Un nuevo amanecer; capítulo 14
El
anverso de la moneda
─ ¿Y bien? ─ insistió Efraín sin dejar de ver a su
esposa. ─ ¿Vas a explicarme lo que está sucediendo contigo o no?
Sin
duda que es difícil intentar mantener la calma o serenidad en un momento como
ese. En dónde sientes que estás siendo escudriñada a profundidad al igual que
una radiografía. Colomba intentaba concentrarse y adelantarse a un supuesto
escenario que tenía todas las características de ser malo para ella.
─ Realmente no entiendo a qué te refieres con tu
pregunta Efraín ─ inició Colomba una senda de conversación más especulativa
para ganar terreno y tirar hilos que le dieran un adelanto para poder responder
a ese inquisidor cuestionamiento.
─ ¿Dices no saber lo que te pregunto o quieres
despistarme un poco? ─ cuestionó Efraín viéndola cada vez más serio. ─ Estoy
dándote el derecho a que expongas tu versión de los hechos antes de pasar a una
mayor instancia.
─ No tengo la menor idea a lo que te refieres y de
porqué Alicia me ha hecho venir a su casa sin motivo alguno ─ expuso Colomba
encogiéndose de hombros a modo de estar confundida. ─ Yo solo vine para
complacer a tu madre como siempre. No veo que eso pueda ser algo malo ¿o sí?
─ Si mi madre te ha hecho venir es porque realmente
es un tema delicado que exige explicaciones de tu parte. Antes de que esto
realmente se vuelva desagradable para ambos ─ aclaró Efraín que se paseó de un
lado a otro conteniendo sus emociones. ─ Te exijo que hables ahora con total honestidad
y por favor no intentes adornar las cosas.
─ ¿Pero de qué hablas, Efraín? ─ exigió Colomba que
se puso tensa de verle pasear. ─ Por favor cariño ¡Cálmate! Y dime ¿Qué deseas
saber? O ¿qué tengo que explicarte frente a tu madre?
─ Finges no saber y eso me molesta en demasía
Colomba ─ espetó su esposo. ─ Por mucho tiempo he creído en ti y he respaldado
cada una de tus decisiones como actos. Aun en contra de lo que estoy
acostumbrado en los valores familiares que he recibido de mis padres. Ahora,
quiero que me hables con la verdad por encima de todo.
─ ¿Cuál verdad? ─ preguntó Colomba que se
impaciento de ese supuesto rodeo.
─ Mi hijo te ha dado la oportunidad de ser sincera
─ intervino Alicia que la vio fríamente desde su posición en el sofá. ─ Pero no
cabe duda, que eres especialista en evadir las cosas según tu conveniencia
Colomba. Por lo tanto, yo me tomo la libertad de preguntarte ¿Qué fuiste hacer
ayer en Almapric?
─ ¿Almapric? ─ intentó indagar Colomba que se puso
un tanto nerviosa con la pregunta.
─ Sí Almapric. ─ respondió Alicia. ─ La
constructora de mi hija.
─ ¡Ah! Fui a saludar a Sofía un momento ─ explicó
Colomba como si nada. ─ Somos cuñadas ante todo. No deja de ser la esposa de
Cristóbal como yo de Efraín. No veo algo turbio en eso, querida Alicia.
─ ¿Segura que fuiste a saludar a Sofía? ─ cuestionó
Alicia. ─ Porque mi hija había estado en casa de tus padres. Cuando tú te
encontrabas en el proyecto Sapunar más precisamente.
─ ¡Como dije! Fui a saludarla ─ defendió Colomba
sin inmutarse. ─ Pero no la encontré y me devolví a casa.
─ Te tomó una hora y un poco más salir de las
dependencias de la obra en ausencia de mi hija. ─ contradijo Alicia que se
volvió seria al hablarle. ─ Puedes decirnos ¿qué te entretuvo tanto? Cuando no
has sido nunca dada a pasar cinco minutos completo en la constructora y mucho
menos tiempo pasas en terreno.
─ Bueno al no encontrar a Sofía; me dedique a
inspeccionar los trabajos en su ausencia y ver que todo estuviera en orden ─
justificó Colomba. ─ Es lo que haría todo miembro de la familia.
─ Ni siquiera estando tu hermano en vida dedicaste
un poco de tu tiempo en recibir instrucción con respecto al negocio familiar ─
desmintió Alicia que la veía con suspicacia. ─ ¡Así que querida! Por qué no
hablas con la verdad de lo que realmente fuiste hacer en Sapunar. Hablo de tu verdadero
objetivo y te ruego que no pongas como excusa a mi hija otra vez.
─ Lo vuelvo a repetir ─ defendió su postura
Colomba. ─ Fui a saludar a mi cuñada. Y lo otro se dio dadas las
circunstancias. ¡Eso es todo! Además ¿qué es todo este interrogatorio? Me
tratan como si fuese un criminal ¡Por Dios Alicia! Soy la esposa de tu hija y
soy parte de tu familia. ¡Merezco un trato mejor que esto!
─ Colomba, no soy una mujer dada a entrometerte en
las relaciones matrimoniales de mis hijos; ya que pienso que como pareja deben
buscar soluciones por ustedes mismo y crecer en el proceso como matrimonio. ─
aclaró Alicia desde su posición y viendo de reojo a su hijo. ─ No obstante, soy
madre y estoy abierta a dar consejos y sugerencias por el bienestar de mis
hijos y sus familias. Como toda matriarca lo hace en una familia como la
nuestra.
Ahora te hecho venir para que puedas explicar tu
visita a la obra Sapunar delante de mi hijo y nos aclares el por qué después de
tu visita el jefe de obra; que es Florencia; abandonó abruptamente el proyecto
sin explicación alguna y le ha costado a mi hija el tener que buscarla por gran
parte de Santiago y llegar al punto de tener que viajar a Coihaique en busca de
su novia. ─ espetó Alicia cuya mirada se tornó más seria de lo que ya estaba. ─
Por lo que sugiero que despejes las dudas que tenemos con respecto a lo que
sucedió en el día de ayer.
Dicen los más sensatos y perspicaces hombres que
todo en la vida cae por su propio peso. La gravedad termina afectando el
objeto. Es decir; que el peso de tus actos te cobra la factura y terminas
cosechando lo que sembraste en un sentido positivo o negativo.
He aquí que nuestra protagonista o afectada;
podríamos decirlo así. Enfrentaba el desenlace de sus acciones. Era el turno de
comparecer y dar explicaciones de un hecho que no pasó inadvertido; sino todo
lo contrario dejo entrever muchas cosas que arrastraba el pasado.
Colomba Peter, sentía ahora en carne y huesos; el
anverso de la moneda y aún no veía el horizonte completo de sus acciones a
corto y largo plazo. Al igual que meteoro fugaz le vino a la memoria todo lo
sucedido con la disque novia de Sofía. Sin duda que era una arribista social y
maquinadora para conquistar en tan poco tiempo no solo a la Arquitecta sino que
a toda la familia Almagro ¿eran ciegos o qué? ¿Cómo no podían ver el trasfondo
bajo esa careta de puritanismo puro? ¡Eso no era más que un montaje! Que le
estaba dando buenos dividendos anticipadamente.
Ella ahorita estaba luchando una dualidad casi
atroz, ya que por un lado no quería dejar su acostumbrado perfil de una esposa
perfecta y culta y por el otro lado; estaba el hecho que sentía la obligación
de desenmascarar a la constructorcita con aires de niña buena. ¡Era su deber! Y
lo haría las veces que fuera necesario por el bien de la familia ¿una intrusa
venida a menos aspirando a todo en un abrir de ojos? ¡Jamás!
─ Mucho me gustaría decir que el silencio otorga,
pero no es este el caso ─ mencionó Alicia leyendo las facciones de su nuera. ─
Mi hijo te está dando la oportunidad de escuchar tu punto de vista y con la
atenuante de una defensa de tu parte, por lo que creo que es imprescindible que
argumentes cuanto antes.
─ ¿Qué quieres que te diga en verdad? ─ espetó Colomba
con una mirada desafiante. ─ si todos ustedes no hacen más que estar
enceguecidos con la presencia de Florencia al punto que Sofía ha dejado el luto
por mi hermano Cristóbal sin siquiera cumplirse un año de su fallecimiento.
Enfrentó a mis padres en una forma humillante y vergonzosa. Sin importarle el
faltarles el respeto en su propio hogar ¿qué clase de mujer hace un ofensa cómo
esa? ¡Por dios esa no es la Sofía que yo conozco!
─ ¡Detente ahí Colomba Peters! ─ exigió Alicia que
se levantó de su lugar y caminó en dirección de la susodicha. ─ Es de mi hija
de quién estamos hablando y no te permito que enlodes su nombre sin hacer un
mea culpa sobre los actos en lo que involucraron a tus padres. Con amenazas,
denostación por haberse enamorado de una mujer y de tomar represalias en caso
de no guardar el luto correspondiente que ustedes imponen sobre la vida de
Sofía.
─ ¿Ves a lo que me refiero Alicia? ─ defendió su
postura Colomba con fuerza. ─ eso es precisamente lo que provoca la presencia
de esa constructora. Solo ha traído enfrentamientos entre la familia. ¿Cuándo
antes habíamos discutido entre nosotros? ¡Nunca que yo recuerde! Y ahora
¡Mírense! ¿No se dan cuenta que esa mujer les lavo el cerebro con esa falsa
imagen?
─ ¿Te atreves acusar a Florencia de todo lo que ha
sucedido contigo y tus padres? ─ inquirió Alicia asombrada sobre los dichos de
su nuera.
─ ¡Obviamente que sí! ─ respondió Colomba. ─ Ella
no ha hecho más que engatusarlos y su objetivo está más que claro para mí. Es
una trepadora social y que mejor manera de abrirse camino en el mundo de la
construcción que enamorar a la mujer más poderosa del rubro. ¡Se le abren todas
las puertas! ¿Qué no lo ven?
─ ¿Esa es tu apreciación con respecto a Florencia?
─ cuestionó Alicia pasmada ante la explicación anterior.
─ Así es ─ respondió contundentemente Colomba. ─
Una mujer joven, inteligente, muy astuta que se valió de la condición de viuda
de Sofía para ponérsele por los ojos y valerse de la necesidad de cariño que mi
cuñada necesitaba tras la muerte de Cristóbal. Porque es un hecho que aún
resiente la ausencia de su único y verdadero amor porque no creo que lo de
ellas no sea más que una simple atracción de curiosidad tardía.
─ ¡Caramba! ¡No lo puedo creer! ─ exclamó Alicia
llevando sus manos a su rostro. ─ No solo eres una mujer clasista como ya sabía
desde hace mucho, sino que además, de mentirosa. Eres la envidia personalizada.
¿Cómo crees tú que nosotros vamos a ser manipulados por una jovencita? Si ni
siquiera a ti o tu familia les hemos dado un voto tal de confianza de nuestra
parte.
Si estás casada con mi hijo, es simplemente porque Efraín
te ha amado demasiado y nosotros como padres hemos querido lo mejor para él y
hemos respetado su elección por encima de todo. Aunque siempre tuve mis
reservas sobre el motivo por qué elegiste casarte. Sabía qué podías esconder
algo y esas dudas han quedado disipadas hace muy poco. No obstante, eras la
madre de mis nietos y mi nuera; me gustase o no. Te habías convertido en
familia y como tal protegemos a los
nuestros. Pero quiero que sepas que no puedes valerte de esa confianza para
lastimar a un miembro de esta casa y valerse de artimañas tan burdas para
provocar discordia entre mis hijos por tus acciones. Es algo que no voy a
tolerar bajo ningún punto de vista Colomba ─ terminó por advertir Alicia.
─ ¿De qué discordia estás hablando? ─ preguntó
ésta. ─ Yo lo único que he hecho fue actuar por el bien de toda la familia y
por lo demás, es lógico porque soy la única que no he comulgado con la telaraña
de manipulación de esa estúpida.
─ Nosotros no te hemos pedido tal atribución ─ recriminó
Alicia. ─ Somos lo suficientemente inteligentes para darnos cuenta de personas
doble estándar y que pudieran entrar en nuestro circulo. No necesitamos que tú
o nadie más nos esté salvando de algo que no hemos pedido primeramente. Y por
lo que veo claramente en este momento es que eres la única persona con bajas
intenciones.
─ ¿Alicia por qué me tratas así? ─ cuestionó Colomba.
─ ¡Hello! Soy tu nuera y tal como dijiste, la madre de tus nietos. Merezco mayor
consideración y no ser denostada de esta manera por una simple arribista social
que los deslumbro a todos con sus engaños.
─ ¡Por Dios Colomba! ─ criticó Alicia llevando sus
dedos a su cien. ─ Eres incapaz de hacer un mea culpa y hablar con la verdad y
todo lo adornas con excusas baratas que nacen la envidia insana que sientes por
Florencia.
─ ¿Envidiar a Florencia? ¿Yo? ─ inquirió con sorna
Colomba. ─ ¿qué puedo envidiarle a una mosca muerta como esa? ¡Por Dios no está
a mi altura! Ella no posee nada que pueda siquiera interesarme. Es tan insulsa y
rastrera que me da un asco profundo con solo verle la cara.
¡Ahí estaba el verdadero yo! De Colomba Peters y
que al igual que sus padres dejan ver cuando son acorralados u orillados a una
verdad que los insulta y rompe todos sus valores prejuiciosos.
─ ¡Ya basta Colomba! ─ intervino Efraín viéndola
con ojos de decepción─ Modera tus palabras.
─ ¡Ya basta Colomba! ─ repitió encolerizada ésta. ─
¿Es todo lo que tienes que decir Efraín? Has dejado que tu madre me acuse sin
asco por causa de una recién llegada. Yo que soy tu esposa, que merezco tu
respeto. Vienes a tratarme de ese modo. ¡Por favor! ¿qué está sucediendo con
todos ustedes?
─ He pedido que hables con la verdad y te defiendas
de las acusaciones que pesan sobre ti ─ especificó Efraín. ─ Y lo único que he
visto de tu parte es evadir el problema haciendo un teatro de todo este asunto.
─ ¿Qué deseas Efraín? ─ espetó su esposa con altanería.
─ Para que creas en mí y veas que todo esto no son más que calumnias en mi
contra.
─ Dime entonces ¿qué fue lo que hiciste en Sapunar
con Florencia? ─ preguntó directo al grano Efraín. ─ ¡Habla de una vez! Y solo
ahí, podré comenzar a creerte otra vez.
Una pregunta directa al hueso, pero que le hizo
tragar saliva a Colomba y es que más argumentos no le quedaban por mucho que le
encantaría decir lo que realmente pensaba.
─ Le dije amablemente que dejará de engañar a la
familia ─ expuso Colomba jugando con sus largos dedos en una forma indiferente
y calculada. ─ Ella alzó la voz y no tuve más remedio que ponerla en su lugar y
pedirle que dejará tranquila a Sofía porque no era apropiada y bien visto en la
alta sociedad que mi cuñada se involucrará sentimentalmente con una mujer de
baja procedencia. Eso fue todo y luego,
me fui de la obra. Lo que haya sucedido después no es culpa mía.
─ ¿Sabías que mi hermana buscó a Florencia casi
todo el día de ayer? ─ indagó Efraín. ─ Luego de tu visita, ella dejo la obra
sin rumbo conocido y que Sofía movió mar y cielo por dar con su paradero. ¿Segura
qué no influiste en su decisión de un modo más bajo?
─ Vuelvo a repetirlo. No tengo la menor idea de lo
que esa tipa hiciera después que me fui de Sapunar ─ respondió sin inmutarse
Colomba. ─ No pueden culparme a mí por la decisión que ella tomó.
─ ¡Insisto! ─ volvió a preguntar Efraín. ─ ¿tienes
algo que ver con su partida?
─ He dicho que no ─ contestó Colomba.
─ ¡Muy bien! ─ repuso Efraín viendo a su madre. ─
esperaremos a la llegada de mi hermana con Florencia y sabremos los hechos tal
como sucedieron. Pero te advierto que si descubro que has mentido deliberadamente
y le has causado un daño de esa magnitud a Sofía. Tendremos mucho de qué hablar
nosotros dos.
─ ¿Me estás amenazando? ─ inquirió Colomba. ─
Porque si es así, déjame decirte que eso se llama violencia intrafamiliar y
puedo presentar una queja ante carabineros.
─ ¡Aquí nadie te está amenazando Colomba! ─
reprochó Alicia que le sentó fatal el despotismo de su nuera tras una simple
pregunta. ─ Mi hijo ha querido saber la verdad de tus labios.
─ Pues no me lo parece ─ contra dijo ésta. ─ siento
que estoy una cacería de brujas con ustedes dos y todo por causa de esa mosca
muerta.
─ ¡Mas respeto con Florencia! ─ demandó Alicia. ─
Que no será de la alta sociedad como tú dices, pero sabe actuar por la vida de
una manera transparente y recta. No como acostumbro a ver a diario en mi círculo
social, querida mía.
─ No hay comparación, querida Alicia ─ siseó
Colomba que ya no guardaba la compostura frente a su suegra. ─ Un roto es un
roto; aquí y en la quebrada del ají.
─ Y la mentira; es mentira aquí y en la misma
China. ─ devolvió el gesto Alicia. ─ Tarde o temprano sale a relucir y tal como
nos muestra la historia; no quedará impune su delito.
─ Hasta demostrar lo contrario; uno es inocente ante
la justicia ─ rebatió astutamente Colomba.
─ Sin duda ─ repuso Alicia que sabiamente se
abstuvo de comentar más para no prevenir a su nuera. ─ ¡Demuestra entonces que
estás en la razón!
─ Por supuesto que lo haré ─ respondió con soberbia
Colomba. ─ Luego, ustedes se disculparan frente a toda la familia.
─ ¡Así se hará entonces! ─ aceptó los términos Alicia
viendo a su hijo. ─ Regresando Sofí, tendremos una reunión familiar tal como ha
solicitado Colomba. Hasta entonces hijo mío, mantén alejada a tu esposa de
nuestra casa.
─ De acuerdo, madre ─ asumió Efraín que vio con
tristeza aquello dado que había visto una versión diferente de su esposa y aún
no le quedaba claro la visita en esa obra.
─ Pueden marcharse ─ solicitó Alicia tocando su
frente. ─ Necesito descansar antes de que tu padre regrese a casa y podamos
hablar como es debido.
─ ¡Por favor descansa, madre! ─ señaló su hijo abrazándola
fuertemente. ─ esperare que todo esto se aclare pronto.
─ ¡Ve hijo mío! ─ instó Alicia que guardó sus
emociones para sí misma.
No hubo necesidad de cruzar palabras con su nuera o
un gesto de despedirse entre ambas. Estaba muy claro que lo sucedido había
abierto una enorme brecha de enemistad entre ambas y bien lo sabía Alicia que
citó a su hijo y le dio la oportunidad a su nuera de hablar honestamente y no
pasar a mayores, puesto que sabía que le iba a infringir un gran dolor una vez
que conozca la verdad.
No quedaba otra solución y lo que estaba por venir
no se podría evitar. Siendo las consecuencias las que más lamentaba Alicia y lo
sentía por sus nietos.
─ Espero poder contenerte hijo mío ─ murmuró con
pesar Alicia tocando su corazón. ─ Ya pronto regresará Sofí y la verdad se
sabrá.
Lo inevitable estaba por llegar a casa de los
Almagro Subercasoux. Mientras que muy lejos de allí, una nueva reunión se
prestaba a dar inicio.
─ Madre, te presento a Sofía Almagro ─ hizo las
presentaciones Florencia. ─ Mi novia.
Tamaños ojos se abrieron al oír aquella confesión
que no la esperaba. Una morena que comenzó a escanear en cámara lenta a esa
pálida joven de cabellos cobrizos y mirada azulina. ¡No es fácil la primera
vez! Es un susto mayúsculo conocer a los padres de tu pareja.
5 comentarios:
Qué desfachatez en mentir de Colombia muy hermosos capítulo espero el próximo
Me encantó, un capítulo espectacular, a la espera ansiosa del siguiente capítulo, deseándote lo mejor, muchos éxitos.
Eres una excelente escritora
QUE COLOMBA PREPARE LA ESCOBA XQ LE VA TOCAR SALIR VOLANDO CUANDO SOFIA Y FRORENCIA LA ENFRENTE
Porfavor te pido que sigas el capitulo si puedes. Esto cada vez es mejor. Tienes una habilidad maravillosa para la escritura
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