Capítulo
28 Espejo I parte (Laura y Tania)
—Señorita Bezanni estas son las jovencitas que desean hablar
con usted — señaló Inés y haciendo un gesto con su mano a las machuchas. — Por
favor tengan la bondad de pasar.
—Gracias — habló la primera de ellas.
La segunda se abstuvo de hablar y solos se limitó en observar
con cara de pocos amigos en especial hacia cierta pelirroja ahí, presente.
—Bien. Puedes retirarte — demandó Bezanni con sus ojos clavados en la segunda muchacha y apreciando cada detalle de ésta. — Y cumple con lo segundo que solicité.
—De inmediato mi señora — repuso la empleada.
Luego de marchar la empleada, no hubo más que silencio de
parte de todas las dominantes solo observando a las recién llegadas. Se podría
decir que era asfixiante a decir basta la contemplación de estas mujeres sobre
dichas jóvenes.
Uno, dos, tres y cinco minutos exactos fueron los que
prosiguieron a ese incómodo silencio y habían olvidado un pequeño detalle
fundamental que es cuando uno ingresa a cualquier sitio hay patrones que seguir
y serían recalcados de inmediato por una de las dominantes.
—Cuando uno llega a un determinado lugar es requisito
obligatorio, saludar y presentarse ante los anfitriones o en este caso dueña de
casa — enrostró Ariana que no le agradó esa conducta de frentón. —Creo no
equivocarme que poseen algo de educación ¿no es así señoritas?
—¿Quién lo dice? — espetó de inmediato la segunda muchacha
que no se inmutó en lo más mínimo. —¿Educación? ¿ustedes? No me hagan reír.
—Porque no se presentan y fin del asunto — intervino
Catalina que le divirtió la actitud confrontacional de la joven. — en vez de
entramparnos en peleas innecesarias ¿no les parece?
—Ellas tienen razón — habló la primera viendo a su compañera
y sujetándola del brazo. —Es lo menos que podemos hacer.
—Será — acató la segunda. — pero no olvides porque estamos
aquí. Lo otro es palabrería barata, un arma típica que suelen emplear acorde a
su estatus.
—Lo sé — respaldo la primera chica. — nos tomará un poco de
tiempo nada más ser educadas y lo sabes.
—De acuerdo — aceptó la segunda chica desviando con soberbia
su mirada hacia otro lugar y es que no deseaba ver más al frente suyo porque
esos ojos verdes la estaban fulminando con la mirada.
Realmente varias miradas se dieron entre si las dominantes
sin dejar de observar a las muchachas ahí presentes. Cada cual se formó una
opinión a primera vista salvo Farkless y Mirelles que estaban más que claras en
sus impresiones y experiencias compartidas con ellas.
—Bueno nos disculpamos antes que nada de nuestra conducta —
comenzó la primera jovencita viendo eso si con ojos duros a su dominante. —¡Buenas
tardes! Tengan todas ustedes, mi nombre es Tania Briceño.
Fue el turno de…
—Soy Laura Tello — se presentó finalmente la segunda chica y
siendo fiel a ella, soltó de una lo siguiente. — A diferencia de mi compañera,
no pretendo ser amistosa porque no estoy por esas razones en esta casa y en
cuanto a la educación (viendo directamente a Banzer) me vale un comino cuando
se trata de personas que les encanta hacer encerronas y se salen con la suya
sin importarles nada. No comulgo con mujeres de su tipo porque supongo que
todas ustedes son dominantes o ¿Estoy equivocada?
—¡Laura! — protestó Tania que volvió a sujetarla del brazo
para intentar calmarla. — Tampoco seas grosera. Tú no eres así.
—¡Vaya, Vaya! — habló Catalina que se había levantado de su
asiento y caminó alrededor de ambas muchachas como un sabueso en
reconocimiento. — no esperaba tanto carácter de parte de ustedes y eso me
demuestra que son realmente hijas de sus madres. Y, sin embargo, debo
aclararles de entrada que aquí el respeto es fundamental y les sugiero por las
buenas que vayan bajando el tonito irrespetuoso o me veré en la obligación de enseñarles
modales, señoritas y les advierto que no seré sutil como son sus señoras
(dominantes)
—¿En serio? — provocó Laura cuya vena rebelde estaba en la
cúspide de su tolerancia.
—No quieras ponerme a prueba Tello — siseó Minard que jaló a
la joven del brazo y la situó frente a sus ojos. — Por respeto a mi familia,
volverás a presentarte como es debido y ahí olvidaremos esta escenita ¿estamos?
—De tu parte tampoco tienes que ser petulante — intervino
Tania con el ceño fruncido cuyo rostro se plantó delante de la dominante. —Estamos
de acuerdo que ella se equivocó, pero tú no ayudas mucho amenazándola. Te
sugiero que quites tus manos sobre Laura y podamos volver comportarnos
civilizadamente ¿te parece?
—¡Chica conciliadora! — alabó Catalina sonriendo
socarronamente. —Me parece bien, solo que no olvides mi advertencia sobre el
respeto.
—Lo tendremos presente — convino Tania que apartó a su amiga
de manos de la dominante y viendo ahora su mejor amiga, agregó. — Tú puedes
Laura, solo te pido un poco más de paciencia y nos iremos a casa para que
puedas descansar.
—Bueno — aceptó Tello bajando la intensidad ante la petición
de su querida Tania.
Estas palabras dichas por parte de Briceño despertaron la
curiosidad inmediata de las dominantes en especial: la de Bezanni y Farkless.
Ellas también podrían de su parte y bajarían su postura intransigente de la
educación.
—¿Estás bien? — se anticipó Ariana que pudo apreciar el
semblante de la joven en cuestión.
—Aprecio tu preocupación por ella y lo agradezco — contestó
Briceño viendo a su contra parte. — Hemos venido hasta acá para saber la verdad
del pasado de nuestras mamás y creo que ustedes tienen mucho que decir al
respecto. Cuánto antes lo resolvamos mejor será para Laura.
—¿Qué tiene Laura? — inquirió Bezanni que encaminó sus pasos
hacia ambas jóvenes.
—Es una larga historia que no podemos entrar en detalles
ahora — explicó Tania colocándose por delante de su amiga (tres pasos) y viendo
seriamente a la morena que se acercaba. — No lo tomes personal, pero por favor
mantén tu distancia. Ella está al tope de sus límites.
Una ceja arqueada fue la respuesta inmediata de Bezanni y le
quedó viendo unos instantes antes de retomar su andar.
—¿Piensas que le haré daño? — preguntó Calixta acercándose
más a las chicas.
—No lo creo — repuso Tania que adelantó unos pasos en
dirección de la dominante. — Pero insisto que te mantengas lejos. Algo me dice
que vas por Laura, es una corazonada que no sé explicar en estos momentos, pero
mi amiga necesita estar en calma y contigo o con esa pelirroja cerca, no podrá
hacerlo.
—Escúchame bien Tania — habló Bezanni deteniendo sus pasos
justo en frente de Briceño. — Tú y yo vamos a hacer una concesión mutua ¿te
parece?
—De acuerdo — aceptó Briceño. —Por cierto, no recuerdo tu
nombre.
—Calixta Bezanni — contestó la morena escudriñando los ojos
de la joven.
—¡Tú dirás Calixta! — convino Tania. — ¿Qué propones?
—Yo respetaré tu petición de mantener la distancia con Laura,
si me dices a cambio ¿qué es lo que ella tiene? — pactó Bezanni. — Te prometo
que ninguna de nosotras se acercará ¿aceptas mis términos?
La joven Briceño le dio una mirada a su mejor amiga y
resoplando con cansancio, terminó por ceder.
—Acepto tu propuesta Calixta — accedió Tania.
—Bien — convino la dominante. — ¡habla con total honestidad
Tania!
—Mi amiga está con su nivel de ansiedad por las nubes y no
es conveniente tener más enfrentamientos porque solo gatillarían que tenga una
nueva crisis y es lo que busco evitar — reveló Briceño. — Ella ha estado muy
preocupada por su mamá y no tenía como comunicarse con ella porque olvido
llevar su cargador, tampoco tenía consigo lo que suele bajarle el nivel de
estrés.
—Comprendo — expresó Calixta viendo a su hija con preocupación
y un sexto sentido le instó ir más allá. — ¿Desde hace cuánto sufre esas
crisis?
—Desde que ella tenía once años — fue la aclaración de parte
de Patricia que había escuchado todo justo a tiempo. — Cuando oyó a Javier
comentar con su amigo acerca de su paternidad.
En el acto, todas las miradas se enfocaron en dirección de
la entrada principal de la sala y ahí estaban Patricia y Lucía acompañadas por
Inés.
—¡Mamá! — exclamó Laura que se precipitó hacia ella y fue
recibida con los brazos abiertos.
—¡Mi preciosa Laura! — susurró Patricia entre besos a los
cabellos de su hija. — ya estoy aquí, mi hermosa hija.
—No vuelvas a dejarme sola — suplicó Laura que cedió a la
presión y estalló en llanto.
—No lo hare, mi amor — aseguró Pati igual de llorosa que su
hija. —Y tú tampoco debes alejarte sin avisarme.
—Lo promete, mamá — comprometió Laura abrazada a ella.
Esta escena dejo aún más conmocionada a todas las presentes
en aquella sala. Realmente había sido un día de emociones muy fuertes y aún
estaba por venir un asunto sumamente importante del cuál hablar.
—Pri — llamó Calixta sin perder las reacciones de sus dos prioridades.
—¿puedo?
—Sí — accedió Vidal sin dejar de abrazar a su hija.
—Laura — llamó Calixta que acortó las distancias y a su
lado, añadió. — ¡Mírame!
Si bien la joven Tello es dada en llevar la contra casi como
por deporte y esta vez impulsada por el tono exigente y cálido a la vez, despegó
su cuerpo un poco del cuerpo de su madre para enfocarse en la mujer que estaba
detrás suyo.
Ahí fue que el impacto golpeó de porrazo sobre la dominante
y la muchacha que conectaron cual pieza de engranaje al ajuste apropiado. Tanto
los ojos celestes de Bezanni como los almendrados de Tello no dejaron de verse
entre sí y para la muchacha fue más que sobre cogedor dado que por su soberbia
no prestó ninguna atención aquella morena sentada a un costado del sofá seccional
de tres cuerpos y la realidad la golpeaba sin contemplación alguna ya que el
parecido entre ambas era aplastante, solo cambiaba la tonalidad de la piel, así
como el color de sus ojos.
—Realmente eres preciosa — murmuró emocionada Calixta cuyos
ojos se inundaron de lágrimas al tener frente suyo a su hija, aquella que jamás
sospechó que existía. — No sabes las ganas que tenía de conocerte. ¿puedo darte
un abrazo?
Laura despabiló de su ensimismamiento y asintió con su
cabeza nada más. No sabía por qué, pero no tenía el deseo de confrontarse a
esta mujer que la tenía intrigada por el parecido entre ambas y sumado a que
algo muy dentro de ella se trastocó tan profundamente y una especie de tirón la
impulsaba a querer estar más cerca de esta morena.
Y sin más incentivo que mediar entre ellas, la dominante
terminó por acortar las distancias entre ambas y envolvió a la joven entre sus
brazos, desatando emociones fuertes tanto en Bezanni y más para Laura que entró
en shock al mínimo contacto y se puso rígida de golpe sin poder corresponder
aquella mínima y potente caricia. Solo abría sus labios y los volvía a cerrar.
Era tal su conmoción que hizo tomar conciencia a la mujer mayor, que le dolió la
falta de respuesta de parte de su hija. No podía culparla ya que era una
completa desconocida para la muchacha y supo que debería ser paciente para ganarse
su cariño.
—Lo siento, no era mi deseo incomodarte — señaló Calixta que
rompió el abrazo y se retiró de su lado.
Iba a girarse en sus talones y marcharse más allá, cuando…
—¡Espera! — suplicó Laura que la retuvo de su ante brazo. —
No se trata de que me hayas incomodado, es otra cosa la que me conmocionó.
—¿Qué es? — indagó Calixta volteándose a ver a su hija de
frente.
—Eres tú — explicó Laura que se acercó nuevamente y esta vez
no la abrazó si no que acercó tanto su cuerpo al de Bezanni que casi estaba
pegada y de pronto hizo lo más insólito de todo…la olfateó.
Esto pilló desprevenida a la dominante que fue quién se puso
rígida ahora y su ansiedad salió como avión a chorro y mientras más era
olfateada por su hija más tensa se ponía.
Esto también dejo descolocada a las demás dominantes que
nunca pensaron ver un acto de esos y de inmediato reaccionó una de ellas.
—Laura — protestó Martina que se paró bruscamente del
sillón. —¿qué crees que estás haciendo?
—¡Déjala que lo haga! — fue Patricia que se cruzó en su
camino. — Es el único camino para ellas, el reconocerse. Van a estar bien, yo
sé porque te lo digo.
Y justo en ese momento escucharon decir…
—Es tu olor — develó Laura que tomó entre sus manos una de
la morena y aspiró sobre ella, cortándola por completo y con un temblor en los
labios, añadió. — es el mismo olor que tiene mi mantita ¿acaso tú eres?...
No alcanzó a terminar con su interrogatorio cuando todo
frente a sus ojos se oscureció y se desvaneció por completo.
—¡Laura! — gritó Calixta que la tomó entre sus brazos antes
que cayese al piso.
—¡Mierda! — despotricó Martina que vio todo en cámara lenta.
— menos mal que todo iba a estar bien Patricia.
—Ella va a estar bien — aseguró la madre de Laura que se
acercó a su hija. — Cali tráela contigo y ponla en uno de los sillones para que
estén cómodas las dos.
—Bien — respaldo Bezanni y con su hija en brazos se fueron hasta
dónde les habían despejado sus amigas un lugar apropiado para ellas.
—Pati —habló ahora Lucía. — ¿no quieres llamar a un médico
mejor?
—No será necesario — aseguró Patricia colocando unos cojines
para que se apoyase su señora y pareja. — Tal como mencionó Tania hace un rato,
mi hija estaba al límite antes de colapsar y ahora, podrá recuperarse con la
única persona que en todos estos años ha podido calmar a Laura.
—¿Qué quieres decir con eso? — preguntó sorprendida Calixta
viéndola a los ojos. — Explícate cariño.
—Un día antes de ser despedida tuve acceso a una de tus
camisas favoritas que se quedó en la suite y sin pensarlo me la llevé conmigo
porque me resistía a olvidarte por completo. Esa prenda me ayudó mucho en mi
embarazo con Laura ya que me envolvía con ella y nos tranquilizaba a ambas. La
modifiqué para que se volviese una especie de mantita con la cual envolvía a mi
hija cada vez que estaba inquieta o con fiebre y así ha sido hasta el día de
hoy — finalizó su confesión y explicación Patricia. — siempre has sido tú,
Cali, quién ha confortado a Laura y por eso, su conmoción al reconocerte.
—¡Oh Pri! — murmuró Calixta muy conmovida con dicha
confesión y solo atinó en besar los cabellos de su hija dormida en sus brazos. —Debiste
buscarme.
—No podía y tú sabes ahora mis razones. Equivocadas, pero en
ese tiempo no tuve más remedio que aceptar los hechos como eran — defendió su
postura Patricia. —Ahora es otra historia y Laura ya sabe quién eres tú y no
dejará que te apartes de ella.
—¿Cómo lo sabes cariño? — preguntó Calixta emocionada y a la
vez, confundida por lo último dicho por su pareja.
—Por la forma en que se sostiene a ti — aclaró Patricia
enternecida para con su hija. — su agarre es feroz si te fijas en sus manos. Laura
nunca renunció a su mantita en todos estos años a pesar de las burlas de sus
amigos y primos. Es la conexión inconsciente que ha tenido contigo. Ella es
intratable con sus cosas al igual que lo eres tú.
—¡Ya veo! — exclamó una enternecida Calixta cuyas lágrimas bullían
a raudales. — Es mi hija después de todo y no tengo inconveniente alguno en
convertirme en su mantita personal.
—Lo sé — aseguró Pati que acarició los cabellos de su señora
y el rostro de su hija. — Tendrás que ser paciente eso sí porque Laura se
duerme por espacio de dos horas como un tronco y no hay poder en este mundo que
la despierte.
—Está bien conmigo — afirmó Calixta e intentó moverse un
tantito cuando escuchó un gruñido profundo que la espantó. —¿Qué fue eso?
—Tía Pati olvidó mencionar que Laura es muy cascarrabias
cuando está con su mantita e intentan quitársela — Se apresuró en decir a Tania
que veía enamorada esa escena con su mejor amiga. — Es capaz de morderte
estando dormida. No aconsejo por nada del mundo intentarlo o tendrán un rasguño
al igual mío en este dedo (mostrando su cicatriz) y lo mismo sucedió con sus
primos cuando intentamos jugarle una broma. Ella no tranza con su mantita.
—¡Wow! — exclamó una estupefacta Martina que estuvo a punto
de acercarse a tocarla y ahora, respiraba aliviada de no haberlo hecho. —Creo
que tomaré muy enserio tu consejo con mi gatita. Ella es intratable en muchos
aspectos.
—Martina — adujo Tania que frunció un tanto el ceño al oírla
a su lado.
—Dime — repuso la pelirroja viendo a la chiquilla.
—Laura no es como yo — soltó sin empacho Tania.
—Eso lo sé — contestó la dominante sin dejar de verla a los
ojos. — lo comprobé en el departamento de Pía.
—No sé qué tanto estés consciente, pero mi amiga es muy
rígida en muchos aspectos y uno de ellos tiene que ver con la fidelidad —
recalcó la joven Briceño. — A diferencia mía, que acepté el estilo de vida de
Alex y no tengo problemas con ello. Pero con Laura es distinto, ella nunca
aceptará que tengas otras sumisas en tu vida u otra persona porque para ella la
fidelidad es un tema muy serio y si no estás dispuesta a respetar su deseo, te
aconsejo que la dejes ir porque mi amiga está sintiendo cosas fuertes contigo y
sería el mejor momento para soltarla ¿no te parece a ti Farkless?
¡De sopetón y frentón! Fue la advertencia de Briceño a la
pelirroja dominante que se sorprendió tanto de las palabras como la actitud de
la muchacha.
—Descuida Tania, nada de eso sucederá porque me he
comprometido con su madre y estoy en una relación con tu amiga tan seria como
una convencional — aclaró sin empacho Martina. — Además, quiero que entiendas
tú que, en el mundo del sado, los acuerdos se respetan y son mucho más seguros
que los que firmas ante el registro civil. Otra cosa más, no tengo intención
alguna de dejar ir a Laura de mi vida. ¿esto despeja tus dudas sobre mí?
—Lo hacen, Martina — afirmó Tania y sin rodeos también
agregó. — y aprovecharé la ocasión para
pedirte que no vuelvas a besar a Alexandra nunca más. De lo contrario tú sabrás
quién soy yo realmente ¿de acuerdo?
—Realmente eres una chiquilla muy astuta y atrevida para tus
cosas. — expuso divertida Martina y viendo a cierta rubia, añadió. — No tiene
pelos en la lengua para decir lo que siente al igual que tú.
—Lo sé — fue el turno en hablar de Pía con mucho orgullo. — Está
en su ADN.
—Quisieras explicarme lo que acabas de decir — demandó al
instante Tania en pie de guerra porque a esas alturas no estaba para juegos y
tanto misterio, viendo seriamente a Magnolia.
—Me encantaría explicártelo, pequeña — respondió Martina
jugando con sus cabellos para bajarle el perfil a la mirada intimidante de la
muchacha. — Pero no me corresponde a mí, darte ese tipo explicaciones sino a
Lucía y a otra persona.
—¡No me trates como una niña Martina! — alegó cabreada Tania
—No cuando dos de ustedes se han involucrado con nosotras o debo pensar que
somos adultas solo cuando estamos en una cama y el resto del tiempo somos
niñatas (infantiles) para ustedes.
—¡Ey! — intervino Alexandra que se abalanzó abrazando a su
joven sumisa. —¡Relaja esa vena sangrante tuya!
—¡Quita tus manos de encima de mí! — exigió Briceño que se
resintió por lo dicho por su dominante. —¡Eres una mentirosa y embustera
Mirelles!
—¡Tania cálmate! — ordenó Lucía que se percató que su hija
estaba de malas pulgas y al igual que Laura, estaban en un punto álgido de la
paciencia.
—Estoy harta de que se me trate como una niña — recriminó
Tania que comenzaba a ceder al enojo. — Primero hacen de todo para ignorarme. Esconden
cosas que son importantes y se hacen las locas como si nada y Laura tiene toda
la razón cuando les recriminó acerca del respeto y educación que tanto hacen
alarde siendo que lo aplican cuando les conviene. ¿no piensan un poco en cómo
nos sentimos nosotras? Como para tener el descaro de ningunearnos al llamarnos
niñas. Terminen de una vez con ese trato y dejen de escondernos las cosas que
no somos ningunas idiotas.
El punto de ebullición había sido alcanzado ahora por
Briceño y difícilmente echaría pie atrás en sus dichos e iba con todo.
Tal descargó volvió a golpearlas nuevamente a las
dominantes, sumado a su madre y también Patricia. Estaba claro que era un día
terriblemente difícil y muy intenso. Dos muchachas que podrían ser copias de
sus madres dominantes ya sea en carácter y en físico, pero estaban muy lejos en
ser clones de ella ya que eran su propia persona.
—¡Tania! — habló finalmente Pía que se acercó a ella y la apartó
delicadamente de los brazos de Alexandra y viéndolo a los ojos, añadió. —Lamento
mucho que sientas que te hemos faltado el respeto. Hay muchas cosas de las que
debemos hablar y que desconocíamos en su momento. Ahora en cuanto a estas
mujeres que ves en esta sala han sido mi única familia en todos estos años y no
deseo que albergues sentimientos hostiles hacia ellas ya que no merecen que las
insultes gratuitamente. Hay errores que hemos cometido sin duda y sí las hemos
mantenido al margen por un tiempo era porque teníamos que resolver nosotras un
pendiente antes entre tu madre, Patricia, Calixta y yo. Y las demás solamente
nos han brindado su respaldo y apoyo en todo cuanto necesitábamos. Ahora te
pido que me acompañes junto a Lucía para que hablemos con la verdad nosotras
tres y les demos un respiro a mi familia después de un día muy emotivo e
intenso ¿estás de acuerdo?
—Sí — cedió Tania por razones similares a la de su amiga
Laura que no podía negarse a la solicitud de la rubia.
—Bien — repuso Pía y viendo en dirección de la dueña de
casa, solicitó. — Cali querida, me adelantaré en ocupar mi habitación y a
ustedes mis amores, ruego disculpen la intensidad de este día.
—Ve tranquila — indicó Calixta desde su posición con su hija
en brazos y profundamente dormida. — nosotras entendemos y te respaldamos.
—Gracias mis bellas — acotó Pía más aliviada por constatar
esa lealtad de su familia y tomando la mano de Lucía, continuó. — Nos veremos
en un rato. ¿nos acompañas Tania?
—Bueno — accedió la joven Briceño; que por ahora mantendría
dicho apellido; y apuró sus pasos para seguirlas a un costado de su madre.
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