mujer y ave

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jueves, 15 de junio de 2017

La sombra de un ángel.


Aras del pasado, Capítulo 49.

─ ¡Alesia! ─ murmuró quedamente la mujer más irreverente que podía haber en un mundo tan estructurado como es el inglés.


Sin duda que aquel encuentro fue el menos esperado en ese preciso momento y la piel de la rubia se erizo al igual que la piel de una gallina que ha sido desplumada. Sabía que aquello podría suceder y es más, estaba a la espera, pero no de esa forma.

La Condesa no dejo de sentir escalofríos por esa colorina que tenía enfrente suyo y a pesar de conocerse desde los tiempos de universidad en que fueron compañeras de la misma carrera y que además, por mucho tiempo tuvo la osadía de pretender a su prima con claras muestras de cariño de amigas.

Aquella mujer que no dejo de incomodar con su presencia como sus acciones y se valió de varias artimañas para realizar sus primeros movimientos en la vida de la Duquesa de Calguiere y muy de a poco se fue metiendo por los ojos al ese entonces novio de Anabelle, Robert Davison.

─ ¡Querida! ¿No vas a saludarme como dicta la ocasión? ─ exigió sin más Camille, volviendo a extender sus brazos. ─ No es muy inglés esa frialdad viniendo de ti, una Condesa.
─ ¡Cómo no! ─ aceptó impertérrita Alesia, apenas correspondiendo el saludo y un doble beso sobre la mejilla de su antigua compañera para agregar. ─ Mis disculpas para ti y no sabía que habías retornado de norte América. Habías dicho que el viejo continente te tenía un poco cansada de ver las mismas caras todo el tiempo.
─ ¡Corrección querida Alesia! ─ refutó Camille con cierta burlona sonrisa. ─ ¡Patrones de vida obsoletos!
─ ¡Cierto! ─ concordó la Condesa con una sonrisa tan limpia y educada de un inglés. ─ Rancias costumbres ¿querrás decir?
─ Y tú, tan directa como siempre ─ apeló a los recuerdos Camille. ─ Aguda e inteligente. La mente brillante tras la familia Brigston.
─ Agradezco el cumplido, más proviniendo de ti ─ mencionó sarcásticamente Alesia. ─ La compañera más elitista de toda la clase.
─ ¡Oh vamos Alesia! ─ se quejó Camille. ─ No seas rencorosa para tus cosas. Sabes muy bien que es deber de todo joven inglés poner en su sitio a todo recién llegado a esta tierra y por más ingles que sea, debe ponerse a tono con nuestra sociedad y además, fue hace tanto tiempo que se lo dije a Misha, que no veo el asunto que sigas con eso. Deberías agradecérmelo después de todo, le sirvió mucho a ella, su vida cambio tanto ¿No te parece a ti, Condesa de Brigston?
─ Sin duda que le cambio ─ espetó Alesia viéndola fijamente. ─ Y de seguro está agradecida contigo. De eso no me cabe duda. ¡En fin! Como dice mi padre: Toda línea es una recta y toda recta se vuelve curva. No lo olvides tú también, Camille.
─ ¿Me quieres decir algo Alesia? ─ inquirió con despotismo ésta. ─ Percibo cierto dejo de amenaza en el aire o ¿es idea mía nada más?
─ Me conoces ¿no? ─ interpeló la Condesa. ─ No soy de amenazar a las personas. Pero… no dejo cabos sueltos Renout.
─ ¡Ya veo! ─ exclamó taciturna Camille y con una sonrisa más que forzada, agregó. ─ Bueno. No quito más tu tiempo, Alesia. Solo pasaba a saludar a mi dulce Anabelle nada más.
─ ¿Tuya?... ¡Vaya! ─ mencionó con alevosía Alesia. ─ Creí que mi prima solo podía ser de su pareja y no de otros ajenos a la familia ¿no te parece? Además, siento decirte que ella está de viaje y «mi» prima no desea ser molestada como tampoco quiere que se dé a conocer su paradero ¿tú entiendes? Privacidad y protocolo inglés.
─ Entiendo ─ respondió con dientes apretados Camille ante la provocación de su vieja compañera. ─ Ya que mi estadía será extensa en esta ocasión, no tendré inconvenientes en esperar un poco más por ella y volvernos a reencontrar.
─ ¡Bueno que puedo decir! ─ expuso cínicamente Alesia. ─ Te invito a volver en otra ocasión porque hoy debemos cerrar la empresa más temprano ya que estamos en inventario y no podemos darnos el lujo de recibir visitantes en este momento.
─ ¿Estás corriéndome de este lugar? ─ preguntó inquisitiva Camille con su mirada más que puesta en la Condesa.
─ Siendo bien educada contigo, necesito que te retires por las razones que te acabo de explicar y no lo tomes personal. ─ aclaró sin cortarse un ápice Alesia.
─ ¡Uf! ─ fue el bufido que salió de la garganta de la pelirroja y aspirando profundamente, dijo. ─ Lo cortés no quita lo educado, Alesia.
─ ¿Y qué digo yo? ─ replicó ésta. ─ fui educada contigo o ¿no?
─ No pareciera ─ refutó Camille. ─ Pero tienes razón, debo dejarte trabajar en paz por el momento. ¡Con tu permiso!
─ ¡Concedido! ─ Enrostró con pica Alesia, haciendo una pequeña reverencia que fue tomada muy a mal por Renout.

Solo una respiración más que pesada es la que se dejo sentir por parte aquella pelirroja que fulminó con la mirada a su vieja compañera. Salió dando de portazo en dirección de la primera planta. Juró vengarse de esa afrenta tarde o temprano.

¡Bien sabido era que nunca se pudieron llevar! En todos los años como compañeras tuvieron bastantes enfrentamientos educados y cargados de animosidad. Siempre fue la persona que se oponía de lleno en que se concretaran sus salidas con la Duquesa a viajes o fiestas en su departamento privado. Era el gran obstáculo en su camino y la que siempre interrumpía cualquier posible declaración de su parte. Era casi la sombra de Anabelle y eso la llenaba de ira, aunque siempre solía disimularlo muy bien dado que ambas rubias eran las hijas directas en la sucesión de sus respectivos padres y lo que menos deseaba era tener problemas con un noble; mejor dicho Duquesa o Condesa, porque sabían que las represalias eran grandes.

Conocía de sobra el carácter de Michael Brigston y el poder e influencia que tenía en muchos ámbitos. Sin mencionar a la Duquesa, Anette Calguiere; esa mujer por muy dulce que pareciese era más temida aún porque era indescifrable en todo pero actuaba con firmeza y sin contemplación alguna cuando le hacían enojar. Y si quería quedar bien con su posible pariente por no decir, suegra. Debía mostrar una imagen sumisa y permisiva para ganarse la confianza de la familia.

En varias ocasiones estuvo así de cerca de conseguir entrar de lleno en esa familia, pero…Siempre estaba el bendito pero…Alesia Brigston… La sombra del ángel de Calguiere.

Era una mujer de los mil demonios que olía a leguas su presencia y salía al paso para intervenir en cualquier ocasión que lo ameritase. Tuvo momentos para el olvido y para tragarse el orgullo con lejía porque no consiguió en cinco años conseguir su objetivo.

¡Como odiaba a esa mujer! La salía hasta en la sopa y no le bastaba tener que soportarla en la universidad sino que donde quiera que veía… ¡allí estaba junto a Anabelle! Era insoportable.

No obstante a todos esos sin sabores, tuvo una cierta revancha el día en que apareció en escena Misha Dorwen… Dicen que todo guerrero épico tiene su talón de Aquiles y la sucesora a Condesa, tenía el suyo en la persona de esa asustadiza rubia venida de Suecia.

Cada cosa en este mundo viene con una caja de sorpresas extra o bajo la manga;  que pueden ir desde sucesos extraordinarios, otros ordinarios como algunos misterios demasiado interesantes. Y este fue el caso de aquella joven venida de los países bajo de Europa. Con ella venía uno de los mejores secretos que se pueden utilizar como recursos para manipular o extorsionar a ciertos individuos. Sin duda que además de ser el talón de Aquiles de la futura Condesa de Brigston, estaba la receta mejor escondida y que era nada menos que la orientación sexual de la muchacha y que a vista de sus ortodoxos padres; siendo su progenitor un aclamado juez; que por nada del mundo permitiría que su nombre fuese enlodado por una conducta impropia y enfermiza que pudiese tener su única hija. ¡Jamás permitiría un hecho de esa naturaleza! Primero la enterraba viva que exponerse a las habladurías de la sociedad y la vergüenza pública.

En ese tiempo supo sacar provecho de esta situación y como un hábil titiritero dejo pasar un tiempo hasta que en la escena apareció su mejor y más grande socio; que le ayudaría en todas sus fechorías juveniles. Bastían Wilson, un personaje único y arribista por decirlo sutilmente.

Sin duda que aquellos tiempos fueron muy provechosos, aunque no pudiese truncar la mano y obtener su premio. Al menos consiguió dar sus buenas estocadas a esa secreta relación de aquellas dos rubias y su galardón mayor fue destruir el corazón de la futura Condesa, sin que ésta tuviese la menor idea de sus planes. Dicen que: Ojos que no ven, corazón que no siente…Mejor dicho, no sabe qué lo golpeó.

─ Tan buenos momentos aquellos. ─ se jactó Camille  mientras subía al coche que la estaba esperando a las afueras de las empresas Calguiere. ─ ¡Qué lástima que tendré que volver a empezar con ella!
─ ¿A qué lugar mi señora? ─ preguntó el chofer.
─ Llévame a la casa de los padres de Robert ─ ordenó de inmediato Camilla, recordando un encargo. ─ Debo emplear bien el tiempo que tengo antes que ella regrese a casa.
─ Cómo usted ordene ─ respondió el chofer.

La joven quedo un momento meditando y al poco rato posó sus ojos grises sobre la ventanilla y observó el paisaje mientras el automóvil se desplazaba por las callejuelas del recinto.

─ Tendré que asegurarme de que las cosas salgan bien y Alesia Brigston nunca pueda concretar su más grande sueño ─ murmuró con saña Camille y una mirada cargada de rencor se vislumbró entre el cristal de la ventanilla. ─ Y dejar en jaque lo que en otra vida no conseguí…Destruir a esa familia que me dio la espalda.

De apoco se fue bordando una sonrisa diabólica en los labios de aquella pelirroja que venía marcada en esta vida con la crueldad y el resentimiento del pasado.

─ Ni tú que eres descendiente de los Brigston como tampoco, ella; mi acérrima enemiga ─ masculló Camille. ─ podrán ser felices en esta vida, lo juro que no descansaré hasta acabar con las dos.

¡Al fin entraba en escena el último eslabón de esta historia! Y venía recargada de energías e ideas que ya se estaban gestando desde un buen tiempo ya. Pero que sin duda, no fueron advertidas en su momento por los involucrados.

Una revancha por partes iguales… Vivian/Camille versus Rowine/Raniel y Camille versus Alesia. Un enfrentamiento que ya estaba dando sus primeros frutos en este tiempo.

La joven Renout contaba ya con muchas cosas a su favor y venía planeando las cosas con antelación y los resultados estaban dejándose sentir y otros fueron dados en su momento como fue el caso de la Condesa. No obstante a ello, había una diferencia que no estaba siendo tomada en cuenta por la amante de Robert y es que Alesia como Raniel, no eran las mismas del pasado, ingenuas y sumisas, dispuestas a sacrificarse por su ser amado. En esta ocasión las circunstancias habían cambiado y ninguna de las dos eran las mismas.

La primera estaba a punto de dejarse caer a uno de sus cómplices y descubrir la verdad dolorosa de su juventud. Y nadie podía garantizar la reacción que tendría al saberse cómo ocurrieron los hechos y las consecuencias directas que tendrían en su vida.
La segunda y principal protagonista…Estaba lejos de ser la misma muchacha del pasado. Era mucho más confrontacional que en su vida anterior, más decidida a enfrentarse al peligro y lo mejor de todo el asunto era que ya recordaba absolutamente todo lo que vivió en su pasado y quién era la responsable de su desgracia. ¡Dejarse hacer daño por segunda vez y sufrir por amor nuevamente! Estaba muy lejos de volver a ocurrir.

Muy pronto se vería los resultados y cómo se desenredaba la madeja de esta historia.

Mientras el automóvil proseguía su trayecto hacia Londres. En las oficinas de las empresas Calguiere…

─ ¿Estás segura? ─ preguntó Alesia viendo a una mujer que estaba parada frente a ella.
─ Muy segura ─ contestó la mujer. ─ Fue su propia esposa, quién vino a darme a conocer la notica, ya que fui yo, quién los contactó.
─ ¡Ya veo! ─ dijo Alesia. ─ De seguro fue ella, Mildren y por lo visto corres el riesgo de terminar de igual manera. Esto te da una idea de que es una mujer despiadada y sin escrúpulos.
─ ¿Qué sucederá conmigo? ─ preguntó Mildren.
─ Como dije, si colaboras con nosotros, salvaguardaremos tu identidad de la policía y te mantendremos a salvo de Camille. ─ Respondió Alesia. ─ Mi padre ha dispuesto un apartamento dentro de la ciudad en que no serás molestada y menos, encontrada por esa mujer. Tengo muy buenos contactos que se encargarán de velar por tu seguridad.
─ Se lo agradezco, Condesa ─ repuso Mildren. ─ Nunca debí dejarme chantajear por ella. Es algo que me arrepentiré el resto de mi vida por haberle fallado a la señora Anette.
─ Lo positivo de cometer errores es tomar conciencia de nuestras faltas y servirnos como lección a futuro de lo que no debemos hacer para no pasar un mal rato en nuestras vidas. ─ señaló Alesia que aún conservaba cierto respeto por aquella empleada de la familia. ─ Ahora es importante que guardes todos los documentos originales que te pidió y solo dejes copias en su lugar. Debemos hacerle creer que su plan marcha como viento en popa.
─ Comprendo y así lo hare ─ respondió Mildren, entregando unos archivos que conservaba con ella y dándolos a su jefa. ─ Estos son los archivos que vinculan al joven Davison con la estafa hecha consorcio Hospret. Hay retiros y desvíos de dinero con la banca de Mónaco a su nombre, mejor dicho, registrados a su segundo nombre. En uno de los documentos se menciona a una socia capitalista que le permitió vincular estos activos con varios clubes para señoritas y casinos.
─ ¡Déjame verlos! ─ pidió Alesia y al momento en que abrió una de las carpetas y tras echar un rápido vistazo  a las trasferencias, se hizo una imagen completa de todo el asunto. ─ Sin duda que es vinculante con el desfalco pero no relaciona a Camille en nada y no tenemos cómo probar que esa accionista es ella. ¡Rayos! Es muy hábil escondiendo sus huellas y no permite que se le asociara a ninguno de estos delitos.
─ Mi prima no se permitirá quedar en evidencia ante ustedes ─ mencionó Mildren. ─ Es una mujer muy inteligente y siempre va dos pasos más adelante que cualquiera de sus adversarios. Sobre todo con el caso de la señorita Larson.
─ ¿Qué quieres decir con eso Mildren? ─ preguntó Alesia viéndola seriamente. ─ ¿Que la descarada de tu prima no tiene un punto débil y es más lista que nosotras?
─ No quise decir eso, señorita ─ se disculpó la secretaria. ─ Me refiero que ella lleva mucho tiempo planeando las cosas y es tan sigilosa que no se percatan de sus acciones solo hasta cuando ya es demasiado tarde.
─ A simple vista estás en lo correcto Mildren. ─ aseveró Alesia. ─ Hemos demorado un poco en percatarnos de sus acciones, pero no la hace la mujer más lista. Sino astuta y embaucadora ya que de este modo fue que se metió por los ojos a Robert y se volvió en su amante.
─ Camille es mucho más lista de lo que fue en el pasado, my lady ─ expuso Mildren. ─ Viene con un firme propósito de estropearles los planes a todos ustedes y quedarse con la Duquesa Anabelle y se valdrá de todo cuanto esté a su alcance para conseguir su objetivo.
─ No nos subestimes, Mildren. ─ objetó en el acto Alesia. ─ También nosotros hemos aprendido nuestros errores del pasado. Personalmente hablando, también mi familia, tía Anette y por sobre todo; Anabelle y Raniel, no van a permitir que Camille se salga con la suya. En especial ellas, no son las mismas de su otra vida y eso te lo puedo asegurar con haber visto actuar a Anabelle y en los ojos de Raniel, hay una clara señal que las cosas no serán lo que tú prima haya planeado. Podría poner mis manos al fuego a que van a torcerle la mano y alguien saldrá muy lastimado y no serán ellas precisamente.
─ Me hago a la idea ¡Créame! ─ concordó Mildren. ─ Vi con mis propios ojos la actitud de la señorita Anabelle al defender a su prometida.
─ Lo que viste solo fue la punta del iceberg, Mildren. ─ adujó Alesia. ─ Aún no hemos visto qué sucederá con mi prima cuando regrese desde Chile. Solo ahí, veremos a la verdadera Anabelle Calguiere.

Esta vez, la empleada no dijo u comentó nada al respecto pues suponía que ese viaje sería decisivo y clave para su futuro como también se develarían cosas que solo ella, debía averiguar y cerrar etapas que estaban suspendidas en el aire, haciendo incómoda su vida al tener cosas inconclusas.

─ Ahora necesito que vayas a casa y te mantengas alejada de las calles hasta que yo te lo diga─ ordenó Alesia. ─ Debemos hacerle creer que estamos bajo cierre por inventario y no levantaremos las sospechas de Camille.
─ Se hará como usted diga ─ respondió Mildren.

Una vez que la secretaria de la antigua Duquesa, se retirase de la oficina de Alesia. Ésta, quedo meditando unos momentos hasta que el timbre de su móvil la sacó de sus pensamientos.

─ ¡Habla! ─ demandó Alesia a sabiendas de quién se trataba.
─ ¡Um! ─ reprochó de inmediato la persona al otro lado de la línea. ─ Creo que se comienza con un saludo y luego, vas directo al grano. No quiero tener que recordarte la educación querida Condesa de Brigston.
─ ¡Buenas tardes Kat! ─ saludó a regañadientes Alesia. ─ Por una vez en tu vida puedes olvidarte un instante del protocolo.
─ ¡Nunca! ─ replicó Kat. ─ ¡Por favor soy inglesa! No pidas una flagelación a las buenas costumbres.
─ ¡Flagelación es la que tú haces conmigo con tu sentido tan patriótico y no ir de lleno a lo que nos convoca! ─ espetó Alesia que no estaba en su mejor momento.
─ ¿Estás bien? ─ preguntó sin rodeos Kat.
─ ¿Por? ─ Contra preguntó Alesia.
─  No eres la de siempre ─ se quejó Kat y aspiró como oliendo el aire. ─ Noto cierta mala vibra en tu tono de voz.
─ ¡Puede ser! ─ esquivó un poco Alesia.
─ ¡Vamos Alesia! ─ amonestó Kat. ─ Te conozco muy bien. Siempre has sido una especialista en evadir mis ataques con tu acostumbrado sarcasmo sin moverte siquiera un cabello de tu fashión peinado. Así que no me vengas con ese ¡Quizás!
─ Yo no dije quizás ─ corrigió Alesia. ─ dije, puede ser.
─ ¿No significa lo mismo? ─ adujo Kat. ─ ¡Hello! Es un sinónimo del mismo asunto 0 ¡estoy equivocada Condesa?
─ ¡Ay Dios! ─ exclamó Alesia que perdió la paciencia. ─ ¡Tú ganas!
─ ¿Y? ─ instó Kat.
─ No estoy bien ─ respondió Alesia.
─ ¿Es por Misha? ─ fue directo al grano Kat.
─ Así es ─ Confirmó Alesia. ─ Hay cosas de las que dijo que no me calzan. Aún me dan  vueltas en la cabeza el argumento que diera delante de las chicas. Por más que le he preguntado, se rehúsa hablar. Por eso necesito saber cómo te fue con lo que te encargue sobre Wilson.
─ Hay mucho que podría decirte Alesia. ─ contestó Kat y pausó un momento para luego, proseguir. ─ Concerniente a Bastían Wilson y de seguro que ninguna de ellas te va a gustar. Más sabiendo que está detrás de tu separación.
─ Nunca nada de ese imbécil me ha gustado y con respecto a ser en parte responsable a mi separación. Quiero saber específicamente  qué fue lo hizo para que Misha, haya decidido terminar nuestra relación ─ refutó molestísima Alesia. ─ Así que te exijo que hables claro, Kat. No estoy para más rodeos. Quiero la verdad de una vez y ¡Ya!

Con solo oír el tono de voz de la Condesa y la rabia que se desprendía en su timbre. Todas sus sospechas se confirmaban. Porque desde que le encomendó investigar a ese viejo compañero de universidad. Supo que iba a resultar amargo para ella dar malas noticias; porque era bien sabido el interés que Wilson siempre mostró por Misha. Sin embargo, había llegado muy lejos en sus pretensiones y se había metido en un terreno muy escabroso al privar a la Condesa de sus derechos de esposa y haber urdido un plan muy macabro que terminó por lastimar a su pareja a niveles insospechados. ¡Le gustase o no! Debía ser portadora de malas noticias. Tomó aire y se armó de valor para comenzar a explicar los pormenores de su investigación.

─ Antes de seguir, ¿Quiero saber si estás preparada para escuchar la verdad? ─ indagó Kat, muy seria.
─ ¡Que no oíste lo que dije! ─ se exasperó más Alesia que estaba en un punto muy sensible de su vida. ─ Llevo tres años esperando una explicación lógica a lo que nos sucedió. ¡La verdad ahora, Kat!
─ ¡Bien! Así será. ─ dijo Kat. ─ Amiga me temo que tu matrimonio fue saboteado desde un principio por Bastían Wilson y compañía.
─ ¿Compañía? ─ preguntó Alesia.
─ No me interrumpas, que voy aclararte ese punto en un momento ─ amonestó Kat.
─ Lo siento ─ se disculpó Alesia. ─ prosigue, por favor.
─ Como decía: Bastían Wilson, supo desde siempre que tú y Misha, mantenían una relación desde hace mucho y cómo tu pareja nunca le dio luz verde a sus insinuaciones. Utilizó sus encuentros a su favor y mando todo el tiempo a un compañero fotógrafo a cada lugar que ustedes iban para poder enviar dichas fotografías a un buffet de abogados. Uno de los cuales era íntimo amigo del padre de Misha. Fue así que, se inició la extorsión con la cual Wilson sometió por largo tiempo  a tu esposa.

Al no tener buenos dividendos de su extorsión al principio. Este bastardo concertó una cita con el Juez Dorwen a las afuera de Manchester, cuando éste había asistido a un encuentro de jueces. Al parecer tuvieron un altercado entre ambos con el resultado de que Wilson, terminó con la nariz fracturada y Dorwen no fue denunciado.

A pesar de ese pleito entre ambos, Bastían persistió en su cometido y mantuvo al juez bombardeado con fotografías y cartas anónimas de su hija. Lo que provocó que al cabo de unos meses, el juez mismo concierte una cita entre ambos. Lo que de ahí salió, no fue nada bueno para Misha, ya que fue severamente castigada por su padre y tuvo que viajar a Liverpool por unas semanas ausentándose de la universidad e incluso de ti.

Fueron dos años muy duros para tu esposa que cada cierto tiempo estuvo ausentándose de Londres por cuestiones de negocios de su padre. Cuando el motivo era de índole Psicológicas, ya que estaba siendo recluida en un viejo convento cada vez que se enfrentaba con su progenitor.

Tengo el nombre de la religiosa que asistía a tu esposa. Se llama Margaret Pickent o mejor dicho, Sor Marget, como le dicen en el convento. Ella me mostró los registros en los que aparecía el nombre de Misha y su estadía breve o prolongada. E incluso me mostro algunos exámenes médicos que le hacían cada cierto tiempo a tu esposa. Constatando lesiones que a simple vista no se veían físicamente.

¡Créeme Alesia! Que tú esposa, tuvo una vida prolongada de maltratos físico como psicológicos por parte de tan honorable progenitor. Al igual lo que vivió su madre y ocasionó la separación de ambos, cuando Misha, solo era una niña de 6 años.

A los meses después que ustedes se hubieran unido por las leyes que rigen tu familia. Hubo un incidente en el departamento del juez, que originó que Misha fuese internada de inmediato en una clínica a las afuera de Londres sin que tú supieses dado que se te entregó una carta firmada por tu esposa que te avisaba que viajaría urgente por razones personales en compañía de su padre.

Detrás de esa carta estaba la mano de Bastían Wilson y del padre de Misha. Ella no escribió dicho documento porque estuvo internada en estado inconsciente dado que su salud se vio comprometida y estaba impedida de hacer o decir cualquier cosa.

Mira Alesia, yo no quiero justificar a tu esposa por la conducta que ha tenido en estos tres años después de vuestra separación. Sin embargo, comienzo a entender que la cercanía contigo le trajo serios problemas a su vida, a su salud y terminó por ceder a la presión que fue sometida.

Como dije, quisiera ser portadora de buenas noticias, amiga mía. Pero tú sabías que no iba a ser este el caso ─ culminó en decir Kat, a grandes rasgos. ─ Detrás de la separación y conducta posterior de Misha, está Bastían junto al juez Dorwen.

Después que Kat, terminase de exponer todo. Hubo un silencio no sepulcral porque no era el caso sino un silencio tenebrosamente calmo. Como el que suele haber en alta mar antes de…

─ ¡Alesia! ─ llamó Kat.

Unos momentos más de silencio…

─ ¡Rayos Alesia! ─ insistió Kat. ─ ¡Háblame!

Un segundo más…

─ ¡Alesia! ─ porfió una vez más, Kat.
─ Dime ─ por fin respondió ésta.
─ ¿Cómo te sientes? ─ preguntó directo Kat. ─ No deseo ser indolente contigo o una cizañera, pero quiero saberlo.
─ ¿Cómo podría sentirme? ─ rebatió la pregunta Alesia. ─ ¡Horrible! Eso resume, mi estado.
─ ¡Créeme que me hago a la idea! ─ señaló Kat. ─ creo que debes hablar con Misha y conocer su propia verdad de los hechos. Aunque te confieso que los certificados médicos son aplastantes, debes enfrentar los hechos junto a ella y permitirle que confíe en ti. Sólo así, podrá desahogar su alma de lo que tuvo que vivir a manos de esos dos.
─ Voy saliendo en estos momentos. ─ indicó Alesia que ya estaba por subirse a su vehículo. ─ Ella está en mi departamento tal como se lo pedí.
─ ¡Hazlo! ─ instó Kat. ─ Debes ayudarla y buscar una forma de curar sus heridas internas.
─ ¡Lo haré! ─ afirmó Alesia y antes de poner en marcha su vehículo colocó auriculares para proseguir con la conversación. ─ Juro por lo más sagrado que no dejaré indemne de castigo a esos dos.
─ Los dos hombres que me pediste están sobre Wilson a la espera de tus órdenes ─ mencionó Kat, sabiendo muy bien a qué iban. ─ ¿Quieres que procedan?
─ Por supuesto ─ escupió con rabia Alesia. ─ Quiero que sienta en carne propia todo el dolor que sintió, Misha. Cuando esté todo listo ¡Avísame!
─ Te mantendré informada ─ respondió Kat. ─ De todo. Una vez que se haya hecho el trabajo.
─ Gracias ─ fue la escueta respuesta de Alesia.
─ Una cosa más Alesia ─ recordó Kat.
─ ¿Cuál? ─ preguntó seria la Condesa.
─ Es tiempo que te apoyes en tus padres ─ sugirió Kat. ─ No es bueno que enfrentes esto tú sola como en el pasado.
─ Ya no soy la chiquilla de antes Kat ─ repuso con disgusto Alesia. ─ Por mucho tiempo hice lo que los demás querían y esperaban de mí. Los complací  según dictaban las normas y obligaciones a expensas de mis propios sentimientos. Esa etapa se acabó. Ahora soy la Condesa de Brigston y no tengo que tomar el parecer a nadie de lo que creo correcto o no de hacer. ¡Ya me postergué mucho por el bien de otros! Es mi vida la que desperdicié complaciendo a otros. Mis padres, mi familia, mis amigos e incluso cedí con la única persona que me tenía en su poder…Misha. Es tiempo que reclame mi derecho a vivir sin condiciones y restricciones. Así que, no insistas más con ese tema Kat ¿queda claro?
─ ¡Alesia! ─ quiso protestar y hacerle ver su error. ─ Sé que has sufrido mucho por lo de Misha; pero deberías…
─ ¡Suficiente Kat! ─ exigió Alesia en un tono de voz muy potente. ─ No estoy pidiéndote permiso o solicitando consejo. ¡Cíñete a lo que te concierne!
─ Ok ─ fue ahora la débil respuesta de Kat y terminó por decir. ─ Sólo me limitaré hacer mi trabajo, que para eso pagas mis servicios. ¿No es así?
─ Sí así quieres llamarlo ─ siseó Alesia que no estaba de humor para estupideces y orgullos heridos. ─ Cuándo esté listo avísame.
─ Así se hará ─ repuso cortante también Kat y cortó la llamada.

Por su parte, Alesia, detuvo su coche un momento, guardó el aparato junto con su móvil en la guantera de su coche y volvió a encender el motor para seguir en ruta.  Tras un largo recorrido desde las instalaciones de las empresas Calguiere. La joven Condesa, mantenía la vista fija en el camino, mientras que su mente mantenía una lucha feroz a inversa de su corazón que se estremecía con cada pensamiento.

Sin duda que ver a una joven mujer que siempre luce alegre, muy energética y con una buena dosis de humor pícaro contrastaba mucho con la mujer que se refleja en el espejo. Tenía rígida su mandíbula, su ceño fruncido y aquellos ojos azules lucían tan gélidos que parecían tanto a un bloque de hielo. Simplemente lejos quedaba la imagen de la chica que suele ser muy perspicaz y sagaz. Nada quedaba de ella en esos instantes.

Oleadas de emociones cruzaban su espíritu y es que la noticia que le fue entregada realmente causó estragos de proporciones en su ser. Estaba preparada para cosas desagradables pero jamás imaginó verse en un escenario de esa magnitud. Años creyendo que su vida era perfecta, llena de amor y sinceridad.

Desde que la conoció supo que nunca sería fácil de abordar y mucho menos conquistarla. Aún así, estaba muy clara en que esa joven había nacido para ella. Lo supo cuando su corazón se detuvo al verla entrar y sin siquiera imaginarse que le atrajesen las de su mismo sexo. Simplemente, su presencia la impactó tanto que no pudo desconectarse de esa joven y aunque le hubiesen aconsejado que se olvidará de cometer la peor de las locuras; no hubiese tomado importancia a las advertencias. Solo un camino había para ella y lo tomó sin pensarlo.

Su decisión fue inquebrantable hasta el último día en que tuvo que ceder a la petición más despiadada que le hubiesen planteado a manos de la misma mujer de la cual se enamoró perdidamente. Aquello la destrozó por completo e hizo que su actitud en parte cambiara de un modo silencioso y sin embargo, no pudo evitar que le diese la libertad y la dejo marchar de su lado porque no podía obligarla a que la siguiese amando cuando solo veía dolor en sus ojos y un desencanto atroz para con su persona.

Tres malditos años creyendo que fue la responsable de que el amor de la joven acabase abruptamente por haberla orillado a casarse en secreto. Cuando verdaderamente nunca estuvo lista para ser su esposa y menos aceptar el peso de ser la hija de Michael Brigston, Conde.
¿Y ahora se daba cuenta que todo fue un embuste? Un engaño orquestado por dos hombres que no se detuvieron en salirse con la suya y perjudicar no solo a Misha sino a ella misma, haciéndola sentir miserable por no ser capaz de hacer feliz a su esposa.

Una sola cosa tenía más que clara… ¡Quería venganza! Y la iba a tener de un modo u otro  e iba hacerles pagar muy caro todo el dolor y la miseria en que sometieron a Misha.

Sin duda que cuando una persona se halla sometida a la peor situación y la cubre la rabia y el dolor, muy difícilmente el juicio pueda siquiera hacer razonar  y meditar las cosas antes de hacer cualquier disparate del que se puede arrepentir de por vida. En ese preciso momento es cuando se debate entre el bien y el mal. Una delgada línea que todos podemos llegar y difícilmente escapar sin salir ileso si se toma la decisión equivocada.

Mientras las llantas de aquel coche seguían desplazándose por las calles de Londres ya a esas alturas. En su interior, la conductora mantenía seguía al volante tan impertérrita en su labor y solo el brillo intenso sobre sus pupilas denotaban que la puja del dolor estaba ganando. Y fue que una pequeña lágrima se desprendió de sus ojos y se desplazó tan despacio por su mejilla que parecía una carrera en cámara lenta.

Apretó los ojos y pasó su mano por el costado de su ojo para impedir que cualquiera otra se saliese sin su consentimiento. Respingó un poco su nariz como obligando a esconder su dolor y acallar su espíritu dentro de su ser.

Suspiro pesadamente y al exhalar todo ese aire nuevamente se mentalizó para proseguir con su cometido. Ya había tiempo a solas para dejar salir sus emociones en la privacidad de su hogar donde nadie pueda ser testigo de su fragilidad.

Continuó conduciendo por espacio de unos veintes minutos más hasta que aparcó su auto junto al frente de uno de los edificios emblemáticos del  lugar.  Se aseguró de cerrar las ventanillas con seguro a distancia y entró de prisa al inmueble.

Fue recibida por el conserje del edificio que pidió sus referencias a lo que ella contestó ostentando su título por primera vez y fue dejada entrar de inmediato.

─ ¿Qué piso? ─ preguntó el botones.
─ Al 53 ─ respondió seca Alesia, acomodándose en la parte posterior del elevador.

Minutos después…

La puerta del ascensor se abrió y unos finos tacos se desplazaron fuera de éste y se encaminaron por el pasillo sin detener su paso por mucho que la recepcionista del lugar quiso indagar quién era y a quién buscaba. Por el contrario solo recibió una severa mirada que les helo la sangre y se apartaron sin chistar.

Luego fue el turno de la secretaria que salió a impedir el paso de la mujer, pero esta fue apartada de su camino con un poco de fuerza en el mismo instante que sus pasos se detuvieron en la puerta en que se leía un…

La puerta se abrió de golpe, dejando entrar la figura de Alesia Brigston como si ella misma fuese un tornado e iba a desatar todo su poder sobre la persona que alzaba la vista desde su escritorio y sobre los documentos que estaban frente a él.

─ Lo siento mucho Juez Dorwen ─ fueron las palabras que se oyeron a espaldas de la Condesa. ─ Ella no se anunció…

Pero no pudo continuar con las explicaciones porque una mano levantada detuvo sus argumentos y le indicó con la misma mano que se retirase. Segundos después.

─ ¿A qué debo el honor de esta visita Condesa de Brigston? ─ preguntó sin inmutarse el juez Dorwen y padre de Misha.

Uno a uno fueron aquellos tacos acortando la distancia entre ella y el escritorio del juez. Sin dejar de verle.

─ Si sabe quién soy y el peso que tengo, ha de saber el motivo por qué estoy aquí. ─ increpó Alesia, cuyos ojos estaban en el punto más álgido de encono y no disimulaban en nada su sentir porque el odio ya era mucho a esas alturas. ─ ¿No es así Brandon Dorwen?

El hombre tomo conciencia de lo desafiante de la muchacha y al instante su rostro se tensó por completo.

─ El tono soberbio de su voz me da entender que está por razones personales ─ asumió el juez. Con la misma actitud. ─ Y eso solo puede tratarse de  mi hija… Misha.
─ Mi esposa, querrá decir ─ masculló Alesia con dientes apretados y cuando gran parte de su torso quedo enfrentado al rostro del juez, frente a sus propios ojos y en medio de estos, colocó un objeto que le quito hasta la misma respiración al progenitor de Misha. ─ Llegó la hora que pagues todo el daño que le has hecho… ¡Maldito hijo de puta!

Como si fuese una escena de terror, la puerta se cerró de golpe en el departamento y dejo con escalofríos a una rubia de ojos azules, que dejo caer sobre la alfombra el vaso con whisky que sostenía en su mano…

─ ¡Alesia! ─ fue el llamado de aquella rubia, que palideció de pies a cabeza.


¡Ya estaba! Lo inesperado se hizo realidad y lo incierto despertó la pasión más despiadada que un ser humano puede generar y dejar de ser quién para convertirse en…LA SOMBRA DE UN ANGEL.

3 comentarios:

elisiem dijo...

Buenisiimoo, me voy a desmayar, que intriga, que emoción, waaa, super genial, me encanta esta trama, uff, me hiciste el día.

elisiem dijo...

Por cierto, (Penosa) ^.^ podrias hacer una imagen de como es Sara, Camille y la familia de Alesia, please, anda anda, jejeje si tienes tiempo digo...
Realmente me gustaría saber como se ven, así como pusiste a la duquesa y sus hermanos, son tan geniales, al igual que tus imagenes de las otras historias, le dan un toque más especial, bueno ya lo son, jejejeje, en fin, esperaré después uno de tus capítulos que son tan emocionates y me alegran el día, saludos y que estés muy bien.

Delfi Castillo dijo...

Por la diosa de la venganza! ya empezó arder troya..y Alesia va por todo...bueno ya era hora que los malos pagen sus maldades. Y como siempre un gran capítulo.
Saludos y nos vemos en el siguiente...*.* *.*

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