Polos
opuestos, capitulo 7
— ¡Dios cuánto frío hace! — se lamentó una trigueña de cabellos lisos que
luchaba a dos bandos esa mañana.
Dio unos
pasos más hacia ninguna parte, por ratos llevaba su mano derecha a la altura de
su boca y la tapaba por efecto de algún tic nervioso poco reconocido por sí
misma.
Entre dar
unos pasos hacia adelante y después retroceder otros tantos, jugaba con sus
manos tratando de calentarlas con su propio aliento.
Una
respiración suave se escuchó al otro lado de la línea y luego, hablaron…
— ¡Quiero
verte! — demandó el interlocutor.
— ¡Ey
cálmate! Soy yo— respondieron al otro lado de la línea. — Tania.
— ¡Tranquila
Laura! — dijo Tania preocupada por su amiga. — estoy muy preocupada por
ti, ya hace días que no vas a trabajar y creo que necesitamos hablar.
—Lo sé —
respondió ésta hablando entre su llanto. — no he tenido cabeza para nada
después de esa noche. He mentido a mamá con tal de que no me obligue a ir al
hotel.
—Tampoco yo
he ido a trabajar y solo sé de ti por mamá — acotó Tania. — ¿podemos
vernos ahora en mi casa?
—No sé — se
excusó Laura. — estoy algo lejos de todo.
— ¿Dónde
estás? — preguntó Tania con angustia.
—En Viña —
contestó Laura. — caminando por la playa. Solo el mar puede
calmarme.
— ¡Oh Laura!
— se lamentó Tania. — sabes que estás más cerca de ella de lo que
imaginas.
— ¡Por favor
no me digas eso! — suplicó Laura limpiando su nariz tras taparse sus fosas
nasales. — dime que no es cierto.
—Por lo que
supe por mamá, Martina, tiene una casa en Reñaca— repuso Tanía. — y un
departamento en el centro Viña.
— ¡Lo que me
faltaba! — se lamentó aún más Laura con rabia. — esa maldita me llamó hace
unos minutos.
— ¿Qué
deseaba? — preguntó nerviosa Tania.
— ¿No lo
adivinas? —contra preguntó Laura con sarcasmo.
—No quiero
pensarlo — adujo Tania que temía la respuesta.
—La infeliz
quiere verme — contestó con coraje Laura. — que había pasado dos semanas y
debía verme.
— ¿Qué le
respondiste? — inquirió Tania.
—No le
respondía nada — dijo Laura. — simplemente le corté la llamada y luego, la
muy cretina siguió llamando hasta que le dio hipo.
—Ahora
entiendo porque me respondiste de ese modo —adujo Tania. — hubiera hecho
lo mismo.
— ¿Y tú cómo
estás? —fue el turno de Laura en preguntar. — No he sido la mejor amiga
que digamos, pero no podía serte de ayuda.
—La verdad
tampoco me ha ido muy bien que digamos — aclaró Tania. — Desde ese día que
no la he vuelto a ver y menos, quise ir a trabajar. Mamá no ha querido seguir
presionándome con el tema pero estoy segura que sospecha algo.
—Las mamás
tienen un sexto sentido para los problemas de sus hijos. — acotó
Laura. — la mía también intuye algo ya que les preguntó a mis primos y
éstos le inventaron un entuerto más grande que un circo y mi vieja no les creyó
ni lo que rezaban. Pero ha sabido darme mi espacio. Yo no quiero saber cómo
reaccionara ella cuando sepa que me metí con una mujer y mayor más encima.
— ¡Tú no te
involucraste con una mujer! — refutó Tania con pesar. — Ella fue la que se
aprovechó. Soy la única responsable de lo que pasó ese día. Si no hubiera
estado tan fuera de mí por querer estar con Alex, nada de eso hubiera ocurrido.
— ¡Ya no
sirve culpar a alguien! — repuso Laura con tristeza y asumida. — Porque si
hubiese sido más fuerte, no hubiera permitido que franquearan mis convicciones.
La única responsable aquí soy yo por permitirle a esa mujer que trastocará mi
vida de esa manera.
—
¡Laura! — exclamó con dolor Tania.
— ¡No sigas!
— contradijo Laura. — ¡Ya nada se puede hacer para cambiar las cosas! Esa
mujer me marcó y para mi desgracia tengo que vivir con ello. Tengo que seguir
con mi vida y trazarme nuevos objetivos. ¡Voy a salir delante amiga! Me tomará
un tiempo, pero salgo como que me llamó Laura.
—Estoy segura
de qué lo harás — apoyó Tania entre lágrimas.
—Te aseguró
que no es una bonita experiencia como todo el mundo piensa — repuso
Laura. — Nada de romance como en los cuentos de hadas que te pintan los
demás o que el príncipe azul te lleva a tocar el cielo. Nada de adornos rosa
como en las novelas baratas que te acostumbran a vender en los kioscos de poca
monta. ¡Aquí nada más es un asunto carnal! Tan simple como eso… ¡Sexo frívolo!
— ¡Um! — fue
el quejido de parte de Tania porque no se atrevía en decir nada más.
—Al menos una
espera que la primera vez, sea memorable y valga la pena hacerlo con alguien
que uno quiere estar al menos. — dijo sin mucha emoción Laura. — Pero
no es mi caso.
—Laura, no
sigas por favor. — suplicó Tania que le dolía escucharla hablar de ese
modo, tan vacía.
— ¡Déjame
desahogarme al menos! — rebatió Laura. — No he tenido con quién descargar
mi miseria en todos estos días y al menos, sé que puedes darme la chance de
escucharme. ¡Sé que es egoísta de mi parte! Y sé que estás con tus problemas
también porque no creo que tu experiencia haya sido color de rosa con esa otra
vieja de mierda.
— ¡Tampoco lo
fue! —respondió dolida Tania. — pero a diferencia tuya, yo si buscaba
tener algo serio con ella. Pero…
—Pero no era
lo que soñabas ¿Verdad? — dedujo Laura.
—No —
contestó con la verdad Tania. — nunca fue lo que esperaba encontrar en una
mujer como ella.
— ¡Admítelo
amiga! — exigió Laura. — fuimos las única ilusas que creyeron que
todo sería lo máximo al involucrarse con una mayorcita. Por lo menos a los
chicos les funciona meterse con una mujer mayor, pero a nosotras nos fue como
el forro por meternos con viejas torcidas.
— ¡Fue un
error mío nada más! — contravino Tania. — fui quién se equivocó con
Alexandra, no tú con Martina, no la conocías y tampoco tenías que saber sobre
sus preferencias. ¡De hecho ninguna de las dos lo hubiese adivinado! Son
mujeres que nos llevan años luz de experiencia y que muy poco o nada creen en
el amor. Por algo necesitan de esos jueguitos estúpidos para satisfacer su
tremendo vacío sentimental. Lo qué más lamento en este minuto es
haberte arrastrado a esto y que hubieses conocido a esa mujer.
— ¡Ya te dije
que no sirve que nos lamentemos! — refutó Laura. — Ni tú ni yo, podemos
cambiar las cosas. Nos tocó vivir lo que nos tocó vivir no más. Ahora debemos
tratar de salir adelante y sacar del universo mental y físico a esas dos
imbéciles.
— ¿Cómo lo
vamos hacer si trabajamos con ellas? — preguntó Tania asfixiada con todo lo que
vivía.
—Será tu caso
no el mío—contravino Laura. — ella no se relaciona con mi trabajo gracias
a Dios, por mucho que sea amiguita intima de la infeliz de tu jefa.
—Tienes
razón. — reconoció Tania.
—Tú tienes
que ver la forma en que vas a continuar con tu práctica—señaló Laura. —
Puedes pedirle a la tía Lucia que te cambie de área y comenzar una nueva etapa.
— ¡Quizás
tengas razón! —admitió cansada Tania. — tal vez sea el mejor camino
para sacarla de mi cabeza.
—No solo de
tu cabeza, Tani; sino que de tu corazón — refirió Laura. — ella se te
metió en la piel y tienes que anularla cuanto antes, porque vas a sufrir como
una condenada si te llegas a enamorar de una mujer como esa.
—Lo sé
¡Créeme! —repuso Tania. — estoy muy consciente de eso.
—Entonces
ponte a trabajar en ello, porque debemos retornar a nuestra vida muy luego,
antes que nuestras mamás se den cuenta y arda Troya y Roma juntas de llegarse a
saber lo que nos pasó— explicó Laura. —Cuanto más pronto lo hagamos, más
luego, nos libraremos de problemas bochornosos ¿no te parece?
—Te haré caso
esta vez — aceptó Tania. — Es lo mejor.
—No es lo
mejor, es lo que nos queda por alternativa — advirtió Laura. — es un plan
b hasta tener claro lo que haremos cada una con nuestras vidas después de este
mal episodio.
— ¿Vendrás a
mi casa más tarde? — preguntó Tania. — necesito a mi mejor amiga conmigo.
—Yo también —
aseguró Laura. — Dame una hora al menos para salir de aquí y tomar un bus
que me lleve a casa.
—Te estaré
esperando con algo rico— mencionó Tania. — dulce como a ti te gusta.
—con un café
muy negro — solicitó ácidamente Laura. — para que se me quite lo
bobalicona de una vez por todas y vea la vida como es, no más.
—
¡Amiga! — susurró Tania.
—Te dejo—
repuso Laura sin emoción. — de lo contrario se me hará tarde y terminaré
enojándome contigo por cualquier tontera y es lo que menos quiero hacer.
— ¡Bueno! —
aceptó Tania y escuchó como le cortaron de inmediato la llamada.
Sentía todo
pesado y excluyente de sí, como si estuviese dentro de una burbuja que la
alejaba del mundo real. Tal vez, una barrera defensiva que le impedía sentir la
cotidiana rutina, tan solo su respiración y el peso de sus pensamientos.
Por un
momento, detuvo sus pasos y sintió una punzada cercana a su corazón e
instintivamente llevó su mano a la altura de su pecho y trató de sobar y
aliviar ese malestar. ¡Algo repentino y poco frecuente! Era una mujer muy joven
como para tener dolencias cardiacas y antecedentes no había en su familia por
lo que la dejó perpleja. Al cabo de otros segundos, todo pasó tal como había
aparecido.
— ¡Martina! —
exclamó Laura con pavor. Que tembló de pies a cabeza por ese encuentro.
— ¡Al menos
recuerdas mi nombre! — recriminó la pelirroja escudriñándola fieramente.
— ¿Qué haces
aquí? — preguntó Laura.
—Vivo aquí en
Viña por si no lo sabías encanto — se burló Martina.
— ¡Lo olvide!
— se lamentó Laura golpeando su frente. — ¿Cómo me encontraste? Se suponía
que no había ninguna probabilidad de toparnos. ¡Fue un error venir
justamente aquí!
—Sabía que
podías estar por la ciudad — aclaró Martina sin dejar de verla. — a tu
edad es muy frecuente huir y encontrar paz cerca del mar.
— ¡No lo
olvidaré a futuro! — se dijo para sí, Laura.
—Seré
honesta, no fue coincidencia sino certeza de que estabas en Viña por
eso te llamé — dijo Martina.
—
¿Cómo? — preguntó Laura.
—Te rastreé
por el Gps —Develó sin escrúpulo alguno Martina. — conseguí tu número de
celular por medio de Alex y por ello, pude saber que estabas aquí.
— ¿Me estás
vigilando? — preguntó choqueada Laura. — ¿Quién demonios te crees para
hacer una cosa así?
— ¡Ve bajando
el tonito niña! — replicó Martina sujetando su mano que ya iba por
su mejilla para ser golpeada. — No estás en posición de reclamar. Te
recuerdo que soy tu dominatriz, te guste o no.
— ¡No me lo
recuerdes! — bramó Laura que ya comenzaba a encolerizarse.
— ¡Mantén tus
manos quietas, caramba! — ordenó seca Martina sujetando su mano y
colocando presión sobre la misma. — No estamos en un lugar apropiado para
montar esa clase de espectáculos.
— ¡Lo
olvidaba! — siseó Laura que hervía por dentro. — Las mujeres como tú,
guardan las decorosas apariencias a la luz del día. No pueden ver la clase de
mujeres retorcidas que son realmente.
— ¡Eres…!—
masculló con rencor la joven que se volteó a verla. — Eres…
— ¿Soy
qué? — exigió Martina presionando ahora su rostro fieramente. —
¡Dilo!
—No se me da
la gana decirlo — siseó Laura sosteniendo la mirada con el mismo coraje que la
otra mujer. — ¿Puedes soltar mi cara? No soy tu hija ni tu propiedad.
— ¡Claro que
no eres mi hija! — espetó Martina que soltó gradualmente la presión y
retiró su mano del rostro de la joven.
—Por tu
estilo de vida, difícilmente tendrías hijos — provocó Laura con una mirada
altanera. — Descubrirían que su madrecita sería todo menos una santa.
— ¡Al diablo
contigo Laura! — bramó Martina y la tomó fuerte de su brazo para arrastrarla
junto a un vehículo estacionado más allá. — No estoy para recibir tu
pesadez infantil. ¡Te vienes conmigo te guste o no! Porque yo si tengo derecho
sobre ti, fiera mía.
— ¡Suéltame
desgraciada! — masculló furiosa Laura, que ancló sus pies de golpe sobre
la acera y puso todo su peso en ello. — No iré a ningún lado más contigo,
¡Nunca más!
—Enseguida —
respondió el hombre abrió rápidamente la puerta detrás del mercedes.
— ¡Adentro! —
ordenó Martina dejando caer el cuerpo de la joven y subiendo ella también al
coche. — Directo a casa José y busca un atajo para llegar pronto.
—Como usted
ordene — contestó el chofer al sentarse al volante y cerrar la cortina
automáticamente que lo separaba de su patrona.
—Para
pretender ser tan brabucona como quieres mostrar, no dejas de ser una cobarde —
espetó Martina, ordenando su traje sin dejar de verla por el rabillo de sus
ojos. — ¡Admite que tienes miedo más que nada!
—Nunca voy a
darte en el gusto — respondió Laura, alejándose lo más posible de aquella
mujer, no quería tener contacto con su cuerpo.
—Eres
tremendamente predecible, niñita tonta — se mofó Martina que giró su rostro
para verla. — no puedes ocultar lo obvio contigo.
— ¿Y qué
sería lo obvio según tú? — desafió Laura cruzándose de brazos en su pecho.
—Tu cuerpo —
acusó descaradamente Martina viéndola con morbo. — Se debate entre
sostener tu rabieta o rendirse a su dueña.
—Yo no voy a
darte el gusto nuevamente de estar íntimamente contigo — mencionó con
indignación Laura alzando su barbilla en forma desafiante. — No importa lo
que digas, yo no quiero ser parte de tu mundillo y menos ser tu juguete sexual
que tomas cuando se te da la reverenda gana. Me importa un comino si eres
dominatriz y tienes una reputación que cuidar. Yo solo quiero que te
desaparezcas de mi vida para siempre. Quiero que seas tan solo un mal recuerdo
de una noche estúpida.
— ¿Qué
quieres decir con pagar un precio? — interrumpió Laura. — Que yo sepa, ya
pague bien caro, la imprudencia de haber ido a ese antro y no estoy dispuesta a
seguir pagando eternamente por algo que no buscaba y que por desgracia me tocó
vivir.
— ¡Hablas
como si hubieras padecido un infierno! — se burló Martina tomando entre sus
dedos parte de los cabellos de la joven y jugar con ellos. — Quiero
recordarte que tampoco fue una violación o algo que se le asemeje. Fue un mutuo
placer el que compartimos esa noche. Ahora sobre el precio a pagar, no lo harás
tú si no yo, ya que en nuestra comunidad hay una regla muy clara que es la
familia. Tenemos por norma no involucrarnos con ningún miembro o parentesco con
nosotros a menos que asumamos una unión con ese sumiso o sumisa. ¿Me explico?
—Para ti
puede estar claro como el agua, pero sigo sin entender que diantres tengo yo
que ver con tu mundillo y sus normas — señaló molesta Laura. — si mal no
recuerdo, tu misma dijiste que hay novatos que buscan ser iniciados y es
elección de un dominante si quiere o no serlo y el tiempo que desee permanecer
en ese tipo de relación ¿no es así?
—Eso es
correcto — respaldó Martina divertida sin dejar de jugar con esos cabellos.
— ¿Entonces
cuál es tu punto? — cuestionó Laura que intentaba en vano dejarse acariciar por
la pelirroja.
— ¿Aún no lo
entiendes verdad? — persistió Martina. — ¿por qué crees que insisto
contigo?
—Ni idea a
decir verdad — se mofó Laura. — no tengo una bola de cristal o una carta
astral para adivinar tus intenciones.
— ¡Qué mal! —
advirtió Martina que le tomó el rostro en sus manos y le quedo viendo fijamente
a los ojos. —Voy aclarar tu cabecita entonces. Aquella noche terminé por
involucrarme con cierta novata a la cual hice mi sumisa ¿Pero no cualquier
novata? Sin saberlo termine haciendo sumisa nada menos a que a la hija de una
antigua miembro de nuestra comunidad.
— ¿Qué
diantres trata de insinuar? — preguntó descompuesta Laura que no le estaba
gustando la dirección en qué iban las cosas.
—No estoy
insinuando nada — aclaró tajantemente Martina. — estoy afirmando que me
involucre con la hija de una antigua miembro de esta comunidad y que no es nada
menos que tu madre. ¿Me entiendes ahora?
— ¿Cómo te
atreves a levantarle semejante calumnia a mi madre? — terminó por enfurecer a
Laura que le quitó la mano bruscamente a la pelirroja. — Eres el colmo de
desgraciada. No basta que seas retorcida sino que te gusta enlodar a otros con
tu mugre.
— ¡Alto ahí!
— bramó Martina sujetando ambas manos de la joven. — Tienes una tendencia
compulsiva de andar agrediendo a otros cada vez que te dicen algo que no te
agrada.
— ¡Suéltame!
— exigió Laura llena de rabia.
—No hasta que
te controles de una buena vez — demandó Martina y anuló las manos de la
joven. — Ya es hora que domines tus emociones y te comportes un poco mejor
y no como una niñita mal enseñada.
— ¡Mira quién
habla! —siseó Laura intentando en vano zafarse del agarre. — Tú
puedes ir por la vida haciendo tu real gana y tomando a chicas que no quieren
ni verte en pintura y calumniar a su familia solo porque eres adulta y de buena
familia con educación pagada.
— ¡Realmente
eres una cría resentida y prejuiciosa! — terminó por enojarse Martina que le
soltó las manos y la encaró fieramente. — ¿crees tú que yo me gastaría mi
tiempo, paciencia y palabras en andar difamando a la gente? No soy de ese tipo
de personas. Además, eres la única niñata con la que tuve la desgracia de
involucrarme sexualmente hablando y que resultó ser la hija de una mujer del
pasado de una amiga de infancia. Aunque me fastidie el asunto; estoy metida
hasta el cuello en todo esto y estoy asumiendo las consecuencias de mis actos y
voy a cumplir mi promesa que le hice a tu madre hace unos días.
— ¿Qué
hiciste? — preguntó Laura con los dientes apretados. — ¿Qué le prometiste
a mi madre?
Ahora fue el
turno de Martina de resoplar con fastidio y molestia genuina. Su rostro
denotaba cansancio y también aceptación de los hechos…
—Por el bien
de las dos — develó Martina observando aquellos ojos almendrados. — a
partir de ahora, nos convertiremos en pareja.
— ¡¿Qué?! —
chilló fuera de sí, Laura descompuesta completamente ante el comentario.
—Lo que has
oído — respondió serenamente Martina y volvió acomodarse en su lugar, dejando
en el limbo a la joven. — por eso quería hablar contigo personalmente.
Además, quise darte un tiempo para que pudieras asumir los hechos que vivimos
esa noche. Ahora, puedes hacerte a la idea el precio que debemos pagar ambas
por nuestra imprudencia.
Laura,
realmente quedo petrificada y a la vez, atontada por partida doble. Primeramente,
por la información del pasado de su madre y la segunda, porque el futuro no era
nada prometedor para ella.
¡Era su fin!
Una noche que resultó ser trascendental…Una noche que jamás podría olvidar de
su memoria, de su corazón o de su piel.
2 comentarios:
este capitulo me adejado sin palabra ... eres la mejor
Si tienes mas de esta historia porfa. Anrhia. Sube mas.
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