mujer y ave

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domingo, 13 de julio de 2025

Reconociendo a los míos.

Polos opuestos



                            Alvaro              Vanessa

Capítulo 31 Reconociendo a los míos.

Cuando las manecillas de aquel antiguo reloj (una reliquia de familia) de pedestal marcaba las nueve en punto de la noche, un automóvil hacia su entrada a la propiedad de Bezanni. Bordeando los jardines hasta aparcarse en la entrada de dicha colosal vivienda y como se mencionó antes, estaba construida completamente en piedra que le daba un aspecto palaciego. Constaba de dos plantas con diez habitaciones con sus respectivos baños, 3 estudios, 3 garajes, 3 bungalós equipados y amoblados exclusivamente para los choferes, un amplio jardín con dos piletas, un sector de la casa destinado para el personal. Además de contar con una piscina que fue creada y amoldada a las rocas y que, a su vez, servía de muro de contención y protección contra las inclemencias de la naturaleza y de posibles malhechores.

En el momento que se aparcó el vehículo y descendieron sus ocupantes fueron recibidos por la dueña de casa y de su compañera. Amiga y familia que estaban en espera de ellos en el frontis de la casa.

—Mi señora, señorita Bezanni — dijo Samuel viendo a las dos mujeres. — He cumplido con sus órdenes de traerles a los jóvenes junto con el pedido de Sikel.

—Gracias Samuel — habló Calladrie indicándole por las pertenencias. — Por favor entrégueselo a Inés para ser llevado a mi habitación.

—Enseguida, mi señora — acató el chofer.

Una vez retirado, la rubia dominante se apresuró en saludar a sus hijos (aunque ellos no estaban en conocimiento todavía)

—¡Buenas tardes! — saludó Pía a ambos jóvenes que se notaba que estaban algo nerviosos.

—¡Buenas tardes! — respondieron ambos hermanos.

—Álvaro, Vanessa, primero que nada, quiero presentarles a Calixta Bezanni, nuestra anfitriona, mi amiga y familia — expuso Pía sin dejar de observar a sus dos hijos.

—Es un verdadero placer poder conocerlos — aseveró de su parte Calixta y extendió su mano a modo de saludo. Dado que no es propio de ellos (sado) ser muy afectuosos y menos en una primera instancia de conocer e incluso a su familia. Debe haber una interacción más fluida y constante para llegar a ese nivel de intimidad. — Gracias a Pía, aquí presente y de Lucía he oído mucho sobre ustedes dos.

—Encantado de conocerla — expresó Álvaro estrechando la mano de Bezanni, con total honestidad y sin prejuicios alguno por la formalidad del saludo. —¿Así que también conoce a mamá?

—Así es — confirmó Calixta retirando su mano y posando sus ojos en la muchacha en cuestión.

Y la respuesta no se hizo esperar de parte de la joven Briceño.

—Mamá me matará de igual forma si no saludo como corresponde — soltó la joven y llevada por un acto impulsivo en vez de dar la mano besó la mejilla de Bezanni y se retiró con una sonrisa traviesa. — Pero eso de la formalidad es mucho para mí y me gusta hacerlo en mis propios términos. Encantada de conocerte, soy Vanessa.

—Vane — intervino de inmediato Álvaro.

—¿Qué? — protestó su hermana. — No estoy siendo grosera ni mal educada hermano, solo que lo mío es natural y no tan estereotipado.

—Tú sabes lo que nos enseñó mamá — corrigió Álvaro viendo seriamente a su hermana pequeña. — Hay situaciones y lugares para comportarse apropiada o informalmente.

—¡Ay! — refunfuñó Vanessa ante la reprimenda de su hermano y poniendo los ojos en blanco, dijo. — Lo siento por atreverme a besar tu mejilla (estiró su mano) un gusto en conocerla señorita Bezanni.

Una mirada rápida entre Calladrie y Bezanni tras presenciar la escena entre hermanos. Dejando por las nubes a la rubia dominante ante el comportamiento de sus hijos. Era una mezcla de orgullo por la educación que recibieron por parte de su pareja y madre de sus hijos y un poco de turbación ya que los actos de la muchacha le recordaron acciones pasadas de su autoría. Tal como ella misma mencionó, la pequeña Calladrie era la viva imagen de su adolescencia, llena de impulsividad, franqueza y transparencia. Sino fuese por la tonalidad de piel y cabellos, diríamos que estábamos en presencia de la réplica de la dominante.

—El gusto es mío — correspondió el gesto Calixta estrechando su mano en concordancia y viéndola con un rostro sonriente, agregó. — Puedes llamarme Calixta cuando estemos en familia y en privado ¿te parece?

—Por supuesto y estaré encantada de hacerlo — convino una sonriente Vanessa cuyos ojos azules brillaban con esa vivacidad propia de la mocedad de los años y de repente frunció el ceño al no cuadrarle algo. — ¿a qué te refieres con lo de familia? y por cierto ¿dónde está mamá? No la veo.

—¡Vane! — reprendió su hermano llevándose la mano a la cara ante el comportamiento de su hermanita.

—¿Qué tiene de malo en que pregunte hermano? — refutó ésta que se giró a verlo con el rostro contrariado. — El señor dijo bien claro que mamá estaría esperándonos acá y no la veo por ningún lado que digamos.

De a poco una sonrisa comenzó a formarse en los labios de aquella rubia mujer que no dejaba de sorprenderse y deleitarse ante el comportamiento de la menor de sus hijos. ¿cuánto se había perdido de sus vidas al desconocer su procedencia? ¡Eran tantos años! Pero ahora, aunque un poco tarde remediaría aquello dando no solo todo de sí misma para ganarse los afectos de su prole, el respeto y el honor de formar una etapa como familia. Ella que, hasta hace poco, solo suspiraba al saber que eran hijos de otro y no suyos, que resentía ese hecho porque fue lo que deseó por mucho tiempo con esa única mujer que fue capaz de hacerla sentir viva y especial con la que se proyectaba para tomar un proyecto tan serio y de una responsabilidad como es la familia. Su padre por muchos años desde su niñez le inculcó casi por la fuerza el deber de la familia y por ser hija única debió cargar con ese peso que por un tiempo le tomó aversión porque su progenitor fue implacable hasta el punto en que tres veces le concertó una alianza matrimonial con dos jóvenes prometedores de una buena familia de la capital y también un oficial del ejército. Todo para terminar en un desastre total.

¡Mírenla hoy! Convertida en madre de tres preciosos jóvenes ¿Inesperado? Sin duda que el término exacto era sorpresivo porque si fue anhelado un tiempo solo con la persona de su sumisa y de nadie más.

Una mujer muy guapa tal como lo expresará la propia Tania que oportunidades y pretendientes no le faltaron a lo largo de su vida. Incapaces de verla por quién era, de respetarla por su sentido de vivir y expresar la vida. Ninguno consiguió trastocar su corazón al punto de replantearse sus convicciones y solo la llevaron a temprana edad a buscar un estilo que se acoplará a lo que ella necesitaba, que no la atará a nada que no fuera su derecho de elección. Le gustase o no a todo un entorno, sociedad, familia. Ella pagó un precio alto por el derecho a ser quién quería ser, una vida siempre envuelta en más absoluto silencio y oculto a la vista de los demás.

Una sola cosa lamentaba Pía Calladrie en esta etapa de su vida y es haber dejado pasar 21 años sin pelear verdaderamente por aquella mujer que formó un vínculo sin igual y que se atrevió en plasmar aquello que su persona fue incapaz de concretar por derecho…familia.

Suspiró con pesar por mucho tiempo y se conformó con migajas de citas que solo le traían más vacío a su vida y todo por respetar la decisión de su sumisa, la más dolorosa de su propia existencia.

—No hay nada de malo en preguntar — coincidió Calixta que interrumpió los pensamientos de su amiga y sonriéndole a la rubia de paso. — Y respondiendo a tu pregunta, Lucía se encuentra adentro y está esperando por ustedes junto con Tania.

—¡Ves hermano! —refutó desafiante y con una sonrisa petulante la joven. — Ella me entiende mejor que tú y es más amable y cariñosa. ¡deberías seguir su ejemplo!

El joven Briceño quedo atónito viendo a su hermana menor siendo tan descarada y zalamera.

—¡Oh por Dios! — exclamó una divertida Calixta que en años no se entretenía tanto con una escena como esta y le recordaba tal cual fue su niñez y juventud en compañía de aquella rubia que significó todo en su vida. — ¡realmente es tu copia calcada! Esto es impagable y entrañable ¿no te parece Pía?

—Sin duda lo es…Cali querida — convino sonriente y acongojada rubia cuyos ojos azules estaban algo empañados por la emoción. — Y ellos son míos, solo míos.

—Lo son — respaldo Bezanni dándole una palmadita sobre el hombro de su amiga. — Ahora vayamos adentro para presentarlos con el resto de la familia.

—¡Vayamos! — aceptó Pía y tomando la mano de la muchacha; que había recordado dónde había visto aquella mujer en la universidad y a pesar de quedar algo confundida por lo último dicho por la rubia no pudo evitar sentir que algo dentro suyo se trastocó por las palabras como en aquellos ojos, que eran como los suyos con esas distintivas marcas en el iris por lo que no se opuso al gesto de tomar su mano, por el contrario, lo sintió bien y familiar por así decirlo.

—¡Álvaro! — llamó Calixta al ver al joven inmóvil en su sitio. — ¿nos acompañas?

—Por supuesto — aceptó el muchacho algo tímido que se acercó al lado de la dominante.

—Descuida que no tomaré tu mano — señaló sonriente Bezanni. — si es lo que te preocupa.

—No — se apresuró en decir Álvaro con las mejillas teñidas de escarlata de la vergüenza y viendo a la pareja que iba delante de ellos. — solo me pareció inusual el hecho de que mi hermana haya consentido ser tomada de la mano. No mal interprete mis palabras, solo que Vanessa es muy cariñosa con todos en lo estrictamente apropiado y solo con mamá, Tania y Carlina se deja entrelazar su mano. Ellas son especiales para mi hermana, es un gesto íntimo y familiar.

—Comprendo — adujo Calixta reflexionando en lo dicho por el joven y tras unos segundos, preguntó. — ¿Cuándo te refieres a Carlina hablas de?

—La hija menor de tía Patricia — confirmó Álvaro. — Hermana de Laura ¿las conoce?

—¡Ya veo! — sopesó Calixta sacando conclusiones y viendo al joven, añadió sin profundizar mucho en la pregunta, añadió. — Estoy al tanto de quienes son. Por lo que te voy a pedir que cuando terminen de conocer al resto de la familia y puedan hablar con su madre, me gustaría que tú y yo habláramos más acerca de la relación que hay entre tu hermana y Carlina ¿aceptas Álvaro?

—Me comprometo con usted en hacerlo — accedió el joven. — señorita Bezanni.

—Tal como se lo mencioné a tu hermana, puedes llamarme Calixta — demandó Bezanni. — Es un derecho de familia y lo entenderás en su momento cuando hables con tu madre y Pía.

—De acuerdo — convino el joven.

—Ahora ten la bondad de ingresar — ordenó Calixta abriendo las puertas de su hogar.

—Gracias — dijo Álvaro ingresando a un enorme recibidor.

—¡Acompáñame! — solicitó Bezanni viendo un poco lejos la figura de su amiga y su hija. — Esperan por nosotros en el salón.

Dicho esto, juntos avanzaron por un pasillo empedrado tipo laberinto hasta llegar a uno de los dos salones de aquella casona. Al momento de traspasar por las doble puertas de vidrio ahumado, quedaron de lleno y frente a una habitación cuyo foco principal era la chimenea y sus amplios sofás seccionales. Cuyos ocupantes estaban a la espera de los dos miembros de la familia de…

—¡Familia! — fue el turno de la rubia Calladrie de hacer las presentaciones de rigor. — Quiero que conozcan a Álvaro, mellizo de Tania y Vanessa, la más pequeña de los tres.

Ambos jóvenes fueron dejados al centro de la habitación solo en compañía de la rubia dominante en medio de los dos. Mientras que Calixta fue a ocupar su lugar al lado de Patricia y Laura. En otro de los divanes se hallaban Lucía en compañía de Tania y a su lado se encontraba nada menos que la jefa de ambas, Alexandra Mirelles, que reconocieron de inmediato. Y, por último, en otro de los sofás se hallaban tres mujeres desconocidas para ellos. Una trigueña de cabellos largos y ojos grises, una pelirroja de ensueño y vivaces ojos y otra mujer de cabellos cortos (melena) y una mirada aguda y filosa como las águilas.

—¡Muchachos! — dirigiéndose a ambos hermanos y cogiéndoles por su ante brazo a los dos, continuó. — Quiero presentarles a cada uno de los miembros de mi familia. ¿me acompañan?

—Sí — fue todo cuanto dijeron los dos, sin oponerse y tampoco incomodarse por la confianza de aquel gesto.

—Ellas son Catalina Minard, Martina Farkless y Ariana Banzer — presentó Calladrie.

—¡Bienvenidos a la familia! — habló por las tres Catalina, la trigueña de ojos grises.

—Gracias — es todo cuanto pudo decir Álvaro un tanto confundido, pero él era educado tal como su madre le enseñó.

—Alexandra Mirelles, que estoy más que segura que ustedes conocen bien — continuó Calladrie.

—Hola, chicos — saludó Mirelles cordialmente a los dos.

—Hola — fue el turno de Vanessa en saludar y sonreír porque aquella mujer le era muy grata para ella.

—Calixta Bezanni a quién conocieron hace un momento— prosiguió la rubia dominante. — su compañera y pareja, Patricia y su hija Laura.

¡Ahí fue el remezón! De sopetón para los dos jóvenes que abrieron tamaños ojos a los dichos por la mujer y más para Álvaro, que tuvo su respuesta a la pregunta hecha poco antes y el escenario mental comenzó a tomar forma para él.

—¿Hija? — inquirió Vanessa que no se las aguantó.

—Así es. Laura es mi hija — afirmó Calixta viendo suspicazmente a la muchacha, añadió. — Al igual que lo es su hermana, Carlina.

—¡Mierda! — exclamó pasmada Vanessa que no exteriorizó más argumentos o adjetivos y tapó su boca con la mano. Había olvidado por completo que su madre estaba presente y tendrían repercusiones sus palabras.

—¡Cuida tus palabras Sol! — reprendió Lucía viéndola con seriedad.

—Yo… ¡Este! ...creo… ¡lo siento mamá! — se disculpó Vanessa que sabía cuándo era llamada Sol, significa reprimenda de las serias.

—Sin duda eres igualita a tu madre — intervino Cata risueña ante lo espontanea que era la muchacha. — me la recuerdas tanto a esa edad.

—¿De verdad? — preguntó con suma curiosidad Vane, olvidándose por completo de lo anterior como si nada.

—Sí — repuso esta vez Ariana complacida ante la joven. — Eres su viva imagen.

—No prestes atención a los dichos de estas hermosas mujeres — contradijo Pía con las mejillas teñidas de escarlata ante las bromas intencionadas de sus amigas. — suelen exagerar un poco.

—Si tú lo dices…Pía — se burló Catalina guiñándole un ojo.

—¿En qué estábamos? — se cuestionó la rubia por un segundo y tomando aliento para continuar con lo fundamental y prioritario. — Todas estas mujeres por años han sido mi familia y era mi deseo presentárselas a ustedes tal como lo hice con su hermana en su momento. Ahora se preguntarán cuál es el motivo para toda esta presentación y la explicación es simple; pero compleja a su vez.

Al igual que hice con Tania, hablaré con la verdad por delante y con el consentimiento de Lucía aquí presente, diré que nosotras dos nos conocemos hace mucho tiempo y las fotografías que viste Álvaro (Viendo a su hijo) en mi oficina corroboran mis palabras. Nosotras fuimos pareja desde muy jóvenes.

—¿Eras la novia de mamá? — interrumpió Vanessa viéndola fijamente y fiel a su impulsividad.

La tensión en el aire se rompió de sopetón con la intervención de la joven Briceño, que vino a cortar los nervios de Quiroz, Tania y otras presentes.

—¡Uf! — soltó el aire Calladrie y viendo a su hija, repuso. — Fui como tú dices, una especie de novias.

—¿Lo eras o no? — insistió la joven. — porque para mí, pareja entre mujeres es eso, novias o ¿estoy loca?

—Bueno se puede decir que sí — adujo algo cortada Calladrie ante el cuestionamiento de su hija.

—¿Si o no? — volvió a la carga Vanessa.

—Vane, no seas grosera — fue el turno en intervenir de Tania. — llegas a ser acosadora hermanita.

—No lo soy — defendió ésta volteándose a verla. — solo tengo curiosidad.

—Siempre lo he dicho que deberías trabajar para la PDI — soltó risueña Tania que se levantó de su asiento para ir en apoyo de la rubia, quién es su…—Debes comprender hermanita que son otros tiempos y otros dichos ¿entiendes?

—Nunca tan tonta, Tani — replicó Vanessa le sacó la lengua a su hermana. — Solo quería saber si eran novias eso es todo. No entiendo porque la gente se corta tanto en decir las cosas por su nombre ¿Qué tiene de malo?

—Nada — convino Tania abrazando a su hermana. — la pregunta aquí es ¿estás tu preparada para escucharla?

—¡Ponme a prueba! — desafió sin empacho la menor sacando pecho.

—Bueno — aceptó Tania y sin asco soltó. — Ellas tenían una relación sado.

—¿Sado? — indagó confundida Vanessa y rascando su cabeza ante la confusión intentado unir los cabos. — Espera… ¿Te refieres a eso del bondage, cueros, azotes y esas cosas?

—Exactamente — confirmó Tania expectante ante la reacción de su hermana.

—¡Ay mierda! — soltó de golpe Vanessa con cara haberle explotado una bomba que fue mucho para procesar e hizo corto — ¡Wow! ... ¡Cielos que fuerte!

La joven por unos segundos se quedó totalmente en blanco y en el limbo.

—¡Vanessa! — llamó Calladrie preocupada por su hija y lo que estuviera sintiendo.

—Hermana — fue el turno de Álvaro que le tomó la mano para despabilarla.

Nada…seguía en shock o intentando procesar la información que le arrojase su hermana.

—Laura — Habló Vanessa sumida en su mundo.

—Dime — repuso ésta.

—¿Andas con tu mantita a mano? — preguntó la menor de las Briceño en su nube.

—No — contestó Laura roja como la grana de saberse su secreto.

—¡Rayos! — masculló Vanessa atontada y rascando su cabeza de los nervios y soltó de sopetón. — ¿dónde se mete Carlina cuando más la necesito?

Esto último dicho por la muchacha trajo consigo que una ceja de Bezanni se alzase en forma inquisitiva.

—Creo que es mejor dejar esta conversación para más tarde y en privado — expresó Tania viendo a la rubia. — ¡Discúlpala por favor! Necesita algo de tiempo para procesarlo.

—Está bien — accedió Pía viendo con cariño a su hija mayor. — Llévala con tu madre.

—De acuerdo — dijo Tania abrazando a su hermana.

Una mirada entre Bezanni y Calladrie bastó para que la dueña de casa actuase de inmediato.

—Inés — llamó Calixta.

Al poco tiempo…

—Dígame señorita Calixta — contestó la empleada.

—Por favor lleve a la joven a su habitación y le prepara un baño de sales para que se relaje— ordenó la morena. — también disponga de otro cuarto para la llegada de mi hija Carlina.

Bastó solo con mencionar el nombre de la otra joven para que reaccionará cierta muchacha.

—¿Vendrá Carlina? — preguntó de frentón Vanessa aún abrazada a su hermana mayor. — ¿cuándo?

—Mañana temprano — respondió Calixta sumando uno más uno ante la carnada lanzada. — Mandaré a mi chofer a recogerla al aeropuerto.

—¡Ah! — balbuceó un tanto decepcionada Vanessa.

—¿Tienes clases mañana? — inquirió Bezanni sacando algunos cálculos necesarios.

—Si, debo entregar un trabajo a las diez — respondió sin ganas Vane.

—Estás de suerte, Vanessa. Ella arribara en la madrugada y podría estar aquí a eso de las 8.30 a más tardar — reveló Bezanni a sabiendas y calculando un posible escenario. — ¿no te alegra esto? Dudo que Carlina desee verte en ese estado ¿no te parece?

—Por supuesto que no, ella se enojaría mucho conmigo — replicó vivazmente la joven y viendo a su hermana. — ¿me acompañas?

—Vamos — accedió Tania sonriendo ante lo fácil que era dar vueltas a su hermanita pequeña. — Deberías hacer de Carlina una especie de mantita.

—¿Quién te apretó el cogote a ti? — replicó picada Vanessa roja hasta las orejas y tirando de su hermana se encaminaron en pos de la empleada.

—¡De nada! — amonestó divertida Calixta al ser testigo de un hecho en particular y lo parecida que era con su propia hija por buscar consuelo en «mantitas»

—¡Oh cierto! Gracias — respondió Vanessa con una cara más sonriente y pícara a su vez. — Realmente me comprendes mejor que otros de mi familia.

—Vane — protestó Tania espantada de los dichos de su hermana.

—¿Qué? — se escuchó decir a la menor. — es la verdad.

—¡Esperen! — fue el turno de Laura que se levantó de golpe en pos de las demás. — yo las acompaño y así hablamos un poco.

Tras marcharse las muchachas, todas en aquel salón se quedaron viendo unas a las otras y de pronto…

—Jajaja — estallaron en carcajadas casi todas las dominantes salvo Calladrie, que permanecía impávida en su lugar y miraba arrobada a sus hijas en la distancia.

—Definitivamente es verte de nuevo — se burló con saña Cata. — En una versión mucho más sin filtro.

—¡Ay dios mío! — exclamó extasiada Martina. — nunca pensé que extrañaría tanto, momentos como este.

—Realmente es impagable — bromeó a mas no poder de risa Ariana. — Amo a esta chiquilla, ha hecho mi día tan invaluable. Será mi favorita sin duda.

—Amiga — repuso Mirelles entre sonrisas. — Ellas no te van a soltar en un tiempo y menos teniendo la presencia de Vanessa.

—No me lo recuerdes tú también — protestó una mortificada Pía por las burlas de sus grandes amigas y familia.

En eso, Lucía se puso de pie y fue hasta dónde se encontraba su señora y a modo de consuelo, le dio un beso en su mejilla.

—Iré con Álvaro a su habitación para conversar nosotros dos — solicitó Lucía. — ¿gustas acompañarnos?

—Por supuesto que sí, Luc — afirmó la rubia viendo a las demás. — quedan libres hasta un momento más para que continuemos con lo de Alex ¿les parece?

—Sí — fue la respuesta generalizada.

—¡Vamos! —instó Pía tomando de la mano a su sumisa y viendo a su hijo.

Atrás quedarían solo cinco del grupo de amigas y familia con Patricia como pareja de Bezanni que prosiguieron por un tiempo más entre risas y bromas a costa de la impetuosidad de la menor de las hijas de Calladrie.

Retomando su propósito anexo de ayudar a Mirelles con los informes del hotel para ser presentado a sus padres. Sería una larga noche entre revisiones exhaustivas de balances y adquisiciones, acompañado por un picoteo y su buena dosis de cafeína. A su vez que Patricia y Lucía se encargaban de una cena ligera para los cuatro miembros más jóvenes de esta inusual familia y una conversación más profunda entre dos madres y sus hijos con respecto a su pasado y sentir actual. Tomaría ribetes interesantes y sobre cogedores dado que hallarían más comprensión y apoyo en esta nueva generación de lo que fueron sus propios progenitores en caso de Vidal. Sin duda y hasta el momento todo iba resultando bien, se equilibraban pasado y presente, muestras de cariño a mil y aceptación de los hechos, aunque aún era fuerte de digerir para algunos de los muchachos dado que se toparon con el hecho que ambos padres biológicos fueron una figura decorativa al ser donantes y mejores amigos de sus mamás. Aunque se casaron con ellos, tuvieron al menos con Marcos Briceño una bonita amistad e interacción hasta el mismo deceso de éste por razones de salud.

Tal como se mencionó anteriormente resultó ser un día crucial, fuerte, intenso y sorpresivo en todos los aspectos y el resultado final era un descubrimiento que los dejaba en las puertas de vivir una nueva experiencia con mujeres que estarían ligados a ellos y que necesitaban conocer y formar un vínculo gradualmente. En pocas palabras todos debían ir reconociéndose.

Esta vida que fue de un camino totalmente opuesto y contradictorio. Con un estilo de vida diferente y un pasado que enturbiaba dolorosamente el corazón de mujeres que habían ido en busca de lo que no podían encontrar en sus hogares o en su alrededor.

Solo le restaba unos puntos por resolver: Una conversación con sus progenitores, la aceptación o rechazo de parte de dos muchachas con sus dominantes y la llegada e integración del último miembro de esta familia.

Siempre dicen que un polo opuesto, se atrae con el otro, la pregunta fundamental es ¿Son tan opuestos?


     Lucía,      Pía,         Tania,        Álvaro,         Vanessa

















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