Polos
opuestos, Capítulo 5
— ¿Qué voy a
hacer ahora? — preguntó en voz alta Laura viendo impávida en dirección en que
desapareció su mejor amiga con la granuja de su jefa.
— ¡Oye prima!
— habló Ricardo sacudiéndose las impresiones del cuerpo. — ¿Quién rayos era
esta tipa que se llevó a Tania?
—Es una larga historia — atinó en decir Laura.
— ¡Por favor!
— exclamó Luis exasperado y con caras de no creerle nada. — Esa táctica es para
la familia y los indeseables. ¿Comprendes? ¡Hello! Esa mujer; porque es un
mujeron madurito; ¿se la llevó así sin más? Comienza a rezar prima porque yo de
aquí no me muevo sin saberlo todo. ¡¿Ok?!
—Tú ganas my draqQuin
— aceptó Laura rascando su cabeza por los nervios. — Esa mujer es la jefa de
Tania y para colmos de males, trae de cabeza a mi mejor amiga.
— ¿Esa vieja
anda detrás de my lady? — chilló espantado Luis. — ¡Por favor! Desmiente mis
horribles pesadillas.
— ¿Cómo te lo
explico? — objetó irónica Laura. — para que lo digieras bien y no te siente
fatal a tu colon. Es Tania, quién está babosa por esa mujercita. Desde su
entrevista que se le metió entre ojo y ceja conquistar a su jefa a como diera
lugar.
— ¡Oh my God!
— dramatizó Luis todo exaltado ante la confesión. — ¿No puede ser verdad?, mi
Tania ha sido abducida por los ovnis y su cerebrito lavado en una irracional
obsesión.
— ¡Tú lo has
dicho! — coincidió Laura. — Tania está obsesionada con esa mujer y el problema
es que esa tipa no le para bola, pero entre más se resista más le tira la
cuerda a mi loca amiga.
— ¿Cuerda? —
preguntó Ricardo desconcertado.
—El corazón
primo. — aclaró Laura. — a toda costa quiere seducirla y ha hecho de todo para
que se fije en ella, pero esa mujer no cede y la ha mando a freír monos a China
y mi amiga sigue de tozuda en que podrá tener algo con ella. ¿Comprendes ahora?
—Perfectamente
— respondió Ricardo.
—Y si no le
para bola como tú dices ¿Qué fue eso de hace un rato? — contradijo Luis sacando
conclusiones al respecto. — eso prima querida para nada es indiferencia, todo
lo contrario. Me atrevería a decir y poniendo mis manos al fuego, esa mujercita
le tiene ganas a Tania y lo digo por la mirada de caliente que se gasta.
Además, linda mía; no has reparado en la forma en que esa madurita estaba
vestida ¿A jugar no vino?
—Cierto —
concordó Ricardo. — a esa mujer le gustan las cosas fuertes. Porque ella es
una… (Viendo a su prima)
—Sadomasoquista.
— respondió Laura impresionada y tapando su boca.
—No. — objetó
Luis. — No es sado, se dice; Dominatriz.
— ¿Y no es lo
mismo? — contra preguntó Ricardo. — le gustan los castigos y esas cosas.
—En parte sí
— explicó Luis. — pero hay una diferencia muy grande. Un Sadomasoquista es
normalito en su indumentaria, pero en cambio una dominante como se dice, es más
ostentosa al momento de mostrar control y poder. Necesita dejar claro que tiene
esas características a las novatas. Además, son personas muy cuidadosas de su
imagen exterior y la íntima.
—Tremenda
explicación — dijo Ricardo. — veo que sabes del tema.
— ¡Hello!
¿Por quién me tomas? — rebatió Luis. — Uno debe estar informado de todo lo que
sucede en nuestro mundo. Y el sadomasoquismo es una de las practicas más
antigua junto con la prostitución.
— ¡No te
creo! — cuestionó Ricardo. —Nunca tan vieja tampoco.
—Si no me
crees allá tú — repuso ofendido Luis. — La cosa es que mi preciosa Tania fue
secuestrada por esa dominatriz y tiene claras intenciones de hacerla su sumisa.
— ¿¡No
bromees con eso!? —interpeló Laura. — todo menos eso.
— ¿Ósea que
aceptas que pueda suceder algo entre ellas? — increpó Luis consternado. — ¡Eres
doble estándar prima!
—Si por mí
fuera nada dejaría que sucediera entre ellas —dijo Laura. — Es que nadie ve
aquí que son mundos distintos y muy opuestos. Que para colmo es mucho mayor que
ella.
—Bueno en eso
tienes razón. — concordó Luis. — Es muy madurita para Tania. Tal vez si hubiese
tenido unos años menos no estaría nada mal para mi lady.
— ¿Cómo se te
ocurre? — inquirió Laura. — esa mujer no puede ser para Tania.
— ¿Y por qué
no? — fue el turno de Ricardo en preguntar.
—Por la
simple razón que son distintas las dos. — respondió alterada Laura. — Son como
el aceite y el agua. Jamás se mezclan. Son polos opuestos por dónde se le mire.
—Nada que
decir — adujo Luis. —Es cosa de Tania nada más que en gustos hay variedades.
— ¿Tanto le
puede gustar? — indagó curioso Ricardo.
—Sí y mucho
más de lo que puedes suponer— contestó Laura. —Tanto para que pueda hacer que
mi amiga llegué a enamorarse de esa tipa con el tiempo.
— ¿Tanto así?
—cuestionó Luis.
—Sí— dijo
Laura. —Nunca había visto actuar de esa forma a Tania con ninguna chica que
haya conocido antes. Esa mujer simplemente la deslumbró completamente.
— ¡O embrujo!
— secundó Luis.
—Me preocupa
todo esto porque no quiero que lastimen a mi amiga— señaló Laura. — Y esa mujer
es un enigma mayúsculo.
— ¿Lo dices
por la forma en que estaba vestida? — inquirió Ricardo.
— En parte. —
contestó Laura y tocando su cabeza, prosiguió. — Es complejo de explicar.
—Comienza a
cantar prima — instó Luis (Hablar)
—Ya lo dije
esa mujer es un enigma de los grandes para mi gusto y es porque detrás de quién
es hay algo turbio que no me cuadra — explicó Laura.
— ¿Y sería
por? — persistió Luis. — Vamos nena, puedes ir al grano y no darte vueltas
entre las ramas.
— ¡Eres tan
denso cuando quieres! —recriminó cabreada Laura.
—Por eso me
amo — respondió esté tocando su torso como toda una reina.
— ¡Ay señor!
— se lamentó Laura y terminó por ceder. — El problema que esa tipa al parecer
es un pez gordo y lo está tratando de mantener bien oculto.
— ¿De qué
hablas? — indagó Ricardo y viendo a su prima, agregó. — Creo que no estamos
entendiendo nada.
—Parece que
ella sería hija o familiar de los dueños del resort en el que trabajamos. —
confidenció Laura. — Y eso me preocupa porque no sé las intenciones que pueda
tener para mantenerlo en el anonimato.
— ¡Ósea! ¿Esa
madurita sería dueña de la empresa? — preguntó exaltado Luis.
—No dije
dueña sino que hija o pariente cercano de los antiguos dueños de la empresa. —
rectificó Laura.
— ¿Cómo se
apellida? — indagó Ricardo.
—Mirelles. —
contestó Laura.
— ¡Shuta! —
exclamó Luis. — Ese apellido es sinónimo de problemas.
— ¿Qué
quieres decir? — preguntaron a la par Ricardo y Laura.
—Digamos que
hay una sola familia que se apellida así en este país; algo así como los Tagle,
Echeñique, etc…—Explicó Luis poniendo dramatismo a la comparación. — Pero a
menor escala del money (gesticulando con sus dedos el valor monetario) ya que
son empresarios de la zona pero que tienen prestigio en la región.
— ¿Y cuál
sería el problema que tú dices? — inquirió Ricardo.
—Son una
familia muy conservadora — repuso Luis e indicando con su dedo. — De esas que
rayan en la papa (extremos)
— ¿Y con una
hija con esos gustos y pervertida? — soltó la pregunta con alevosía Laura. —
¡No te creo! Debe ser un pariente lejano y por eso, su forma de comportarse.
— ¡A ver!
—protestó Luis en pose de investigador. — repasemos…Ella se apellida Mirelles
(único apellido), es reservada y mantiene una imagen ante los demás de pulcra.
Guarda un misterio en la empresa que es más que obvio y te apuesto a que está
soltera y no para vestir de monja. ¿Cómo se llama eso?
—
¡Enclosetada! — respondió con ironía Laura.
—También —
coincidió Luis. —Pero el punto es que nadie a esa edad mantiene tanto misterio
a menos que tenga que esconderlo por fuerza mayor o sino su familia la
deshereda por decir algo razonable.
— ¡Como sea!
— mencionó Laura. — ya sea la hija del reverendo del vaticano o no, lo que me
importa es que Tania no salga lastimada porque hijitas de papi solo buscan
divertirse un rato y se acabó. Nunca recogen o limpian su desastre y no quiero
ver llorar a mi mejor amiga por culpa de esa tipa.
— ¿Y qué vas
hacer al respecto? — preguntó Luis con una actitud desafiante. — porque ella se
llevó a mi lady y ninguno de nosotros hicimos nada para detenerlo.
—Pues fíjate
que si voy hacer algo — se envalentonó Laura y agarrando fuerte el brazo de su
primo. — Vamos a ir a buscar a Tania a dónde quiera que se la haya llevado esa
idiota.
— ¡Um que
bien! Iremos al inframundo de la zona V.I.P — dijo emocionado Luis.
— ¡Se nota
que no la soportas! — mencionó Ricardo alcanzándolos en el borde la pista.
—Algo así —
convino Laura.
— ¿Celos
prima? —preguntó inquisitivo Luis deteniendo sus pasos. — ¿no me digas que te
gusta my lady?
—No seas
imbécil —contestó molesta Laura. — Tania es como una hermana para mí y demás,
está decir que no me gustan las de la misma acera.
— ¡Ay que
ofensiva! — se quejó Luis al oírla.
—Déjate de
payasadas que no me refería a ti. — recriminó Laura.
—Pero miras
tonta —acusó Luis. — así que no te hagas.
—Tengo ojos —
respondió Laura.
—Ojos
curiosos diría yo. — volvió a la carga Luis fastidiando a su prima.
—No voy a
discutir contigo — repuso Laura y presionado el botón del ascensor, añadió. —
¡Ábrete maldita cosa!
—Se llama
ascensor — apuntó Luis divertido.
—Da igual
como se llame. — dijo Laura. — Lo que cuenta es que se abra y nos lleve con
Tania.
En cosa de
segundos las puertas del cubículo se abrían y en su interior había una mujer
vestida peculiarmente que los vio con curiosidad.
— ¿Bajan? —
preguntó aquella mujer viendo de pies a cabeza a Laura.
— ¡Por
supuesto! — atinó en responder Luis ya que su prima quedo helada y tirando la
mano de Tello, los tres jóvenes ingresaron al ascensor.
— ¿Qué piso?
— indagó la mujer posando sus largos dedos sobre el panel y sin dejar de ver a
la joven. —yo les marco si me dicen cuál ya que me da la impresión que su joven
amiga no aterriza aún.
Los dos
muchachos quedaron viendo a su prima y constataron que estaba en trance o algo
similar porque no pestañeaba siquiera y a medida que más
era inspeccionada visualmente por aquella mujer, que era una
pelirroja natural, pecosa y de cabellos largos, ceñidos en un pantalón de cuero
y una chaqueta sin mangas y abiertos en el pecho.
—Al
subterráneo o más profundo — respondió Luis compartiendo miradas con su primo.
— ¿Seguros? —
preguntó la pelirroja sin quitarle los ojos de encima a Laura.
—Pues obvio
que muy seguros. — contestó Luis.
—No lo
pregunto por ti si no por tu amiga. — mencionó la pelirroja. — ¿Saben a lo que
van allá?
—Es el sector
V.I.P ¿No es así? — inquirió algo presumido Luis.
—Lo es —
respondió la mujer.
—Entonces ahí
vamos — dijo sin rodeos Luis.
—Disculpe a
mi primo, es algo pedante. — se excusó Ricardo dando un codazo a su primo. —
Vamos por una amiga que está allá.
—No tienes
que explicarme a qué vas — indicó la pelirroja. — tu primo fue muy claro en qué
sabían a lo que iban. Solo tuve curiosidad por ella.
—Mi prima
está bien. Gracias por su preocupación — dijo Ricardo abrazando a la muchacha
que seguía algo aturdida. — ¿No es así Laura?
— ¡Eh!
—balbuceó ésta y luego, cayó en cuenta. —Claro que sí.
—Ok — repuso
la pelirroja encogiéndose de hombros y centrándose en su móvil.
Cuatro
niveles más abajo, llegó a su destino el ascensor y la puerta se abrió.
— ¡Mierda
esto está oscuro! —exclamó sorprendido Luis al salir fuera del cubículo.
— ¿Es su
primera vez aquí? —cuestionó la pelirroja sorprendida un tanto.
—Digamos que
no del todo. — respondió Luis. —somos asiduos en frecuentar el lugar.
— ¡Ya veo!
—fue todo lo que acotó la pelirroja. —entonces les dejo. Que se diviertan y
encuentren a su amiga.
Dicho esto,
la mujer se alejó de ellos en medio de la penumbra y las miradas de los chicos
se clavaron en ella y la estampa de seguridad que emanaba.
— ¿Por qué
dijiste eso tarado? — reprochó Ricardo dándole un golpe a su primo. —Ahora
perdimos la única oportunidad de saber más y hallar a Tania. ¡Fanfarrón!
—No iba a
quedarme de ignorante. — defendió Luis. —Además siempre he querido saber que
puede haber en un sector VIP.
— ¿No te has
preguntado porque es tan exclusivo? — inquirió Ricardo. —de seguro aquí no
entra cualquiera.
— ¡Disculpa!
— protestó Luis. —No soy un cualquiera.
—Deja tus
aires de diva —amonestó Ricardo.
— ¡Chicos!
—intervino Laura que recién despabiló de su trance. — Tratemos de averiguar en
qué lugar está Tania. Y dejen de pelear entre ustedes.
— ¡Uy
despertó la bella durmiente! — se burló Luis. — Prima me das qué pensar. ¿Tanto
te eclipsó?
—No hables
pendejadas — bramó Laura molesta con las insinuaciones de su primo. — ya te
dije que no me gustan las de la misma acera.
—Sí tú lo
dices— repuso Luis. — A mí, no tienes que convencerme.
— ¿Entonces a
quién? —preguntó con sarcasmo Laura.
—A ti misma,
preciosa— fue la aplastante respuesta de Luis.
—Tanto ego,
te está fundiendo el cerebro— contradijo Laura. — Vamos a buscar a Tania será
mejor.
—En todos los
casos está de lujo esa pelirroja — apuntó con malicia Luis viendo a su prima
por el rabillo de sus ojos. — Se nota qué sabe muy bien lo que quiere y tiene
un aura dominante que a leguas dice…«Te voy a dar duro nena»
— ¡Que
vulgar! — exclamó consternado Ricardo.
— ¡Idiota!
—masculló Laura viéndole con mala cara. —Ya te dije que no digas salvajadas que
no son.
—Jajaja — se
carcajeó Luis ante la cara de su prima y agregó. —Pero yo no dije que te lo iba
hacer a ti. Tú supones cosas prima. Como dicen a quién le caiga el poncho que
se lo ponga.
— ¡Cállate
mejor! — ordenó cabreada Laura que por cierto estaba más roja que la grana. —
vinimos por Tania y es todo lo que cuenta.
—Ok. — repuso
divertido Luis y con una sonrisa que lo decía todo.
Entre
curiosidad, ansiedad y algo temor. Los tres chicos se encaminaron por los
pasillos guiados tan solo por una especie de farola a modo de antorcha.
A su vez y
mucho más adentrado de aquel sitio…
— ¿Temor? —
preguntó una mujer viendo directo a los ojos a otra.
— ¿Por? — fue
la contra pregunta de la otra implicada.
—Puedo ver en
tus ojos ese miedo. —indicó la mujer, levantando el mentón de la chica.
—Es la
sorpresa tal vez. — repuso ésta.
—No me
engañes Briceño — adujo su contra parte. —Es miedo y excitación lo que leo en
tus ojos.
—Y si lo
sabes por qué preguntas — contradijo Tania respirando pesado.
—Quería ver
hasta dónde llegaba tu valentía. — respondió Alexandra y apretó más fuerte los
amarres en la muñeca de la joven. — Y puedo darme cuenta que eres muy ignorante
ya que no has advertido las señales que en este lugar hay.
— ¿A qué te
refieres? — intentó concentrarse Tania y averiguar más.
—Has venido a
meterte directo a la boca del lobo…niñita — aclaró Alexandra, alejándose un
poco de la chica y verla de lo más divertida. —Antes de entrar a un lugar,
debes indagar primeramente para no llevarte sorpresas que después puedas
lamentar a futuro.
—He venido
con mis amigos a divertirnos un poco. Pasar un buen rato nada más. — mencionó
Tania alzando su cabeza en la dirección en la que se encontraba su jefa. — No
veo que tenga que preocuparme por eso y si te refieres a excesos. Yo no bebo
alcohol y tampoco utilizo drogas para pasarlo bien.
Aquellos ojos
miel veían a la joven de una manera inquisitiva sopesando sus palabras. Junto
sus manos entre sí y las puso delante de su rostro como haciendo un
estiramiento de sus articulaciones y se mantuvo en ese ejercicio unos segundos
más.
—No me
refería a excesos Briceño — aclaró Mirelles y sacando unos guantes de cuero de
un cajón se los colocó sin dejar de hablarle. — Las siglas de este antro como
dicen ustedes los jóvenes. Significan cosas puntuales…Madriguera de
lobos y placeres ocultos. Y está hecho solo para gente que sabe a lo que viene.
—Entonces…
¿este lugar es una fachada? — preguntó Tania. — ¿Un prostíbulo? Eso me quieres
decir.
—Jamás dije
que fuera un prostíbulo niña. — esclareció Alexandra terminando de colocarse
los guantes. —Es un lugar de reunión para personas que desean divertirse más
profundamente y que no tienen cabida en otras discotecas o como
quieran decirles ustedes. En pocas palabras, aquí solo viene gente de nuestro
mundo y por eso, suele hacerse una reservación anticipada y con derecho a
reservarse la admisión para personas fuera de nuestro círculo. Aquí vienes por
invitación y sabiendas que eres traído para iniciarte o liberarte de sí mismo.
Sin llegar a la vulgaridad de la prostitución como señalaste.
— ¡Ya veo!
—dijo Tania sopesando las cosas. —Lugar equivocado entonces.
—No tengo la
menor idea de cómo fue que consiguieron entrar a este lugar y poco tengo
interés en saberlo en todos los casos. — indicó Alex, acercándose al
lugar en que se hallaba su víctima. — Pero si puedo decirte que cometiste un
graso error al venir.
— ¿No me
digas? — siseó Tania siguiéndola con los ojos. — ¿Por encontrarme contigo?
Los parpados
se extendieron un poco más de lo habitual tras escuchar el comentario de la
joven y luego de ello, un destello de malicia asomó en su retina.
—Ese es el
menor de tus problemas encanto. — murmuró con lasciva Alex, levantando el
mentón de la chica y viéndola directo a los ojos. —Por el contrario, deberías
estarme agradecida de que haya sido yo quién te encontrase primeramente.
— ¡Ilumíname!
—susurró Tania con provocación.
—Veo que eres
chistosita para tus cosas. — adujo Alex y acercó su rostro muy cerca de los
labios de la joven que sentía su aliento quemarle sus fosas nasales y darle un
cosquilleó en sus labios por la excitación. —con gusto voy a quitarte lo
gracioso de tus ojos.
— ¡No me
digas! — provocó con saña Tania arriesgando demasiado a pesar de las
condiciones en que se encontraba. — Es mi idea o esquivas a propósito mis
preguntas.
—Veo que no
aprendes a mantener tu boca cerrada…Briceño. — mencionó Alexandra y optó por
rosar sus labios con los de la muchacha sin dejar de hablarle. —Eres una gran
tentación en la que me permitido caer y no me privare de lo que tan bien se me
ofrece libremente.
— ¡Has…lo!
—balbuceó entrecortado Tania y tragando con dificultad ya que se moría por ser
besada y ese rose la estaba volviendo loca a más no poder.
— ¿Sabías que
de no llegar primero hubieses sido cogida por otra? — preguntó calmo Alexandra
sin dejar de rozar esos labios y acariciar levemente con la punta de su lengua
el borde inferior.
—No…no sabía
— murmuró entre dientes Tania elevando un poco su boca para atrapar esa lengua
y besarla de una vez.
—No me has
dejado más alternativa…— susurró Alex, mordisqueando la parte gruesa de esos
labios inferiores. —Has sido una niña mala.
— ¿Mala? —
murmuró a duras penas Tania intentando atrapar una y otra vez esos labios
esquivos. — ¿por?
—Por
exponerte y exponerme de este modo. — respondió sensual Alex a su vez que
mordisqueando el labio y tirando de él despacio y provocativamente. —Ahora debo
hacerme cargo y mostrar que estás conmigo y soy quién manda.
— ¡Ahhh!
—exclamó desvariando Tania por esos labios perversos que la torturaban en
demasía. — ¿Y cuál sería el problema?
—Niña
traviesa…—contestó burlona Alex mordiendo ahora con fuerza ese labio al punto
de sacar un quejido de parte de la joven. —El problema es que tu vida va a
cambiar en muchos sentidos y no puedes volver atrás.
— ¿Y? — fue
el cuestionamiento de Tania.
— ¿Y? —
secundo la misma pregunta Mirelles y volvió a morder más y más profundo ese
labio inferior. — No podrás quejarte de lo que tú misma has buscado
voluntariamente.
—No me
quejaré — respondió entre gemidos Tania y un dejo de dolor.
— ¿Te duele?
— preguntó Alex al ver como cerraba los ojos justo cuando ejercía más presión.
—Has dicho
sin quejas ¿no? —devolvió el comentario Tania mordiéndose el labio que sangraba
un poquito.
—Eres
terriblemente provocadora — masculló Alex, pasando su lengua por el labio y ese
hilacho de sangre que había diminutamente. — ¡Buen sabor tienes niña!
—Eres una
pervertida — murmuró Tania que desvarió enormemente al sentir aquel contacto. —
Que está muy bien escondida tras esa apariencia de reservada y pulcra que
tienes.
—Insisto…
¡Hablas mucho! — hizo hincapié Alexandra y rosando muy despacio el contorno de
esos labios para luego lamer esa superficie incitadoramente, tomó entre sus
manos una…—Aprenderás a guardar silencio y lo harás solo cuando te pregunte
¿nos entendemos?
No hubo una
respuesta verbal de parte de la joven Briceño porque justo fue puesto sobre sus
labios unas amarras de cuero que se anudaron a la altura de su nuca y le
impidieron emitir sonido alguno y tan solo sus ojos contemplaban inquieta
aquella mujer de cabellos cortos que ajustabas los amarres precisos e impedir
una conversación entre ellas.
— ¡Listo! —
dijo Alex y echando su rostro para atrás le observó unos momentos antes de
preguntar nuevamente. — ¿quedo claro el mensaje entre las dos?
Unos ojos
negros le miraban curiosamente y a la vez, con ansiedad…solo para terminar
asintiendo con la cabeza a la pregunta de su dominatriz.
—Primeramente
una dominatriz da y quita según su sumisa necesite ¿entiendes? — señaló
Alexandra que se irguió por completo y desde su lugar, continuó con su
adiestramiento inductivo. — no veo tu respuesta a mi pregunta.
Y un
movimiento de cabeza confirmó los hechos…
—Aquí soy yo
quién tiene el control. — indicó Alexandra caminando a un costado y tomando un
objeto de cierto sitio, volvió a los pies dónde se hallaba su chica por así
decirlo. — Siento que tienes mucha ropa aún. ¿No te parece?
Demarcó con
una fusta de cuero el área del torso de la joven. Y siendo bien honestos, poco
era lo que le quedaba por prendas a la muchacha que estaba con solo su ropa
interior nada más y estaba atada de pies y mano a una especie de arco con sus
manos extendidas a los costados y piernas abiertas del mismo modo sin causarle
mayormente daños a sus extremidades.
— ¿Y? — fue
el cuestionamiento de parte de Miralles.
Tania alzó su
rostro y le quedo viendo en forma desafiante a modo de respuesta.
—No sabes
cuándo parar ¿no es así? — inquirió Alexandra, que dejo sentir sus manos por la
altura de los glúteos de la chica y le dio un par de nalgadas que hicieron
brincar a Tania.
Y justo…un
celular suena sobre un comodín junto a unas cadenas que encima de una especie
de comodín y Mirelles quedo viendo en su dirección con un soplido de fastidio y
renuentemente, detuvo el interrogatorio y se fue a verlo.
—Martina ¿qué
sucede? — preguntó de frentón Alexandra al ver de quién se trataba.
—Su amiga
está buscando a la chica — informó Martina que estaba en uno de los corredores.
— y supongo ella está contigo ¿no es así?
—Supones bien
— respondió sin más Alexandra. — ¿Viene sola?
—No está
acompañada de dos chicos — indicó Martina.
— ¿Dónde se
encuentran ahora?
—En el
corredor de inicio — contestó Martina.
— ¡Ya veo! —
dijo Alexandra y preguntó de lleno. — ¿Puedes hacerte cargo?
— ¿De ella? —
contra preguntó Martina. — o ¿de todos?
—Solo de
Laura — respondió Mirelles. —A ellos entrégalos a seguridad.
—Veo que
tienes un tema con su amiga. —insinuó Martina sopesando las intenciones de su
amiga.
—Digamos
ambas tienen una lección que aprender esta noche. —señaló Alexandra viendo en
dirección de Briceño. — y enseñarles de paso que hay lugares que son tabú para
personas extrañas.
—Muy de
acuerdo contigo y agradezco la sugerencia — coincidió Martina lamiéndose los
labios. —Ella está muy interesante.
— ¿Te gusta
la chiquilla? — fue la pregunta sin rodeos de Alex sonriendo con malicia.
—Digamos que
está apetecible — contestó Martina. —Te dejo y suerte con tu lección de hoy.
—Una lección
al mosquito que me ronda —develó Alexandra.
— ¡Oh! —
exclamó sorprendida Martina. — ¡Entonces que lo disfrutes a concho!
—Lo haré, no
te quepa dudas. —acotó Alexandra y cortó la llamada.
Dejó el
aparato celular en el mismo lugar en que lo cogió y se giró sobre sus talones y
quedo viendo a la muchacha. En eso un pensamiento se le cruzó por la cabeza y
tras unos segundos de divagación, tomó la fusta en sus manos y se encaminó
directo a dónde su víctima.
Dio unos
pasos alrededor de la chica y se ubicó detrás de ésta y posó su mano en uno de
los tobillos y comenzó a subir muy despacio con toda la palma extendida
recorriendo todo a su paso hasta detenerse justo en el borde de sus glúteos y
en la pequeña tela que suponía una tanga, acercó su rostro hasta el borde la
tela y aspiró el olor que emanaba de ella que era precisamente…a mujer
excitada.
— ¡Um! —
exclamó Alexandra deleitándose en ese aroma juvenil.
Y fue
irguiéndose despacio hasta apegarse por completo a la espalda de Tania y
posesionando ambas manos sobre el trasero de la muchacha y tras manosearlo a
paciere, tiró de la tela tan fuerte hasta rasgarla en dos y conseguir que el
cuerpo de Tania se estremeciera de golpe y de su garganta brotará un gemido
gutural.
—Dije que no
deseaba lloricas conmigo ¿recuerdas? — siseó Alexandra, pegando su rostro a un
costado a Tania y con su mano derecha hizo girar el de la joven hasta quedar
ambos labios casi pegados. — ¿no fue así?
Un leve
asentamiento con la barbilla fue la respuesta de parte de la joven Briceño.
—Perfecto —
susurró Alexandra y llevando su otra mano hacia delante de la joven a la altura
de la entrepierna y maliciosamente acariciaba aquella superficie con la punta
de sus dedos y lascivamente añadió— ahora vamos a retirar esta cosa que nos
estorba (quitando parte de la tanga) Se buena chica y déjame hacerlo.
Alzando un
poco su mentón al estremecerse por la sutileza con que su cuerpo era acariciado
por esos dedos, volvió a responder con el mismo gesto a la pregunta de
Mirelles.
— ¿Te gusta
lo que hago? — preguntó lascivamente Alexandra casi en sus labios.
Nuevamente un
movimiento de cabeza fue la respuesta positiva que recibió de parte de Briceño.
— ¿Mucho? —
indagó Alex, jugando con los labios superiores de la muchacha sin penetrar más
profundamente.
Un nuevo
gesto y gemido al mismo tiempo fueron la contestación a la consulta.
— ¡Mira cómo
estás de mojada! — ronroneó Alexandra y esta vez, profundizo con sus dedos de
adelante hacia atrás, resbalando con la humedad que de ahí manaba. — ¿Yo te
pongo así?
Solo gemidos
se escapaban de la garganta de Tania que luchaba por emitir sonido y a la vez,
disfrutando de esas caricias.
— ¡Ya veo!
—susurró Alex y esta vez, rosando más los labios de la joven con su lengua y
continuaba su juego con sus dedos sobre la vagina. —Dime niña… ¿has soñado
mucho conmigo de esta forma?
Esta vez, la
respuesta fue negativa por la joven que ladeo su cabeza de un lado a otro…
— ¿No has
soñado conmigo entonces? —preguntó Alexandra retirando sus dedos de esos labios
vaginales.
— ¡Ummm! —
fue la respuesta que intentó salir de la garganta de la joven al no poder
hablar y afirmando con la cabeza también.
—Entonces
entiendo que es un sí — preguntó nuevamente Alex y majaderamente solo detuvo
sus dedos sobre la superficie afelpada de la chica.
Un
asentamiento con la cabeza reiteradamente fue la confirmación a la pregunta.
—Así que has
soñado conmigo, pero no de este modo ¿No es así? —susurraba Alex al tiempo que
preguntaba.
La respuesta
no se hizo esperar y con su cuerpo lo confirmó completamente.
— ¡Ya veo!
—musito despacio Alexandra, lamiendo esos labios al tiempo que sus
dedos volvieron a retomar su labor y adentrándose más en el abismo femenino.
—Yo también debo confesarte que he tenido sueños muy húmedos
contigo y fue desde el mismo día que te conocí ¿sabes que me prendes
mucho?
Una especie
de gemido y gruñido se escuchó en la garganta de la joven justo en el instante
en que dos dedos atrapaban perversamente su clítoris y estiraban de él como
elástico, haciendo que el cuerpo de la muchacha se convulsionara hacia adelante
y fuese atajado por la dominatriz que lo volvió a pegar al suyo.
—Lo tomaré
como una respuesta — murmuró Alexandra despegando su mano y llevándola hacia
atrás para tomar algo y de pronto cogió su oreja y la mordió con alevosía.
Tan solo
fueron unos eternos segundos que atormentó a la joven en esa área y en la parte
baja, para luego tomar la fusta y echando su cuerpo atrás, dio dos certeros
latigazos que hicieron que la joven saltará de la impresión…
—Ahora debo
saber una cosa más para llevar esto a otro nivel — señaló Alexandra y un tercer
latigazo volvió a sentir el trasero de la muchacha que cerraba sus ojos. —
¿Eres virgen?
Aquellos
parpados se abrieron de golpe y se abrieron desmesuradamente y ladeando su
cabeza hasta hallar dónde se hallaba su torturadora le envió un mensaje brutal
y contundente a la dominatriz.
Unos ojos
miel se abrieron un tanto más al observar a la chica y luego, se
empequeñecieron bastante ante lo obvio. Se hizo un silencio sepulcral en aquel
sitio de dominación y la mirada de Tania seguía fieramente posada sobre
Mirelles.
Tras
respiraciones continuas y meditadas, una sonrisa maquiavélica se fue bordando
en los labios de la morena y comenzó a golpear con su fusta en su mano.
—Interesante
— murmuró con labios apretados Alexandra y comenzó avanzar nuevamente dónde se
hallaba su sumisa.
Una corriente
fría la golpeó de pies a cabeza al ver como el rostro de la que hasta no mucho
era su jefa, adquiría una perversión total y su corazón se disparó a mil y
también fue presa de los nervios.
Ya nada se
podía hacer en esto, ya que quién busca halla y sin lamentaciones después.
Por su parte
a bastante distancia del lugar y por uno de los primeros corredores. Tres
hombres salen al encuentro de los jóvenes y terminar por llevarse a los dos
muchachos y dejar plantada y sola a la joven Tello.
— ¡Mierda! —
exclamó espantada Laura viendo por dónde se llevaron a sus primos. — Será mejor
que los siga. ¡Lo siento Tania! Pero ellos me necesitan.
Caminó de
prisa por esa especie de penumbra y llegó justo al lugar en que se encontraba
el ascensor. Justo cuando apretaba el botón de llamado, fue sujetada
fuertemente desde su ante brazo y jalada con fuerza hacia atrás.
— ¿Dónde
crees que vas? —preguntó pegada a su cara, aquella pelirroja de antes.
— ¡Pero qué!
— fue la queja de parte de Laura al toparse con esos ojos verdes y constatar
que fue ella quién jaló con tanta fuerza su brazo.
—Te pregunté
dos veces ¿si sabías hacia dónde ibas? — cuestionó la pelirroja. — Ahora ya es
muy tarde para ti.
— ¿Qué
quieres decir? — se atrevió en preguntar Laura con un dejo de nerviosismo al
por mayor.
—Nadie entra
a este lugar a menos que pague el precio de lo que anda buscando. — respondió
severamente la pelirroja y tiro de ella para otro sitio apartado. — Has sido
muy irresponsable encanto.
—Yo no busco
nada — fue la protesta de Laura que intentó zafarse del agarre de la pelirroja.
—Además a mí no me gustan las mujeres y menos las de tu tipo.
En el acto,
la pelirroja se volteó a verla y de un solo movimiento brusco la pegó a la
pared junto a su cuerpo.
— ¡Eso ya lo
veremos! — siseó la pelirroja y sin previo aviso, se adueñó de los labios de la
joven Tello sin darle chance alguna.
Esta sería
una larga noche y de una aprendizaje duro de asimilar por parte de
ambas jóvenes que se adentraron a un sitio que no estaba hecho para ellas y que
pudo más la imprudencia y arrogancia juvenil que la sensatez que se necesita
para evitar ciertos peligros.
1 comentario:
Wow! así que una nueva historia, me los acabo de leer todos de un tirón y me he quedado con ganas de más.
Me encanta y más porque no había leído historia alguna sobre este tipo, así esperare con ansías el siguiente para saber como les va a estas chicas imprudentes. Saludos
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