mujer y ave

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lunes, 29 de diciembre de 2025

Arribo

  Un nuevo amanecer

Capítulo 17 Arribo

En la inmensidad de los cielos, un avión se abría paso entre cúmulos de nubes con poquitín de turbulencia de por medio tras las corrientes cruzadas. Nada fuera de lo normal y lo que se está acostumbrado todo viajero que viene y va a al sur del país.

Sería un viaje tranquilo que se aprovecharía para descansar antes de retomar la agitada vida de la capital y sus tumultuosas actividades del diario vivir.

Muchos más delante de dónde se encontraba aquella aeronave y en tierra firme; la vida seguía a un paso agigantado.

Santiago…

—Es hora de ponernos en marcha — fue lo dicho por una mujer, tomando su cartera y las llaves de su coche.

Saliendo de una propiedad en pleno centro de la capital, tomaría la autopista principal de Américo Vespucio norte con rumbo a la parte sur.

A su vez…

—Ellas están por llegar — musito una mujer quitándose sus gafas y dejándolas en su estuche, revisó que todo en su escritorio estuviera en su lugar. Agarró su cartera, llaves y móvil. Saliendo de su oficina. — Nos veremos más tarde.

—De acuerdo, señora Goycochea — repuso una de las secretarias.

También en…

—Querido — llamó una mujer a su esposo. —estamos listos.

—¡Vayamos entonces! — contestó Rafael dejándose tomar del brazo por su esposa.

Tres salieron de esa inmensa casa directo al automóvil que les estaba esperando junto al chofer de la familia.

Sector de Barnechea…

—De seguro que mi nieto es el más feliz con el regreso de sus madres — comentó Milenka (madre de la arquitecta Sopric) observando al pequeño terremoto en brazos de su hija.

—No sólo él, sino que todos nosotros podremos descansar un tantito de Benja — expresó Romina a su madre al mismo tiempo que acariciaba a su sobrino. —aunque fue una separación corta, ha sido significativa para ellas.

—Lo sé hija mía — coincidió su madre. — dentro de poco podrán comenzar a vivir su vida plenamente junto a su hijo, sin más obstáculos de por medio.

—Es nuestro turno de ayudarlas — hizo ver Romina. — debemos hablar para que adquieran una vivienda cercana a nosotros.

—Tocaremos ese tema una vez que nos reunamos en casa — determinó Milenka. — Estando toda la familia presente.

—¿Cuánto falta para que llegué mami?  — fue el turno de preguntar del pequeño Benja.

—Una hora nada más, pequeño bribón — respondió Romina. — Solo un poco más y estarás con mami. ¿serás paciente?

—Sí — repuso el niño en brazos de su tía y viendo por la ventanilla del coche. — mami ya llega.

—Así es, Benja — aseguró su tía.

Mientras en el interior del vehículo se vivía una interacción de añoranza y calma forzada. En un lugar más apartado en el corazón de una mansión…

—Espero de corazón que me hayas dicho la verdad. — murmuró dubitativo un hombre de cabellos cobrizos que rascaba su barba al contemplar la fotografía de una mujer en su escritorio. — Colomba.

En el mismo lugar…

—Mamá — llamó una pequeña.

No hubo respuesta de parte de quién es su progenitora, debido a que está inmersa en sus pensamientos.

—Mamá — insistió la niña.

Nuevamente no hubo respuesta de su madre.

—Mamá — fue el tercer intento de la pequeña que se acercó a su madre, tirando de sus ropas para llamar su atención.

—¿Qué tienes Begoña? — arremetió descompuesta ante la insistencia de la niña. — ¿por qué me tiras la ropa de esa manera?

—No me escuchabas mamá — defendió la colorina niña.

—Eso no justifica que andes jalando a un adulto para llamar su atención. — reprendió su madre. — No es lo que enseñado a una señorita como tú. Solo los rotos se tironean como animales.

—¡Perdón mamá! — dijo su hija.

—¿Qué necesitas Begoña? — preguntó la mujer.

—¿Podemos ir a casa de noni (abuela) ahora? — solicitó su hija. — quiero mostrarle un libro que me dio mi profesor.

—Justo ahora quieres ir a casa de tu noni — resopló con fastidió Colomba. — Ve a hablar con tu padre si es que puede acompañarte.

—¿No irás conmigo? — consultó la pequeña Begoña.

—No — denegó Colomba. — Tengo cosas que hacer y no puedo ir a casa de tus abuelos por el momento.

—Está bien mami — repuso Begoña — hablaré con papá.

—Ve — ordenó su madre.

Con una mirada confundida de la niña que no entendía el comportamiento de su mamá, se atrevió abrazar sus piernas a modo de cariño para luego, irse corriendo al interior a casa.

En cambio, la mujer no le dedicó una sola mirada a su hija, al contrario, recogió un poco la manga de su cardigán para ver la hora en su reloj.

—Sofía debe estar por llegar junto con esa intrusa y arribista — masculló Colomba.

De seguro que muchas cosas no se pueden esconder por demasiado tiempo y es la envidia junto a los celos pueden corroer el corazón de una persona hasta el punto de que se volverá amargura pura. Algo difícilmente de digerir y lidiar sin ayuda especializada.

Alejado de aquellas vibras maliciosas y resentida en el estacionamiento del aeropuerto. Una mujer desciende de su camioneta.

—¡Más les vale que vengan con las chicas de vuelta! — amenazó una pequeña mujer.

Acomodó sus lentes que usaba desde ya unos años, a pesar de las burlas que le hacían a menudo sus socias. Ella asumía que la vista no era un punto fuerte en su vida. Más ella siempre se amoldaba a las circunstancias.

—¡Es hora de saber cómo salieron las cosas! — se dijo para sí misma Casandra.

Casi al mismo tiempo y a varios metros más allá en el sector de parada momentánea en la línea del primer piso, descendencia una pareja de un sedán negro ingresando al edificio. A tan solo dos minutos también llegaba una camioneta que aparcaba y bajan dos mujeres con un pequeño en brazos de una de ellas. Y tan solo un solitario jeep quedaba en espera de quién esperaba.

—Hermanita que todo haya sido favorable para ti — musito una morena al volante de aquel vehículo.

Justo en ese instante una aeronave tocaba la loza del aeropuerto y comenzaba en alinearse al sitio y manga que se le habría sido asignada. Mientras que, a bordo de ella, los pasajeros siempre fieles a sus impulsos y rutinas, encendían o quitaban el modo avión de sus aparatos móviles.

Tick…tock… de pronto sonó el gong del reloj en el salón familiar indicando que eran las 18 hrs y la mirada femenina quedó viendo embelesada aquellas manecillas.  Hacía casi una hora en que su esposo que se había marchado de cas, llevándose a los niños con él ya que los pequeños deseaban ver a sus abuelos. Quedándose a pasar unos días con ellos.

No tuvo mucho que objetar al respecto dado que una vez al mes, los niños se quedaban alojar con los padres de su esposo y reunirse con sus otros primos. Era una rutina familiar que llevaban años realizando como familia desde que naciera el primero y cumplido sus cinco años podían visitar a sus abuelos.

Esta vez no debiera ser diferente de las demás, sin embargo, se sentía distinta y amenazante por así decirlo. Desde la conversación en casa de sus suegros, la continua mirada especulativa de Efraín era clara señal de que podría romperse esa rutina.

Solo tres días habían pasado desde que fue citada por Alicia a su morada y acorralarla cuál delincuente y exigirle respuesta sobre el paradero de aquella mojigata trepadora ¡simplemente era inconcebible! El trato que se le estaba dando. Ella no permitiría que una intrigante y embaucadora social quebrase la unión de familia que tenían antes de su llegada.

Aconsejada por su madre había tomado todos los resguardos legales en caso de que la ceguera de sus suegros se mantuviese. No dejaría de luchar por mantener su lugar que le correspondía y si tenían que valerse de la justicia para torcer la mano de los suyos y hacerles entrar en razón lo haría sin asco.

—¡Verán! — exclamó convencida Colomba. — les mostraré cuán equivocados han estado con respecto a esa muerta de hambre.

En la vida hay situaciones que escapan de las manos o, mejor dicho, hay estereotipos tan arraigados en la piel, la psiquis de una sociedad que, aunque pasaran 1 siglo o más, difícilmente cambiarían. Se dice que el hombre es un animal de costumbre y no se diferencia de los verdaderos animales porque actúa por impulso y no raciocinio como suele jactarse ¿¡Quién piensa?!…actúa en consecuencia. No obstante, siempre habrá dos factores en común que resaltaran a lo largo de su historia dejando en claro que no ha aprendido mucho que digamos de su trayectoria…La guerra y el Clasismo/elitismo.

Dos contrariedades indesmentibles que difícilmente puedan o quieran ser superadas, lo que indica que el hombre no es tan dado a meditar para sacar aprendizajes de los errores.

Y Colomba Peters, no es la excepción. Fue criada rigurosamente por sus padres convencida que la herencia genética de la clase alta jamás podía ser contaminada con personas de los arrabales. Y que los de su círculo deberían solo interactuar entre sí, los demás son ganado para arrear.

Con este pensamiento presente en ella y adherido a su piel, no vio con buenos ojos la llegada de Florencia. Primero a Almapric; porque no carecía del apellido, estatus social y menos provenía de una universidad de renombre. Sino una de un pueblito afuerino, algo vergonzosos a su parecer ya que la mayoría del personal de la constructora procedía de U. de Chile, católica de Santiago y Valparaíso, U. de Concepción, Federico Santa María por citar a las seis mejor ranqueadas a nivel nacional y como se mencionó anteriormente, de esas casas de estudios provenía todo el personal de la constructora.

Ella no estaba equivocada, todo decía que era una joven trepadora y con un discurso de niña buena e inocente consiguió embaucar a la familia. ¿Santa? No tenía nada. No comulgaba con su ingenuidad, sabía que debió practicar mucho para poder desenvolverse en la capital como dicen los sureños ignorantes y poco cultos.

Esta sería una batalla que estaba lejos de terminar en la psiquis de Peters. En pocas palabras se había convencido completamente de sus argumentos que tildaría de cándidos a sus parientes por parte de esposo.

Mientras que la mujer se mantenía inmersas en sus cavilaciones contradictorias, en Pudahuel (aeropuerto) los pasajeros comienzan a descender del avión o mejor dicho abandonarla. Se fueron directo por la larga manga hasta llevarlos a unas escaleras mecánicas que los llevaría directo al subterráneo o zona de equipaje.

Mientras la cinta avanzaba devolviendo las primeras maletas, los dueños comenzaban a tomarlas y depositar en sus carritos de transporte. En esos menesteres se hallarían cuatro mujeres en espera de su equipaje. No eran grandes sino medianas maletas que llevaban consigo, pero estaba a la espera de una especial que venía con obsequios de parte de la familia Villar como del abuelo de Carla.

—¡Ahí viene! — dijo Carla al notar una maleta verde que asomaba en la cinta de transporte.

—¡Que bueno! — adujo Mariela mirando su reloj de pulsera. — Pensé que sería la última en llegar.

—Paciencia Arquitecta — reprendió Carla a su pareja. — Lo bueno siempre se hace esperar cariño.

—¡Aha! — exclamó suspicaz Mariela.

—Ustedes dos no tiene arreglo — contravino Sofía al tomar parte de su equipaje.

—¿Por qué lo dices? — indagó Mariela ayudando a subir la bendita maleta a su carrito. — ¡Cómo pesa! ¿Qué le pusieron piedras?

—A veces pienso que disfrutan estar en constante lucha — explicó Sofía y viendo a su novia. — Hasta mi Flo piensa que no tienen arreglo.

—¿Piensas así Flopy? — cuestionó Carla arremangándose las mangas de su chaqueta en forma teatral. — porque puedo arreglar esas diferencias de pensamiento en un santiamén.

—No hace falta — escabulló olímpicamente Florencia esquivando un manotazo en su hombro. — no quisiera ser motivo de que te lleven por agresión porque olvidaba que eres un sansón y no quiero que mis huesitos sufran algún tipo de daño.

—¡Florencia Villar! — bramó Carla que le iba a poner las manos encima de no ser por Mariela que la sujetó entre risas.

—¡Deja a Flo en paz! — ordenó risueña Mariela. — sabes que te quiere y por lo demás, nosotras adoramos ser como somos en constante lucha porque la reconciliación es la más placentera ¿no te parece preciosura?

—¡Um! — exclamó extasiada Carla robando un piquito a su novia. — ¡Realmente sabes cómo tratar a una mujer arquitecta!

—¡Domesticada por el amor! — se burló Florencia a expensas de Ramos que no podía zafarse de la mano de su pareja.

—¿Mira quién habla? — espetó divertida Carla y sonriendo añadió — estás aprendiendo rápido a bromear mi Flopy.

—Aprendo de la mejor —confirmó Florencia igual de risueña.

—En eso estamos claras — soltó pícara Carla. — ¡Soy lo mejor!

—¡Horriblemente humilde! — vociferó con los brazos al aire Villar.

—Jajaja — fue la inevitable carcajada que brotó simultáneamente de parte de Almagro y Sopric.

No cabía duda alguna que sus parejas no tenían empacho en ser ellas mismas sin importarles el resto. Naturales, ingenuas y espontaneas.

—¿Estamos listas? — consultó Sofía una vez que se repuso de la diversión que le prodigaron las chicas.

—Sí — respondieron las otras tres.

—¡Vamos entonces! — instó Sofía tomando la mano de su novia junto con su equipaje.

Entre el cruce de algunos otros pasajeros que intentaban salir con sus carros y entre familiares que intentaban ingresar, pudieron abrirse paso en un área de arribo que estaba repleta de viajeros que llegaban procedentes de distintos destinos del país.

Estaban avanzando cuando escucharon…

—¡Mami…mami! — un niño se abría paso y se coló a las piernas de Ramos.

—¡Príncipe! — exclamó Carla al observar a su pequeño Benjamín abrazado a sus piernas.

Sin decir más se inclinó para tomar a su hijo en brazos y recibir los saludos de su gemela que intentaba que su sobrino no incomodase a su mamá en el intertanto.

Entre saludos y presentaciones, luego de un intercambio de pensamientos las cuatro junto al pequeño Benja y Romina en dónde les esperaba todo el resto de la familia y amistades.

—¡Hija mía! — exclamó Alicia al ver a su hija y su futura nueva. — ¡Bienvenidas a casa!

—Madre — dijo Sofía al abrazarse con su progenitora.

A su vez que…

—¡Bienvenida Florencia! — expresó Rafael a la joven tomándola en brazos y besando su mejilla.

—Gracias don Rafael — habló la joven Villar.

—¡Rafael! — corrigió de inmediato el señor Almagro. — Recuerda que estamos en confianza muchacha.

—Lo olvidé — se justificó Florencia. — Me disculpo.

—No te disculpes niña mía — objetó feliz Rafael. — pronto te acostumbrarás en llamarme por mi nombre nada más.

—Me esforzaré — adujo Florencia que fue el turno de saludar a Alicia.

—¿Cómo estás mi niña? — preguntó de inmediato Alicia.

—Muy bien — contestó Flo.

—Me alegro mucho escucharlo — mencionó Alicia viéndola a los ojos añadió. — una vez que lleguemos a casa hablaremos tú y yo sobre lo sucedido en sapunar. Luego, lo hablaremos en familia ¿les parece ambas?

—Cuenta conmigo madre — respondió Sofía viendo a su pareja. — ya hemos hablado en que deberemos aclarar las cosas cómo sucedieron.

—Es necesario hacerlo Florencia querida — instó Alicia junto a su esposo. — ninguna persona tiene derecho a mal tratar a otro y levantar calumnias gratuitamente. Es algo inaceptable para nosotros los Almagro y por ello, es fundamental escuchar tu versión de los hechos.

—Comprendo — atinó en decir la joven un tanto cabizbaja por intuía que sería bochornoso enfrentarse nuevamente a Colomba.

—Con la cabeza en alto niña mía — solicitó Alicia. — no tienes nada de que avergonzarte cuando no has hecho nada malo y por mucho que debamos tocar el tema, es muy importante para mi hijo saber la verdad.

—¿Cómo está Efraín? — inquirió Sofía viendo a su padre.

—Tu hermano ha estado retraído un tanto debido a que buscó saber las cosas de parte de su esposa y ella negó todo cuanto se le increpa — mencionó don Rafael moviendo la cabeza. — Conoces mejor que nadie a tu hermano. Le cargan las mentiras y la manipulación.

—Ha querido darle una oportunidad a Colomba de ser sincera, pero ella mantiene su postura y lo amenazó con denunciar violencia intrafamiliar en su contra de parte de todos nosotros — dio a conocer Alicia a su hija. — Y por los abogados estamos en conocimiento en que está iniciando una demanda por la tutela de los niños.

—¡Santo Dios! — exclamó Sofía llevando su mano a los labios. — ¿y dónde están mis sobrinos ahora?

—En nuestra casa — respondió Rafael. — han venido a su reunión mensual de primos y Federico está al cuidado de ellos. Hemos hablado con Efraín sobre que no regresen a casa con sus padres hasta no resolver este impasse. No deseamos que se vean involucrados y menos que los utilicen para dañar a tu hermano.

—¡Que horrible! — se lamentó Florencia. — No quería que sucediera esto. Los niños serán los más perjudicados.

—Cariño — intervino Sofía tomando en sus brazos a su novia. — Nada de esto que está ocurriendo es tu culpa. Lastimosamente fue mi cuñada, quién inició su propia destrucción al querer que te marchases de mi lado, la jugada le salió mal y debe asumir las consecuencias.

—Pero Sofí. — protestó Florencia.

—No digas nada más — demando la Arquitecta. — No es tu culpa. Además, hay otras cosas de las cuales Colomba debe responder.

—¿Cómo? —cuestionó la morena.

—Lo que Sofía quiere decir que hay otros temas por los cuales Colomba debe responder y que no tienen relación contigo Flo— intervino Casy que fue la que puso al tanto a su socia como a sus padres. —junto con unos informes que se presentaron en la embajada de Alemania en desmedro de Almapric.

—No sabía eso —repuso la joven Villar.

—No tenías por qué saber, Flo — fue el turno de Mariela de hablar. — en el momento en que dejaste sapunar, Victoria y su hija presentaron una carta al cónsul que paralizó el proyecto a la llegada de Sofía y esclarecer la situación.

—El proyecto podría ser rechazado o licitarlo otra constructora — evidenció Casy. — Dependerá de la reunión que sostengamos dentro de la semana para resolver este conflicto. Sin mencionar que sapunar estuvo cerca de paralizar por la gestión de Colomba que encontró en Néstor un aliado que le ayudó en sus planes tras la visita a la obra.

—¡Qué mal! — dijo Florencia consternada de las acciones que suscitaron su huida.

—No intentes culparte por ello, cariño — espetó Sofía que sospechaba lo que su pareja podría estar pensando. — Tú no eres y tampoco serás responsable por las acciones de otros. Esto solo involucra a mi cuñada. Nada tienes que ver con este problema.

—Mi hija tiene toda la razón — respaldó Alicia viendo a su nuera. — esta situación es la consecuencia de las acciones de Colomba.

—Sugiero que este tema lo conversemos una vez que nos encontremos en casa — solicitó Rafael viendo a los demás. — Es delicado y extremadamente importante para hablarlo en este lugar ¿no les parece?

—Toda la razón, querido — secundó Alicia. — ¡Vayamos a casa!

—¿Se vienen con nosotros? — preguntó Sofía a sus dos socias— tenemos cosas de qué hablar.

—Bueno — accedieron Sopric y Goycochea.

Mientras que Carla quedo viendo a su mejor amiga toda abrumada por todo lo que se tocó apenas su llegada.

—Es un arribo algo inusual — habló Carla tomando del brazo a Villar. — ¿no te parece mi querida Flopy?

—Mucho — convino Florencia. — un arribo escabroso si te soy sincera.

—Es parte de los caminos de la vida — señaló Carla. — nunca todo es color rosa. Hay muchos matices y tenemos que aprender a lidiar con ellos, aunque no nos guste.

No pudieron seguir hablando cuando ambas fueron reclamadas por sus respectivas novias junto con Benja que insistía querer irse al depa de su mamá Carla.

Entre sonrisas que sacó el pequeño el grupo familiar y amigos se fueron camino al estacionamiento en que fueron abordadas por Lorena, hermana de la contadora que les estaba esperando y traía noticias de sus padres. Manifestando que deseaban una reunión con su hija.

Entre una breve charla quedaron en presentarse al día siguiente después del trabajo y visitarlos. De este modo cuatro vehículos saldrían del recinto aeronáutico con rumbo al centro del corazón de la capital.

 

Tema con que se escribió este capítulo Blame ( Calvin Harris y John Newman)


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