Polos opuestos
Capítulo 13
Admisión y verdad.
Si bien se despidió de sus compañeros de trabajo y
también de Laura, algo había en el
ambiente que la dejo o mejor dicho, la hizo sentir como descolocada.
Primeramente llegó a su lugar de trabajo que extrañamente estaba envuelto en un
silencio casi sepulcral. La mayoría
estaba en su sitio hace más de veinte minutos o un poco más y estaban absortos
en sus labores que ni se molestaron en levantar la vista cuando ella entró a la
oficina. ¿Extraño? Mucho ya que eran dados a ser conversadores y amables entre
ellos, aunque su área se caracterizaba por guardar más silencio del normal
debido a la concentración en los números. Pero que sin embargo, no quitaba que
fueran sociables entre ellos.
─ ¡Buen día! ─ se obligó a saludar y marcar la
diferencia Tania.
Solo unos segundos después…
─ ¡Buenos! ─ respondió un compañero para
solidarizar con la joven y no ser roto por decir lo menos.
La joven alzó una ceja por la respuesta y tan solo
se limitó en esbozar una sonrisa un tanto parca debido a la actitud de los
demás.
Se quitó la chaqueta que dejo en su respaldo y se
dispuso a trabajar en unos libros contables, pero seguía sintiendo esa
atmosfera rara que no lograba dilucidar.
Esperar trabajar en relativa paz no era exactamente
lo que creía en ese momento, una y otra vez, veía las columnas de números , fechas, nombres de
artículos, facturas, guías, número de cheques, depósitos , Etc. Pero no
conseguía concentrarse completamente. Tenía un presentimiento de algo estaba
raro.
Alzó su barbilla y miró para todos lados, viendo
compañeros, el reloj, la puerta y todo parecía normal. Aun así sentía la vibra
extraña.
En eso un clic hizo su cabecita al recordar algo
esencial. Su jefa. Lleva más de media hora en esa oficina y no la había
escuchado, ni visto la punta de la nariz. Nada de nada a decir verdad.
Miro el reloj y por la hora tendría ya que estar
en su oficina despotricando a diestra y siniestra. Ladeó su cabeza y prestó atención al ruido de
aquella oficina que estaba muy cerca de su escritorio. Pero nada, ni un alma o
mosca volando.
─ ¡Qué raro! ─ se dijo Tania meditando en que era
día Lunes y eso significaba ene trabajo y su líder entrando y saliendo como
loca.
Tomó unos minutos deambulando en su psiquis sobre
varias ideas que cruzaron por ella y nada tenía sentido.
─ Quizás decidió no venir ─ Se auto convenció
Briceño. ─ Tendrá que ser no más.
Tamborileó sus dedos sobre la superficie de su
escritorio y tras tomar conciencia que no iría a ninguna parte pensando; optó
por reanudar su labor con los libros.
Fueron unos pasos, unos minutos, los que le tomó
concentrarse y meterse de lleno en su rutina de trabajo hasta que el tiempo
pasó volando y no se dio cuenta hasta que un golpe pequeño pero áspero se colocó delante de sus ojos que la sacó por
completo de su hermetismo laboral y al alzar los ojos despacio; se topó con un
gran vaso de café puesto delante de ella y al subir más en la altura se
encontró de lleno con los ojos de su madre.
─ Por mucho que me sienta orgullosa de tu
dedicación en el trabajo y a la empresa; no quita que hallas saltado tu
colación y que para colmo no te des cuenta que son las 5 de la tarde y debes ir
ya a casa en unos minutos más. ─ Mencionó Lucia e indicando a su alrededor. ─
ya casi todos se han retirado.
─ Mamá, me asustaste ─ atinó en decir Tania. ─ Lo
siento estaba de cabeza en los registros que olvide todo.
─ Me doy cuenta, Tania ─ coincidió Lucia. ─ Pero
debes irte ya que Gabriel debe dejar todo cerrado por orden de Alexandra.
Aquello le pareció sorpresivo a la chica, aunque
tenía sus dudas al respecto.
─ ¿No vino? ─ preguntó Tania.
─ ¿En qué mundo vives hija mía? ─ cuestionó Lucía.
─ Es el primer lunes de mes y toca ir a puestos internos en Quillota y Alexandra
vino muy temprano a recoger documentos y se marchó de inmediato.
─ ¿Qué tan temprano? ─ inquirió Tania. ─ Yo llegué
antes de las 8 y no le he visto ni la punta de su nariz.
─ Según me comentó Camilla, ella vino a eso de las
5 ─ respondió Lucia.
─ ¿De la mañana? ─ preguntó estupefacta Tania.
─ Y no iban a ser las cinco de la tarde, Tanía por
favor. ─ Se burló sarcásticamente Lucía. ─ Obvio que era de la madrugada para
ser clara.
─ ¡Wow! ─ exclamó Tania ahora admirada. ─ Re
temprano.
─ Es una jodida trabajólico que puede pasarse las
24 horas en la pega ─ enfatizó Lucia. ─ Nada de eso me extraña en ella.
─ Madre. ─ llamó la atención Tania.
─ Te escuchó ─ respondió ésta.
─ ¿Por qué se tienen tanto resentimiento ustedes
dos? ─ Se atrevió en preguntar Tania.
─ Es un tema bien delicado ─ confesó Lucía. ─ E
intricando entre las dos.
─ ¿Desde hace mucho? ─ prosiguió Tania.
─ Desde nuestra juventud ─ develó la madre. ─ y es
todo lo que te diré. Esa etapa forma parte de mi pasado y no comulgaré contigo
a estas alturas de mi vida.
─ Tampoco te lo pediría ─ repuso Tania. ─ No ha
sido mi intención entrometida con tu vida y pasado. Solo me causa curiosidad
ver y sentir esa animosidad entre ambas.
─ Tampoco es que nosotras nos odiemos o algo por
estilo. ─ aclaró Lucia. ─ Simplemente decidimos mantener una relación laboral
sin inmiscuirse en labor de la otra.
─ Comprendo. ─ dijo Tania y de repente un
pensamiento cruzó por su cabecita. ─ Mamá, tengo una duda, mejor dicho;
curiosidad sobre Alexandra.
─ ¿Y qué sería esa duda? ─ animó lucía a su hija.
─ ¿Qué relación tiene Alex con los dueños de la
empresa? ─ fue directo al grano Tania.
Su madre quedo en silencio por unos segundos
observando a su hija y luego, agregó…
─ Esta empresa está bajo la figura de una sociedad
anónima ─ Respondió Lucia.
─ ¡Um! ─ meditó Tania y luego, añadió. ─ Yo pensé
que ella estaba relacionada con los propietarios del resort.
─ ¿Qué te llevó a esa conclusión? ─ fue el turno
de su madre en cuestionar.
─ Su apellido y una familia que vivió en Granizo con
ese mis apellido que tenían también empresas con el rubro del turismo. ─
admitió Tania.
─ Desde que yo entré a trabajar a este lugar que
sé que la empresa es sociedad anónima y tiene dos administradores ─ explicó
Lucia. ─ Uno es Orlando y el otro se mantiene también en el misterio dado que
rara vez se le ha visto en el hotel.
─ ¿Un administrador fantasma? ─ indagó Tania.
─ ¡No cómo crees! ─ expresó espantada Lucia de
las suposiciones de su hija. ─ Yo admito
que no le he visto nunca, pero sé que está al tanto dado que tiene injerencia
en todas las transacciones y nada se hace
sin su firma.
─ O sea que si viene ─ intuyó Tania. ─ para que
firme y esté en conocimiento.
─ Así es, el administrador A, ha venido y dejado
todos los documentos bancarios listos para trabajar y de hecho los contratos de
personal pasan directamente con él. ─ Nuevamente develó Lucia.
─ ¿Administrador A? ─ inquirió perceptivamente
Tania.
─ Orlando es el segundo, lo que lo hace el B ─
confidenció su madre. ─ Y le pusimos A por el peso que tenía y por su firma.
─ ¿Su firma? ─ preguntó más curiosa la joven
Briceño.
─ Su firma es una rareza ilegible y lo único que
se puede distinguir es la A con que inicia su sello caligráfico y lo demás es
una majamama que nadie puede distinguir─ respondió la jefa de operaciones.
─ Uno de estos días, me mostrarías esa firma ─
solicitó Tania sopesando algo en su cabecita.
─ Lo que tú quieres saber es si es Alexandra ¿No
es así? ─ Cuestionó Lucia. ─ Se por dónde vas traviesa.
─ Puede ser mamá, pero no le hago mal a nadie con
solo preguntar o querer saber ─ admitió sinceramente Tania aún sumida en sus
pensamientos.
─ ¡Ya veremos! ─ indicó Lucia haciendo gestos con
sus manos para que su hija dejará de trabajar. ─ Nosotras vamos hablar de lo
que está pasando entre tú y Mirelles pero eso será en casa. Ahora quiero que te
vayas mira que Laura se aburrió de esperarte y se fue hace unos minutos.
─ ¿Laura se fue? ─ preguntó incrédula Tania.
─ Obviamente ─ contestó su madre. ─ dijo que no
iba a perder su tiempo contigo ya que no le respondiste ninguna de sus
llamadas.
─ ¡Miércale! ─ exclamó Tania al recordar algo y
sacar su móvil. ─ ¡Con razón! Olvidé que lo deje en silencio.
─ ¡Ahora veo porque tampoco a mí me contestaste! ─
se quejó su madre.
─ Lo siento, mamá ─ se disculpó Tania.
─ Ya ni modo. ─ señaló Lucia. ─ ahora ve a casa
que yo llegaré más tarde porque debo cubrir el turno de Pato que no llegará
hasta la diez.
─ ¡Oh que pena mamá! ─ se compadeció Tania. ─ Yo
cocinaré algo rico para esperarte.
─ Cobraré tu palabra hija mía, mira que tengo un
hambre bárbara y no estoy dispuesta a comer nada en el hotel. ─ develó Lucia.
─ Entonces está dicho ─ adujo Tania. ─ cocinaré
tus favoritos y los llevaré a tu dormitorio para consentirte.
─ ¡Qué hija me gasto! ─ aduló Lucia besando la
mejilla de su hija. ─ Ahora guarda todo eso y vete casa mi bebé.
─ Te amo mami ─ lisonjeo Tania con un abrazo tan
cálido como su amor. ─ Nos vemos en casa.
─ Salgamos de aquí antes que Mahoma sepa que
continuamos en su santuario. ─ expuso Lucia abriendo la puerta principal.
─ ¿Tan así? ─ preguntó Tania.
─ Sí y es decir poco ─ confirmó su madre. ─ Tiene
un radar y oídos en todos lados.
─ Jajaja ─ se carcajeó la joven Briceño. ─ ¿Quién
diría que se porta como una tirana?
─ ¡Que no te oiga! ─ ordenó su Lucia. ─ Alexandra,
no es una mujer para enfrentársela sin tener un buen plan entre manos y una
defensa cuantiosa. Escucha mi consejo, hija, no vayas a buscar enfrentarte con
ella porque puedes ver un lado que pocos han visto y tienen malos recuerdos.
─ ¿Lo has vivido? ─ inquirió la joven.
─ No personalmente ─ respondió Lucia. ─ Pero
lastimosamente una amiga mía sí y tiene guardado malos recuerdos de aquello
días.
─ Comprendo ─ dijo Tania y viendo a su madre
mientras caminaban, añadió─ Seguiré tu consejo mamá en lo más posible. Pero no
pretendo ir por la vida sintiendo temor o reservas cada vez que ella u otra persona ladre porque
sí.
─ Jajaja ─ fue el turno de Lucia de reírse. ─ En
eso eres igualita a tu padre.
─ Por algo dice el dicho: de tal palo ─ señaló
Tania sin concluir.
─ Tal astilla ─ terminó la frase por su hija. ─
Pero por mucho que encuentres placentero llevarle la contra o darle unos
cuantos dolores de cabeza. Ella no es una mujer con la que puedas jugar o
explorar sin estar prevenida.
─ ¿Te refieres a su lado dominante? ─ Tania fue
directo al hueso al preguntar e intuía que su madre sabía mucho más de lo que
daba a suponer.
─ Tania Briceño ─ exigió Lucia que detuvo sus
pasos y vio a su hija con una mirada muy suspicaz. ─ ¡Explícate mejor!
─ Bien… ¡Aquí vamos! ─ comenzó a tratar de aclarar
la joven. ─ Digamos que más o menos estoy enterada que Alex es una dominatriz
al igual que la mujer que la acompaña dos veces por semana. Esa colorina del
averno.
La jefa de operaciones empequeñeció sus ojos al
oír la confesión de su hija e instintivamente se llevó una mano a su frente
como intentando quitar el sudor frío que la recorrió y después de unos segundos
prolongados. Ella suspiró con resignación y decidió que era hora de hablar con
su retoño.
─ ¡Ay Dios! ─ se quejaba aún Lucia y tomando del
brazo a su hija la llevó directo hasta su oficina en el lobby central. ─ Es
hora de que hablemos sin tapujos.
─ Bien ─ fue la contestación de la muchacha.
La hizo entrar a su oficina y le indicó que tomará
asiento en uno de los sillones. Mientras que se aseguró de cerrar la puerta con
seguro a pesar de ser una de cristal ahumado. Pero verdaderamente, no quería interrupciones.
─ ¿Qué te hace pensar que Alexandra es una
dominatriz? ─ inició el interrogatorio o la conversación Lucia.
─ Como dije, estoy en conocimiento de que es una
dominatriz. ─ respondió la chica. ─ Y no lo supongo o imagino si no que lo
estoy asegurando.
─ A veces olvido que estoy tratando con mi propia
hija y olvido lo demasiado francota que eres; herencia de tu padre. ─
puntualizó Lucia un poco hosca al respecto.
─ Espero que no te moleste que tanto me parezca a
papá ─ contravino Tania que sintió un dejo de irritación en el tono de su
madre.
─ Por supuesto que no lo estoy. ─ aseguró Lucia. ─
simplemente estoy diciendo que tengo que recordarme que eres mi hija y no una
de mis amigas de vida o mi difunto esposo con quienes manteníamos un nivel de franqueza y honestidad a toda
prueba.
─ Me alegro saber que con papá tuvieras ese nivel
de confianza ─ mencionó Tania admirada por ella.
─ Tania, siempre te he dado la confianza
suficiente y mucho más que el resto de tus hermanos ─ aclaró Lucia. ─ Y eso se
debe a tu nivel de madurez con que vez la vida. Pero no significa que eres mi
mejor amiga y contigo a todo vivir. Tenemos un límite que no vamos a cruzar y
te pido que mantengamos aquello en un nivel de respeto entre ambas.
─ Me parece bien, mamá ─ aceptó la joven.
─ Bien y ahora con respecto a lo que estábamos
hablando sobre Mirelles ─ continuó Lucia yendo por un camino que sabía que era
embarazoso del lado que lo mirase. ─ El tema es delicado y privado y quiero que
entiendas que esto no es de andar de boca en boca, puesto que toca la vida
privada de una persona, que mantiene sus resguardos y no le hará gracia que
estén esparciendo a los cuatro vientos su vida ¿Nos entendemos en ese punto?
─ Lo tengo más que claro ─ correspondió Tania.
─ Perfecto. ─ retomó Lucia. ─ No soy quién para
develar algo que no me corresponde, pero viendo que sabes más de la cuenta,
solo puedo afirmarlo nada más. Solo te pido que mantengas discreción de esto.
─ Lo prometo ─ respondió la joven.
─ Ahora quiero que me digas cómo descubriste que
ella es una dominante ─ exigió Lucia. ─ Y no quiero que te vayas por las ramas
o intentes engañarme porque lo voy a
saber de inmediato.
─ Lo supe por accidente ─ fue la respuesta de
parte de Tania. ─ Y fue en una disco en Con –Con y me topé con ella y sus
amigas.
─ Tania ─ siseó su madre. ─ ¿Dime que no fuiste al
antro de sado que está cerca de la playa?
─ Tú lo has dicho, mamá ─ repuso la joven. ─ es el
mismo lugar.
─ ¡Mierda! ─ exclamó Lucia.
─ ¿Te molesta que haya ido a un lugar como ese? ─
preguntó Tania al ver las líneas de expresión en la frente de su madre.
─ Primeramente ¿Qué rayos estabas haciendo ahí? ─
cuestionó su madre. ─ Segundo jamás te he prohibido las salidas con tus
amistades y tercero, no me molesta que te diviertas pero me enerva que salgas
sin decirme dónde irás porque pasan este tipo de cosas dónde los padres no
tienen idean al lugar que van a parar sus hijos y lo descubren cuando ya es
demasiado tarde y el peligro no se pudo evitar.
─ Mamá…Mamá… ¡Cálmate! ─ suplicó Tania al ver a su
madre pasearse como león enjaulado.
─ No intentes bajarle el perfil Tania Briceño ─
reclamó su madre en un tono severo. ─ Ha sido irresponsable de tu parte
ocultarme que fuiste a un antro sado.
─ No lo intento hacer, mamá ─ refutó la joven sin
intimidarse por la actitud de su madre. ─ Pero déjame al menos explicarte como
sucedió todo.
─ ¡Hazlo entonces! ─ ordenó tajantemente Lucia.
─ Quedamos con Laura y sus primos en salir a una
disco en Limache, pero cambiaron los planes y nos fuimos a Viña ─ explicó
Tania. ─ Pensé que era una discoteca más. Una de las tantas que conocen los
primos de Laura y no me preocupe al respecto como para llamarte y decirte.
Cuando llegamos solo vimos un lugar de cuatro
pisos con diferentes ambientes y estilos de música para el público y decidimos
pasar un buen rato con un trago y repito
un trago suave. Por nada del mundo estábamos borrachos porque sabes que no es
mi estilo perder la razón por el alcohol.
Estuvimos un buen rato bailando hasta que de
pronto me topé con Alex en la pista de baile y ahí, descubrí que el lugar era
sado y que ella era, perdón; es una dominatriz. ─ finalizó a grandes rasgos su
relato la joven.
Los penetrantes ojos de su madre se cernían sobre
ella como escudriñando cada línea o poro de su rostro, buscando rastros o
indicios de embuste.
─ ¿Eso fue todo? ─ preguntó Lucia.
─ Sí. ─ repuso la muchacha.
─ La verdad Tania ─ cuestionó Lucia que intuyó un
vació en su afirmación.
─ Más o menos ─ repuso ésta.
─ Escucho ─ instó su madre.
─ Digamos que tuvimos una interacción con Alex ─
admitió al fin Tania.
─ ¿Qué tipo de interacción? ─ hizo hincapié Lucia
cuya vena saltaba en su cuello. ─ Sé más
específica y no intentes ser ambigua porque no te funciona conmigo.
─ ¡Um! ─ se le dificulto a
Tania confesar propiamente la verdad. ─ Tuvimos un poco de contacto entre
nosotras.
─ ¡Al grano Tania! ─ exigió su madre.
─ ¡Rayos! Mamá ─ intentó seguir ésta con un dejo
de nervios. ─ Si digo que tuvimos una interacción física con ella, es porque
fue así como descubrí que Alex es una dominante y siendo bien sincera. A mí,
ella me gusta y tú conoces mis gustos.
─ Por supuesto que lo sé ─ enfatizó Lucia viendo a
su niña y tratando de suavizar sus facciones al pasar una de sus manos por su
rostro continuó. ─ Pero te das cuenta que te involucraste con una dominante y
por mucho que apoye en tus decisiones y la opción de vida que has escogido; me
resulta doloroso oírte. ¿Desde cuando estás con ella?
─ Mamá ─ protestó Tania sujetando la mano de su
madre y calmarla. ─ Yo no estoy en una relación con Alex si es lo que te
preocupa. Solo estuvimos juntas una vez y después de eso, ella me rehúye como
plaga.
─ ¡Uf! ─ exclamó con suspiró y todo Lucia. ─ Ahora
entiendo su comportamiento contigo, pero no la culpo y aunque eres mi hija y te
amo y valoro mucho; eres una tentación para cualquier mujer cuando te lo
propones por esa personalidad tuya que conquista a cuanta mujer pase por tu
lado.
─ ¡Mamá tampoco así! ─ protestó su hija. ─ No soy
una bomba sexy ni nada que se le parezca, pero reconozco que tengo un
magnetismo; heredado de ti por cierto; que ayuda a la causa.
─ ¡Aduladora! ─ amonestó Lucia. ─ si bien no me
gusta mucho lo que has confesado con respecto a conocer la tendencia de
Mirelles, te ruego que te mantengas al
margen lo más que puedas. El mundo del sado, no es un ambiente bueno para ti si
no estás clara en lo que te has metido. No lo recomiendo y menos se lo daría a
ninguna de mis dos hijas. Por mucho que
pueda gustarte Alexandra hay muchas razones por las cuales debes apartarte de
ella.
─ ¿Por qué? ─ preguntó Tania. ─ por favor, dime la
verdad mamá.
─ Como dije anteriormente el mundo del sado
masoquismo, no es nada glamoroso ni romántico, tampoco idílico como puedan
pensar jovencitas inclinadas al romance y a los cuentos de príncipes rosa a lo
que acostumbran a inculcarte las abuelas ─ explicó Lucia. ─ Este es un mundo
frío, en el cual buscas llenar vacíos por medio de experiencias físicas o
sexuales en una primera instancia. O
busques conocerte a ti misma y abrirte a tu propia sensualidad escondida por
medio del placer y los castigos.
En un principio te enfrentarás a ti mismo y el
deseo de explorar a través del placer físico, tendrás que dejar de lado tus
miedos, trancas y todas esas cosas y abrir tu mente a lo nuevo. Desde el punto
de vista de la sensualidad y la pareja, es bien recomendado para proyectar en
el dormitorio cuanto puedes disfrutar del sexo con tu pareja.
Ahora, si vas en busca de sentir más adrenalina
sexual puede ser una opción, pero como todo principiante pasarás un tiempo en
manos de un dominante y construirás una relación con esa persona que puede
durar mucho tiempo según las necesidades que quieras satisfacer.
No obstante, ha habido ocasiones puntuales en que se forma un vínculo muy
dependiente al punto de volverse muy
posesivo casi rayando en lo territorial y es ahí, dónde les cuesta salir de
este ambiente que puede destruir un hogar o tú propia Psiquis, sino estás bien
claro en lo que estás incursionando.
Debo aclararte que las experiencias y vivencias
son distintas para cada persona y muchos pueden diferir de esto, pero es lo
puedo decir a grandes rasgos porque no quiero ahondar mucho en el tema y menos
interiorizarte de cómo sé de esto.
Ahora con respecto a lo que enfrentas, solo puedo
confirmarte algo que ya descubriste que Mirelles es una dominatriz desde hace
mucho tiempo. No es bueno que te vuelvas a involucrar con ella porque puedes
resultar lastimada ya que ella no te permitirá que continúes socavando sus
convicciones y es por el simple hecho que jamás ha involucrado a personas que
trabajen para ella y menos que sean unas crías como suele decir ella y tú, mi
querida hija has cruzado esa línea.
Yo puedo o trato de comprender que pueda gustarte
como mujer y nada me agradaría más que apoyarte, pero no es el caso y te instó
como madre a que no sigas por ese camino ya que puedes resultar lastimada ya
que ella jamás podrá amarte como puedas tu aspirar y la razón es que Alexandra
se juró nunca volver a entregar su corazón a otra mujer. Hubo una mujer en su
pasado que la lastimó mucho y por eso, su celo ferviente de no involucrarse
más.
No quiero verte sufrir Tania al perseguir un
imposible y es mejor dejarlo ir porque ella no es para ti ─ con esto Lucia
finalizó sus explicaciones. ─ En su minuto yo hablaré con ella y espero que
medites en lo que acabo de decir.
Hubo unos minutos incómodos y llenos de silencio entre
las dos en aquella oficina y si bien, son madre e hija, en ese instante pasaron
hacer dos mujeres enfrentando una realidad un tanto osca para ambas. La vida te
presenta retos y situaciones bastante engorrosas en ciertas etapas de tu vida y
debes aprender a lidiar con ellas, te gusten o no.
Fue la propia Tania, quién rompió ese silencio
incómodo…
─ Mamá. Yo aprecio en verdad la sinceridad con la
que has hablado y en reciprocidad debo decirte que no busco enamorarme y que
Alexandra se vuelva el amor de mi vida. ─ expuso Tania y viendo fijamente los
ojos de su progenitora. ─ Pero admito que ella me gusta como mujer y que fue un
accidente la forma en que conocí ese lado sádico y si bien estoy plenamente
consciente de que entre las dos hay una química muy fuerte que nos juega malas
pasadas a ambas, no deja de ser un gusto que pretendo dilucidar qué tan real
es; o simplemente algo pasajero que hay que dejar ir. No obstante, tendré en cuenta tu consejo y
sabré tomar resguardos, pero necesito descubrir por mí misma si vale la pena o
no.
─ Veo que no podré hacerte cambiar de opinión y
aunque me duela escuchar tus planteamientos, soy tu madre y respetaré tu
decisión en lo que más pueda ─ advirtió Lucia. ─ Pero no quita que intervendré
en caso de que las cosas se compliquen para ti. No dejaré que te lastimen por
más que te estés convirtiendo en una
mujer adulta y busques tu propio camino en la vida.
─ Te amo, mamá ─ dijo Tania y abrazó a su madre. ─
Como eres y por agradezco por cuidar de mí y de mis hermanos, Prometo que
tendré cuidado.
─ Yo también te amo, bebé ─ afirmó Lucia. ─ son mi
vida, todos ustedes y siempre estaré ahí
cuando me necesiten.
─ Gracias. ─ expresó Tania.
─ Solo espero que no estés enamorada de esa mujer
─ confesó Lucia. ─ Tan pronto, digo yo.
─ Jajaja ─ soltó en risas Tania por lo aprensiva y
sobre protectora que es su madre. ─ No creo en el amor a primera vista, esos
son argumentos tontos e irresponsables, pero sí creo en la atracción a primera
vista.
─ Insisto…Eres como tu padre ─ declaró Lucia
sacando algo de su cartera. ─ Directo y muy realista.
─ Difiero de ello ─ refutó su hija. ─ En lo
realista salí a ti mamá.
─ Puede ser ─ dijo Lucia sin admitir la verdad del
todo. ─ Eres una especie de mutante con lo mejor de tus padres.
─ ¡Mamá! ─ chilló Tania que no le gustaba que le
dijesen aquello.
─ Jajaja ─ se burló a expensas de su hija, ─ pero
eres un monstruito delicioso y hermoso.
─ ¡Mamá! ─ volvió a protestar la joven.
─ Nada de mamá que me gastas el título y será
mejor que vayas a casa de una buena vez ─ recordó Lucia y le dio un dinero
extra a su hija. ─ Quiero que te vayas en un Uber o llames a un taxi. No quiero
que andes dando vueltas tanto en la calle.
─ Es temprano aún ─ mencionó Tania viendo su
reloj.
─ Te recuerdo que estamos en invierno y oscurece
pronto ─ expuso Lucia. ─ No quiero oír tus quejas y llama a ese auto y vete
pronto.
─ De acuerdo ─ aceptó Tania, sacando el móvil y
llamando para tranquilidad de su madre. ─ Listo llega en unos 10 minutos más.
─ ¿Y qué estás esperando aquí? ─ preguntó seria
Lucia. ─ Debes llegar a la guardia primero, así que, andando jovencita.
─ Ok, está bien ─ redundó en la respuesta y
aceptación la joven Briceño que tuvo que salir rauda antes que su madre le
tirase algo en la cabeza.
Ambas se dieron una última mirada por la puerta y
una continuó con su trabajo y la joven
salió del lobbies del hotel rumbo a la guardia. Tras comprobar sus pertenencias
y despedirse de los guardias. Aguardo en la parada a que la viniera a recoger
el coche que solicitó.
Al cabo de unos minutos llegó el automóvil y la
joven subió en él con dirección a su hogar y tras unos 30 minutos de viajes,
llegó al pasaje de la población o condominio en el que residía y le sorprendió
ver aparcada una motocicleta en la acera.
Tras cancelar la tarifa se bajó del automóvil y observó sus alrededores
porque le parecía extraño que dejasen dicho transporte ahí.
En ningún momento reparó en el modelo de
motocicleta y menos en la matricula, sino que sacó sus llaves y entro
primeramente al ante jardín y luego, a su hogar.
Cuando ingresó en el interior de la vivienda se
topó con su hermano y le indicó que tenía una visita y le estaba esperando en
el living.
Le restó importancia y dejó sus cosas primeramente
en su habitación, sin mirar en el interior de sala de estar y se tomó unos
segundos más para cambiarse unos pantalones deportivos y una sudadera. Luego,
recién se dignó en bajar a la primera planta para ver a la persona en cuestión.
Sin mayores preámbulos ingresó con la vista baja
en ese momento puesto que recordó algo…
─ ¡Buenas tardes! Me dice mi hermano que me
espe…ra…ba ─ saludó a medias Tania al ver de quién se trataba.
─ ¡Buenas! ─ saludó su contra parte.
─ ¿Qué haces aquí? ─ fue la pregunta directa de
Tania. ─ Alex.
Esos ojos miel brillaron con entusiasmo al ver la
sorpresa pintada en el rostro de la joven Briceño y se acercó lo suficiente
para acortar distancias y robarle el aliento.
─ He venido por ti ─ respondió Alexandra y la
agarró firme de la cintura para apegarla a ella. ─ Mi dulce sumisa.
Tamaños ojos fueron los que abrió Tania al
enfrentarse de lleno a su cruda realidad…
Bien es sabido que muchas veces los consejos
pueden ser tomados o no, pero vale la pena ser tomados en cuenta ya que se
puede evitar problemas a futuro y evitar lamentaciones.
1 comentario:
súper, estupendo como siempre, me hizo el día la actualización, saludos. Gracias por el capítulo.
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