mujer y ave

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martes, 25 de diciembre de 2018

Capítulo 5


Polos opuestos

Capítulo 5


— ¿Qué voy hacer ahora? — preguntó en voz alta Laura viendo impávida en dirección en que desapareció su mejor amiga con la granuja de su jefa.


— ¡Oye prima! — habló Ricardo sacudiéndose las impresiones del cuerpo. — ¿Quién rayos era esta tipa que se llevó a Tania?
—Es una larga historia — atinó en decir Laura.
— ¡Por favor! — exclamó Luis exasperado y con caras de no creerle nada. — Esa táctica es para la familia y los indeseables. ¿Comprendes? ¡Hello! Esa mujer; porque es un mujeron madurito; ¿se la llevó así sin más? Comienza a rezar prima porque yo de aquí no me muevo sin saberlo todo. ¡¿Ok?!
—Tú ganas my draqQuin  — aceptó Laura rascando su cabeza por los nervios. — Esa mujer es la jefa de Tania y para colmos de males, trae de cabeza a mi mejor amiga.
— ¿Esa vieja anda detrás de my lady? — chilló espantado Luis. — ¡Por favor! Desmiente mis horribles pesadillas.
— ¿Cómo te lo explico? — objetó irónica Laura. — para que lo digieras bien y no te siente fatal a tu colon. Es Tania, quién está babosa por esa mujercita. Desde su entrevista que se le metió entre ojo y ceja conquistar a su jefa a como diera lugar.
— ¡Oh my God! — dramatizó Luis todo exaltado ante la confesión. — ¿No puede ser verdad?, mi Tania ha sido abducida por los ovnis y su cerebrito lavado en una irracional obsesión.
— ¡Tú lo has dicho! — coincidió Laura. — Tania está obsesionada con esa mujer y el problema es que esa tipa no le para bola, pero entre más se resista más le tira la cuerda a mi loca amiga.
— ¿Cuerda? — preguntó Ricardo desconcertado.
—El corazón primo. — aclaró Laura. — a toda costa quiere seducirla y ha hecho de todo para que se fije en ella, pero esa mujer no cede y la ha mando a freír monos a China y mi amiga sigue de tozuda en que podrá tener algo con ella. ¿Comprendes ahora?
—Perfectamente — respondió Ricardo.
—Y si no le para bola como tú dices ¿Qué fue eso de hace un rato? — contradijo Luis sacando conclusiones al respecto. — eso prima querida para nada es indiferencia, todo lo contrario. Me atrevería a decir y poniendo mis manos al fuego, esa mujercita le tiene ganas a Tania y lo digo por la mirada de caliente que se gasta. Además, linda mía; no has reparado en la forma en que esa madurita estaba vestida ¿A jugar no vino?
—Cierto — concordó Ricardo. — a esa mujer le gustan las cosas fuertes. Porque ella es una… (Viendo a su prima)
—Sadomasoquista. — respondió Laura impresionada y tapando su boca.
—No. — objetó Luis. — No es sado, se dice; Dominatriz.
— ¿Y no es lo mismo? — contra preguntó Ricardo. — le gustan los castigos y esas cosas.
—En parte sí — explicó Luis. — pero hay una diferencia muy grande. Un Sadomasoquista es normalito en su indumentaria, pero en cambio una dominante como se dice, es  más ostentosa al momento de mostrar control y poder. Necesita dejar claro que tiene esas características a las novatas. Además, son personas muy cuidadosas de su imagen exterior y la íntima.
—Tremenda explicación — dijo Ricardo. — veo que sabes del tema.
— ¡Hello! ¿Por quién me tomas? — rebatió Luis. — Uno debe estar informado de todo lo que sucede en nuestro mundo. Y el sadomasoquismo es una de las practicas más antigua junto con la prostitución.
— ¡No te creo! — cuestionó Ricardo. —Nunca tan vieja tampoco.
—Si no me crees allá tú — repuso ofendido Luis. — La cosa es que mi preciosa Tania fue secuestrada por esa dominatriz y tiene claras intenciones de hacerla su sumisa.
— ¿¡No bromees con eso!? —interpeló Laura. — todo menos eso.
— ¿Ósea que aceptas que pueda suceder algo entre ellas? — increpó Luis consternado. — ¡Eres doble estándar prima!
—Si por mí fuera nada dejaría que sucediera entre ellas —dijo Laura. — Es que nadie ve aquí que son mundos distintos y muy opuestos. Que para colmo es mucho mayor que ella.
—Bueno en eso tienes razón. — concordó Luis. — Es muy madurita para Tania. Tal vez si hubiese tenido unos años menos no estaría nada mal para mi lady.
— ¿Cómo se te ocurre? — inquirió Laura. — esa mujer no puede ser para Tania.
— ¿Y por qué no? — fue el turno de Ricardo en preguntar.
—Por la simple razón que son distintas las dos. — respondió alterada Laura. — Son como el aceite y el agua. Jamás se mezclan. Son polos opuestos por dónde se le mire.
—Nada que decir — adujo Luis. —Es cosa de Tania nada más que en gustos hay variedades.
— ¿Tanto le puede gustar? — indagó curioso Ricardo.
—Sí y mucho más de lo que puedes suponer— contestó Laura. —Tanto para que pueda hacer que mi amiga llegué a enamorarse de esa tipa con el tiempo.
— ¿Tanto así? —cuestionó Luis.
—Sí— dijo Laura. —Nunca había visto actuar de esa forma a Tania con ninguna chica que haya conocido antes. Esa mujer simplemente la deslumbró completamente.
— ¡O embrujo! — secundó Luis.
—Me preocupa todo esto porque no quiero que lastimen a mi amiga— señaló Laura. — Y esa mujer es un enigma mayúsculo.
— ¿Lo dices por la forma en que estaba vestida? — inquirió Ricardo.
— En parte. — contestó Laura y tocando su cabeza, prosiguió. — Es complejo de explicar.
—Comienza a cantar prima — instó Luis (Hablar)
—Ya lo dije esa mujer es un enigma de los grandes para mi gusto y es porque detrás de quién es hay algo turbio que no me cuadra — explicó Laura.
— ¿Y sería por? — persistió Luis. — Vamos nena, puedes ir al grano y no darte vueltas entre las ramas.
— ¡Eres tan denso cuando quieres! —recriminó cabreada Laura.
—Por eso me amo — respondió esté tocando su torso como toda una reina.
— ¡Ay señor! — se lamentó Laura y terminó por ceder. — El problema que esa tipa al parecer es un pez gordo y lo está tratando de mantener bien oculto.
— ¿De qué hablas? — indagó Ricardo y viendo a su prima, agregó. — Creo que no estamos entendiendo nada.
—Parece que ella sería hija o familiar de los dueños del resort en el que trabajamos. — confidenció Laura. — Y eso me preocupa porque no sé las intenciones que pueda tener para mantenerlo en el anonimato.
— ¡Ósea! ¿Esa madurita sería dueña de la empresa? — preguntó exaltado Luis.
—No dije dueña sino que hija o pariente cercano de los antiguos dueños de la empresa. — rectificó Laura.
— ¿Cómo se apellida? — indagó Ricardo.
—Mirelles. — contestó Laura.
— ¡Shuta! — exclamó Luis. — Ese apellido es sinónimo de problemas.
— ¿Qué quieres decir? — preguntaron a la par Ricardo y Laura.
—Digamos que hay una sola familia que se apellida así en este país; algo así como los Tagle, Echeñique, etc…—Explicó Luis poniendo dramatismo a la comparación. — Pero a menor escala del money (gesticulando con sus dedos el valor monetario) ya que son empresarios de la zona  pero que tienen prestigio en la región.
— ¿Y cuál sería el problema que tú dices? — inquirió Ricardo.
—Son una familia muy conservadora — repuso Luis e indicando con su dedo. — De esas que rayan en la papa (extremos)
— ¿Y con una hija con esos gustos y pervertida? — soltó la pregunta con alevosía Laura. — ¡No te creo! Debe ser un pariente lejano y por eso, su forma de comportarse.
— ¡A ver! —protestó Luis en pose de investigador. — repasemos…Ella se apellida Mirelles (único apellido), es reservada y mantiene una imagen ante los demás de pulcra. Guarda un misterio en la empresa que es más que obvio y te apuesto a que está soltera y no para vestir de monja. ¿Cómo se llama eso?
— ¡Enclosetada! — respondió con ironía Laura.
—También — coincidió Luis. —Pero el punto es que nadie a esa edad mantiene tanto misterio a menos que tenga que esconderlo por fuerza mayor o sino su familia la deshereda por decir algo razonable.
— ¡Como sea! — mencionó Laura. — ya sea la hija del reverendo del vaticano o no, lo que me importa es que Tania no salga lastimada porque hijitas de papi solo buscan divertirse un rato y se acabó. Nunca recogen o limpian su desastre y no quiero ver llorar a mi mejor amiga por culpa de esa tipa.
— ¿Y qué vas hacer al respecto? — preguntó Luis con una actitud desafiante. — porque ella se llevó a mi lady y ninguno de nosotros hicimos nada para detenerlo.
—Pues fíjate que si voy hacer algo — se envalentonó Laura y agarrando fuerte el brazo de su primo. — Vamos a ir a buscar a Tania a dónde quiera que se la haya llevado esa idiota.
— ¡Um que bien! Iremos al inframundo de la zona V.I.P — dijo emocionado Luis.
— ¡Se nota que no la soportas! — mencionó Ricardo alcanzándolos en el borde la pista.
—Algo así — convino Laura.
— ¿Celos prima? —preguntó inquisitivo Luis deteniendo sus pasos. — ¿no me digas que te gusta my lady?
—No seas imbécil —contestó molesta Laura. — Tania es como una hermana para mí y demás, está decir que no me gustan las de la misma acera.
— ¡Ay que ofensiva! — se quejó Luis al oírla.
—Déjate de payasadas que no me refería  a ti. — recriminó Laura.
—Pero miras tonta —acusó Luis. — así que no te hagas.
—Tengo ojos — respondió Laura.
—Ojos curiosos diría yo. — volvió a la carga Luis fastidiando a su prima.
—No voy a discutir contigo — repuso Laura y presionado el botón del ascensor, añadió. — ¡Ábrete maldita cosa!
—Se llama ascensor — apuntó Luis divertido.
—Da igual como se llame. — dijo Laura. — Lo que cuenta es que se abra y nos lleve con Tania.
En cosa de segundos las puertas del cubículo se abrían y en su interior había una mujer vestida peculiarmente que los vio con curiosidad.
— ¿Bajan? — preguntó aquella mujer viendo de pies a cabeza a Laura.
— ¡Por supuesto! — atinó en responder Luis ya que su prima quedo helada y tirando la mano de Tello, los tres jóvenes ingresaron al ascensor.
— ¿Qué piso? — indagó la mujer posando sus largos dedos sobre el panel y sin dejar de ver a la joven. —yo les marco si me dicen cuál ya que me da la impresión que su joven amiga no aterriza aún.
Los dos muchachos quedaron viendo a su prima y constataron que estaba en trance o algo similar porque no pestañeaba siquiera y a medida que más era  inspeccionada visualmente por aquella mujer, que era una pelirroja natural, pecosa y de cabellos largos, ceñidos en un pantalón de cuero y una chaqueta sin mangas y abiertos en el pecho.
—Al subterráneo o más profundo — respondió Luis compartiendo miradas con su primo.
— ¿Seguros? — preguntó la pelirroja sin quitarle los ojos de encima a Laura.
—Pues obvio que muy seguros. — contestó Luis.
—No lo pregunto por ti si no por tu amiga. — mencionó la pelirroja. — ¿Saben a lo que van allá?
—Es el sector V.I.P ¿No es así? — inquirió algo presumido Luis.
—Lo es — respondió la mujer.
—Entonces ahí vamos — dijo sin rodeos Luis.
—Disculpe a mi primo, es algo pedante. — se excusó Ricardo dando un codazo a su primo. — Vamos por una amiga que está allá.
—No tienes que explicarme a qué vas — indicó la pelirroja. — tu primo fue muy claro en qué sabían a lo que iban. Solo tuve curiosidad por ella.
—Mi prima está bien. Gracias por su preocupación — dijo Ricardo abrazando a la muchacha que seguía algo aturdida. — ¿No es así Laura?
— ¡Eh! —balbuceó ésta y luego, cayó en cuenta. —Claro que sí.
—Ok — repuso la pelirroja encogiéndose de hombros y centrándose en su móvil.
Cuatro niveles más abajo, llegó a su destino el ascensor y la puerta se abrió.
— ¡Mierda esto está oscuro! —exclamó sorprendido Luis al salir fuera del cubículo.
— ¿Es su primera vez aquí? —cuestionó la pelirroja sorprendida un tanto.
—Digamos que no del todo. — respondió Luis. —somos asiduos en frecuentar el lugar.
— ¡Ya veo! —fue todo lo que acotó la pelirroja. —entonces les dejo. Que se diviertan y encuentren a su amiga.
Dicho esto, la mujer se alejó de ellos en medio de la penumbra y las miradas de los chicos se clavaron en ella y la estampa de seguridad que emanaba.
— ¿Por qué dijiste eso tarado? — reprochó Ricardo dándole un golpe a su primo. —Ahora perdimos la única oportunidad de saber más y hallar a Tania. ¡Fanfarrón!
—No iba a quedarme de ignorante. — defendió Luis. —Además siempre he querido saber que puede haber en un sector VIP.
— ¿No te has preguntado porque es tan exclusivo? — inquirió Ricardo. —de seguro aquí no entra cualquiera.
— ¡Disculpa! — protestó Luis. —No soy un cualquiera.
—Deja tus aires de diva —amonestó Ricardo.
— ¡Chicos! —intervino Laura que recién despabiló de su trance. — Tratemos de averiguar en qué lugar está Tania. Y dejen de pelear entre ustedes.
— ¡Uy despertó la bella durmiente! — se burló Luis. — Prima me das qué pensar. ¿Tanto te eclipsó?
—No hables pendejadas — bramó Laura molesta con las insinuaciones de su primo. — ya te dije que no me gustan las de la misma acera.
—Sí tú lo dices— repuso Luis. — A mí, no tienes que convencerme.
— ¿Entonces a quién? —preguntó con sarcasmo Laura.
—A ti misma, preciosa— fue la aplastante respuesta de Luis.
—Tanto ego, te está fundiendo el cerebro— contradijo Laura. — Vamos a buscar a Tania será mejor.
—En todos los casos está de lujo esa pelirroja — apuntó con malicia Luis viendo a su prima por el rabillo de sus ojos. — Se nota qué sabe muy bien lo que quiere y tiene un aura dominante que a leguas dice…«Te voy a dar duro nena»
— ¡Que vulgar! — exclamó consternado Ricardo.
— ¡Idiota! —masculló Laura viéndole con mala cara. —Ya te dije que no digas salvajadas que no son.
—Jajaja — se carcajeó Luis ante la cara de su prima y agregó. —Pero yo no dije que te lo iba hacer a ti. Tú supones cosas prima. Como dicen a quién le caiga el poncho que se lo ponga.
— ¡Cállate mejor! — ordenó cabreada Laura que por cierto estaba más roja que la grana. — vinimos por Tania y es todo lo que cuenta.
—Ok. — repuso divertido Luis y con una sonrisa que lo decía todo.
Entre curiosidad, ansiedad y algo temor. Los tres chicos se encaminaron por los pasillos guiados tan solo por una especie de farola a modo de antorcha.
A su vez y mucho más adentrado de aquel sitio…
— ¿Temor? — preguntó una mujer viendo directo a los ojos a otra.
— ¿Por? — fue la contra pregunta de la otra implicada.
—Puedo ver en tus ojos ese miedo. —indicó la mujer, levantando el mentón de la chica.
—Es  la sorpresa tal vez. — repuso ésta.
—No me engañes Briceño — adujo su contra parte. —Es miedo y excitación lo que leo en tus ojos.
—Y si lo sabes por qué preguntas — contradijo Tania respirando pesado.
—Quería ver hasta dónde llegaba tu valentía. — respondió Alexandra y apretó más fuerte los amarres en la muñeca de la joven. — Y puedo darme cuenta que eres muy ignorante ya que no has advertido las señales que en este lugar hay.
— ¿A qué te refieres? — intentó concentrarse Tania y averiguar más.
—Has venido a meterte directo a la boca del lobo…niñita — aclaró Alexandra, alejándose un poco de la chica y verla de lo más divertida. —Antes de entrar a un lugar, debes indagar primeramente para no llevarte sorpresas que después puedas lamentar a futuro.
—He venido con mis amigos a divertirnos un poco. Pasar un buen rato nada más. — mencionó Tania alzando su cabeza en la dirección en la que se encontraba su jefa. — No veo que tenga que preocuparme por eso y si te refieres a excesos. Yo no bebo alcohol y tampoco utilizo drogas para pasarlo bien.
Aquellos ojos miel veían a la joven de una manera inquisitiva sopesando sus palabras. Junto sus manos entre sí y las puso delante de su rostro como haciendo un estiramiento de sus articulaciones y se mantuvo en ese ejercicio unos segundos más.
—No me refería a excesos Briceño — aclaró Mirelles y sacando unos guantes de cuero de un cajón se los colocó sin dejar de hablarle. — Las siglas de este antro como dicen ustedes los  jóvenes. Significan cosas puntuales…Madriguera de lobos y placeres ocultos. Y está hecho solo para gente que sabe a lo que viene.
—Entonces… ¿este lugar es una fachada? — preguntó Tania. — ¿Un prostíbulo? Eso me quieres decir.
—Jamás dije que fuera un prostíbulo niña. — esclareció Alexandra terminando de colocarse los guantes. —Es un lugar de reunión para personas que desean divertirse más profundamente y que no tienen cabida en otras discotecas o  como quieran decirles ustedes. En pocas palabras, aquí solo viene gente de nuestro mundo y por eso, suele hacerse una reservación anticipada y con derecho a reservarse la admisión para personas fuera de nuestro círculo. Aquí vienes por invitación y sabiendas que eres traído para iniciarte o liberarte de sí mismo. Sin llegar a la vulgaridad de la prostitución como señalaste.
— ¡Ya veo! —dijo Tania sopesando las cosas. —Lugar equivocado entonces.
—No tengo la menor idea de cómo fue que consiguieron entrar a este lugar y poco tengo interés en saberlo en todos los casos. — indicó Alex,  acercándose al lugar en que se hallaba su víctima. — Pero si puedo decirte que cometiste un graso error al venir.
— ¿No me digas? — siseó Tania siguiéndola con los ojos. — ¿Por encontrarme contigo?
Los parpados se extendieron un poco más de lo habitual tras escuchar el comentario de la joven y luego de ello, un destello de malicia asomó en su retina.
—Ese es el menor de tus problemas encanto. — murmuró con lasciva Alex, levantando el mentón de la chica y viéndola directo a los ojos. —Por el contrario, deberías estarme agradecida de que haya sido yo quién te encontrase primeramente.
— ¡Ilumíname! —susurró Tania con provocación.
—Veo que eres chistosita para tus cosas. — adujo Alex y acercó su rostro muy cerca de los labios de la joven que sentía su aliento quemarle sus fosas nasales y darle un cosquilleó en sus labios por la excitación. —con gusto voy a quitarte lo gracioso de tus ojos.
— ¡No me digas! — provocó con saña Tania arriesgando demasiado a pesar de las condiciones en que se encontraba. — Es mi idea o esquivas a propósito mis preguntas.
—Veo que no aprendes a mantener tu boca cerrada…Briceño. — mencionó Alexandra y optó por rosar sus labios con los de la muchacha sin dejar de hablarle. —Eres una gran tentación en la que me permitido caer y no me privare de lo que tan bien se me ofrece libremente.
— ¡Has…lo! —balbuceó entrecortado Tania y tragando con dificultad ya que se moría por ser besada y ese rose la estaba volviendo loca a más no poder.
— ¿Sabías que de no llegar primero hubieses sido cogida por otra? — preguntó calmo Alexandra sin dejar de rozar esos labios y acariciar levemente con la punta de su lengua el borde inferior.
—No…no sabía — murmuró entre dientes Tania elevando un poco su boca para atrapar esa lengua y besarla de una vez.
—No me has dejado más alternativa…— susurró Alex, mordisqueando la parte gruesa de esos labios inferiores. —Has sido una niña mala.
— ¿Mala? — murmuró a duras penas Tania intentando atrapar una y otra vez esos labios esquivos. — ¿por?
—Por exponerte y exponerme de este modo. — respondió sensual Alex a su vez que mordisqueando el labio y tirando de él despacio y provocativamente. —Ahora debo hacerme cargo y mostrar que estás conmigo y soy quién manda.
— ¡Ahhh! —exclamó desvariando Tania por esos labios perversos que la torturaban en demasía. — ¿Y cuál sería el problema?
—Niña traviesa…—contestó burlona Alex mordiendo ahora con fuerza ese labio al punto de sacar un quejido de parte de la joven. —El problema es que tu vida va a cambiar en muchos sentidos y no puedes volver atrás.
— ¿Y? — fue el cuestionamiento de Tania.
— ¿Y? — secundo la misma pregunta Mirelles y volvió a morder más y más profundo ese labio inferior. — No podrás quejarte de lo que tú misma has buscado voluntariamente.
—No me quejaré — respondió entre gemidos Tania y un dejo de dolor.
— ¿Te duele? — preguntó Alex al ver como cerraba los ojos justo cuando ejercía más presión.
—Has dicho sin quejas ¿no? —devolvió el comentario Tania mordiéndose el labio que sangraba un poquito.
—Eres terriblemente provocadora — masculló Alex, pasando su lengua por el labio y ese hilacho de sangre que había diminutamente. — ¡Buen sabor tienes niña!
—Eres una pervertida — murmuró Tania que desvarió enormemente al sentir aquel contacto. — Que está muy bien escondida tras esa apariencia de reservada y pulcra que tienes.
—Insisto… ¡Hablas mucho! — hizo hincapié Alexandra y rosando muy despacio el contorno de esos labios para luego lamer esa superficie incitadoramente, tomó entre sus manos una…—Aprenderás a guardar silencio y lo harás solo cuando te pregunte ¿nos entendemos?
No hubo una respuesta verbal de parte de la joven Briceño porque justo fue puesto sobre sus labios unas amarras de cuero que se anudaron a la altura de su nuca y le impidieron emitir sonido alguno y tan solo sus ojos contemplaban inquieta aquella mujer de cabellos cortos que ajustabas los amarres precisos e impedir una conversación entre ellas.
— ¡Listo! — dijo Alex y echando su rostro para atrás le observó unos momentos antes de preguntar nuevamente. — ¿quedo claro el mensaje entre las dos?
Unos ojos negros le miraban curiosamente y a la vez, con ansiedad…solo para terminar asintiendo con la cabeza a la pregunta de su dominatriz.
—Primeramente una dominatriz da y quita según su sumisa necesite ¿entiendes? — señaló Alexandra que se irguió por completo y desde su lugar, continuó con su adiestramiento inductivo. — no veo tu respuesta a mi pregunta.
Y un movimiento de cabeza confirmó los hechos…
—Aquí soy yo quién tiene el control. — indicó Alexandra caminando a un costado y tomando un objeto de cierto sitio, volvió a los pies dónde se hallaba su chica por así decirlo. — Siento que tienes mucha ropa aún. ¿No te parece?
Demarcó con una fusta de cuero el área del torso de la joven. Y siendo bien honestos, poco era lo que le quedaba por prendas a la muchacha que estaba con solo su ropa interior nada más y estaba atada de pies y mano a una especie de arco con sus manos extendidas a los costados y piernas abiertas del mismo modo sin causarle mayormente daños a sus extremidades.
— ¿Y? — fue el cuestionamiento de parte de Miralles.
Tania alzó su rostro y le quedo viendo en forma desafiante a modo de respuesta.
—No sabes cuándo parar ¿no es así? — inquirió Alexandra, que dejo sentir sus manos por la altura de los glúteos de la chica y le dio un par de nalgadas que hicieron brincar a Tania.
Y justo…un celular suena sobre un comodín junto a unas cadenas que encima de una especie de comodín y Mirelles quedo viendo en su dirección con un soplido de fastidio y renuentemente, detuvo el interrogatorio y se fue a verlo.
—Martina ¿qué sucede? — preguntó de frentón Alexandra al ver de quién se trataba.
—Su amiga está buscando a la chica — informó Martina que estaba en uno de los corredores. — y supongo ella está contigo ¿no es así?
—Supones bien — respondió sin más Alexandra. — ¿Viene sola?
—No está acompañada de dos chicos — indicó Martina.
— ¿Dónde se encuentran ahora?
—En el corredor de inicio — contestó Martina.
— ¡Ya veo! — dijo Alexandra y preguntó de lleno. — ¿Puedes hacerte cargo?
— ¿De ella? — contra preguntó Martina. — o ¿de todos?
—Solo de Laura — respondió Mirelles. —A ellos entrégalos a seguridad.
—Veo que tienes un tema con su amiga. —insinuó Martina sopesando las intenciones de su amiga.
—Digamos ambas tienen una lección que aprender esta noche. —señaló Alexandra viendo en dirección de Briceño. — y enseñarles de paso que hay lugares que son tabú para personas extrañas.
—Muy de acuerdo contigo y agradezco la sugerencia — coincidió Martina lamiéndose los labios. —Ella está muy interesante.
— ¿Te gusta la chiquilla? — fue la pregunta sin rodeos de Alex sonriendo con malicia.
—Digamos que está apetecible — contestó Martina. —Te dejo y suerte con tu lección de hoy.
—Una lección al mosquito que me ronda —develó Alexandra.
— ¡Oh! — exclamó sorprendida Martina. — ¡Entonces que lo disfrutes a concho!
—Lo haré, no te quepa dudas. —acotó Alexandra y cortó la llamada.
Dejó el aparato celular en el mismo lugar en que lo cogió y se giró sobre sus talones y quedo viendo a la muchacha. En eso un pensamiento se le cruzó por la cabeza y tras unos segundos de divagación, tomó la fusta en sus manos y se encaminó directo a dónde su víctima.
Dio unos pasos alrededor de la chica y se ubicó detrás de ésta y posó su mano en uno de los tobillos y comenzó a subir muy despacio con toda la palma extendida recorriendo todo a su paso hasta detenerse justo en el borde de sus glúteos y en la pequeña tela que suponía una tanga, acercó su rostro hasta el borde la tela y aspiró el olor que emanaba de ella que era precisamente…a mujer excitada.
— ¡Um! — exclamó Alexandra deleitándose en ese aroma juvenil.
Y fue irguiéndose despacio hasta apegarse por completo a la espalda de Tania y posesionando ambas manos sobre el trasero de la muchacha y tras manosearlo a paciere, tiró de la tela tan fuerte hasta rasgarla en dos y conseguir que el cuerpo de Tania se estremeciera de golpe y de su garganta brotará un gemido gutural.
—Dije que no deseaba lloricas conmigo ¿recuerdas? — siseó Alexandra, pegando su rostro a un costado a Tania y con su mano derecha hizo girar el de la joven hasta quedar ambos labios casi pegados. — ¿no fue así?
Un leve asentamiento con la barbilla fue la respuesta de parte de la joven Briceño.
—Perfecto — susurró Alexandra y llevando su otra mano hacia delante de la joven a la altura de la entrepierna y maliciosamente acariciaba aquella superficie con la punta de sus dedos y lascivamente añadió— ahora vamos a retirar esta cosa que nos estorba (quitando parte de la tanga) Se buena chica y déjame hacerlo.
Alzando un poco su mentón al estremecerse por la sutileza con que su cuerpo era acariciado por esos dedos, volvió a responder con el mismo gesto a la pregunta de Mirelles.
— ¿Te gusta lo que hago? — preguntó lascivamente Alexandra casi en sus labios.
Nuevamente un movimiento de cabeza fue la respuesta positiva que recibió de parte de Briceño.
— ¿Mucho? — indagó Alex, jugando con los labios superiores de la muchacha sin penetrar más profundamente.
Un nuevo gesto y gemido al mismo tiempo fueron la contestación a la consulta.
— ¡Mira cómo estás de mojada! — ronroneó Alexandra y esta vez, profundizo con sus dedos de adelante hacia atrás, resbalando con la humedad que de ahí manaba. — ¿Yo te pongo así?
Solo gemidos se escapaban de la garganta de Tania que luchaba por emitir sonido y a la vez, disfrutando de esas caricias.
— ¡Ya veo! —susurró Alex y esta vez, rosando más los labios de la joven con su lengua y continuaba su juego con sus dedos sobre la vagina. —Dime niña… ¿has soñado mucho conmigo de esta forma?
Esta vez, la respuesta fue negativa por la joven que ladeo su cabeza de un lado a otro…
— ¿No has soñado conmigo entonces? —preguntó Alexandra retirando sus dedos de esos labios vaginales.
— ¡Ummm! — fue la respuesta que intentó salir de la garganta de la joven al no poder hablar y afirmando con la cabeza también.
—Entonces entiendo que es un sí — preguntó nuevamente Alex y majaderamente solo detuvo sus dedos sobre la superficie afelpada de la chica.
Un asentamiento con la cabeza reiteradamente fue la confirmación a la pregunta.
—Así que has soñado conmigo, pero no de este modo ¿No es así? —susurraba Alex al tiempo que preguntaba.
La respuesta no se hizo esperar y con su cuerpo lo confirmó completamente.
— ¡Ya veo! —musito despacio Alexandra,  lamiendo esos labios al tiempo que sus dedos volvieron a retomar su labor y adentrándose más en el abismo femenino. —Yo también debo confesarte que he tenido sueños muy húmedos contigo  y fue desde el mismo día que te conocí ¿sabes que me prendes mucho?
Una especie de gemido y gruñido se escuchó en la garganta de la joven justo en el instante en que dos dedos atrapaban perversamente su clítoris y estiraban de él como elástico, haciendo que el cuerpo de la muchacha se convulsionara hacia adelante y fuese atajado por la dominatriz que lo volvió a pegar al suyo.
—Lo tomaré como una respuesta — murmuró Alexandra despegando su mano y llevándola hacia atrás para tomar algo y de pronto cogió su oreja y la mordió con alevosía.
Tan solo fueron unos eternos segundos que atormentó a la joven en esa área y en la parte baja, para luego tomar la fusta y echando su cuerpo atrás, dio dos certeros latigazos que hicieron que la joven saltará de la impresión…
—Ahora debo saber una cosa más para llevar esto a otro nivel — señaló Alexandra y un tercer latigazo volvió a sentir el trasero de la muchacha que cerraba sus ojos. — ¿Eres virgen?
Aquellos parpados se abrieron de golpe y se abrieron desmesuradamente y ladeando su cabeza hasta hallar dónde se hallaba su torturadora le envió un mensaje brutal y contundente a la dominatriz.
Unos ojos miel se abrieron un tanto más al observar a la chica y luego, se empequeñecieron bastante ante lo obvio. Se hizo un silencio sepulcral en aquel sitio de dominación y la mirada de Tania seguía fieramente posada sobre Mirelles.
Tras respiraciones continuas y meditadas, una sonrisa maquiavélica se fue bordando en los labios de la morena y comenzó a golpear con su fusta en su mano.
—Interesante — murmuró con labios apretados Alexandra y comenzó avanzar nuevamente dónde se hallaba su sumisa.
Una corriente fría la golpeó de pies a cabeza al ver como el rostro de la que hasta no mucho era su jefa, adquiría una perversión total y su corazón se disparó a mil y también fue presa de los nervios.
Ya nada se podía hacer en esto, ya que quién busca halla y sin lamentaciones después.
Por su parte a bastante distancia del lugar y por uno de los primeros corredores. Tres hombres salen al encuentro de los jóvenes y terminar por llevarse a los dos muchachos y dejar plantada y sola a la joven Tello.
— ¡Mierda! — exclamó espantada Laura viendo por dónde se llevaron a sus primos. — Será mejor que los siga. ¡Lo siento Tania! Pero ellos me necesitan.
Caminó de prisa por esa especie de penumbra y llegó justo al lugar en que se encontraba el ascensor. Justo cuando apretaba el botón de llamado, fue sujetada fuertemente desde su ante brazo y jalada con fuerza hacia atrás.
— ¿Dónde crees que vas? —preguntó pegada a su cara, aquella pelirroja de antes.
— ¡Pero qué! — fue la queja de parte de Laura al toparse con esos ojos verdes y constatar que fue ella quién jaló  con tanta fuerza su brazo.
—Te pregunté dos veces ¿si sabías hacia dónde ibas? — cuestionó la pelirroja. — Ahora ya es muy tarde para ti.
— ¿Qué quieres decir? — se atrevió en preguntar Laura con un dejo de nerviosismo al por mayor.
—Nadie entra a este lugar a menos que pague el precio de lo que anda buscando. — respondió severamente la pelirroja y tiro de ella para otro sitio apartado. — Has sido muy irresponsable encanto.
—Yo no busco nada — fue la protesta de Laura que intentó zafarse del agarre de la pelirroja. —Además a mí no me gustan las mujeres y menos las de tu tipo.
En el acto, la pelirroja se volteó a verla y de un solo movimiento brusco la pegó a la pared junto a su cuerpo.
— ¡Eso ya lo veremos! — siseó la pelirroja y sin previo aviso, se adueñó de los labios de la joven Tello sin darle chance alguna.
Esta sería una larga noche  y de una aprendizaje duro de asimilar por parte de ambas jóvenes que se adentraron a un sitio que no estaba hecho para ellas y que pudo más la imprudencia y arrogancia juvenil que la sensatez que se necesita para evitar ciertos peligros.

1 comentario:

Delfi Castillo dijo...

Wow! así que una nueva historia, me los acabo de leer todos de un tirón y me he quedado con ganas de más.
Me encanta y más porque no había leído historia alguna sobre este tipo, así esperare con ansías el siguiente para saber como les va a estas chicas imprudentes. Saludos

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