Capítulo 27, En el precipicio III parte (continuación)
Tanto Farkless como Mirelles a duras penas aguantaban las
lágrimas que amenazaban con darse a la fuga.
Minard estaba con la mandíbula temblorosa y sus manos
sudaban bastante.
Banzer había dejado caer simplemente los documentos al piso y a pesar de ser una mujer no dada al sentimentalismo, no pudo evitar con nada de abstraerse de que sus ojos estuviesen nublados con todo lo escuchado. Realmente esto era muy profundo para ella.