Un nuevo amanecer
Capítulo 17 Arribo
En la inmensidad de los cielos, un avión se abría paso entre cúmulos de
nubes con poquitín de turbulencia de por medio tras las corrientes cruzadas.
Nada fuera de lo normal y lo que se está acostumbrado todo viajero que viene y
va a al sur del país.
Sería un viaje tranquilo que se aprovecharía para descansar antes de retomar
la agitada vida de la capital y sus tumultuosas actividades del diario vivir.
Muchos más delante de dónde se encontraba aquella aeronave y en tierra
firme; la vida seguía a un paso agigantado.
Santiago…
—Es hora de ponernos en marcha — fue lo dicho por una mujer, tomando su cartera y las llaves de su coche.
Saliendo de una propiedad en pleno centro de la capital, tomaría la
autopista principal de Américo Vespucio norte con rumbo a la parte sur.
A su vez…
—Ellas están por llegar — musito una mujer quitándose sus gafas y
dejándolas en su estuche, revisó que todo en su escritorio estuviera en su
lugar. Agarró su cartera, llaves y móvil. Saliendo de su oficina. — Nos veremos
más tarde.
—De acuerdo, señora Goycochea — repuso una de las secretarias.
También en…
—Querido — llamó una mujer a su esposo. —estamos listos.
—¡Vayamos entonces! — contestó Rafael dejándose tomar del brazo por su
esposa.
Tres salieron de esa inmensa casa directo al automóvil que les estaba
esperando junto al chofer de la familia.
Sector de Barnechea…
—De seguro que mi nieto es el más feliz con el regreso de sus madres —
comentó Milenka (madre de la arquitecta Sopric) observando al pequeño terremoto
en brazos de su hija.
—No sólo él, sino que todos nosotros podremos descansar un tantito de
Benja — expresó Romina a su madre al mismo tiempo que acariciaba a su sobrino. —aunque
fue una separación corta, ha sido significativa para ellas.
—Lo sé hija mía — coincidió su madre. — dentro de poco podrán comenzar a
vivir su vida plenamente junto a su hijo, sin más obstáculos de por medio.
—Es nuestro turno de ayudarlas — hizo ver Romina. — debemos hablar para
que adquieran una vivienda cercana a nosotros.
—Tocaremos ese tema una vez que nos reunamos en casa — determinó Milenka.
— Estando toda la familia presente.
—¿Cuánto falta para que llegué mami? — fue el turno de preguntar del pequeño Benja.
—Una hora nada más, pequeño bribón — respondió Romina. — Solo un poco
más y estarás con mami. ¿serás paciente?
—Sí — repuso el niño en brazos de su tía y viendo por la ventanilla del
coche. — mami ya llega.
—Así es, Benja — aseguró su tía.
Mientras en el interior del vehículo se vivía una interacción de
añoranza y calma forzada. En un lugar más apartado en el corazón de una
mansión…
—Espero de corazón que me hayas dicho la verdad. — murmuró dubitativo un
hombre de cabellos cobrizos que rascaba su barba al contemplar la fotografía de
una mujer en su escritorio. — Colomba.
En el mismo lugar…
—Mamá — llamó una pequeña.
No hubo respuesta de parte de quién es su progenitora, debido a que está
inmersa en sus pensamientos.
—Mamá — insistió la niña.
Nuevamente no hubo respuesta de su madre.
—Mamá — fue el tercer intento de la pequeña que se acercó a su madre, tirando
de sus ropas para llamar su atención.
—¿Qué tienes Begoña? — arremetió descompuesta ante la insistencia de la
niña. — ¿por qué me tiras la ropa de esa manera?
—No me escuchabas mamá — defendió la colorina niña.
—Eso no justifica que andes jalando a un adulto para llamar su atención.
— reprendió su madre. — No es lo que enseñado a una señorita como tú. Solo los
rotos se tironean como animales.
—¡Perdón mamá! — dijo su hija.
—¿Qué necesitas Begoña? — preguntó la mujer.
—¿Podemos ir a casa de noni (abuela) ahora? — solicitó su hija. — quiero
mostrarle un libro que me dio mi profesor.
—Justo ahora quieres ir a casa de tu noni — resopló con fastidió
Colomba. — Ve a hablar con tu padre si es que puede acompañarte.
—¿No irás conmigo? — consultó la pequeña Begoña.
—No — denegó Colomba. — Tengo cosas que hacer y no puedo ir a casa de
tus abuelos por el momento.
—Está bien mami — repuso Begoña — hablaré con papá.
—Ve — ordenó su madre.
Con una mirada confundida de la niña que no entendía el comportamiento
de su mamá, se atrevió abrazar sus piernas a modo de cariño para luego, irse
corriendo al interior a casa.
En cambio, la mujer no le dedicó una sola mirada a su hija, al
contrario, recogió un poco la manga de su cardigán para ver la hora en su
reloj.
—Sofía debe estar por llegar junto con esa intrusa y arribista —
masculló Colomba.
De seguro que muchas cosas no se pueden esconder por demasiado tiempo y
es la envidia junto a los celos pueden corroer el corazón de una persona hasta
el punto de que se volverá amargura pura. Algo difícilmente de digerir y lidiar
sin ayuda especializada.
Alejado de aquellas vibras maliciosas y resentida en el estacionamiento
del aeropuerto. Una mujer desciende de su camioneta.
—¡Más les vale que vengan con las chicas de vuelta! — amenazó una
pequeña mujer.
Acomodó sus lentes que usaba desde ya unos años, a pesar de las burlas
que le hacían a menudo sus socias. Ella asumía que la vista no era un punto
fuerte en su vida. Más ella siempre se amoldaba a las circunstancias.
—¡Es hora de saber cómo salieron las cosas! — se dijo para sí misma
Casandra.
Casi al mismo tiempo y a varios metros más allá en el sector de parada
momentánea en la línea del primer piso, descendencia una pareja de un sedán
negro ingresando al edificio. A tan solo dos minutos también llegaba una
camioneta que aparcaba y bajan dos mujeres con un pequeño en brazos de una de
ellas. Y tan solo un solitario jeep quedaba en espera de quién esperaba.
—Hermanita que todo
haya sido favorable para ti — musito una morena al volante de aquel vehículo.
Justo en ese
instante una aeronave tocaba la loza del aeropuerto y comenzaba en alinearse al
sitio y manga que se le habría sido asignada. Mientras que, a bordo de ella,
los pasajeros siempre fieles a sus impulsos y rutinas, encendían o quitaban el
modo avión de sus aparatos móviles.
Tick…tock… de pronto
sonó el gong del reloj en el salón familiar indicando que eran las 18 hrs y la
mirada femenina quedó viendo embelesada aquellas manecillas. Hacía casi una hora en que su esposo que se
había marchado de cas, llevándose a los niños con él ya que los pequeños
deseaban ver a sus abuelos. Quedándose a pasar unos días con ellos.
No tuvo mucho que
objetar al respecto dado que una vez al mes, los niños se quedaban alojar con
los padres de su esposo y reunirse con sus otros primos. Era una rutina
familiar que llevaban años realizando como familia desde que naciera el primero
y cumplido sus cinco años podían visitar a sus abuelos.
Esta vez no debiera
ser diferente de las demás, sin embargo, se sentía distinta y amenazante por
así decirlo. Desde la conversación en casa de sus suegros, la continua mirada
especulativa de Efraín era clara señal de que podría romperse esa rutina.
Solo tres días
habían pasado desde que fue citada por Alicia a su morada y acorralarla cuál
delincuente y exigirle respuesta sobre el paradero de aquella mojigata
trepadora ¡simplemente era inconcebible! El trato que se le estaba dando. Ella
no permitiría que una intrigante y embaucadora social quebrase la unión de
familia que tenían antes de su llegada.
Aconsejada por su
madre había tomado todos los resguardos legales en caso de que la ceguera de
sus suegros se mantuviese. No dejaría de luchar por mantener su lugar que le
correspondía y si tenían que valerse de la justicia para torcer la mano de los
suyos y hacerles entrar en razón lo haría sin asco.
—¡Verán! — exclamó
convencida Colomba. — les mostraré cuán equivocados han estado con respecto a
esa muerta de hambre.
En la vida hay
situaciones que escapan de las manos o, mejor dicho, hay estereotipos tan
arraigados en la piel, la psiquis de una sociedad que, aunque pasaran 1 siglo o
más, difícilmente cambiarían. Se dice que el hombre es un animal de costumbre y
no se diferencia de los verdaderos animales porque actúa por impulso y no
raciocinio como suele jactarse ¿¡Quién piensa?!…actúa en consecuencia. No
obstante, siempre habrá dos factores en común que resaltaran a lo largo de su
historia dejando en claro que no ha aprendido mucho que digamos de su
trayectoria…La guerra y el Clasismo/elitismo.
Dos contrariedades
indesmentibles que difícilmente puedan o quieran ser superadas, lo que indica
que el hombre no es tan dado a meditar para sacar aprendizajes de los errores.
Y Colomba Peters, no
es la excepción. Fue criada rigurosamente por sus padres convencida que la
herencia genética de la clase alta jamás podía ser contaminada con personas de
los arrabales. Y que los de su círculo deberían solo interactuar entre sí, los
demás son ganado para arrear.
Con este pensamiento
presente en ella y adherido a su piel, no vio con buenos ojos la llegada de
Florencia. Primero a Almapric; porque no carecía del apellido, estatus social y
menos provenía de una universidad de renombre. Sino una de un pueblito
afuerino, algo vergonzosos a su parecer ya que la mayoría del personal de la
constructora procedía de U. de Chile, católica de Santiago y Valparaíso, U. de
Concepción, Federico Santa María por citar a las seis mejor ranqueadas a nivel
nacional y como se mencionó anteriormente, de esas casas de estudios provenía
todo el personal de la constructora.
Ella no estaba
equivocada, todo decía que era una joven trepadora y con un discurso de niña
buena e inocente consiguió embaucar a la familia. ¿Santa? No tenía nada. No
comulgaba con su ingenuidad, sabía que debió practicar mucho para poder
desenvolverse en la capital como dicen los sureños ignorantes y poco cultos.
Esta sería una
batalla que estaba lejos de terminar en la psiquis de Peters. En pocas palabras
se había convencido completamente de sus argumentos que tildaría de cándidos a
sus parientes por parte de esposo.
Mientras que la
mujer se mantenía inmersas en sus cavilaciones contradictorias, en Pudahuel
(aeropuerto) los pasajeros comienzan a descender del avión o mejor dicho
abandonarla. Se fueron directo por la larga manga hasta llevarlos a unas
escaleras mecánicas que los llevaría directo al subterráneo o zona de equipaje.
Mientras la cinta
avanzaba devolviendo las primeras maletas, los dueños comenzaban a tomarlas y
depositar en sus carritos de transporte. En esos menesteres se hallarían cuatro
mujeres en espera de su equipaje. No eran grandes sino medianas maletas que llevaban
consigo, pero estaba a la espera de una especial que venía con obsequios de
parte de la familia Villar como del abuelo de Carla.
—¡Ahí viene! — dijo
Carla al notar una maleta verde que asomaba en la cinta de transporte.
—¡Que bueno! — adujo
Mariela mirando su reloj de pulsera. — Pensé que sería la última en llegar.
—Paciencia
Arquitecta — reprendió Carla a su pareja. — Lo bueno siempre se hace esperar
cariño.
—¡Aha! — exclamó
suspicaz Mariela.
—Ustedes dos no
tiene arreglo — contravino Sofía al tomar parte de su equipaje.
—¿Por qué lo dices?
— indagó Mariela ayudando a subir la bendita maleta a su carrito. — ¡Cómo pesa!
¿Qué le pusieron piedras?
—A veces pienso que
disfrutan estar en constante lucha — explicó Sofía y viendo a su novia. — Hasta
mi Flo piensa que no tienen arreglo.
—¿Piensas así Flopy?
— cuestionó Carla arremangándose las mangas de su chaqueta en forma teatral. —
porque puedo arreglar esas diferencias de pensamiento en un santiamén.
—No hace falta —
escabulló olímpicamente Florencia esquivando un manotazo en su hombro. — no
quisiera ser motivo de que te lleven por agresión porque olvidaba que eres un
sansón y no quiero que mis huesitos sufran algún tipo de daño.
—¡Florencia Villar!
— bramó Carla que le iba a poner las manos encima de no ser por Mariela que la
sujetó entre risas.
—¡Deja a Flo en paz!
— ordenó risueña Mariela. — sabes que te quiere y por lo demás, nosotras
adoramos ser como somos en constante lucha porque la reconciliación es la más
placentera ¿no te parece preciosura?
—¡Um! — exclamó
extasiada Carla robando un piquito a su novia. — ¡Realmente sabes cómo tratar a
una mujer arquitecta!
—¡Domesticada por el
amor! — se burló Florencia a expensas de Ramos que no podía zafarse de la mano
de su pareja.
—¿Mira quién habla?
— espetó divertida Carla y sonriendo añadió — estás aprendiendo rápido a
bromear mi Flopy.
—Aprendo de la mejor
—confirmó Florencia igual de risueña.
—En eso estamos
claras — soltó pícara Carla. — ¡Soy lo mejor!
—¡Horriblemente
humilde! — vociferó con los brazos al aire Villar.
—Jajaja — fue la inevitable
carcajada que brotó simultáneamente de parte de Almagro y Sopric.
No cabía duda alguna
que sus parejas no tenían empacho en ser ellas mismas sin importarles el resto.
Naturales, ingenuas y espontaneas.
—¿Estamos listas? —
consultó Sofía una vez que se repuso de la diversión que le prodigaron las
chicas.
—Sí — respondieron
las otras tres.
—¡Vamos entonces! —
instó Sofía tomando la mano de su novia junto con su equipaje.
Entre el cruce de
algunos otros pasajeros que intentaban salir con sus carros y entre familiares
que intentaban ingresar, pudieron abrirse paso en un área de arribo que estaba
repleta de viajeros que llegaban procedentes de distintos destinos del país.
Estaban avanzando
cuando escucharon…
—¡Mami…mami! — un
niño se abría paso y se coló a las piernas de Ramos.
—¡Príncipe! —
exclamó Carla al observar a su pequeño Benjamín abrazado a sus piernas.
Sin decir más se
inclinó para tomar a su hijo en brazos y recibir los saludos de su gemela que
intentaba que su sobrino no incomodase a su mamá en el intertanto.
Entre saludos y
presentaciones, luego de un intercambio de pensamientos las cuatro junto al
pequeño Benja y Romina en dónde les esperaba todo el resto de la familia y
amistades.
—¡Hija mía! —
exclamó Alicia al ver a su hija y su futura nueva. — ¡Bienvenidas a casa!
—Madre — dijo Sofía
al abrazarse con su progenitora.
A su vez que…
—¡Bienvenida
Florencia! — expresó Rafael a la joven tomándola en brazos y besando su
mejilla.
—Gracias don Rafael
— habló la joven Villar.
—¡Rafael! — corrigió
de inmediato el señor Almagro. — Recuerda que estamos en confianza muchacha.
—Lo olvidé — se
justificó Florencia. — Me disculpo.
—No te disculpes
niña mía — objetó feliz Rafael. — pronto te acostumbrarás en llamarme por mi
nombre nada más.
—Me esforzaré —
adujo Florencia que fue el turno de saludar a Alicia.
—¿Cómo estás mi
niña? — preguntó de inmediato Alicia.
—Muy bien — contestó
Flo.
—Me alegro mucho
escucharlo — mencionó Alicia viéndola a los ojos añadió. — una vez que
lleguemos a casa hablaremos tú y yo sobre lo sucedido en sapunar. Luego, lo
hablaremos en familia ¿les parece ambas?
—Cuenta conmigo
madre — respondió Sofía viendo a su pareja. — ya hemos hablado en que deberemos
aclarar las cosas cómo sucedieron.
—Es necesario
hacerlo Florencia querida — instó Alicia junto a su esposo. — ninguna persona
tiene derecho a mal tratar a otro y levantar calumnias gratuitamente. Es algo
inaceptable para nosotros los Almagro y por ello, es fundamental escuchar tu
versión de los hechos.
—Comprendo — atinó
en decir la joven un tanto cabizbaja por intuía que sería bochornoso
enfrentarse nuevamente a Colomba.
—Con la cabeza en
alto niña mía — solicitó Alicia. — no tienes nada de que avergonzarte cuando no
has hecho nada malo y por mucho que debamos tocar el tema, es muy importante
para mi hijo saber la verdad.
—¿Cómo está Efraín?
— inquirió Sofía viendo a su padre.
—Tu hermano ha
estado retraído un tanto debido a que buscó saber las cosas de parte de su
esposa y ella negó todo cuanto se le increpa — mencionó don Rafael moviendo la
cabeza. — Conoces mejor que nadie a tu hermano. Le cargan las mentiras y la
manipulación.
—Ha querido darle
una oportunidad a Colomba de ser sincera, pero ella mantiene su postura y lo
amenazó con denunciar violencia intrafamiliar en su contra de parte de todos
nosotros — dio a conocer Alicia a su hija. — Y por los abogados estamos en
conocimiento en que está iniciando una demanda por la tutela de los niños.
—¡Santo Dios! —
exclamó Sofía llevando su mano a los labios. — ¿y dónde están mis sobrinos
ahora?
—En nuestra casa —
respondió Rafael. — han venido a su reunión mensual de primos y Federico está
al cuidado de ellos. Hemos hablado con Efraín sobre que no regresen a casa con
sus padres hasta no resolver este impasse. No deseamos que se vean involucrados
y menos que los utilicen para dañar a tu hermano.
—¡Que horrible! — se
lamentó Florencia. — No quería que sucediera esto. Los niños serán los más
perjudicados.
—Cariño — intervino
Sofía tomando en sus brazos a su novia. — Nada de esto que está ocurriendo es
tu culpa. Lastimosamente fue mi cuñada, quién inició su propia destrucción al
querer que te marchases de mi lado, la jugada le salió mal y debe asumir las
consecuencias.
—Pero Sofí. — protestó
Florencia.
—No digas nada más —
demando la Arquitecta. — No es tu culpa. Además, hay otras cosas de las cuales
Colomba debe responder.
—¿Cómo? —cuestionó
la morena.
—Lo que Sofía quiere
decir que hay otros temas por los cuales Colomba debe responder y que no tienen
relación contigo Flo— intervino Casy que fue la que puso al tanto a su socia
como a sus padres. —junto con unos informes que se presentaron en la embajada
de Alemania en desmedro de Almapric.
—No sabía eso
—repuso la joven Villar.
—No tenías por qué saber, Flo — fue el turno de Mariela de hablar. — en el momento en que dejaste
sapunar, Victoria y su hija presentaron una carta al cónsul que paralizó el
proyecto a la llegada de Sofía y esclarecer la situación.
—El proyecto podría
ser rechazado o licitarlo otra constructora — evidenció Casy. — Dependerá de la
reunión que sostengamos dentro de la semana para resolver este conflicto. Sin
mencionar que sapunar estuvo cerca de paralizar por la gestión de Colomba que
encontró en Néstor un aliado que le ayudó en sus planes tras la visita a la
obra.
—¡Qué mal! — dijo
Florencia consternada de las acciones que suscitaron su huida.
—No intentes
culparte por ello, cariño — espetó Sofía que sospechaba lo que su pareja podría
estar pensando. — Tú no eres y tampoco serás responsable por las acciones de
otros. Esto solo involucra a mi cuñada. Nada tienes que ver con este problema.
—Mi hija tiene toda
la razón — respaldó Alicia viendo a su nuera. — esta situación es la
consecuencia de las acciones de Colomba.
—Sugiero que este
tema lo conversemos una vez que nos encontremos en casa — solicitó Rafael
viendo a los demás. — Es delicado y extremadamente importante para hablarlo en
este lugar ¿no les parece?
—Toda la razón,
querido — secundó Alicia. — ¡Vayamos a casa!
—¿Se vienen con
nosotros? — preguntó Sofía a sus dos socias— tenemos cosas de qué hablar.
—Bueno — accedieron
Sopric y Goycochea.
Mientras que Carla
quedo viendo a su mejor amiga toda abrumada por todo lo que se tocó apenas su
llegada.
—Es un arribo algo
inusual — habló Carla tomando del brazo a Villar. — ¿no te parece mi querida
Flopy?
—Mucho — convino
Florencia. — un arribo escabroso si te soy sincera.
—Es parte de los
caminos de la vida — señaló Carla. — nunca todo es color rosa. Hay muchos
matices y tenemos que aprender a lidiar con ellos, aunque no nos guste.
No pudieron seguir
hablando cuando ambas fueron reclamadas por sus respectivas novias junto con
Benja que insistía querer irse al depa de su mamá Carla.
Entre sonrisas que
sacó el pequeño el grupo familiar y amigos se fueron camino al estacionamiento
en que fueron abordadas por Lorena, hermana de la contadora que les estaba
esperando y traía noticias de sus padres. Manifestando que deseaban una reunión
con su hija.
Entre una breve
charla quedaron en presentarse al día siguiente después del trabajo y
visitarlos. De este modo cuatro vehículos saldrían del recinto aeronáutico con
rumbo al centro del corazón de la capital.
Tema con que se
escribió este capítulo Blame ( Calvin Harris y John Newman)
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