Atada por un testamento, capítulo 7.
Todas las vivencias del día anterior la habían dejado muy inquieta. Aunque, durmió profundamente y relajada al máximo; cosa que le sentó de maravillas por el cansancio acumulado de las noches; no evitó despertarse más temprano de lo acostumbrado y su primer pensamiento, fue relacionado con la joven Rosemberg y todas sus insinuaciones. Por más que le dio vuelta al asunto, para encontrarle una explicación más o menos lógica, fue inútil.
Al final de cuentas, todo le llevó a pensar que era una más de las tantas manipulaciones que solía tener con ella y así, ver su reacción, pues nada bueno podía esperar de una mujer que le privó de su libertad y el derecho de decidir por ella misma y eso jamás se lo perdonaría.