mujer y ave

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viernes, 13 de diciembre de 2013

Buscándote.


Capítulo 3. Buscándote.
Una joven, abrió los ojos y volteó a ver el reloj, son las 8 y 30 de la mañana y es sábado. No tenía que ir a trabajar y mucho menos  a la galería y no asimilaba a  qué debían esos golpes, como si fuesen a echar abajo la puerta.

─ Dios, pero quién molesta a estas horas ─ pensó molesta Kiara ─ de hecho me pone de muy mal humor que me despierten en mi día de descanso. Rayos pero que insistencia… ya voy.


Cuando llegó a la bendita puerta y abrió, se  encontró  con su amiga Cristina.
─ ¡Hey ¡ ─ dijo molesta ─ cuál es la emergencia para que vengas a estas horas y con esa premura, casi despiertas a todo el edificio tarada.
─ Tarada,  tu abuela ─ dijo sarcástica Cristina ─ a la mía me la respetas.
─ Ya, ya como sea- dijo un poco irritada, Kiara ─ dime a qué has venido y con esas ganas de replicar, porque hasta donde yo sé tú eres toda ternura y no va contigo tener pleitos a estas horas.
─ ¡Cielos Kiara! – exclamó  ella ─ tú a veces me sacas de quicio y si estoy aquí es porque te traigo buenas noticias y tú me recibes de esta manera.
─ Pues habla mujer ─ apremió la chica.
─ No hasta que te disculpes. Mira que no soy cualquier persona en tu vida ─ replicó Cristina.
─ Ok, ya entendí ─ dijo Kiara ─ lo siento Cristina, no debí tratarte así.
─ Disculpas aceptadas señorita Milovic ─ dijo burlesca ella.
─ Ahora dime el motivo de tu visita ─ preguntó ésta.
─ Antes que nada, prométeme que dirás que si ─ suplicó Cristina.
─ No me vengas con eso. Cuando empiezas con esas,  termino Dios sabe dónde, así que no me hagas prometerte nada ─ repuso Kiara.
─ Vamos Kiara,  no te hagas la difícil ─ murmuró Cristina ─ es un sí, así de pequeñito, conmigo nada malo te pasara y lo sabes bien.
─ ¿Qué haré contigo?... tu ganas ─ Respondió vencida Kiara
─ Síiiii ─ chilló ella ─ por eso te quiero.
─ Interesada ─ exclamó la joven ─ ahora,  cuéntame.
─ Veras, ayer al comprar el  London Times; como tú sabes, siempre busco algo para ti. Me fui a la sección  de empleos y resulta que Erlington Company,  está solicitando un ejecutivo para todas sus empresas a lo largo del país, de preferencia Administrador o Ingeniero Comercial y sabes lo más curioso del tema, es que el mayor requisito es que debe ser mujer no mayor de 30 años y con experiencia  y recomendaciones comprobadas. ─ relató Cristina.
─ ¿Qué? ─ exclamo Kiara ─ me parece extraño, por lo general siempre requieren de hombres para esos puesto. Tal vez, sea una de esas pequeñas empresas que está partiendo y requiere de personas un poco más jóvenes.
─ Definitivamente tú vives en otro planeta ─ suspiró Cristina ─ estamos hablando de las empresas Erlington, que son el consorcio más poderoso de este país y me vienes con semejante estupidez. ¡Entérate niña!,  la dueña de esa compañía, es la persona más rica y poderosa de todo Londres.
─ La verdad ─ confesó desganada ésta ─ no tengo tiempo como para ver página sociales y ver quién es quién en este país.
─ ¡Dame tu paz! ─ exclamó  Cristina levantado sus manos al cielo ─ antes que me acrimine con esta mujercita.
─ Ya no exageres ─ repuso Kiara ─ y dime, ¿qué tengo que ver yo con esa empresa?
Cristina, sonrío malévolamente, Kiara, detestaba  cuando hace eso, nada bueno se trae entre manos.
-Kiara,  quiero postules al cargo ─  dijo llanamente ella ─ el salario que ofrecen es lejos mucho mejor del que tienes en ese banco.
─ No se Cristina, parece atractivo todo lo que me dices, pero siento que estoy bien con lo que tengo ─ expuso ésta.
─ Sabía que me dirías una cosa así ─  dijo enojada Cris. ─ ¿Desde cuándo te conformas con tan poco Kiara?  Te desconozco, tú no eres así. Por eso mismo me atreví hacer lo que hice, pues me suponía tu respuesta.
─ ¿Qué hiciste Cristina Loren? ─ exclamó incrédula.
─ Querida amiga, pues ayer mismo envié tus antecedentes, claro que me valí de tu secretaria para otros datos que necesitaba ─ dijo descaradamente Cristina ─ y me acaban de llamar de Erlington para que te presentes a una entrevista este lunes a las 8 de la mañana con el señor Paterson.
─ ¿Qué tú hiciste que? ─ rugió Kiara ─ yo te mato tina, no voy a dejar nada de ti esta vez.
─ ¡Sálveme el cielo! cuando Kiara, me llama Tina, es porque realmente piensa asesinarme ─ acotó Cris (y sin dudarlo ningún segundo y se escondió  en el baño hasta que Kiara, calmase su furia o sería mujer muerta)
─ Abre esa puerta Tina ─ bramó Kiara ─ voy a echarla abajo y después voy a hacerte trizas.
─ Ni loca ─  dijo Cristina ─ recapacita, es sólo una entrevista,  no pierdes nada con intentarlo. Después vas agradecérmelo.
─ Pues claro que lo haré ─ exclamó exasperada Kiara ─ sal de ahí para agradecértelo como es debido.
─ No quiero morir joven en tus manos ─  señaló  ella ─ no eres de fiar en estos momentos.
─ Saldrás tarde o temprano ─  dijo burlesca Kiara ─ entonces nos veremos las caras señorita Loren.
─ Eres una imbécil. Odio cuando me llamas por mi apellido. ─ masculló ésta.
Dos horas más tarde…ya no hubo ruidos en el apartamento, por lo que Cristina, se anima a salir de su escondite. No ve moros en la costa y abrió  la puerta  lentamente y salió en puntillas para no meter ruido, pues supone que Kiara se fue a dormir nuevamente.
Cuando de repente…se lanzó sobre ella, cayendo ambas al piso y quedando en una situación comprometedora, pues Kiara, estaba encima de Cristina a escasos centímetros de su rostro, provocando que Cristina; se sonrojase de golpe y los ojos miel de Kiara  que estaban sonrientes por el susto causado, al ver esto; le miraron incrédulos y luego, se tornaron fríos  e indiferentes. 
Kiara,  se levantó lo más a prisa posible y ayudó a levantarse a su amiga.
─ Te dije que me las pagarías ─ se mofó Kiara.
─ Sí, como tu digas ─  suspiró Cristina ─ no olvides que no soy cardiaca mujer. Y algún día,  podrías matarme sí sigues de ese modo
─ No me de ideas ─ bromeó ella ─ entonces, el lunes es la dichosa entrevista. ¿Debo llevar algo más?
─ Ya envié todo ─  expresó Cristina ─ aunque debo confesarte que me resultó extraño eso sí, que me llamasen el mismo día. Me dio  la impresión de cómo hubiesen estado esperando por ti.
─ ¡No me digas! ─ exclamó sorprendida ─ Cristina y por qué no postulaste tú en mi lugar, también eres un ingeniero comercial.
─ Porque yo, ya tengo el trabajo de mis sueños. Además, estoy súper conforme con mi paga, ¿qué más puedo pedir? ─ adujo ésta.
─ ¡Um! ─ murmuró la joven y la miró con malicia y acotó ─ el amor de tu vida, ya que ere tan cursi.
─ ¡Estúpida! ─  gruñó ella, lanzándole todos los cojines que encontró ─ porque dentro de todos; tengo que tener como amiga; a la mujer más cínica y sarcástica de este mundo.
─ Porque me adoras ─ dijo y le sacó la lengua ─ no puedes vivir sin mí.
─ Te odio ─ rugió Cristina.
─ Si, como no ─ se burló Kiara.
En las empresas Erlington…un joven ponía al tanto a su jefa de los últimos acontecimientos relacionados con las vacantes. Revisaba la computadora y hablando por teléfono para ponerle al corriente con todos los detalles.
─ Como usted puede apreciar, ya casi todos los puestos están listos, según las indicaciones expresas que nos dió ─ expuso el hombre.
─ Así veo Jules. Las pondrás aprueba por un mes en lo que regreso a casa ─ ordenó Elizabeth ─ ahora,  me interesa saber el caso que tenemos pendiente en Londres. No veo que hayas cumplido con lo que te pedí.
─ En eso estoy ─ respondió nervioso el hombre ─ vera,  nos ha resultado más complicado de lo que esperábamos, pues o eran personas mayores al rango de edad que nos pidió o simplemente jóvenes si experiencia.
─ Te dije Jules bien claro,  que no quería excusas ─  dijo molesta ella ─ de lo contrario, sabes las consecuencias,
El joven, quiso morir antes las palabras  de su jefa, pues sabía lo exigente. Y que si no se hacía lo que ella pedía, rodaban cabezas en menos de lo que canta un gallo.
─ Estoy muy consciente de ello ─ repuso nervioso éste ─ por eso, es que le estoy llamando, ya que se han presentado dos postulaciones y se las estoy enviando por mail en estos momentos, para que usted seleccione cuál de las dos candidatas  desea que trabaje en su compañía. No obstante,  le advierto que una de ellas,  no viene acompañada de fotografía, pues todo fue hecho por medio de Internet.
─ ¡Vaya! ─ dijo sorprendida Elizabeth ─  eso es inusual. Envíame los antecedentes para revisar y dictaminar quién trabajará conmigo.
─ Señorita Erlington ─ murmuró el joven.
─ Dime ─ instó ésta.
─ Le parecerá  extraño lo que le diré  ─ repuso él ─ pero,  me dio la impresión que en este caso en particular,  es cómo si otra persona lo hubiese enviado,  ya que ninguna persona  descuida un detalle así, si lo hiciera en persona.
─ Puede ser ─  exclamó ella ─ como sea, deberemos agradecerle, si es que ese fuese el caso.  Te  daré mi veredicto en unos momentos más.
─ Como usted diga,  señorita Erlington ─ respondió Jules.
Elizabeth, revisó el primer currículum y antecedentes que le acompañaban, aún así no estaba convencida. Luego,  revisó el  segundo que era aquel no tenía fotografía de la postulante. Sin duda,  llamó su atención el excelente nivel académico que poseía.
Otra cosa curiosa, fue el saber que no era Inglesa y que ha estado en otros países, dónde sus recomendaciones son muy buenas. Sin duda,  ambas candidatas eran excelentes profesionales para el puesto.
─ ¿Tú qué opinas Durían? ─ inquirió Elizabeth
─ Esa es tu decisión, Elizabeth ─ dijo ella ─ pero si estás confundida. Busca dentro de ti, utiliza tu instinto y escoge a una de las dos.
La joven,  volvió a revisarlos a ambos y cerró sus ojos  y se dejó llevar por la voz interna y tomó su decisión…
─ Bien, señorita Milovic ─ dijo Elizabeth ─ será un placer conocerle en unos días más. (Tomó el teléfono y llamó a su asistente)
─ Has parecer que todo está dentro de lo normal ─ ordenó ella ─ has las preguntas de rigor y confírmale  que tendrá respuesta en media hora más. No aceptes una respuesta negativa bajo ninguna circunstancia. Quiero que comience  atrabajar al día siguiente ¿me has entendido?
─ Perfectamente,  señorita Erlington. Todo se hará según sus deseos ─ respondió Jules.
─ Perfecto entonces. Nos veremos pronto Jules ─ mencionó Elizabeth ─ no me vayas a fallar.
─ De ninguna manera ─ aseveró éste ─ cuente con ello.
─ De acuerdo ─ dijo Elizabeth y colgó.
Durían, observó el rostro un tanto cansado de la joven; sentía pena por ella;  pues sabía de ante mano lo que le depararía el destino justamente con la joven que acaba de escoger. Sin embargo,  no podía ponerla sobre aviso,  de lo contrario no lograría hacer que el corazón de Elizabeth se abriese al amor. Además, ella debía aprender muchas cosas todavía, mientras permanecería a su lado cuando la necesitase
Con el l correr de los años, ya era como parte de su familia. Aunque seguía siendo prepotente y altiva, al menos ya no era ni la sombra de lo que fue en un comienzo.
─ Por cierto Elizabeth, hay una cosa más que debes saber ─ dijo Durían.
─ ¿Más? ─ exclamó ella sorprendida.
─ Deberás ir a cada una de tus compañías para conocer a tu nuevo personal. ─ demandó Durían.
─ ¿Para qué? ─ indagó molesta ella ─ basta que sepa quién es y punto.
─ ¡Niña tonta! ─ expuso Durían ─ ¿Aún no entiendes? Debes hacerlo para desarrollar tus instintos animales y reconocer a esa mujer, como simple mortal no lo harás. Aunque yo te dijese quién es, no sabrías reconocerla. Debes adquirir esa cualidad que sólo los animales poseen para reconocer a su pareja como a sus víctimas.
─ ¿Entonces, tú sabes quién es? ─ preguntó Elizabeth
─ De nada te serviría niña. Ya te lo dije ─ exclamó molesta Durían ─ debes buscar tu misma a tu pareja. Otra cosa más
─ ¿Qué más hay? ─ dijo visiblemente enojada, por la respuesta de Durían
─ Tendrás que pelear Elizabeth por ella, pues tendrás una fuerte rival en el camino. ─ soltó sin asco, Durían.
Elizabeth,  alzó los ojos hacia Durían; como si le hubiesen lanzado un balde agua fría. Mil emociones se agolparon en su corazón. No bastaría con el odio que le profesarían sino que además tendría una competencia.

Sin darse cuenta,  sus ojos se enrojecieron a tal punto, como animal herido, activó todos sus sentidos y se agazapó como dispuesto a defender su territorio. El lobo que llevaba adentro comenzaba a despertar. Jamás entregaría lo que era suyo, el cazador no deja ir nunca  a su presa y mucho menos cede ante sus adversarios...esa era la ley de la naturaleza.

1 comentario:

Ángelus dijo...

Durían, como adoro a esa mujer. Es una de tus obras maestras amiga mía. Espero que el final de esta personaje sea digno de ella.

Ángelus Drakul

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