Destino implacable
CAPÍTULO 18
TU Y YO, UNA CUENTA PENDIENTE II PARTE
Uno, dos, tres y…los minutos corrían como saetas
veloces llenando el vasto espacio del reloj del tiempo. Así mismo…Uno, dos,
tres pasos dados por los cascos de aquel corcel que dejaba una huella sobre la
tierra húmeda y calcinada por esas lluvias torrenciales porque no le dio tregua
alguna para absorberla rápidamente y convertirse en un gran barrial…Uno, dos,
tres, era el subir y bajar de las ruedas en cada hoyo que caía y rugía su motor
por sacarlo de la cavidad y no quedar atascado.