Reconociendo al enemigo. Capítulo 2
“Esto realmente es extenuante, llevo sólo unas cuantas horas en este país y no he podido siquiera darme un día como para descansar como es debido. Podría alguien decirme por qué diantre regrese a un lugar que jure en mi vida no volver a pisar y para colmo de males, mi hermana tuvo la sádica idea de atarme a su cuñada por razones altruistas que sabe que le dio al momento de estar convaleciente o moribunda, cómo sea que se le quiera llamar.
Adriana me ha jodido la vida una vez más y no la tengo a mano para estrangularla, si pudiera la saco de su tumba y la regreso a la vida para asesinarla personalmente y sin asco” pensamientos sórdidos son los que se cruzan por la mente de Karina Sotomayor, después de casi dos horas de vuelo de Santiago a Puerto Montt y que su vuelo a un no aterriza en la loza.
Al cabo de unos minutos al fin el Airbus de Lan Chile, lograse apoyarse en la loza del aeropuerto el Tepual de la ciudad de Puerto Montt, todos los pasajeros esperaron la indicación de la aeromoza y procedieron a desabrochar sus cinturones y buscar sus pertenencias en maletero del avión y al rato después, comienza la lentamente a desocuparse de las personas en especial aquellos histéricos que siempre andan a las carreras y todo lo hacen a empujones.
Karina aspiró profundamente. Cómo detestaba a ese tipo de personas maniáticas que suelen haber en todas partes, que no hacen nada práctico, se quejan por todo y terminan dándose vueltas en el mismo sitio, por ser atolondrados y atarantados.
─ Gracias por elegirnos ─ dijo la jefa de cabina al despedirse ─ espero su estadía en la ciudad sea de su agrado.
Karina le quedo viendo unos segundos, levantó un tanto su ceja derecha y le hecho un rápido vistazo. Se sonrío para sus adentros, no cabía duda, esa joven coqueteó con ella. ¡Vaya jovencita!…muy descarada.
─ Lo mismo te deseo para ti ─ dijo con un tono meloso Karina y sus ojos brillaron llenos de burla al verle sonrojarse un tanto al escuchar su respuesta. Luego de eso, se fue con los demás por esa angosta manga hasta llegar al sitio de equipajes.
Momentos después abordaba un taxi rumbo al centro de la ciudad hasta llegar a calle Padre Harter, dónde se encontraba el único rentacard, según le comentó el chofer y como no podía estacionarse en ese sector y debió hacerlo dos cuadras más allá. Definitivamente este no iba ser el día de Karina, por suerte sólo traía un solo bolso con unas cuántas cosas como para el día, ya que todo su equipaje estaba en el hotel en Santiago.
Después de caminar las benditas cuadras llego a JKM Automotora y todo para encontrarse con la desagradable noticia que por razones de fuerza mayor abrirían hasta la tarde.
─ ¡Madre que lo parió! ─ rabió Karina ─ más negra no puede ser mi suerte, por lo visto pavimentaste el camino para hacérmelo a cuadritos Adriana.
Miró a todos lados, no había rastro de alguna persona a quién consultarle si es que había otra forma de ubicar a los dueños de la automotora. Ya resignada, consultó su reloj y este marcaba recién las 9: 30 minutos y clavó su vista en el cartelito de la oficina, « se atiende en las tardes a partir de las 15:30 hrs.»
Resopló con fuerzas, pues su enojo iba en aumento, ¿qué hacer en un pueblito como aquel?, no tenía la menor idea, pero no se iba a quedar parada ahí con esa humedad, cansada y con hambre, así que se regresó por donde mismo y fue en busca de un taxi nuevamente que la llevara a un hotel al menos para dormir un rato.
Mientras en la hacienda los Alerces….7:30 Hrs.
─ ¡Buenos días mi niña! ─ dijo Greta ─ ¿cómo estuvo ese descanso?
─ Bien nana ─ señaló Akiane ─ de verdad dormí como nunca, hacía tiempo que no lo hacía también.
─ Me alegra eso ─ exclamó sonriente al mujer que ya era un tanto mayor ─ desde ayer que te veo más sonriente que nunca, ¿hay algún motivo especial para que eso ojos brillen de ese modo?
─ Jajaja ─ soltó risueña Akiane ─ sin duda nana, a partir de hoy comienza una nueva etapa en mi vida y será más significativa después de cierto periodo. Por cierto nana, tendremos una invitada a alojar muy pronto con nosotros.
─ Antes que prosigas, ¿qué desayunarás hoy? ─ Inquirió Greta ─ y así me pones al día mientras desayunas o de lo contrario no lo acabarás como de costumbre.
─ Tostadas con quesillo y un café con crema ─ respondió Akiane ─ como te iba diciendo, dentro de unas horas más está por llegar nuestra invitada, que se quedara alojar un año con nosotras.
─ ¿Invitada? ─ preguntó Greta, mientras preparaba el desayuno para la joven ─ ¿un año?, ¿de quién estamos hablando mi niña?, que yo sepa parientes de tan lejos no vendrán hasta unos buenos meses más y no ahora que se acerca el invierno.
─ Escucha nana ─ explicó Akiane ─ no es nadie de mi familia en Australia, sino que es la hermana menor de mi difunta cuñada.
─ ¿Hermana de la niña Adriana? ─ exclamó sorprendida Greta ─ vaya sorpresa mi niña. No sabía que ella tenía parientes, nunca dijo nada y tampoco en todo el tiempo que estuvo en la hacienda hablo del tema.
─ Sus razones tenía nana ─ expuso Akiane.
─ ¿Y cómo se llama ella? ─ indagó curiosa Greta
─ Karina ─ contestó Akiane ─ es la hermana menor de Adriana y está radicada en Inglaterra.
─ Aquí tienes tu desayuno ─ señaló Greta mientras depositaba la bandeja con los alimentos para la joven ─ y ¿qué razones le traen para venir a la hacienda?, bueno es obvio, falleció su hermana y es algo lógico que desee hablar contigo que eres su cuñada, tal vez quiera algún objeto personal de Adriana.
─ Nada de eso nana ─ argumentó Akiane ─ ella viene porque está obligada por el testamento que dejo Adriana.
─ ¿Testamento? ¿Y obligada? ─ exclamó la señora más incrédula aún.
─ Así es mi querida Greta, como lo oyes ─ señaló Akiane ─ escucha atentamente lo que te voy a comentar….(la joven Rosemberg contó con lujo de detalles en qué consistía el testamento, pero que la voluntad de Adriana encerraba otras razones y que la hacía a ella guardiana de la joven Karina y también de sus pertenencias, pero que por razones obvias, no podía explicarle la segunda parte de la voluntad, que llegado el momento se lo revelaría. Pero que estaba muy decida a cumplirlo costará lo que costará, ya que lo que estaba en juego era mucho más relevante e importante que los testamentado)
─ ¡Madre de Dios! ─ exclamó Greta ─ mi niña. Esa joven debe estar odiando a su hermana en estos momentos y ¿qué pasará si ella no desea cooperar?
─ Ya tengo un segundo plan en marcha apenas ella toque tierra en el aeropuerto ─ explicó la joven Rosemberg.
─ Y si eso falla ─ inquirió Greta ─ ¿qué harás mi niña para obligarla a cumplir con el testamento?
─ Muy fácil Greta ─ esgrimió Akiane ─ Mauricio, se está ocupando de la tercera alternativa en estos momentos, en pocas palabras nana, se le están cerrando todas las puertas a la joven Karina y no tendrá más remedio que asumir su destino.
─ ¡Ay Akiane! ─ se lamentó Greta ─ ya me dio pena Karina, no es justo obligarla si no quiere.
─ Pues a mí no ─ dijo altiva Akiane ─ siento que voy a disfrutar esto más que nadie y tengo razones muy poderosas para ello, créeme nana, después de un año de soportar lo que se me viene encima, saldré ganado por donde lo mires.
─ Me das miedo chiquilla ─ señaló Greta horrorizada.
─ Es lo mejor que me pudo suceder y valdrá la pena, te lo aseguro ─ repuso Akiane… (Después de eso prosigue con su desayuno)
En esos momentos suena su móvil…al ver el número, una sonrisa irónica se dibuja en sus labios.
─ Y hablando de Roma y éste que asoma ─ mencionó Akiane- dime, ¿qué novedades me tienes?
─ Ella, ya se embarcó ─ señaló la voz ─ estará por allá entre las 9 y 9:30 a más tardar.
─ Perfecto ─ contesto ésta ─ estaremos en contacto a esa hora.
─ Cómo tú digas ─ respondió la voz ─ hasta luego (y cortó la llamada).
─ Ves mi querida, nana ─ dijo maliciosa Akiane ─ no hay plazo que no se cumpla y el de la señorita Karina Sotomayor comienza a expirar.
─ Entonces deberé preparar un cuarto como corresponde a la joven Karina ─ señaló Greta.
─ Por favor nana, encárgate de ello, pues debo ir a la ciudad ─ demandó Akiane ─ pero que su habitación sea la más pequeña e incómoda de la casa. Necesito que la joven se adecue a su nueva vida de campo y no de grandes comodidades que suele tener en Inglaterra.
─ Pero Akiane, eso es horrible ─ Protestó Greta ─ ella no es una joven de campo, como para hacerle cambiar sus costumbres de la noche a la mañana.
─ Lo siento Greta ─ Sentenció seria Akiane ─ son instrucciones expresas, las cuales pienso cumplir al pie de la letra, además, debo recordarle a la tal Karina que esto es campo y no una ciudad.
─ Madre Respondió la mujer ─ será como tú digas entonces mi niña.
─ Gracias nana ─ exclamó Akiane ─ ahora me voy a ver a los trabajadores y más tarde saldré al centro por unos pendientes que dejé, nos vemos más tarde.
─ Ve mi niña ─ se despidió Greta ─ pobre Karina, no sé qué habrá hecho en su vida como para que su hermana la encierre aquí y deba someterse a las órdenes de Akiane por un año. Algo me dice que va ser un año muy complicado, nada volverá a ser lo mismo en esta hacienda.
Mientras en Puerto Montt…
Una cansada Karina, lleva más de veinte minutos esperando un bendito taxi y todos pasan ocupados y no tiene un número al cual recurrir, pasó ese detalle por alto, cosa inusual en ella que solía ser extremadamente perfeccionista y organizada, suspiró profundamente antes que su enojo alcanzará otros ribetes…
« Un poco más, tan sólo unos minutos más, date ese tiempo, recuerda que no estás en Londres, que acá todo es diferente. Había olvidado por completo todo esto, las penurias de viajar que se tiene en mi propio país, en fin, no hay más que lamentar, ni modo ya estoy envuelta en esta pesadilla, ahora a salir de ella» eran los pensamientos de la joven.
En eso para su buena fortuna dobla justo un taxi desocupado y le hace parar…
─ ¿Dónde la llevo señorita? ─ inquirió el chofer.
─ A un buen hotel u hospedaje que sea confortable ─ exclamó Karina ─ ¿puede sugerirme uno?, la verdad no tenía contemplado quedarme más que unas horas pero por lo visto puede que no sea el caso.
─ Como no señorita ─ señaló el hombre ─ le sugiero el Apart hotel Colón, es el mejor y tiene una gran vista al mar, siempre llevo a mis clientes a ese lugar y quedan muy complacidos con el servicio. Usted podrá comprobar que cumplirá con sus requisitos y verá que su estadía será placentera, como usted puede ver esto no es precisamente una gran ciudad.
─ Lo sé ─ admitió Karina ─ ha cambiado muy poco, si bien creció algo, es casi insignificante en comparación a otras ciudades.
─ Pero los paisajes y su hermosura son impagables ─ acotó el hombre entusiasmado.
─ Puede ser ─ dijo seca Karina, por no ser desagradable, ya que no le llamaba la atención en lo más mínimo todo ello y menos que tuviese relación con naturaleza o campo.
15 minutos más tarde, el coche se detenía en calle Talca dónde se encuentra el hotel. La joven canceló al taxista su carrera y encaminó sus pasos al edificio, luego, procedió a registrarse con la recepcionista.
─ ¡Buenos días! ─ saludó la joven ─ sea muy bienvenida a nuestro hotel.
─ Buen día ─ devolvió el saludo Karina ─ por favor necesito una habitación simple.
─ Déjeme ver la disponibilidad ─ señaló ésta ─ nos queda la última, pero está en el tercer piso pero no con vista al mar, ¿desea tomarla de todas formas?
─ Por supuesto ─ dijo seria Karina
─ Su nombre por favor ─ solicitó la joven.
─ Karina Sotomayor Mondriatti ─ respondió la joven.
─ ¿Cuántos días se hospedará? ─ inquirió la recepcionista.
─ Tomaré hospedaje por tres días ─ contestó Karina ─ puede que tenga unos inconvenientes y prefiero asegurarme en cualquier caso.
─ De acuerdo ─ respondió la joven ─ aquí tiene sus llaves, habitación 320, ¿desea algún otro servicio?
─ sí ─ respondió Karina ─ podrían subirme el desayuno a mi habitación por favor, ya que estoy un tanto cansada y no deseo bajar hasta los comedores.
─ Como usted diga, señorita Sotomayor ─ respondió ella ─ en unos momentos más le subiremos su pedido a su habitación.
─ Gracias ─ dijo Karina, tomó las llaves y luego el ascensor hasta el piso donde se encontraba su habitación. Dejo sus cosas sobre la cama y se fue directo al baño, tomó una breve ducha y en eso, llegó el servicio con el desayuno, lo degustó mientras chequeaba algunos mensajes que tenían relación con asuntos de su empresa. Estuvo unos minutos enviando mensajes y dando ciertas ordenes a su secretaria y luego de ello, ajustó su alarma del móvil y se dispuso dormir al menos un tiempo.
3:10 de la tarde, Karina tomaba un taxi que la llevaría a JKM, llegó en el preciso momento en que se estaban abriendo las puertas de la automotora. Conversó con el gerente del renta card, escogiendo una camioneta GMC sierra todo terreno, doble cabina, la cual rentó por dos días a lo sumo, cancelando en efectivo y una vez que todo estaba en regla, dejó a mano sus documentos y chequeó en su móvil una ruta que la lleve hasta Puerto Varas, teniendo precaución con el sentido de las calles, ya que Karina es muy cuidadosa en cuestiones de leyes de tránsito y ella hace mucho que no está en circulación en las calles de su país.
─ Veamos, esto no ha cambiado mucho que digamos ─ reflexionó Karina, arrancó el coche y salió de la automotora rumbo a la ciudad de Puerto Varas y hasta la famosa hacienda que a estas alturas ya comenzaba a detestar con sólo recordar su nombre.
Mientras en la hacienda los Alerces…
Akiane, revisa junto a la veterinaria el ganado, pues siempre se debe estar al pendiente de la fiebre aftosa y otras enfermedades que se puedan presentar y además de ver las próximas pariciones que tendrán en unos meses más. Terminado aquello, da instrucciones a su capataz con respecto a las siembras y las plantaciones frutales, estaba sumida en su labor cuando suena su móvil, observa el número y…
─ Dime ─ contestó Akiane.
─ Ya está acá ─ dijo la voz.
─ Al fin ─ acotó Akiane ─ ¿dónde se hospeda o no lo hizo al final?
─ Todo salió según lo planeado ─ contestó la voz ─ José cumplió con su parte y abrió a la hora señalada y me contacto hace unos minutos que va rumbo a la hacienda y se está hospedando en el Apart hotel Colón…
─ Perfecto ─ exclamó Akiane ─ entonces, ya sabes lo que tienes que hacer y no quiero errores. Hazlo parecer según lo conversado, yo me encargare de contactar a Mauricio.
─ Comprendo ─afirmó la voz ─ todo se hará según tus ordenes y no te preocupes nada quedará al azar.
─ Bien me parece ─ respondió la joven ─ yo me pondré en contacto contigo si llega a surgir algún imprevisto.
─ De acuerdo ─ dijo éste ─ pondré en marcha la segunda parte del plan, estoy a la espera de tu llamada Akiane estamos al pendiente.
─ Vale ─ Dijo Akiane y cortó la llamada y marco directo con el despacho de su abogado.
─ ¡Buenos días Akiane! ─ saludó Mauricio ─ ¿cómo va yendo todo?
─ Como viento en popa ─ acotó Akiane ─ ella ya está acá tal como lo dijeses y ya me ocupé de todos los detalles para recibirla como es debido. Ahora es tu turno de entrar en acción y evitar cualquier movimiento, no debes fallar Mauricio todo depende ti estoy contando con ello.
─ Despreocúpate mi querida Akiane ─ señaló Mauricio ─ me pondré en contacto enseguida con ellos y tu sabes que me deben muchos favores y entre amigos se soluciona todo. Ayer con el apuro olvide mencionarte que además tú ya cuentas con otro as bajo la manga.
─ ¿No me digas que es lo que estoy pensando? ─ inquirió Akiane ─ por tus palabras debo suponer entonces que ella firmo.
─ Exacto mi querida Akiane ─ dijo triunfante Mauricio ─ ahora está casi todo a tu favor y muy pronto cumplirás tu más grande anhelo, ya que ella cometió un pequeño error al firmar ese testamento.
─ Jajaja ─ exclamó burlesca Akiane ─ vaya, quién lo iba a decir, Adriana conocía a su hermana al revés y al derecho, pues con eso último Karina Sotomayor va directo a mis manos.
─ Así es Akiane ─ repuso el hombre ─ pero no te vayas a descuidar, ella es una mujer especial según las propias palabras de Adriana cuando la visite en la clínica. Karina se ha puesto la soga al cuello ella misma con esa firma y aunque dudo un poco en hacerlo, cayó irremediablemente en el juego de su hermana.
─ Entonces, querido Mauricio ─ demandó Akiane ─ es hora de mover la última pieza en el tablero y esperar que comience este juego, dónde la señorita Sotomayor vivirá una experiencia inolvidable.
─ Como tú ordenes Akiane ─ acotó el abogado ─ me reuniré con ellos de inmediato, ya que el tiempo es oro, te llamo más tarde avisándote sobre mi encuentro.
─ De acuerdo ─ dijo Akiane ─ hasta pronto amigo mío.
“Ahora sí Adriana tu plan ya está en marcha, con esa firma, tu hermana acaba de activar la segunda clausula de tu verdadero testamento y no tiene la menor idea de lo que deparará cuando llegue ese momento. Debo admitirlo aunque era arriesgado, sabías muy bien lo que estabas haciendo y concuerdo con Mauricio, depende de mí ahora el conseguir que sea un éxito y que tu sueño se haga realidad” medita la joven.
Akiane Rosemberg, consultó la hora en su reloj, llamó a unos trabajadores para cargar unos cajas que debe llevar a la ciudad y junto a su capataz se dirigieron con rumbo a Puerto Varas, deben hacer unas entregas y comprar ciertas cosas que se requieren en la hacienda, además de verificar algunos datos en el Sag y una vez concluido todo ello, podrá disponer de tiempo para recibir a su futura huésped.
Han pasado dos largas horas desde que Karina salió de Puerto Montt y está próxima a llegar a su destino, pero la humedad la tiene agobiada, pues su cuerpo no se ha aclimatado todavía al lugar y comienza a dar síntomas de congestionarse y eso lo pone un tanto de mal humor. De pronto fija su vista en el tablero del coche y se percata que debe llegar a una estación de servicio a la brevedad posible.
─ ¡Rayos! ─rabió Karina ─ lo que me faltaba, ahora deberé detenerme obligada en la ciudad. Bueno tal vez no sea malo después de todo, así aprovecharé de llamar a Ignacia y pedirle algunas cosas y a la vez me servirá para averiguar más sobre esa hacienda mientras estoy ahí.
10 minutos después la camioneta de Karina entró a Puerto Varas en busca de una estación de servicio, tras un largo andar encuentra una en Walker Martínez y lo irónico de ello, es que ahí estaban las dos únicas del lugar. Bajó su ventanilla al momento de ser atendida por un empleado del lugar...
─ Lleno por favor ─ demandó Karina ─ podrías indicarme, dónde puedo hallar una buena cafetería y que esté cercana.
─ Café el Barista ─ contestó el joven ─ está a unas cuadras del lugar en calle Santa Rosa, ahí encontrara estacionamiento.
─ Te lo agradezco ─ señaló Karina, una vez que cargo combustible, se dirigió al lugar que le indicase, aunque el estacionamiento estaba un tanto retirado del local en sí, dejó todo bien cerrado y dispuso sus pasos al café, en eso suena su celular, al ver el numero de Ignacia se alegró bastante…
─ Nacha ─ dijo Karina ─ me leíste el pensamiento, pensaba llamarte en unos instantes.
─ ¿Dónde estás ahora? ─ preguntó Ignacia.
─ Recién en Puerto Varas ─ dijo malhumorada Karina ─ no creerías todo lo que ha sucedió….
Mientras Karina conversaba con Ignacia un tanto distraída, choca muy fuerte con alguien de frente, haciendo que la joven se irritase de sobremanera, pues el estrellón la saco de balance…
─ Porque rayos no te fijas dónde caminas idiota ─ bramó Karina ─ ¿eres estúpida o qué?
─ ¿A quién llamas estúpida? ─ confrontó una joven más alta que Karina, tez blanca, y una abundante cabellera rojiza.
─ ¿Acaso ves a alguien más en el lugar? ─ adujo cínicamente Karina ─ además de estúpida, eres ciega.
─ Vaya que eres altanera y cara dura ─ replicó la joven ─ fuiste tú la que venía distraída y te atreves a insultarme, hay que ver que hay gente arrogante en este mundo.
─ Mira no tengo todo el tiempo para perderlo contigo ─ sentenció Karina y se dio media vuelta y siguió conversando con Nacha. Sin percatarse de que la joven se le quedo viendo por unos instantes y justo cuando enfilaba en otra dirección alcanzó a oír lo que ésta le decía a otra persona por fono y se volteó a verla en el acto.
─ Solo era una idiota con la cual choqué ─ señaló Karina ─ como te iba diciendo espero llegar a la famosa hacienda los alerces con luz de día de lo contrario estaré en problemas.
Los ojos verdes de aquella joven centellearon y clavaron su vista en aquella mujer con la que había chocado, mejor dicho la joven arrogante que la insultó gratuitamente y que por cierto, era una mal educada y que no sólo no reconoció su error sino que tampoco se disculpó por lo sucedido. Pero eso ahora carecía de importancia, lo que ésta dijo eso si era de sumo interés, así que se dedicó a analizarla detenidamente de pies a cabeza mientras ésta seguía su camino.
No perdió detalle alguno de su figura, era una mujer delgada, relativamente alta, vestía impecablemente: un elegante traje de dos piezas verde con una blusa Calipso y una pañoleta envolvía su cuello en forma de corbatín y que combinaba con el conjunto, su cabello estaba recogido en un broche en medio de sus cabellos castaños, dándole un aire muy ejecutivo y distinguido, había que reconocerlo, la joven aquella tenía porte y elegancia, rasgos típicos de una chica acostumbrada a la vida de ciudad, la siguió con la mirada hasta que ésta se perdió dentro de un café.
La joven se quedo unos segundos más observando y ver si la desconocida saldría pronto, pero por lo visto no sería así y optó por continuar su camino, una sonrisa demoniaca adornó su rostro mientras se acerca hasta dónde está su jeep, guardó unas cosas y junto a su acompañante se marcharon del lugar.
Mientras en el Barista…
─ Te lo agradecería mucho Nacha si fueses tan amable de averiguarlo por mí ─ suplicó Karina ─ mira que ya no cuento las horas de largarme de este lugar, ya comienza a afectarme tanto verde y para colmo parece que voy a griparme, tú bien sabes que eso me desquicia, por ello siempre le he hecho el quite al campo.
─Jajaj ─ bromeó Ignacia ─ vaya amiga sigues igual, pero creo que debe estar afectándote el cambio de clima y que no estás aclimatada aún.
─ Pienso igual ─ afirmó Karina ─ ahora amiga te dejo y quedamos en eso.
─ ¡Oka! ─ repuso Nacha ─ yo te aviso más tarde, nos vemos.
Después de ello Karina, guardó su móvil y procedió a disfrutar su café antes que se enfriará, ya que contaba con unos minutos nada más y mientras el mesero le traía la cuenta, aprovechó para hacerle unas consultas sobre la hacienda y de la señorita Rosemberg y para sorpresa de ésta, el joven conocía a la dueña de esa hacienda y le dio la dirección exacta y que calle debía tomar para acceder al lugar, tras cancelar y darle una generosa propina por su ayuda, salió rauda del local y hecho andar su camioneta y se fue con dirección a la hacienda. Fueron unos 40 minutos horribles de camino, hasta que logró dar con el predio dónde por varios años vivió su hermana Adriana junto a su esposo y cuñada, al poco andar se topó con una especie de portería.
─ Así qué este es el lugar ─ exclamó sarcástica Karina ─ ¡¿cómo rayos se refugió Adriana aquí?!
─ ¡Buenas tardes! ─ saludó un hombre ─ ¿en qué puedo servirle señorita?
─ Buenas ─ saludó igualmente Karina ─ busco a la señorita Akiane Rosemberg.
─ ¿Usted quiere hablar con la patrona? ─ preguntó él ─ esperé, ¿cuál es su nombre? Para avisarle.
─ Karina Sotomayor ─ dijo seca la joven (cielos ni que fuera la reina para pedir tantas exigencias)
El hombre demoró un tanto, ya que recibía instrucciones…al rato después…
─ Mi patrona la recibirá en unos minutos más ─ señaló el hombre ─ le ruega que le espere frente a la casa. Siga derecho hasta el fondo a mano derecha, ahí encontrara la casa patronal.
─ Gracias ─ dijo Karina, siguió las instrucciones y detuvo su camioneta en el lugar señalado y opto por esperar dentro de vehículo, por dos razones: la primera estaba empeorando su estado y se estaban haciendo visibles los síntomas de la gripe y el otro motivo, es que no iba a entrar a menos que se lo indicasen. Se acomodó un poco cerrando sus ojos para descansar unos instantes y mientras su mente no dejaba de pensar en muchas cosas y sin darse cuenta, se quedó dormida producto del cansancio.
En su mente sentía de lejos golpes a su alrededor y abrió sus ojos pesadamente, cuando volteó a ver a su izquierda, vio a un hombre moreno tocar el vidrio de su camioneta, bajando rápidamente la ventanilla.
─ Disculpe que interrumpa su descanso ─ dijo él ─ pero la señorita Rosemberg ya puede atenderla, por favor acompáñeme.
Karina hecho un vistazo de soslayo al reloj del coche y vio que marcaba las 7:20, había estado ahí más de 40 minutos.
“Grandísima idiota, me ha hecho esperar más de la cuenta” masculló Karina para sus adentros.
─ De acuerdo ─ respondió Karina.
─ Por cierto, me llamo Pedro ─ dijo el hombre extendiendo su mano.
─ Mucho gusto Pedro ─ saludó ésta y estrechó la mano del joven ─ el mío es Karina.
Así fueron charlando el resto del camino hasta que Pedro se detuvo ante una inmensa puerta de roble…
─ Bueno Karina, hemos llegado ─ Indicó Pedro ─ ten la bondad de pasar por favor.
─ Ok- señaló ella ─ gracias Pedro
─ De nada ─ añadió él.
El hombre, abrió la puerta y Karina, entró a un gran despacho que estaba finamente amueblado llamando un tanto su atención, pero no sería eso lo que más le causaría asombro, si no a la persona que tenía enfrente. Sentada detrás de un amplio escritorio, una joven que estaba apoyada en unos de sus codos, mientras su cara descansaba ligeramente ladeada mientras le observaba con un semblante serio. Karina, abrió tamaños ojos al reconocer aquel rostro.
─ ¡Ay no! ─ exclamó contrariada Karina ─ tenías que ser tú, vaya suerte la mía.
─ Nos hemos vuelto a encontrar ─ dijo la joven ─ ironías de la vida no le parece señorita Sotomayor.
─ Por lo visto ─ coincidió Karina ─ supongo que tú has de ser Akiane Rosemberg.
─ Sin duda lo soy ─ repuso seria Akiane ─ y el destino es un tanto caprichoso, ya que no imaginaba que la señorita arrogante con la que choqué, resultó ser la hermana de mi cuñada.
Karina, realmente ya comenzaba a exasperarse de todo esto. Había tenido un día horrible, lleno de puros inconvenientes, la gripe la estaba debilitando y para colmo de males; la albacea resulto ser nada más ni nada menos, que la joven pelirroja con quién chocará en Puerto Varas. Sí que el destino se estaba ensañando con ella y más encima tendría que escuchar un sermón de buenos modales, era lo último que iba a soportar. Sus ojos celestes se clavaron en la muchacha y aspiró aire antes de responder a sus comentarios.
─ Lamentablemente comenzamos mal ─ dijo Karina ─ y no puedo cambiarlo, por lo que no esperes una disculpa porque no tengo pensado hacerlo. Son otros los asuntos que me han traído a este sitio y que tienen relación contigo y mi hermana, por lo que deseo ir al grano y no perder más mí tiempo en estupideces.
─ ¿Te refieres al testamento de Adriana? ─ Indagó seca Akiane ─ tú ya sabes la voluntad de tu hermana y si estás aquí debo suponer que es para cumplirla o ¿vienes a otra cosa?
─ Voy ser bien franca contigo ─ señaló Karina ─ no tengo ningún interés en llevar a cabo los planes de mi hermana como tampoco estoy interesada en las cosas que me legó y que tiene relación con los bienes que adquirió junto a tu hermano. Yo sólo pretendo recuperar lo que es mío, más que nada quiero mis cuentas bancarias libres de ti y en cuanto a las propiedades podemos llegar a un acuerdo si quieres quedarte con ellas. Esas son las verdaderas razones por las cuales estoy aquí.
─ Eres muy sincera Karina Sotomayor ─ exclamó Akiane ─ pero lamentablemente no puedo ayudarte. Mi deber como albacea, es velar que se cumpla con todo lo estipulado en el testamento de mi cuñada. Además, lamento informarte que esas cuentas bancarias se mantendrán intactas hasta que tú hayas cumplido con tu parte como corresponde, pues supongo que Mauricio te advirtió lo que sucedería en caso de negarte.
─ Estoy al tanto de ello ─ dijo molesta Karina ─ todo pasaría a tus manos Akiane y no estoy dispuesta a permitirlo.
─ ¿Entonces Karina? ─ expuso Akiane ─ no tienes más alternativa, tendrás que vivir conmigo bajo mis reglas durante un año, llevando una vida como cualquier trabajador en mi hacienda. Te daré techo, comida y trabajo, pero cualquier otra cosa deberás consultarla conmigo y no tendrás ningún privilegio por ser hermana de Adriana, así que te sugiero que comiences desde ya, pues ya tengo preparado un cuarto para ti y es cosa que te traigas tus cosas solamente.
El punto de saturación de Karina llegó a su límite, desatando una molestia generalizada en la muchacha, su semblante lo decía todo….sus ojos celestes estaban totalmente oscurecidos por la rabia.
─ ¡¿Estás demente?! ─ bramó Karina ─ no sé que se traía entre manos Adriana y tú, pero déjame decirte que jamás me someteré a los caprichos de mi hermana y mucho menos, me voy a quedar a vivir con una persona como tu Akiane y que vengas a darme ordenes como si yo fuese de tu propiedad o un peón más. Voy a buscar el modo de recuperar mis pertenencias, pero no te saldrás con la tuya, eso tenlo por seguro.
─ Si así lo quieres ─ desafió Akiane ─ ya intente dialogar por las buenas contigo, no te quejes después, ¿me has oído?
─ No hace falta que amenaces ─ rugió Karina ─ quedo clara tu postura, pero ya sabes también la mía, nunca me oyes…. (Salió del despacho, la joven Sotomayor dando un fuerte portazo)
Los trabajadores que estaban a las afueras de la casa vieron salir a la muchacha como alma que lleva el diablo, montó en su camioneta e hizo rechinar las llantas con la velocidad que le imprimió al salir, dejando una estela de polvo a su paso.
En eso, llegó Akiane a reunirse con Pedro. Mientras veían alejarse a la joven Sotomayor y éste le comentó…
─ Esa mujer es una preciosidad sin duda ─ acotó Pedro ─ y quedaría perfecta para una plaza de toros, pero no quisiera ser el torero, pues su cornada es letal y sus ojos son la evidencia que te va embestir con toda su furia, Akiane.
─ Ya lo veremos ─ dijo altiva Akiane, viendo fijamente en dirección del camino por donde se fuera la joven.
La joven Rosemberg no pudo evitar sonreírse malévolamente, pues el tablero de ajedrez ya tenía todas sus piezas en su lugar y sus jugadas estaban todas hechas ya sobre el campo de batalla. Sin duda la presa iba en camino de llevarse la sorpresa de su vida.
1 comentario:
Jajajajaja... Me encanta la broma del final, es buenísimo. Espero que todos los comentarios que te dejo te estén animando y dando poder para seguir escribiendo amiga mía, a ti y a Michelle. Cuando termine de revisar lo que has puesto que ya haya leído, empezaré a leer lo no leído todavía ^^. NOS VEMOS!!!
Ángelus Drakul
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