largos, aspecto jovial, rasgos muy finos y elegantes, ataviada en una tenida casual y ejecutiva a la vez acorde a su edad.

—Estamos más que claras en eso…Cata — coincidió Pía viendo a sus amigas. — lo que no tranzo es en la puntualidad. Llevo una eternidad esperando.

—¡No exageres tampoco Calladrie! — espetó una risueña mujer de cabellos cortos en melena, piel bronceada, ataviada en un mono color vino tinto con un escote bien alucinante y erguida sobre unos tacos agujas de esos que dan miedo. —No veo el cráter de tu espera por ningún lugar. Además, te recuerdo que varias de nosotras estábamos con encargos que atender de parte de Cali y tú mejor que nadie, sabe que me caracterizo por cumplir al pie de la letra con lo encomendado.

—¡Um! ¡Tan soberbia como siempre! — espetó burlonamente Pía al volver a ocupar su asiento y cruzar su pierna derecha sobre la otra muy sugestivamente (una acción innata en ella) —Se nota que la humildad no va contigo, cariño.

—¡Por favor! — aclaró Ariana tomando un lugar frente a la rubia, dejando de lado un portafolio. — sabes que la humildad no va con nosotras y que es propiamente la esencia de la parte sumisa y yo amo el poder del control por, sobre todo. No sería quién soy si no fuera una dominante de tomo y lomo. Tengo el porte y mi actitud habla por sí sola ¿no te parece encanto?

—¡Quizás! — desafió Calladrie viéndola muy suspicazmente a su contra parte y mordiendo adrede la punta de su dedo meñique, acción que fue seguida por aquellos luceros negros y asestar lo siguiente. — ¡Tendríamos que comprobar la mercancía!

Shizzzzzz fue el silbido que se desprendió de los labios de parte de Minard más que divertida de la conducta un tanto infantil, provocativa y frecuente entre sus dos amigas.

—¡Dios como disfruto con ustedes! — exclamó risueña Catalina. — Podría estar todo el santo día disfrutando de sus locuras y jamás me cansaría de ellas. Es impagable.

—¡Aha! — siseó igual de picara Ariana añadió. — Lo que pasa es que tú no puedes vivir sin la presencia de estas majestuosas mujeres que hacen tu día especial ¿Admítelo Minard?

—Sí, como tú digas encanto — bromeó Cata y viendo justo en dirección de la entrada del local. — Ahí viene llegando Martina.

—¡Justo a tiempo! — mencionó Calladrie viendo la hora en su reloj.

Al instante fue abordada por la empleada que la condujo hacia ellas.

—¡Hola, chicas hermosas! — saludó Farkless un tanto hiperventilada. — Pensé que no llegaría a tiempo.

—¿Por? — cuestionó Cata extrañada.

—De hecho, llegas antes que Cali y Alex — resaltó Pía. — Es mi idea o te veo alterada.

—No es tu idea — respondió la pelirroja abanicándose el rostro con sus manos. — hace calor aquí.

—¿Quieres que te pida algo para beber? — preguntó de plano Ariana.

—Por favor — contestó Farkless.

Con un suave movimiento de mano, Banzer había llamado a la joven empleada. Tomando el pedido de inmediato junto con las demás. Mientras en la espera…

—¿Qué sucedió Martina? — indagó de frentón la rubia dominante bebiendo un sorbo de su café.

—Tuve un impasse con Laura al momento de dejarla en tu suite…Pía — explicó Farkless que seguía abanicándose. — De no ser por Samuel, se hubiese largado a cualquier parte y para buena suerte mía asomó su amiguita y se tranquilizó de inmediato. De lo contrario no la cuento.

—¡Miércale! — exclamó asombrada Minard.

—¡Tiene su carácter la niña! — acotó Ariana sopesando un hecho en particular que la tenía más que inquieta. — Por lo visto no será nada fácil tratar con ella.

—Eso lo sé mejor que nadie — coincidió Martina. — Laura es intratable cuando está en pie de guerra.

Aquello dejo pensativa a las demás que a esas alturas tenían sospechas de cuál escenario podrían estar cruzando.

—¡Qué mal! — se lamentó Catalina. — Será un camino cuesta arriba para Cali de ser así.

—Chicas…Chicas — intervino de inmediato Calladrie. — Les recuerdo porqué estamos aquí. No vamos a dejar a Calixta sola en esto, aunque ello signifique lidiar con Patricia y Lucia más de la cuenta. ¡Créanme! cuando les digo que vamos a dar con la verdad cueste lo que cueste.

—Tienes razón como siempre, Pía — admitió Martina un poco más recompuesta. — Nos mantendremos enfocada en Calixta.

—Ahí viene nuestro pedido — indicó Catalina.

—Genial — alabó Farkless que recibió su jugo y lo bebió con muchas ganas.

—¡¿Al parecer alguien amaneció con sed hoy?! — increpó maliciosamente la rubia dominante.

Después de beber un poco más, la pelirroja colocando su mano a la altura del corazón, soltó sin asco…

—Tú no te imaginas como mi gatita me agota — adujo suelta de cuerpo Martina— Y me destroza los nervios a la vez.

—Nos hacemos a la idea, linda — expuso más que divertida Ariana sonriendo con esa cara de bribona a más no poder.

—Es muy distinta de la hija de Lucia, eso sí — aclaró de pronto Martina viendo a Calladrie. — Se nota que son muy amigas las dos, pero son muy opuestas entre sí. Laura es fuego mientras que Tania es toda ternura y templanza. Una tiene un miedo atroz y la otra es toda desplante y valentía. La desconfianza es parte de la primera y la disposición de la segunda. La lealtad está adherida como una segunda piel en ambas. Una es intratable y confrontacional que no sabe detenerse a tiempo mientras que la otra es dada a dialogar y muy astuta para su edad. Son casi inseparables, llevan mucho tiempo juntas y después de ver lo de hoy, les puedo asegurar chicas, que son una versión distinta de sus madres.

Sin duda que esta exposición de los hechos de parte de Farkless, dejo más pensativas a las otras tres mujeres. Siendo Calladrie, quién más profundizaba en la información que les entregaron.

—¡Ya veremos en su momento! — convino la propia Calladrie.

En ese preciso momento fueron interrumpidas por…

—¡Disculpen por haberlas hecho esperar! — Se escuchó decir a Bezanni que llegaba en compañía de Mirelles. — Tenía que ultimar un asunto de último minuto y de paso recoger a Alex.

—Lo importante es que ya estás aquí, querida Calixta — enfatizó la rubia dominante. — Será mejor que se acomoden y hagan su pedido antes de que iniciemos con lo que nos atañe.

—Me parece perfecto — aceptó Bezanni que sus rasgos estaban rígidos y no era un buen augurio. — Necesito algo un poco fuerte esta vez.

—Sin duda — convino Banzer haciendo señas a la dependiente del local.

Al cabo de unos minutos, llegaba la orden para las otras dos mujeres y se dispusieron en servir entre una plática banal que no pretendía nada más que quitarle la tirria a los sucesos que las ha reunido.

—¡Bueno ya estamos todas! — principió la conversación Calladrie. —Quieres decirnos ¿qué sucedió con Patricia anoche?

La pelota estaba dirigida a la morena cuyos ojos celestes se tornaron opacos por unos segundos y luego, estaban marcados por emociones indescriptibles de mencionar.

—Ella acudió tal como prometió, si bien en un principio resintió volverse a involucrar en el mundo del sado y se tomó su tiempo para decidirse — develaba Bezanni bebiendo su trago. — el resultado final es que Pri ha vuelto a ser mi sumisa en toda regla. Me encargué personalmente que firmase un contrato del cual soy dueña y señora de todo lo que ella es.

—Las cláusulas me dan potestad a su tiempo, bienes y familia. En pocas palabras, le quite su libertad en compensación a su desaire y omisión anterior. Ese es el precio que pagó a su solicitud de reunirse conmigo nuevamente.

—Ahora con respecto al motivo de su alejamiento de mi vida, es un tema delicado y doloroso para ella y también lo ha sido para mí ya que desconocía el alcance de sus acciones.

— Su padre en uno de sus viajes, descubrió que Pri estaba involucrada con una mujer y amenazó con represalias a su tía (que cuidaba de Vidal) y de muerte a mi sumisa si no accedía a casarse de inmediato y darle una descendencia.

—No conforme con obligarla a casarse, también la echó a la calle con lo puesto. La retiró del instituto y cerró su cuenta bancaria. Les prohibió a sus hermanos ayudarle o visitarla.

—Vendió su propiedad de Olmué y un terreno en villa alemana y se fue a vivir a Rancagua con el resto de su familia.

—Ese hombre se aseguró que antes de irse, su hija estuviese debidamente casada y chantajeó a Lucia para que fuese testigo de dicho matrimonio y como respaldo entregó al garante del registro civil un certificado médico para validar dicho casamiento.

—Durante un año permaneció al cuidado de los padres de Lucía, quiénes pasaron hacer su familia. Vivió con Lucía hasta graduarse de administrativo contable.

—Lo más insólito de todo esto, es su relación con Javier, jamás vivieron juntos. Cada uno vivió su vida por separado y solo en fechas importantes se reunían por sus hijas. ¿Qué clase de matrimonio fue este? No lo sé ya que Pri permanece infranqueable.

—Ahora con respecto a sus hijas: ellas no tienen relación con la familia de Pri y solo Carlina visita a su padre, ya que Laura no lo soporta debido a una infidencia de parte de Javier y al parecer ponía en duda su paternidad.

—Aparte de todo lo que les acabo de mencionar, no tengo mayor respuesta a lo otro que me tiene pensando y por lo cual les solicité su apoyo — con ello finalizaba la exposición de los hechos de parte de Calixta Bezanni.

Decir que el silencio se sentó como invitado de piedra en el lugar fue quedarse corto y es que el semblante de todas las demás dominantes era sublime. Iban desde la conmoción, el dolor, la angustia y lo más parecido al coraje y tenían base para sus reacciones o impresiones dado que la confesión las dejó heladas.

—Cali — Habló finalmente Minard.

—Dime — respondió ella.

—¿Cómo se encuentra Patricia? — inquirió Cata. — ¿y qué estás sintiendo tú en este momento?

—Pri, está asumida de que no se irá de mi lado — confesó Bezanni. — y no quiere hablar de nada que tenga relación con Laura. Ahora ¿cómo me siento? fatal y desconcertada a la vez Cata. Hubiera dado todo por haber evitado lo que sucedió con ella. Te puedo decir que fracasé como su dominante ya que no pude anticiparme a un escenario como el que le tocó vivir y no la pude procurar cuando más necesitó.

—Pero no tenías cómo saberlo — defendió con estupor Martina. — De hecho, también es responsabilidad de ella por no haber sido sincera contigo.

—Si te soy sincera ¿no sé qué hubiera hecho en su lugar? — admitió Calixta descompuesta. — no es fácil para una joven de 19 años tener que lidiar con una familia como la de Pri y más encima, con las consecuencias de haberse involucrado con una mujer. En este país, la homosexualidad no es tan abierta como se deja ver y menos en esos años.

—Estamos de acuerdo en eso — coincidió Mirelles. — No todos aceptan nuestra forma de ser. Les repele todo aquello que rompe esquemas por esa razón muchos viven una doble vida y nos incluye, por cierto.

—Es el precio que pagar por ser quienes queremos ser — concordó Calladrie. — Nadie se las lleva peladas queridas mías. Sean estratos altos o bajos. La vara con la que disciplinan socialmente es la misma para todos sin excepción.

—El punto aquí es ¿qué harás tú a partir de hoy Cali? — preguntó sin rodeos Ariana. — Porque sabes que hay otro tema por tocar y de cuál te aseguro que necesitas respuestas.

De inmediato la mirada se clavó en los ojos de Banzer y sopesó el otro escenario que ya intuía de ante mano y tal como dijese su amiga, había una pregunta sin respuesta.

—Mi decisión está tomada con respecto a Pri — respondió Calixta. — No volveré a cometer el mismo error del pasado Ari. Ella se queda a mi lado y es definitivo.

—Bien. Se hará como tú dices y nosotras te respaldaremos en ello— secundó Ariana sacando su portafolios y extrayendo unos documentos. — Y en cuanto a esto ¿Qué harás? (entregando los archivos a Bezanni)

Había llegado el momento decisivo en comprobar sí sus deducciones eran correctas o no.

—¿Pudiste conseguir todo cuanto pedí? — inquirió Calixta sin examinar dichos pliegos.

—Incluso más — aseguró Banzer reclinándose sobre su silla y viendo la expectación de las otras. — de lo que puedan ustedes sospechar.

—¡Ilústranos entonces! — demandó por su parte Calladrie.

—Estos documentos darán respuesta del porqué Patricia y Lucia decidieron alejarse de ustedes verdaderamente — expuso aplastantemente Ariana y terminó por develar. — Y les aconsejo que se reformulen la pregunta dado los hechos mencionados por ti, Cali y de paso nos hará al resto tomar conciencia de nuestras acciones pasadas.

El tenor de lo expuesto por Banzer no solo hizo que Bezanni y Calladrie la quedasen viendo con total incredulidad, sino que además las restante despertaron infinitamente su curiosidad.

—Quiero que todas lean esos archivos y podrán comprender el significado de mis palabras — ordenó Ariana a su vez, que tomaba un sorbo de su coktail para agarrar firmeza a lo que se venía. — Les daré unos minutos y hablaremos al respecto.

La primera en iniciar con su investigación fue quién la solicitó en primera instancia y a medida que leía dicha información su rostro fue perdiendo el color de sus mejillas. Tras terminar de completar su tarea, le entregó a Calladrie el legajo de papeles y he aquí que el descalabró le quitó el aliento a la rubia dominante que ni toda la cafeína podría entregarle la dosis de calor y energía que necesitaría.

Tuvo que ser Minard que debió apartar los documentos de las manos de su amiga para sacar sus propias conclusiones al respecto. Por su parte Farkless y Mirelles se veían con mucho nerviosismo dado que sus otras amigas no emitían un solo sonido de sus labios.

Una vez cumplido su objetivo Catalina les entregó los archivo a Alexandra y solo atinó a reclinarse en su asiento meditando en lo que leyó en ellos.

No había mucho que decir de parte de Mirelles que solo quedo viendo a su mejor amiga (Pía) y por más que intentó hablar las palabras no le salieron al final de cuentas.

Y finalmente fue el turno de Martina de recibir dichos pliegos. Todo para quedar noqueada de una y le hizo honor y juego a la tonalidad de su cabellera.

Estaba más que claro que sus dudas (cinco mujeres) y deducciones por parte de Bezanni fueron respondidas en ese mismísimo instante, lo que no contaban era con encontrarse con más de lo que sospechaban y tal como dijese Banzer en su momento.

—La pregunta ahora es ¿Cómo lo hicieron? ¿Cuándo? ¿y quién las ayudó? — instigó Ariana seriamente. — Porque han vulnerado los protocolos de seguridad de una mis empresas y, además, que no fuimos informadas como es debido en su momento.

—Tendremos que preguntarles directamente a ellas — planteó Catalina. — porque está claro que no actuaron solas. Aquí hay alguien de peso involucrado.

—No sé ustedes, pero yo no perderé mi tiempo quedándome en este lugar — masculló seca Pía que se dispuso a levantarse. —Quiero respuestas ahora más que nunca y les juro que se las arrancaré a Lucía a como dé lugar. Esta vez no se escapará como en el pasado.

—¡Quieta ahí Calladrie! — demandó Banzer aferrando su brazo fuertemente.

—¿Qué pretendes? — cuestionó molesta la rubia que tuvo que volver a sentarse.

—¡Qué razones como una mujer adulta que eres! Y no como la chiquilla impulsiva de tu pasado — enrostró Ariana. — dime Pía ¿puedes cambiar lo que ya está hecho?

—No — repuso a duras penas la rubia dominante.

—Por mucho que les embargue la rabia y otras cosas, ni tú o Calixta pueden deshacer lo sucedido — señaló conciliatoriamente Banzer. —Deben actuar en concordancia a lo que ya tienen frente a ustedes y en el caso de Cali solo confirmó sus sospechas y en cuanto a ti, tendrás esas respuestas directo de la fuente misma que es Lucía. Está en sus manos ahora, presionar a sus sumisas del modo en que solo una dominante sabe.

—Coincido con lo dicho por Ari — secundó Cata. — El escenario cambió para ustedes, mejor dicho, para todas nosotras a la vez como familia y les asiste todo el derecho ahora de reclamar legítimamente lo que les pertenece. Ahora les preguntó ¿Están dispuestas asumir este deber y responsabilidad a diferencia del pasado?

—Recuerden que Martina y yo estamos involucradas ahora en este viaje — recalcó Alexandra. —Lo que ustedes dos decidan nos afectará irremediablemente para bien o para mal.

—Tal como se los mencioné está mañana independiente de lo que surgiera de esta reunión, iba hablar con ustedes por el tema de Laura. —fue el turno de Martina de aclarar. — yo sostendré mi palabra, hablaremos, pero sepan que no renunciaré a ella.

—Me sumo a lo dicho por Martina — secundó Alexandra. —Tanía es intransable para mí.

—¡Ni modo! — al fin intervino Bezanni viéndolas a todas. — Yo pedí esto y asumo la responsabilidad como tal. Te agradezco mucho tu labor Ari y quiero que sepas que sabremos con Pía adaptarnos a nuestra nueva vida. Tal como se ha dicho más de una vez y aunque suene majadero, tampoco nosotras somos las mismas personas del pasado. Tanto Pri como Lucía tendrán su derecho a explicar y defender su postura, lo que no quita que nosotras ejerzamos el dominio completo sobre ellas y su familia. ¿estás de acuerdo Calladrie?

—Definitivamente lo estoy Cali querida y aceptó tus términos Minard de asumir esta responsabilidad como es debido — afirmó nuestra rubia dominante más calmada gracias a Bezanni. — de igual forma me disculpo por mi arrebato de hace un rato y les reconozco que al igual que ese día, mi sumisa tiene la capacidad de sacar lo mejor y lo peor de mi persona.

—Eso lo sabemos, cariño por lo que no debes preocuparte más, ya que siempre estaremos para hacerte entrar en razón— concordó Ariana tomando los archivos y guardarlos en el portafolios y añadir de paso. — Lo bueno de todo este asunto a diferencia de esa vez es que ahora todo está a su favor. Les han traído de regreso y en bandeja de plata a sus sumisas y viene acompañado de un presente que no esperaban o soñaban concretar ¿qué más pueden pedirle a la vida mis hermosas? Independiente de lo demás.

—¡Visto de esa manera! — reconoció Calixta sopesando los hechos. — Es impagable. Tengo dos razones que le dan sentido a mi vida ahora.

—Creo que tu padre estaría muy de acuerdo contigo Cali. — refirió Catalina al recordar un impasse de hace muchos años. —él siempre quiso que formases tus propias raíces.

—Había olvidado ese detalle — admitió Bezanni sacando cálculos respecto a lo planteado por su amiga. —Creo que llegó la hora de visitar a mi padre.

—¿Pía? — instó Banzer. —¿qué me dices de ti?

—Es brutalmente sorpresivo — repuso Calladrie meditando en todo el cuadro completo. — aunque si soy bien honesta, les confieso que descubrí hace un mes el fuerte vínculo que poseo con uno de ellos sin siquiera sospechar el real alcance de ello en su momento. Lo sentí potente y ahora sé cuál era el motivo de esa sensación.

—Es un hecho irrefutable que la sangre tira…Encanto — expuso Catalina. — lo has comprobado por ti misma ¿no es así?

—Sin duda lo hice — admitió Pía viendo a la otra mujer. — nunca imaginé que fuese posible y ahora, te aseguro preciosa mía que no habrá poder en el mundo que me aparte de ellos.

—Entonces amigas mías les parece que vayamos a buscar la versión de ciertas personitas que han guardado silencio por mucho tiempo —instó Ariana viendo a todas las demás. — Y de paso buscamos un plan apropiado para reunirnos con las muchachas a la brevedad posible. ¿aceptan mi propuesta?

—Apoyo la idea — convino Cata. — Vamos con todo hasta las últimas consecuencias.

—¡Perfecto! — acotó Ariana. — ¿Y ustedes? (Viendo a dos en particular)

—Estoy adentro — afirmó Alexandra. —Es hora de cerrar caminos.

—Bien — dijo Banzer. —¿Magnolia?

—De seguro tendré consecuencias terribles de parte de mi gatita — aseguró su postura Martina y con su conocido humor, añadió. — y el precio a pagar serán cicatrices en todo mi ser y lo vale por completo. Respaldo totalmente.

—¡Sí serás! — rebatió contrariada y divertida a la vez, Banzer. —sólo tú puedes sacar dividendos de los más insólito. ¿y ustedes mis amores?

Se dijo esto viendo a Calladrie y Bezanni que también quedaron sorprendidas del descaro de Farkless.

—Me tomaré de la célebre frase de nuestra Magnolia aquí presente y sus travesuras — expuso Pía. — «No hay nada que me impida tomar lo que es mío»

Esto fue motivo de sonrisas de parte de todas y más de la pelirroja que sintió que su vínculo se fortalecía más y más con cada obstáculos que se les presentaba. Ellas era una familia, le guste o no a una sociedad super estereotipada.

—¡Perfecto! — aceptó Ariana y viendo a la última de las involucradas. — Es tu turno Siren (Apodo en el sado con que es conocida Bezanni)

—Banzer— espetó Calixta de una manera soberbia. — ¿Crees que dejaría escapar a mi avecilla nuevamente?

—Por supuesto que no — convino Ariana viéndola con orgullo y cariño verdadero de verla recuperada de todo lo descubierto. —De una cosa puedo estar segura y es que nunca ha dejado de pertenecerte.

—Por lo mismo — afirmó Bezanni — moveré cielo y tierra para traerlas conmigo.

—Y nosotras te ayudaremos a conseguirlo — respaldo Banzer viendo a todas las demás.

—Así es — fue la respuesta al unisonó de todas.

No cabía duda alguna que el camino había finalizado para una mujer; mejor dicho, dos y que ahora se encontraban al borde un precipicio.


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