Capítulo 26, Destino implacable
En el ojo del huracán es como debería llamarse a la que
enfrentaba la joven Rangel tras conocer al
hermano mayor de Ariza, y con quién sea dicho de paso; resultó tan
desagradable y arrogante al igual que la estanciera. Creyéndose el dueño del
mundo y de la verdad absoluta al punto de esgrimirla cual espada y flagelándola
sin contemplación alguna.
Ella puede haberse equivocado en más de una ocasión en su
vida pasada como en la actual, pero eso no implicaba que debían hacer leña de
ella por el simple hecho que tenía el derecho de quejarse y lamerse sus heridas
el tiempo en que se le daba la gana. Sin embargo, está consciente de que para
todo hay un margen y un límite y no está ajena a que debe esforzarse para dar
esos pasos en busca de la redención pero jamás permitiría que personas como los
hermanos Pedrales la sometiesen por la fuerza o el chantaje. ¡Le vale madre que
sean dueños de la comarca!
─ Agradecería que tuviese sumo cuidado con sus
amenazas señorita Rangel ─ Advirtió Marcial─ Puede ser o no Romí de
Ariza, mi hermana; pero no le consentiré que suba el tono y menos se piense que
dejaré que venga a enrostrar su voluntad. Aquí va a prender a respetar tanto a
su legítima esposa como cabeza de familia.
El
hombre estaba a solos unos pasos de la joven y su mirada dejaba bien en claro
que habría un precio muy duro que pagar si ella persistía en sus acciones.
No
obstante…
─ Disculpe si he subido el tono de mi voz, pero no
piense que me dejaré amedrentar por usted ─ Defendió su postura Bianca
y dio un paso al frente ─ He escuchado decirle que el
respeto y el honor para un gitano no son transable pero no olvide por un
segundo que yo no me rijo en esta vida por su ley y tampoco le consiento que me
diga lo que debo hacer o no.
─ Usted no sabe cuál es su lugar ¿no es así? ─ recriminó Marcial que terminó de acortar la distancia entre ambos
y estaba a punto de usar su fuerza para…
─ ¡Suficiente! ─ Ordenó Ariza que apartó a
Bianca de su hermano. ─ dejarán de discutir de una
buena vez.
Volviéndose
hacia su hermano,
─ Aprecio que me defiendas del modo en que lo
haces ─ expresó Ariza sin perder de vista a la joven por el rabillo de su
ojo. ─ y todo lo que haces por nuestra familia. Pero este asunto tal como
te lo mencione lo abordare con ella. Es una promesa que pienso cumplir aunque
esto pueda disgustarte en demasía. Espero que aceptes mi voluntad.
─ No habrá más remedio que hacerlo, si es lo que
necesitas para resolver las cosas. ─ asumió su hermano ─ Solo no dejes que te vuelva a irrespetar.
─ No se hará ─ afirmó Ariza. ─ Puede que ella sea mi punto débil ante los ojos de los demás y no
obstante, es ella mi prioridad y también mi felicidad. Quiero que lo entiendas
bien hermano mío.
─ Aunque tenga este arrebato de ponerla en su
lugar como es debido. Estoy totalmente claro quién es esta mujer en tu vida ─ Concluyó Marcial.
─ Gracias ─ dijo Ariza.
─ Las dejaré para que arreglen sus asuntos ─ señaló Marcial. ─ Me alistaré para salir con
rumbo a Punta Arenas y hablar con Carlos.
─ Me parece perfecto ─ repuso Ariza.
─ Una cosa antes de partir ─ señaló Marcial viendo directamente a Rangel. ─ Las desgracias se pueden evitar dando la cara señorita Rangel. No lo
olvide.
─ El respeto también es fundamental, señor
Pedrales ─ indicó Bianca ─
No todo es valentía en esta
vida.
─ Seguro que discrepamos en como vemos la vida ─ aclaró éste. ─ Lo único que buscó es la
felicidad de mi hermana, Ariza y no quiero verla sufrir por causa de usted.
─ Nosotras buscaremos solucionar nuestros
pendientes ─ replicó Bianca.
─ ¡Ya veremos! ─ respondió el hombre sin
perder más su tiempo se alejó de aquel pasillo.
Sin
duda que está más decir que el ambiente aún se sostenía cortante y con un sabor amargo para todos los que estuvieron involucrados.
Las verdades salen a relucir con diferentes intensidades y se requiere de un
excelente autocontrol para dominarse y no convertir un escenario en batalla campal.
─ Bianca ─ llamó la estanciera.
─ Ariza ─ Contestó ésta.
─ Acompáñame ─ solicitó ella. ─ Es hora de hablar.
─ Dirige el camino ─
indicó Bianca.
Ambas
mujeres se dispusieron seguir adelante y envueltas en sus pensamientos
marcharon con rumbo desconocido por decirlo de algún modo.
Mientras
que el aire enrarecido de la casona de los pozos, lejos a unos buenos kilómetros…
Después
de haber almorzado con su amiga y colega de trabajo. Una rubia caminaba por las
calles de la ciudad motivaba para tomar un respiro a su cabeza que estaba en
conflicto y una terrible ansiedad de tanto esperar.
─ Por lo visto hoy tampoco sabré de ella ─ Susurró para sí misma. ─ solo espero que podamos
hablar antes que tenga que partir a Santiago.
Una lágrima
se encaminó lentamente por su mejilla y cedía a la presión de sus sentimientos
que la mantenían en una constante tensión. No solo deseaba que las cosas le
fueran favorables sino que tendría que requerir de un exceso de valentía para
enfrentar a los suyos y confesar que se había enamorado de una mujer y eso era
un escenario tan impredecible como aterrador.
Sumado
a que también su situación laboral estaba por cambiar drásticamente y eso la
estaba carcomiendo por dentro.
“ Dios
mío” ─ exclamó entre el llanto que se agolpaba de lleno en ella. ─ ¿Qué voy hacer?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario