Capítulo 32, destino implacable
Presente y miedos…
─ ¡Dilo!
─ fue la exigencia de parte de la joven Rangel.
Sabía que era más que una petición, era un anhelo postergado por tanto tiempo y que causó un gran impacto en su vida por la extensa espera que conllevo frustración, desesperación, llanto, tristeza, vacío y tanta soledad.
Ella había sido despojada de lo que había amado tan
intensamente que se jugó la vida para poder estar con la mujer que amaba y se
fue en contra de su propio padre y lo consiguió pero fue tan efímero que se
puede calificar de una ensoñación.
Duro tan poco y la necesidad de amar y ser amada por ella,
su romí, le dejo tan fatigada que no hubo un solo día que no buscase a su
consorte por toda la región. Contrató a cazadores de fugitivos con tal de poder
hallar a su esposa. Fue inútil porque ésta desapareció de la faz de la tierra o
de Europa.
Ella se consideraba una mujer fuerte, valiente y
perseverante. Jamás había conocido la derrota hasta que fue su propia esposa que
le dio la lección más dura de todas. Y desde ese día Arlyn, no tuvo sosiego o
descanso y sintió que la vida se ensañaba con ella por haberse atrevido a
desafiar reglas y profanar el respeto hacia su familia y pagaba un alto precio.
Sin mencionar que su padre se encolerizó hasta lo infinito
al saberse burlado por su hija favorita y heredera de todo cuanto poseía.
Después de que la furia y la decepción pasasen, optó por apoyarla y protegerla
de lo que podría considerarse un causal de muerte pues sabía que la palabra
empeñada significaba la vida o la muerte. El rey buscó todo resquicio legal al
igual que con un grupo de consejeros consiguieron revertir la suerte de la
joven princesa y aun costó de mucho oro de por medio hasta firmar un acuerdo de
marital de apariencias.
Al final fue infructuoso todo este arreglo ya que a la
semana de conseguir sus objetivos tanto padre e hija sufrieron en carne propia
las consecuencias de no haber tomado en cuenta a la joven Anaí. No solo amenazó
de muerte a su heredera si no que desapareció sin dejar rastros y fue testigo
del dolor de su primogénita hasta llegó a creer que había visto marchitarse a
su flor gitana a un punto indecible.
Fue testigo de años y años de terquedad de su hija por dar
con el paradero de su Romí y cada pista renovaba las energías para más tarde
aplastarla sin asco y nuevamente el brillo de esos ojos verdes se iba opacando
más y más.
¡Quizás! Solo quizás solo un poder mayor pudiera tener
compasión de Arlyn y darle un poco de dicha y en otra vida pudiera ser feliz
con una nueva persona a quién amar.
Pero ¡Mira! ¿Qué cruel puede ser la vida? Ahí estaba
nuevamente la reencarnación de la propia Anaí en la carne y piel de Bianca
Rangel. Con el mismo carácter del pasado, impulsividad, amabilidad y pasión.
Esa misma pasión que se estaba cerniendo sobre toda la
humanidad de aquella morena, más madura en años y con un temple mucho mayor que
antes. No obstante, la misma mujer que estaba dispuesta a perdonar y amar a la
que hiriera su corazón casi a muerte. La misma que se moría literalmente en
amar con todos los años acumulados en su ser. Aquella que era casi un volcán a
punto de entrar en erupción por el deseo y la lujuria que solo podía ser
despertada por esa joven de ojos grises, tez pálida y mirada soñadora.
─ ¡Dilo!
─ volvió a retumbar esas palabras en su mente y
el escalofrió cubrió todo su cuerpo, dejándola temblorosa y con un nivel de
ansiedad terrible.
Hizo acopio de su fuerza de voluntad para espantar esos…
─ Bianca
─ Habló Ariza ahora alejándose un poco de la
joven y contemplarla de pies a cabeza.
La vista no ayudo en anda a la estanciera que sintió morir
de verdad ante no solo la visión del cuerpo de su viejo y nuevo amor, si no que
vaciló ante la mirada hambrienta que estaba presente en esos ojos.
─ ¿Qué
sucede Ariza? ─ preguntó
Bianca confundida por lo que podía ver en el semblante de la mujer.
─ Sabes
muy bien que he esperado tanto por ti y este momento que sería una imbécil si
dejará pasar la oportunidad de unirnos al hacer el amor contigo. ─ reveló Ariza que le dificultaba hablar por
momentos en la inseguridad que la estaba embargando. ─ Y estoy teniendo una lucha atroz al querer
seguir mis instintos y a mi corazón por
consumar nuestro amor y a pesar de esto, no puedo seguir adelante con esto sin
estar completamente segura de que después no te arrepentirás y te volverás a
ir.
Fue el turno de la joven Rangel de abrir sus ojos ante lo
esgrimido por quién fue su amor de la otra vida. Recién pero recién, toma
consciencia del daño que su partida le había ocasionado a Ariza. Si bien su
nuevo encuentro fue brutal e implacable, lejos estaba de imaginar lo que sus
acciones pasadas habían provocado al punto de no poder reconocer a esta nueva
mujer, fuerte y altanera pero definitivamente muy vulnerable a volver a vivir
un abandono.
La desconocía en estos instantes, pero sabía quién era y
fue y no obstante, algo cambió en ella que hizo mella en su seguridad. No es
que Ariza fuese una mujer con baja auto estima y problemas psicológicos a
cuestas. No ella no era de ese tipo de persona. Sin embargo, no era perfecta
como tampoco infalible y tenía ahora consigo ese pequeño pero profuso temor.
─ ¡Oh
mierda! ─ exclamó Bianca llevándose una mano a sus
labios.
¡No podía ser! Que ella
fuese la responsable de dejarle esa herida a la mujer que dijo amar tanto y
aunque también sufrió por el secreto y la confabulación. No estaba del todo
exenta de culpa por sus actos.
“¡Mi Dios! Cómo fui
capaz de hacerla llegar a este punto en que Ariza tenga un miedo tan atroz por
el abandono. ¡No puedo creerlo! Realmente también he sido una imbécil egoísta” Fue la crítica más ácida que hizo
mentalmente la joven Rangel.
Ahora la verdad estaba delante de ambas mujeres con un pasado
convulsionado y doloroso. Lleno de soledad y tristeza.
─Ariza ─ murmuró Bianca con un nudo en la garganta y
una lágrima se desprendía de sus ojos.
Esa era el anunció de las que vendría a continuación porque
nunca nada se deja a medias en esta vida sin que se tenga que enfrentar las
consecuencias de actos tan simples y perdurables en el tiempo…
(Continuará…)
Tema acompañado de esta historia…”A million dreams” De
Pink.
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