mujer y ave

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jueves, 22 de agosto de 2019

Reunión familiar parte II, creando un vínculo


Un nuevo amanecer

Capítulo 15

Reunión familiar, II parte, Creando un vínculo.

La hora de la verdad le toca a cada ser humano en distinto momento, pero se presenta tarde o temprano y para nadie es ajeno en su vida.

─ Madre, te presento a Sofía Almagro ─ hizo las presentaciones la joven Villar. ─ Mi novia.
Al igual como le tocó vivir la joven constructora el conocer a la familia de su pareja, del mismo modo era el turno de vivir esa experiencia a la Arquitecta. Y tal como confesase a una de sus colegas y amigas, tal instancia es única y a veces aterradora porque no sabes con plena certeza de puedas ser bien acogido con el núcleo familiar.


¿Quién puede librarse de tal circunstancia? Cuando nos crearon para formar vínculos a corto o a largo plazo con semejantes. Mira a tu alrededor y mira cómo todo ser vivo se une a otro y forma ese vínculo familiar.

Al oír aquellas palabras que pronunciase su hija y decir que eran esperadas desde hace mucho, era totalmente errado para aquella mujer madura con los mismos rasgos que su vástago. De piel casi tirada a morena, con ojos tan oscuros como la noche, de cabellos más cortos y con algunas manchas canosas en sus costados ya por los años que venían a mostrar el buen ocaso de vida.

De inmediato comenzó en cámara lenta, el escudriñamiento en que toda madre somete a sus futuros yernos o nueras y en este caso, la nueva integrante pasaría a ser una potencial nuera. ¡Eso si pasaba la prueba crucial! ¿Quién no lo vivió? Conocer  a la suegra es del terror por dónde se le mire.

El repaso visual fue realmente majadero y casi una muerte lenta a los ojos de la arquitecta que sintió sobre sí, la mirada intensa y silenciosa de la madre de su novia. Y por más experiencia que ya tenía por delante, la repetición de este evento le trajo una sensación escalofriante en toda su columna vertebral.

Después de repasar todo el conjunto completo y sacar sus propias conclusiones. La mujer colocó su dedo en el entrecejo y levantó el puente de sus lentes para distraer la atención de las jóvenes mujeres.

─ Creo que no es correcto y educado que ambas se queden en el umbral de la puerta y darme semejante noticia ¿no les parece a ustedes? ─ señaló la mujer sin dejar de observa a la mujer extraña.
─ Por supuesto ─ dijo Florencia y tomó del codo a su novia, regalándole una tímida sonrisa a modo de disculpa. ─ ¡Por favor!
─ Gracias, cariño ─ repuso Sofía que ingresó a la vivienda familiar.
─ Tenga usted la amabilidad de acompañarme ─ indicó la madre con una clara demarcación de limites no dichos, pero presentes.

«Mamá se está comportando extraña. Espero no incomode a Sofí» pensamientos que se confabulaban con temor para la joven Villar.

Ambas chicas siguieron a la mujer mayor hasta ser conducidas a la sala de estar y una vez allí, la madre les indicó que tomaran asiento.

─ ¡Por favor! ─ mencionó la madre. ─ No vamos a iniciar una conversación estando de pie.
Los ojos negros de Florencia se empequeñecieron un poco al contemplar la actitud de su madre, según ella, estaba siendo un poco tosca al respecto.
─ Gracias ─ dijo Sofía tomando asiento en uno de los sillones individuales y cerca de su pareja.
─ ¿Quiere algo para beber? ─ preguntó la mujer. ─ Creo que serviría para quitar un poco el plomo de esta conversación ¿No lo creo usted?
─ ¡Mamá! ─ protestó Florencia con cara de aflicción por el calibre de las palabras.
─ Disculpe que rechace su ofrecimiento, pero no suelo beber alcohol tan de mañana ─ repuso Sofía que jugó un poco con sus manos para liberar la tensión.
─ Comprendo ─ aceptó la señora, por el contrario de la joven Arquitecta, sirvió un poco de vino en una copa para ella y luego miró a su hija. ─ ¿Flo?
─ No, gracias madre ─ dijo la joven.

Luego de servir para ella una copa, tomó asiento al frente de ambas mujeres y les quedo viendo por unos segundos. Esta vez no hubo nada de miradas exploratorias sino que dejo su mirada perdida y se tomaba un tiempo para meditar unos instantes.

Bebió dos sorbos más antes de iniciar la célebre charla pre formalidades de compromiso y esas cosas…

─ ¿Quién es usted? ─ fue la pregunta al hueso de parte de la madre de Florencia. ─ ¿Y qué busca de mi hija?

¡Ahí estaba! Bastó con esas dos míseras preguntas de frentón para dejar claro que había una larga charla por delante y que iba hacer cuesta arriba, muy por el contrario de la reunión en el seno de la familia Almagro Subercaseaux.

─ ¡Mamá! ─ volvió a protestar Florencia que sintió morir con lo antipática que estaba siendo con su novia.
─ Por favor, no interrumpas ─ amonestó la señora. ─ es apropiado que ella se presente como es debido y no me vale que digas que sea tu novia porque para mí es solo una desconocida y desconozco sus intenciones para contigo.
─ Pero ─ intentó defender Florencia pero su detenida por una mano sobre su brazo.
─ No hace falta, cariño ─ suplicó Sofía con una sonrisa de comprensión hacia su pareja. ─ Tu madre está en lo correcto y además, ella está en su derecho en saber.
─ ¡Sofí! ─ murmuró con dolor la joven. ─ No es justo para ti y menos cuando yo no recibí tal trato de parte de tu familia. Mamá está siendo grosera contigo.
─ No puedo culparla por actuar de eso modo ya que soy una desconocida para tu familia. ─ argumentó Sofía apretando su mano con la de su novia para trasmitirle serenidad a su pareja. ─ Confía en mí y sabré llevar una conversación decente con ella ¿No es así? (viendo a la madre)
─ Por supuesto ─ acotó la señora sin inmutarse por la mirada de su hija. Ella tenía sus razones para actuar de ese modo.
─ De acuerdo ─ aceptó los términos de su novia.
─ ¿Comenzamos? ─ preguntó la madre sin dejar de contemplar a la pelirroja.
─ Bien ─ afirmó Sofía, acomodándose bien en el sofá y mostrar seguridad a su contra parte porque estuvo consciente que no sería nada fácil ganarse el respeto de esa mujer de buenas a primeras.
─ ¿Quién es usted? ─ retomó la pregunta.
─ Mi nombre es Sofía Almagro Subercaseaux y actualmente soy la novia de su hija ─ respondió con total aplomo la Arquitecta.

Los ojos negros le vieron un momento y volvió a la carga…

 Eso no me dice quién es realmente ─ contradijo la mujer bebiendo un sorbo de vino sin apartar la mirada de la joven. ─ Y por favor, obvie lo de ser novia de mi hija, aún no llegamos a esa parte.

Aquello contrajo el corazón de la joven constructora que no daba crédito de lo que estaba viendo y escuchando. Era tan fuera de lugar como grosero. Y por más que sintiera morir de vergüenza por lo que estaba viviendo su novia, aceptó no interferir y darle el respaldo que correspondía darle de su parte por lo que acarició su mano para trasmitirle su apoyo.

Los ojos azules vieron con cariño a su pareja y le sonrió para volverse a enfocar en su futura suegra. ¡Un hueso muy duro de roer! Al parecer.

─ ¡Veamos! ─ retomó la presentación Sofía. ─ en lo personal, como ya dije; me llamo Sofía Almagro, tengo 33 años. Provengo de una familia numerosa y soy la menor de ocho hermanos. Resido en Santiago y soy una profesional del rubro de la construcción, que es dónde conocí a Florencia.
─ ¿33 años? ─ fue el primer cuestionamiento de la madre.
─ Así es ─ respondió Sofía. ─ ¿Algún inconveniente con ello?
─ Mucho en verdad ─ fue la aplastante respuesta de la señora Villar. ─ Son diez años diferencia que pueden hacer una gran diferencia entre ustedes dos.
─ Podría ser ─ acotó Sofía y continuó. ─ Pero no es nuestro caso.
─ ¿De qué manera? ─ cuestionó la mujer y la vio fijamente. ─ ¿Puede usted alcanzar a dimensionar siquiera que son experiencias distintas de ver la vida?
─ Puedo hacerme una idea de ello ─ convino Sofía buscando usar las palabras correctas. ─ Y sin embargo, no nos ha traído inconveniente alguno por el momento.
─ ¿Segura que no lo será en un futuro? ─ inquirió la señora. ─ usted ya tiene una gran parte del camino de la vida ya recorrido y mi hija, está recién comenzando a vivirla. ¿Puede garantizarle que no será un problema más adelante? Cuando ella quiera ir más lejos y usted no quiera por llevarle la delantera en años. ¿Retendrá el vuelo de mi hija por egoísmo o temor?

¡Un duro revés! Y un trago difícil de digerir para la arquitecta que comprobó que la mujer era más que implacable y buscaría el modo de hacerles ver que la vida no era tan simple o fácil de llevar.  Tragó saliva con dificultad porque estaba siendo abordada en una forma inquisitiva y avasalladora.

E iba a responder cuando…

─ Por favor, para mamá ─ exigió Florencia que se puso de pie y con coraje palpitante en sus ojos, enfrentó a su madre. ─ ¿Por qué no puedes ver que ella está tratando de conversar contigo decentemente y tú la atacas por nada? Yo amo  a Sofía con todo mí ser y sé que también ella me ama del mismo modo. Puedo entender tus temores que son los mismos que tuve al principio, pero es injusto para ella que intentes limitar nuestro cariño  al igual que nuestra relación por un par de años. No hay garantías en la vida, solo debemos enfrentarnos a los obstáculos y lo mejor de todo, es hacerlo en compañía de aquellos que amamos con todo nuestro corazón.
─ ¡Mi amor! ─ susurró Sofía que se emocionó con la defensa de su novia.
─ Yo te amo y no dejaré que cuestionen tus sentimientos ─ defendió Florencia. ─ Madre, no hemos venido en son de guerra, solo quiero que conozca a la mujer que lo es todo para mí.
─ Y si ella es todo para ti ¿por qué huiste entonces? ─ cuestionó su madre. ─ No regresaste a Coihaique para defender el amor del cual dices tener, si no que me da la impresión que escapaste precisamente de la que dice ser tu novia o ¿me equivoco?
─ Yo puedo explicar eso ─ se adelantó en decir Sofía viendo a su novia y pidiéndole permiso con la mirada, luego de ser obtenido, prosiguió a explicar. ─ Ella no se fue huyendo de mí, fue las consecuencias que detonaron con la visita de una mis cuñadas en la constructora en que trabaja Flo y fue sometida a una extorsión  por lo que ocasionó que su hija se viniera a esta ciudad con tal de protegerme.
─ ¿Es cierto eso? ─ preguntó la mujer a su hija.
─ Así es, madre ─ respondió Florencia. ─ Colomba me pidió que me fuera del lado de Sofía porque yo sería una carga y vergüenza para la familia que vieran a su hija con otra mujer. Ella me ofreció dinero para que me fuese de inmediato, pero no lo acepté. Tan solo quise protegerla de mis propios temores por la edad y del que dirán de las personas en las que se mueve su familia y la propia Sofí.
─ No me habías contado eso, hija mía ─ expuso su madre y dio otro sorbo a su trago. ─ Pensé; mejor dicho, concluí que ella había sido la culpable de tu regreso a casa. Pero veo que estaba errada.
─ Sofía, no es responsable de nada madre ─ defendió Florencia con pasión. ─ Por el contrario dejo todo de lado y vino a buscarme para aclarar las cosas y demostrarme que su amor está por encima de su clase social y prejuicios sociales.
─ Estoy viendo ─ dijo la mujer. ─ Pero hay cosas que no me calzan del todo, señora Almagro.
─ ¿Cuáles? ─ preguntó Sofía que intuía que esto estaba lejos de terminar para ella.
─ Mi hija regreso de golpe y porrazo ─ repuso la señora observando a su contra parte. ─ Pero jamás me habló de estar en una relación con otra mujer y mayor más encima. Puedo darle el beneficio de la duda por lo de los años de diferencia, pero lo que no puedo pasar por alto es precisamente usted.
─ ¿Qué desea saber? ─ instó Sofía que sabía de antemano que las preguntas debían hacerse por el bien de ambas. Le gustase o no el proceder de la mujer.
─ ¿Quién es usted realmente? ─ insistió la madre de Flo. ─ ¡Ahórrese el currículo familiar! Solo dígame quién diantres es.

¡Ahí estaba el punto directo! La arquitecta comenzó a tener una idea hacía dónde querían llevarle.

─ Soy la jefa directa de Florencia. ─ contestó Sofía.

La respuesta dejo con la ceja levantada de la madre de la joven Villar y acabó de dejar el vaso sobre la mesa y volver a posar sus ojos negros en aquella mujer.

─ ¿Jefa? ─ inquirió ella.
─ Si ─ respondió la Arquitecta.
─ Quiere decir que mi hija trabaja con usted y ahora se encuentra envuelta en una relación con ella. ¿Qué dicen sus superiores de eso? ─ cuestionó de lleno la mujer.
─ No pueden decir nada al respecto ─ replicó Sofía que se enderezó y le quedo viendo seriamente. ─ Ya que soy dueña de la constructora en la que trabaja su hija.
─ ¿Es un chiste verdad? ─ inquirió del mismo modo la madre. ─ Perdone, pero eso no es propio de mi hija involucrarse con un superior. Ella siempre ha tenido muy claro sus valores.
─ De partida no es ninguna broma ─ aclaró Sofía que le molestó la ironía de la mujer. ─ Estoy al tanto del pensamiento de Florencia desde un principio, pero aun así, ninguna de las pudimos evitar enamorarnos. Simplemente sucedió.
─ Me parece insólito, pero le daré el crédito en eso ─ habló la mujer. ─ Pero necesito que me aclare una cosa más.
─ Diga ─ dijo Sofía.
─ Usted tiene 33 años ¿no es así? ─ expuso la señora.
─ Así es ─ contestó Sofía.
─ De acuerdo con su edad, tengo la impresión que esta no es su primera relación ¿no es así? ─ Directo al grano de parte de la madre la joven.
─ Por supuesto que no lo es ─ respondió Sofía que estaba incomoda con el rumbo que estaba tomando la conversación, mejor  dicho el interrogatorio.
─ ¿Cuántas más? ─ indagó ésta.
─ Una sola ─ dijo Sofía.

Juntando sus manos cerca de sus labios, la madre de la joven constructora, reflexionó unos segundos y tomó su vaso de vino y bebió su contenido.

─ ¿Hombre o mujer? ─ Preguntó la madre.
─ Hombre ─ contestó mortificada Sofía que intuía la sagacidad de la señora.
─ ¿Cuál es el propósito de todo esto, madre? ─ cuestionó Florencia que no se pudo contener tanta pregunta que incomodaba a su pareja.

No hubo respuesta de parte de la progenitora, pero si la hubo de parte de su novia…

─ Tranquila, cariño ─ habló Sofía que sujetó la mano de su pareja y besarle su dorso. ─ Yo puedo hacer esto hasta el final. ¡Déjame responderle a tu madre! Por favor.
No hubo una respuesta verbal, pero si la hubo físicamente al asentir con su cabeza.
─ Continúe. ─ solicitó Sofía.
─ ¿Cuántos años en ella? ─ preguntó la señora Villar.
─ 10 años ─ repuso Sofía.
Un silencio de un par de segundo y continuó el interrogatorio.
─ ¿Divorciada o separada? ─ fue la aplastante pregunta de la señora.
─ Viuda ─ repuso Sofía con incomodidad.
La respuesta dejo perpleja a la mujer mayor que le observó confundida, pero se sobre puso de inmediato.
─ ¿Hijos? ─ inquirió nuevamente.
─ No, no concretamos por motivos de salud ─ aclaró Sofía con dolor de recordar los hechos y no pudo evitar hacer un mohín de dolor con ello.
Ahora fue el turno de hacer un alto a la madre de Florencia por respeto a dos cosas que para ella, eran fundamentales.
─ Comprendo y lamento su pérdida ─ fueron las sinceras palabras de la mujer y dejando de lado su bebida, se puso de pie para dejar el vaso en su mini bar.
─ Descuide, no tenía cómo saber mis antecedentes personales ─ señaló Sofía visiblemente afectada. ─ No buscó ganarme su simpatía ya que queda claro que soy una desconocida para usted, pero quiero que sepa que amo a su hija con todo mí ser y ella es realmente importante para mí y por ese motivo viajé  desde Santiago porque no estoy dispuesta a perderla. Yo jamás dejaré ir de mi vida a Florencia, le guste o no a usted o al resto de la sociedad.
─ Realmente lamento darle una impresión equivocada de mi actitud reciente ─ justificó la mujer y retomando su lugar en el sofá. ─ Pero no pretendía tampoco ganarme su simpatía con una conversación convencional e hipócrita. Quería ir directo al grano y saber quién realmente eres. No me bastaba que dijese que era la novia de mi hija. A mí, eso no me servía. Quería saber todo acerca de la mujer de la cual se enamoró Flo y con mentirillas blancas o tapaderas no íbamos a llegar a ninguna parte ¿No te parece Sofía?

Ahora fue el turno de quedar completamente descolocada a Sofía que no dejaba de parpadear ante lo último expresado por la madre de su novia.

─ No le negare que ésta ha sido la conversación más insólita e inesperada que cualquier mujer pudiera tener al conocer los padres de nuestra pareja ─ respondió Sofía que aún mantenía indicios de incomodidad. ─ Realmente no era el escenario que imaginaba y aún me desconcierta un poco, pero intento comprender su parecer ¡Créame!
─ Me imagino que lo hace ─ explicó la mujer. ─ No le mentiré que no es fácil para mí ver a mi hija con una mujer. De hecho ambas tuvimos un desacuerdo unos años antes por la misma razón. Chile no es un país abierto de mente como intentan hacerle creer a los jóvenes que enfrentan su sexualidad y definen su futuro. Son terriblemente discriminadores y pagan un precio alto por un poco de respeto y dignidad. Otros mueren en el intento y la verdad jamás he querido eso para mi hija.
─ Señora ─ intentó decir Sofía pero fue interrumpida por la mujer.
─ Por favor déjeme terminar para que pueda realmente comprender. ─ solicitó ésta. ─ Toda madre ama a sus hijos no importa lo que ellos sean realmente. Pero no pueden quitarnos de nuestro corazón la angustia que nos provoca el saberlos distintos, bellos y especiales en mundo que no van a ser aceptados por que tenemos una sociedad hipócrita en dónde la vida no es color de rosa y menos la elección que ambas han decidido llevar. Es una carga eterna con la cual deberán lidiar y lo único que me queda a esta altura es pedirles que se cuiden, se respeten, escuchen y apoyen en momentos duros en que podrán ser objetos de muchas crueldades. Y esta señora Almagro es mi forma de decirle que la acepto como compañera de mi hija y le doy la bienvenida a nuestra familia. Que no está presente porque salieron temprano, pero ya se conocerán. Solo sea paciente que el camino que están pavimentando es un tanto agreste.  

Sin duda que muchas cosas en la vida no son lo que parecen o como uno supone que podrían llegar a ser y bien lo comprobó la Arquitecta Almagro que terminó quedando en conmoción ante lo último que fue esgrimido por su futura suegra.

Aun no salía del trance y es que todo lo tenía tan mezclado en su mente que le costaba un tanto más tener un hilo limpio sin atadura. Alguna. Esta visita había sido más inusual de lo que hubiera alcanzado a vislumbrar.

─ Como usted misma señaló,  tengo unos años de ventaja que me hacen ver la vida de una manera distinta, pero no significa que esté en desacuerdo con lo que mencionó ─ defendió Sofía viendo a la señora. ─ La sociedad es muy cruel y restrictiva. Obligándonos a mantener una conducta más calculada y fría, pero no obstante, vivir en plenitud lo que uno elige ser está por encima de todo prejuicio ya que es nuestro derecho de vivir y decidir quién queremos ser. Yo le aseguro que mi vida me pertenece y elijo estar junto a la mujer que amo que renunciar al derecho de ser feliz.
─ Ya veo porque ha enamorado a mi Flo ─ acotó la madre de la joven. ─ Lo único que realmente me importa es que mi hija sea feliz y si usted, es el motivo o causa de esa dicha, por mi está bien. Estoy aceptando y dándole mi apoyo a su relación con el deseo más  egoísta que una madre pueda conceder. Que hagas feliz a Florencia y la cuides como un tesoro invaluable con eso, me sentiré satisfecha.
─ Puede dar por sentado que lo haré, me comprometo con usted ─ respaldó la solicitud Sofía. ─ Señora… (Quedo pensando que no sabía su nombre)

Ante el titubeó de la Arquitecta, la señora esbozó una sonrisa y se apresuró en decir…

─ Luisa ─ repuso la madre de la constructora. ─ Luisa Ibacache.
─ Lo siento, no lo había preguntado ─ se disculpó Sofía.
─ No me presenté realmente, que fue distinto jovencita ─ aclaró Luisa. ─ Para ser honestas, fui directo al grano y le deje sin opciones de presentaciones formales como debería corresponder. Pero no soy de irme por las ramas y me disculpo por ser grosera en su momento, pero no tenía otra opción. Soy bastante directa para mis cosas.
─ Me doy cuenta ─ coincidió Sofía ya más relajada al ver un brillo especial en los ojos de la mujer mayor.
─ Ahora que ya pasamos por el camino espinoso de los cuestionamientos reales de lo que es conocer a la familia de tu pareja. Le parece si desayunamos un poco ─ ofreció Luisa levantándose del sofá. ─ Porque puedo ver el frio en todo su cuerpo y mi hija tiene bien estropeado sus ropas y temó saber la verdad de lo que le sucedió.
─ ¡Mamá! ─ Se quejó Florencia avergonzada.
─ Por algo dije que no deseo saber ─ defendió la señora y las invitó a pasar al comedor principal. ─ Solo dame el gusto y ve a cambiarte algo más cómodo y limpio. Mientras nosotras dos hablamos y preparamos algo en la cocina ¿Te parece Sofía?
─ Con mucho gusto ─ aceptó la Arquitecta.
─ ¿Segura amor? ─ preguntó Florencia.
─ Ve a cambiarte cariño ─ indicó Sofía.
─ Está bien ─ respondió resignada Florencia y se fue hacia el interior de la casa.

Al momento de que desapareció por las puertas, la mujer mayor le quedo viendo e indicó…

─ Quiero enseñarte hacer algunas cosas que le gustan a mi hija ─ señaló Luisa y mostraba los insumos que iban a utilizar. ─ Y que pueden ayudarte en momentos complejos y ganarte unos puntos con Flo.
─ Porque siento que es más como una extorsión ─ soltó con picardía Sofía que remangaba sus mangas para comenzar.
─ A una pareja se le gana por el estómago y luego tienes en el saco, su corazón ─ aclaró sus acciones Luisa y le guiñó un ojo en complicidad. ─ ¿Por qué crees que duraban más los matrimonios de antaño?
─ Por un dulce amor ─ intentó responder Sofía que se sumergía de lleno en su labor.
─ Más que eso niña. ─ acotó Luisa. ─ Muestras de amor. Mantén a tu pareja con el estómago lleno y tendrás su corazón contento y matas a dos pájaros de un tiro.
─ Interesante punto de vista ─ concordó Sofía que lo meditaba en su mente.
─ La dulzura es un arma muy poderosa jovencita ─ mencionó Luisa y se acercó para develarle algunos secretos o tips antiguos que podrían servirle a futuro.

Fue así que estas dos mujeres se fueron acercando y conociendo de una manera sin igual que daría los cimientos para consolidar una estrecha relación se suegra y nuera.

Aunque en un principio fue bastante escabroso terminó siendo de lo más divertido y tan sencillo. Sin ceremonias, sin protocolos, tan solo con la verdad por delante y por mucho que fuese letal en un comienzo fue un gran paso y avance hacia una simbiosis familiar.

5 comentarios:

elisiem dijo...

genial, jejeje, es estupendo como se desarrolla la historia, con la magia de la escritura, disfruto mucho como narras, simplemente plasmas la esencia del personaje en cuestión, como me fascina, gracias por este hermoso capítulo.

Chef dijo...

Mi suegra es esa Jajajjaja me encantan todas tus historias

Unknown dijo...

Muy buen capitulo espero que no tardes en subir el proximo capitulo saludos desde mi hermosa isla ciudad del carmen campeche mexico

Val dijo...

Me encanta esta historia, me encanta todo. Espero con ansias el proximo capítulo

YazDi dijo...

Hola! Excelente día, me encanta mucho tu historia, llevo un par de años siguiéndola, y siguiendo tu perfil donde públicas diferentes historias. Me preguntaba si actualizarías este Fic que es uno de mis favoritos, por ser el pionero de mi interés y gusto por las historias Yuri. En verdad me encantaría saber que ha pasado después, y lo siento si suena algo demandante este comentario sólo en serio que me encanta y anhelo y deseo la continuación. Muchas gracias por todo lo qué haces.

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