En aras del pasado, capítulo 4.
Te lo volveré a repetir, ya no te amo, así que, haznos un favor, cásate
con él y déjame vivir mi vida en paz ─ se escuchó
decir a una muchacha de largos y oscuros cabellos a otra.
Anabelle, despertó muy asustada, ese sueño la
torturaba desde hace unas semanas, ¿quiénes eran esas mujeres? y ¿qué hacían en
el castillo?
─ ¡Cielos! sabía que hay
misterios que rondan a la familia, pero esto, es el colmo ─ suspiró Anabelle y se volvió a acostar, pero no
pudo conciliar el sueño.
En otra parte, una chica trataba de distraerse con un
libro, para no reprocharse el motivo que la había llevado a tomar tan loca
decisión.
Después de cuatro horas, en una abarrotada
escalerilla, una nerviosa Raniel, leía cuidadosamente las señales que indicaban
dónde debía dirigirse.
─ Pero… ¿en qué estaba
pensando cuándo acepté? ─ se reprochaba la joven Larson ─ esto es un laberinto.
─ ¡Disculpe! ─ dijo una aeromoza, tocando levemente su hombre ─ ¿puedo ayudarle en algo?
─ ¡Em.!... Sí ─ exclamó Raniel ─ se lo agradecería.
─ ¿No
eres de aquí? ─ preguntó la joven.
─ No ─ respondió con un suspiro Raniel ─ vengo de Chile a visitar a una familia que está a las afueras de
Londres.
─ Ya
veo ─ comentó la aeromoza ─ Debes seguir
hasta la puerta 22 y te conducirá directo a la sección de equipajes. Luego,
tomas el elevador y te conducirá a la entrada de vuelos internacionales.
─ Vaya,
espero no perderme ─ comentó Raniel.
─ Jajaja… dulzura
no tienes cara de ser una mujer desvalida ─ dijo coquetamente la aeromoza, haciendo que Raniel,
se sonrojase ante lo audaz de la joven azafata.
─ Pues
bien, te lo agradezco ─ respondió la joven Larson.
─ No tienes
que agradecer ─ indicó la joven azafata.
─ ¿Puedo saber tu nombre? ─ preguntó Raniel.
─ Misha ─ dijo ella ─ Misha
Dorwen.
─ Por
tu acento, veo que eres inglesa ¿verdad? ─ expuso Raniel.
─ Claro ─ mencionó Misha ─ este un pasatiempo, que me permite conocer gran
parte del mundo.
─ Bueno
Misha, ha sido un gusto conocerte ─ señaló Raniel ─ te agradezco nuevamente.
─ ¡De nada! ─ agregó Misha ─ por alguna razón, creo que nos volveremos a ver.
─ ¡Em!.. Sería un honor ─ acotó la joven Larson ─ hasta luego.
─ Hasta
pronto, querida ─ se despidió Misha.
« Vaya espero no sean
todas así. Aunque era linda la chica» meditaba
ella.
─ ¡Hey, Raniel! concéntrate, aún no sales de
este laberinto ─ se reprochó la muchacha.
Después de seguir al pie de la letra las instrucciones,
logró rescatar su equipaje y se dirigió hasta la salida de ese inmenso
aeropuerto, tratando de buscar con la mirada una cara familiar para ella.
─ ¡Por todos los cielos! ─ exclamó Raniel ─ entre tanta gente ¿cómo podre hallarla?
─ ¿Quiere un taxi
señorita? ─ inquirió un hombre a su lado.
─ No, muchas gracias ─ contestó Raniel ─ han de venir por
mí.
Estaba parada en medio de una muchedumbre
que sólo conseguía asfixiarla. De pronto, una mano se posó sobre su hombro e
hizo que saltara de la impresión.
─ Hasta
que al fin llegas, mi querida Raniel ─ comentó una sonriente Alesia, quién no
dejaba de sentir un alivio al verla, pues pensaba que se arrepentiría.
─ ¡Hola,
Alesia! ─ saludó la joven ─ el gusto es mío.
─ ¿Debes estar muy
cansada por el viaje? ─ inquirió ésta.
─ La
verdad, es larguísimo ─ Refirió Raniel ─ pero, la
atención abordo es excelente y tiene muy buenas películas.
─ Jajaja ─ bromeó Alesia ─ vaya, así que estuviste entretenida, me alegra eso.
─ Bien.
Aquí me tienes ─ mencionó Raniel ─ tú dirás.
─ Primero
que nada. Déjame ocuparme de tu equipaje ─ señaló Alesia, dirigiéndose hacia un hombre que estaba cerca. ─ Louis, por favor tome el equipaje de la señorita.
─ Como
usted ordene, mi lady ─ dijo éste.
« ¡Vaya!... la llamó my lady ─ pensó Raniel ─ sabía que los Ingleses eran protocolares, pero no
sería mucho»
Juntas, se dirigieron dónde estaba aparcado un merced
azul diplomático. Al llegar al lugar, una chica se acercó muy
sonriente y le entregó una rosa blanca.
─ Toma, para que me
recuerdes ─ dijo la muchacha.
─ Misha ─ exclamó Raniel ─ ¡vaya! qué pronto nos volvemos a encontrar.
─ Jajaja ─ dijo seductoramente ésta ─ es el destino querida mía.
─ Por
lo visto ─ respondió Raniel.
─ Y te aseguro que no será la última ─ dijo Misha, con malicia y observando
fijamente a Alesia. Luego de decir aquello, prosiguió su camino.
Alesia, estaba notablemente irritada, pero no quería
demostrarlo ante su invitada, así con una sonrisa disimulada, la instó a subir
al vehículo.
─ ¿Nos vamos? ─ demandó Alesia.
─ Como
tú digas ─ respondió la joven.
─ Hoy
nos quedaremos en Londres ─ comentó Alesia ─ ya que debes
estar muy agotada. Mis padres, tienen un apartamento en el centro de la ciudad
y mañana temprano viajaremos a Calguiere.
─ ¿Está muy lejos? ─ preguntó Raniel.
─ Sí
mucho, por eso es indispensable descansar ─ explicó Alesia.
─ ¡Ya
veo! ─dijo la joven.
Un poco más distante de ellas. En un salón Anabelle,
disfrutaba de la hora del té con su madre.
─ Ella, debe haber
llegado ya ─ indicó la mujer.
─ Eso espero,
madre ─ dijo Anabelle.
─ Sería
lamentable que no lo hubiese hecho ─ acotó ella.
En esos instantes, sonó el celular de Anabelle.
─ Diga ─ contestó Anabelle.
─ Estamos en
el departamento ─ informó Alesia ─ ella se está
duchando en estos instantes.
─ ¿Debe de estar muy cansada? ─ Preguntó Anabelle.
─ Lo está ─ respondió Alesia.
─ Déjala descansar ─ demandó Anabelle ─ no la
agobies, Alesia.
─ Jajaja ─ bromeó ésta ─ yo no lo hecho,
pero hay alguien que sí.
─ ¿Alguien? ─ inquirió confundida
Anabelle.
─ Misha Dorwen ─ indicó Alesia.
─ ¡¿Qué?! ─ exclamó Anabelle.
─ Cómo lo oyes ─ comentó Alesia.
─ Debe ser una casualidad ─ explicó Anabelle ─ no olvides que
ella, es aeromoza.
─ No lo he olvidado, lo
tengo muy presente ─ dijo seca Alesia ─ esperemos que sea
sólo eso.
─ Ha de serlo ─ respondió Anabelle ─ nos veremos pronto.
─ ¡Hasta mañana! ─ se despidió Alesia.
Unos profundos ojos azules, recorren el rostro
de Anabelle.
─ ¿Sucede algo hija
mía? ─ preguntó de lleno su madre, tras ver el
semblante algo seria de su hija.
─ ¡Em! ─ exclamó dubitativa
Anabelle ─ era Alesia, ya están en el apartamento.
─ ¡Gracias a Dios! ─ mencionó ésta ─ es un viaje
larguísimo. La pobre debe estar exhausta.
─ sí ─ afirmó Anabelle.
─ Bien, Anabelle ─ dijo su madre ─ voy con Dominique,
a jugar bridge y más tarde nos juntaremos con tu padre. Mañana todos
recibiremos a nuestra visitante y compararemos ese boceto con el cuadro de la
Duquesa de Calguiere.
─ Madre, por ningún motivo, debe
saberse que ella, es una Duquesa ─ advirtió ésta.
─ ¿Por qué tanto misterio? ─ preguntó su madre.
─ Tengo mis razones, madre ─ sentenció Anabelle ─ por favor,
respétalas.
─ Está bien,
Anabelle ─ señaló su madre ─ ¡Así se hará!
Mientras contemplaba
desde la ventana alejarse el automóvil de su madre, Anabelle, no dejaba de
pensar en aquella chica y cómo sería y porqué Misha, estaba tras ella.
1 comentario:
Para mi, Misha era a primera vista una depredadora vengativa, pero tras leer la historia de ella y Alesia, vi que no. La depredadora vengativa, por así decirlo, es Alesia en realidad. Ahora lo tengo claro.
Por otro lado, la aventura de Raniel con la gran familia de Anabelle es increíble, incluso dan ganas de tener una aventura así. En serio, esta historia, como las otras, me encanta. Y espero que tenga un fin de pelicula.
Ángelus Drakul
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