mujer y ave

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jueves, 21 de noviembre de 2013

Conflicto


Capítulo 5. Conflicto. Destino implacable

 

En la vida hay muchas ocasiones en que todas las decisiones que tomemos, nos repercutirán en un determinado momento, ya sea en el presente o en el futuro y quién sabe si en otra vida también, tengamos que lidiar con esa carga.

 

Para la mujer más temida de la comarca magallánica, no sería la excepción a la regla, era la responsable de haber desencadenado una hecatombe en uno de los mandamases de la empresa petrolera, quién cansado de soportar los caprichos de la estanciera, estaba decidido en frenarla de una vez por todas, aunque ello, le causará serios problemas en aspecto laboral.


Alejandro Miranda, intendente del campamento de Posesión, ya estaba a bordo del Airbus que lo llevaría con destino a Santiago y en cinco horas, se reuniría con subsecretario de minería para ponerlo al tanto de los pormenores que estaba sucediendo en la empresa y las consecuencias que conllevaría aceptar todos los argumentos que pudiesen esgrimir los demás estancieros y utilizar a la empresa petrolera como una vía rápida de hacerse dinero a costa de ella y así, conseguir el cierre definitivo de la estatal.

 

Miranda, había tenido éxito al contactar a uno de los senadores que estaba a cargo de la comisión de minería y éste le derivo de inmediato con el seremi y de comprometerse personalmente en recibirlo e investigar dicha situación anómala.

 

Es hora de tomar el toro por las astas murmuró Alejandro te detendré Ariza Pedrales, cueste lo que cueste.

 

Sin duda, el hombre había llegado al límite de su paciencia y decidió ponerse los pantalones y no continuar siendo un títere más de la estanciera. Sin embargo, todo en la vida tiene un costo que pagarse y este sería muy alto, pues estaba por jugarse hasta el pellejo, como se dice en jerga chilena.

 

Por su parte, en las tierras australes, estaba la segunda persona y por lo demás, clave en toda esta historia, que provocaría una serie de sin sabores en la dueña de la estancia los pozos.

 

Bianca Rangel, aún conmocionada por su cuasi accidente, no reaccionó en todo el trayecto y se mantuvo con la vista perdida en el camino. Su cabeza era un mar de confusiones y por paradójico que fuese todo lo que estaba viviendo, las pesadillas de su infancia, comenzaron a devorarle la poca paz que le estaba quedando, era como hienas hambrientas en espera de que su víctima diera el paso fatal para abalanzarse de inmediato sobre ella.

 

Después de un buen rato de conducir bajo la intensa lluvia, la camioneta entró por dos sendos portones muy al estilo norteamericano y que tenía apostados casetas en cada uno y un vigilante armado hasta la huesos, muy propio de la reina de las pampas, una mujer desconfiada y como solían decirle los lugareños, una verdadera forajida.

 

Los hombres, saludaron a su patrona con una leve inclinación de cabeza y se aprestaron en cerrar las puertas, una vez que el vehículo cruzara.

 

A unos 500 metros más allá, se divisó la propiedad de la mujer, que por cierto, era bastante grande en metros cuadrados y con un estilo muy colonial, con techumbre de tejas y de ventanas con doble hoja, y resaltaban además, sus dos grandes chimeneas de piedra lasca, jaspe y granito.

 

 A mano derecha, se encontraban  seis casas pequeñas, que albergaban a las familias del personal que trabajaba directo en la casa de la estanciera.  A unos metros más allá, se hallaban las oficinas, un casino para su personal, bodega, galpones,  y un frigorífico dónde se faenaban los corderos. Y  por último y más alejado se encontraban los corrales de los animales y establos de sus caballos.

 

Cuando la camioneta se detuvo frente a la puerta principal de la casona, un leve resoplido se escuchó en el interior del coche y unos ojos verdes, se clavaron en el rostro de la joven Rangel, escudriñando lentamente por sus facciones.

 

Pierdes muy rápido la paciencia señaló Ariza si no consigues controlar aquello, pronto tendrás un serio problema de colon irritable.

 

En el acto, Bianca, volteó a verla y sus ojos grises chispeaban ante el comentario de la estanciera.

 

¿Es broma? preguntó de frentón la muchacha.

No es ninguna broma, Bianca aclaró Ariza y giró un poco más su cuerpo para hurgar aún más en aquellos ojos. estoy hablando muy en serio. Debes conseguir no sulfurarte tanto por cualquier pequeñez.

No puedo creerlo. Usted es el colmo reprochó Bianca, viéndole con una mirada severa. tan sólo llevo dos días de conocerla y usted habla de mi persona como si me conociese de toda una vida y se atreve a darme consejos para no perder mi paz. ¿Qué parezco una desquiciada o qué?

Sólo mírate un poco y verás que tengo razón argumentó Ariza, haciendo un pequeño mohín en sus labios, muestra de cansancio para con la joven.

 

Sus ojos grises, se abrieron mucho ante el comentario de la mujer y la dejaron en shock, porque cayó en cuenta de que para su desgracia tenía razón, estaba a punto de reventar y es que esa señora tenía el poder de hacerle perder los estribos al primer cruce de palabras.

 

«Dios, esta mujer me enloquece y saca lo peor de mí» se dijo mentalmente Bianca.

 

En eso…

 

Será mejor que entremos y podamos tomar un baño caliente o de lo contrario llevar esta ropa mojada nos pasará la cuenta más adelante mencionó Ariza, que ya tenía su mano sobre el pomo de la puerta y bajarse del carro.

Espere un momento demandó Bianca.

Dime acotó Ariza,  que se detuvo enseguida.

¿Para qué me trajo a este lugar? inquirió Bianca y añadió deseo que me lleve devuelta al campamento.

Ya te dije que no aclaró Ariza, dándole  la espalda, que ocultaban sus ojos empequeñecidos. voy a responder a tus preguntas sólo cuando estés en condiciones de hacerlo, por lo que te sugiero que sigas mi consejo de tomarte un baño y después hablamos.

 

Y sin más, abandonó la camioneta, dejando sola a la joven, que no dejo de seguirle con la mirada y con un suspiro de resignación, procedió a emularla, ya que una cosa estaba clara, no podría irse de regreso al campamento con semejante lluvia, ya que tenía una hora de camino y con lo gélido del agua, podría conseguirse gratuitamente una pulmonía.

 

Ni modo, tendré que tomarme ese baño masculló Bianca y salió rauda de la camioneta, sintiendo como la lluvia se dejaba caer por todo su ser como pequeños látigos que hacían doler su rostro al no estar acostumbrada a un aguacero como ese.

 

Cuando ya se disponía en posar su mano en la manija de hierro forjado, la inmensa puerta de pino Oregón, se abrió desde adentro.

 

Tenga la bondad de pasar, mi señora, la está esperando en la segunda planta señaló  una joven empleada, que la recibió y le indicó las escaleras.

Muchas gracias repuso Bianca disculpe si le dejo el piso mojado.

No se preocupe, estoy para limpiar mencionó la empleada, haciendo una ademán con las manos. vaya de prisa, a mi señora, no le gusta que la hagan esperar.

Le agradezco una vez más acotó la joven y se fue en la dirección señalada.

 

Subió lentamente las escaleras, porque no tenía intención alguna de correr por la señorita Pedrales, aunque su cuerpo ya comenzaba a tiritar por el frío de sus ropas.

Cuando llego al segundo nivel, otra empleada la estaba esperando con toallas y una bata.

 

Acompáñeme por favor indicó la mujer.

De acuerdo respondió la joven Rangel.

 

Al final del corredor, se detuvieron frente a una habitación y la empleada, le entregó la ropa y abriendo la puerta, la invitó a entrar.

 

Esta es su habitación y la tina ya está dispuesta para que tome su baño mencionó la mujer y antes de retirarse, agregó. Mi señora, le ruega que se reúna con ella en el salón.

Gracias fue la escueta respuesta de Bianca y procedió entrar en la habitación.

 

Una vez adentro, quedo sin palabras al contemplar el cuarto. No podía creer que en un lugar cómo ese pudiese verse cosas así, ya que toda la habitación estaba decorada en una forma exquisita y a usanza antigua, una cama con dosel de color celeste, una banqueta a los pies de la cama con una tonalidad parecida, que además hacían juego con el color de cortinas, un armario y tocador junto con un espejo en el centro, un secreter y su respectivo taburete, un sofá de un solo respaldo, mesitas de noche, una mampara llena de detalles, un tablero de ajedrez con sus dos respectivas petit sillas victorianas y por último una pequeña repisa que servía para los libros. Cabe destacar, que todo el mobiliario era de color blanco con detalles decorativos en un tono dorado y hacían un buen contraste con las telas de ese dormitorio.

 

Si ello, dejo impresionada a la joven Rangel, aún más estupefacta quedó cuando entró a la sala de baño, eso sí que era elegante y hermoso por así decirlo, al igual que la alcoba, tenía una tonalidad blanca y celeste con la salvedad que el mueble del lavabo era de mármol rojo y que la jarra que lo acompañaba era de porcelana de la misma tonalidad, una mampara de mimbre, vanitorio, toma toallas de bronce forjado, muy brillantes de tanto ser pulidos, un pequeño sofá para descansar después del baño y por si esto fuese poco, la estrella principal era la inmensa tina de mármol verde que estaba montada sobre patas de plata y que para sorpresa de la muchacha, ya estaba dispuesta con sales aromáticas y una incitadora espuma le daba la bienvenida a su confort.

 

           ─ Vaya a esta mujer sí que le gusta vivir con estilo y opulencia murmuró Bianca.

 

Y sólo le tomó unos dos minutos de salir de su ensoñación, debido a que su cuerpo tembló por el frío y comenzó a despojarse de su ropa hasta quedar completamente desnuda y sin dudarlo mucho, se introdujo a la tina y se relajó al máximo, tanto que no se dio cuenta y habían pasado treinta minutos y cuando recordó que la estaban esperando, por lo que decidió dejar tan exquisito placer y salir para reunirse con Ariza, aunque de buenas ganas la dejaría plantada una eternidad, pero no deseaba ser grosera con la dueña de casa, por lo que después de abandonar la tina, secó su cuerpo y se enfundo en la bata que tenía en el sofá.

 

Es hora de terminar con todo esto de una buena vez se dijo Bianca y salió de la habitación para encontrarse en el pasillo con la misma mujer de servicios que aguardaba por ella.

La acompañaré hasta el salón principal indicó la empleada.

Creo que me demoré un poco en el baño se excusó Bianca por la demora. estaba muy relajante después de esa lluvia.

Descuide. Era muy lógico con semejante aguacero que se pierda la noción del tiempo en un baño expuso amablemente la mujer, que sonrió un poco con la joven. Mi señora, dejó que usted disfrutará de su baño.

Su señora es muy considerada por lo visto masculló con desagrado Bianca.

Ella, procura atender muy bien a sus huéspedes y los acomoda en el ala este de la planta baja y sólo su familia disfruta de los mejores privilegios al situarlos en la segunda planta explicó la empleada.

 

Bianca, tragó en seco ante la infidencia de la empleada, al darse cuenta que ella estaba siendo tratada como un miembro de su familia, no pudo evitar ruborizarse un poco, a decir verdad, le dio cierta vergüenza.

 

Tenga la bondad de pasar señaló la mujer y antes de cerrar la puerta, añadió. Mi señora se reunirá con usted en unos cinco minutos, por favor, póngase cómoda.

 

La joven, solo asintió en vez de responder, cuando ya estuvo dentro del salón, suspiro por partida doble, ya que volvió a ser sorprendida con la elegancia y lujo con que esa casa estaba decorada. Realmente se sentía muy incómoda en medio de todo ello y su ansiedad salió a flote de inmediato y solo quería que la dueña de la estancia llegase rápido para aclarar las cosas y marcharse cuanto antes de ahí.

En vez de sentarse y esperar tranquilamente, se fue hasta el ventanal y se quedó viendo caer la lluvia sobre las pampas magallánicas, era conmovedor ver ese espectáculo y tan absorta se encontraba que no sintió entrar a cierta persona al salón.

 

Contemplar la lluvia es un placer incomparable susurró una sensual voz, en la espalda de Bianca.

Como un resorte, la Joven Rangel, se volteó a ver y no fue sorpresa hallarse con Ariza Pedrales a unos escasos centímetros suyos, cuyos ojos verdes la veían de un modo muy peculiar, distinto a la mirada de ayer, hoy y hace unos minutos atrás. Algo no estaba bien o simplemente el baño le afecto y veía todo distinto.

 

Veo que el baño te sentó bien comentó Ariza.

¡Em!sí respondió Bianca e iba a agregar algo más cuando, reparó en la forma en que estaba vestida, la anfitriona y sus labios se despegaron sutilmente por la escena que tenía delante de sus ojos.

 

Ariza Pedrales, estaba ataviada sencillamente en una corta bata de seda negra, que se ceñía mucho al cuerpo, dejando ver todas sus cuervas y demás encantos. Además de ser muy diminuta, alcanzando a tapar un poco más debajo de su trasero y que realzaban unas hermosas y bien formadas piernas largas y que de paso estaba descalza.

 

Su cabellera mojada y alborotada por el baño, hacían relucir aún más su aspecto gitano, sumado a ello, su forma de mirar, la hacían lucir endiabladamente sexy.

 

Definitivamente no habría persona alguna que pudiese resistirse a los encantos de semejante mujer y sólo ahí, Bianca, pudo comprender porque muchos hombres de la zona estaban locos por ella. Ariza, tenía una belleza exótica y embrujadora, muy parecido al que tuvo cierta mujer en la época colonial, cuya belleza fue la perdición de muchos y estamos hablando de la legendaria Quintrala.

 

¿Sucede algo? preguntó con sagacidad Ariza, que ya sospechaba que la joven estaba nerviosa con su aspecto y eso la deleitaba muchísimo.

¡Eh!...No carraspeó Bianca y añadió para zafarse de la pregunta. creo que debe aclararme por qué me trajo a su casa, si mal no recuerdo.

 

Una sonrisa se dibujó en la comisura de los labios de la estanciera, que intuyó las intenciones de la muchacha.

 

« Eres muy escurridiza querida, ya veremos qué tanto puedes evadirme y por cuánto tiempo» reflexionó Ariza.

 

Sin mucho preámbulo y deliberadamente, se ubicó frente a un sofá victoriano y procedió a sentarse, cruzando sus piernas y al hacerlo, quedaba claro que no dejaba nada a la imaginación y Bianca, se ruborizó de golpe y si la escena de bajos instintos dejo NK a Michael Douglas, lo mismos sucedió con ella. Tragó en seco y no sabía hacia dónde mirar por que una y otra vez sus ojos, volvían al punto focal…Ariza y su sexy postura.

 

Así estuvieron por espacio de cinco minutos, que para Bianca, fueron eternos y sofocantes y sólo Ariza, disfrutaba como nunca en su vida, era una delicia tenerla  a su merced, a la misma mujer que tanto amó en la otra vida y qué por cosas del destino volvieron en esta vida a reencontrarse, ¿ironías de la vida o jugarretas?, cualquiera fuese, se sentía afortunada de poder concretar en este tiempo su más anhelado sueño del pasado…tener con ella a su gran amor y no la dejaría escapar otra vez y si tuviese que ir más lejos, la haría su prisionera.

 

Es mejor que te pongas cómoda y tomes asiento, en vez de estar de pie susurró Ariza y la invitó a ubicarse junto a ella. así podremos platicar tranquilamente.

 

Tamaños ojos, fueron los que abrió Bianca, se sentía como animal enjaulado, queriendo huir desaforadamente de ahí y torpemente se sentó en el sofá más apartado de todos, muy lejos de la estanciera, provocando que una sonora carcajada se escapara de sus labios por su acto.

 

¿Se puede saber qué es tan gracioso? Inquirió algo seria Bianca, que se sentía muy vulnerable en esos instantes.

La presa sabe instintivamente cuando es acechada por el cazador provocó Ariza y al mismo tiempo que jugo sensualmente con sus cabellos sin perder el contacto visual con la joven. aun así, no puede evitar lo inevitable.

Sólo un intento de cada cinco, resulta efectivo desafió Bianca, en respuesta a la provocación de la otra.

No obstante, consigue su objetivo tarde o temprano aclaró Ariza, viéndola fijamente y puso énfasis en lo último la presa, será suya al final de cuentas.

 

Ante las palabras, Bianca, enmudeció porque no sabía cómo bajarle el perfil a las palabras e insinuaciones de la reina de las pampas y con un profundo suspiró, volvió al ataque con sus preguntas pausadas con anterioridad.

 

Creo que nos estamos desviando de lo que realmente es importante y que usted ha evadido ya varias veces concluyó Bianca y clavando su mirada en su interlocutora, prosiguió. ¿cuál es el motivo de qué me trajese hasta su hogar?

Sigues siendo muy impaciente indicó Ariza ¿cuál es la prisa?

Veo que usted sigue empeñada en jugar conmigo exclamó Bianca y se dispuso a levantarse e irse de una vez por todas, ya que nada conseguiría con esa mujer.

Vuelve a sentarte ordenó Ariza y añadió. es grosero de tu parte dejarme hablando sola.

 

En el acto, Bianca, se detuvo y volvió a ocupar su sitio, estaba algo intimidada por el tono imperativo de Ariza y no sabía porque, no le era muy agradable descubrir que tenía cierto poder de anularla o hacerla estallar con poco.

 

Sus ojos grises, buscaron en los verdes de Ariza, una respuesta a su pregunta y sólo halló un brillo que no supo cómo definir solo que en nada le agrado esa mirada, por el contrario la perturbó bastante y eso era un enigma, pero se supo sobreponer a ello y continuó en busca de respuestas.

 

Lamento si fui grosera con usted, pero no ayuda mucho que digamos, yéndose por las ramas espetó Bianca, cruzando sus brazos en su pecho, clara señal defensiva y antagonismo para con la estanciera.

¿Quién lo diría?...has cambiado mucho, Anaí reveló Ariza, al momento en que sus dedos acariciaban su mentón y debajo de la comisura de sus labios.

¿Cómo me llamó? preguntó en seco Bianca, cuyos ojos casi parecían desorbitarse de su cavidad y no era para menos, ya que sólo una persona sabía cómo se llamó en la otra vida.

Anaí murmuró despacio Ariza, al tiempo que escudriñaba en el rostro de la joven, sus reacciones internas y acotó. ¿sucede algo malo con tu nombre?

Debería decirle que no, pero no acostumbro a mentir y la verdad, sí hay un problema con ese nombre respondió llanamente Bianca dígame, ¿qué le hace suponer que me llamo Anaí?

 

Una burlona sonrisa, se bordó en los labios de la estanciera, no podía resultar más excitante ver que su amor, luchaba por tener control sobre la situación y poder adelantarse a los hechos y así, no revelar mucho de su pasado, a menos que…

 

« Acaso puede ser posible qué no recuerde mucho» sopesó mentalmente Ariza.

 

Sus ojos verdes, volvieron a tornarse más oscuros y penetrantes para la joven Rangel, desde el fondo de su corazón, sentía que estaba frente algo muy grande y un pequeño palpito, le vino a confirmar sus sospechas…esa mujer, tan imponente y prepotente, iba a causarle serios problemas y estaba a punto de descubrir su mayor temor que se iba a volver realidad.

 

¿En verdad, no recuerdas nada de tu pasado, Anaí? provocó Ariza, muy segura que sus palabras conseguirían despertar su conciencia y por ello, dejó su postura sexy y descruzó sus piernas y llevó su mano al mentón, apoyándola debajo de éste, a modo de postura de pensador griego.

¿Pasado?... inquirió Bianca y en eso cayó en cuenta de todo y contraatacó con preguntas. ¿qué sabe usted de mi pasado?... ¿y cómo sabe que me llamé Anaí?

Muy simple sentencio Ariza yo soytu pasado.

 

En el acto, Bianca, se levantó de golpe y acortó la distancia que había entre ambas, quedando a unos cuantos pasos y clavó severamente sus ojos en la estanciera.

 

¿Quién diantre es usted? espetó la joven y sus ojos grises ya a esas alturas echaban chispas. ¿Y por q dice qué es mi pasado?

 

Ariza, sin dejarle verla fijamente y menos, intimidarse con lo fiero de su mirada, se fue enderezándose, al mismo tiempo que hablaba…

 

  «Podrás huir todo lo que desees, pero yo te encontraré tarde o temprano porque nunca te librarás de mí»  citó textual Ariza, quedando frente a frente, cuyos ojos también se clavaron en los de su amor.

 

Los ojos grises de Bianca, se abrieron como platos y su memoria se abrió de golpe como se si despertase  de su letargo. Su más grande temor y pesadilla se hizo palpable una vez más en esta vida…

 

¡Por todos los cielos!...no puede ser exclamó balbuceante, Bianca.   Arlyn.

Así es, Anaí susurró Ariza y acercándose a la muchacha hasta casi quedar pegada a ella, añadió. Al fin de encontré, mi viejo amor.

Nono, puede ser contravino Bianca, sacudiendo su cabeza, aterrada por el descubrimiento. tú, no puedes ser Arlyn.

Pues lo soy refutó Ariza, con una mirada altanera y soberbia a la vez. fui en otra vida Arlyn, tu amor, a quién tu abandonaste cobardemente.

Maldita seacállate explotó Bianca, temblando de la rabia y miedo, añadió. no es suficiente que tú lo digasdame pruebas y sólo entonces creeré.

Sigues siendo una niña estúpida, Anaí. Así que quieres pruebas sentenció Ariza y abriéndose la bata, dejo ver sus pechos, para luego acotar. míralo por ti misma y ahora, niégame que sea la reencarnación de Arlyn.

 

Los labios de Bianca, temblaron por sí sólo, ya que sus ojos estaban fijos en  la cicatriz que Ariza, tenía en su seno derecho, una luna entrelazada con otra, símbolo de los gitanos de Europa, un antiguo clan y eso no fue todo, ya que en su cintura, llevaba un pequeño tatuaje de letras romané, que hacían alusión a un nombre…Tú, Anaí. En tiempos de antaño, cuando una pareja de amantes se entregaban en cuerpo y alma, solían sellar su promesa de amor, mediante un tatuaje con el nombre de su amor y que le pertenecía para siempre.

 

¿Lo recuerdas, Anaí? preguntó Ariza, llevando su mano hasta donde está el nombre de su viejo amor. Ese fue tu voto ante ley de mi puebloeres mía para siempre.

 

Bianca, simplemente se desplomó en suelo, cayendo de rodillas y su cuerpo, temblaba sin control, presa de los nervios y de la desazón de volverse a encontrar en esta vida con su viejo y único amor, que tanto dolor le provocó al mismo tiempo.

 

 Un nudo en la garganta, amenazaba con arrancarle la voz de un momento a otro y como fieras hambrientas, a su mente vinieron imágenes de ella y de Arlyn, viviendo su amor en todo su esplendor, su engaño y traición y las incontables noches de llanto que se sumergió por tener roto su corazón.

 

Anaí, nunca más volvió a creer en el amor y por más que fue cortejada por varios pretendientes jamás consiguieron el milagro. Su vida fue gris y solitaria, y el vació en su pecho, lo llenó con trabajo y servir a niños huérfanos de una lejana tierra que la acogió como hogar y nación, se podría decir que había conseguido arrancar de su vida a la mujer que amó y nunca más volvieron a cruzarse, ya que había un vasto océano que las separaba la una de la otra.

 

Cumpliendo su amenaza que lanzase ese día lluvioso…arrancó del corazón todo rastro y emoción que tuviera relación con Arlyn.

 Claro está, que uno cree vanamente que puedo salirse con la suya y volver como si nada a una nueva vida y es bien sabido que dónde hubo fuego cenizas quedan y que ni el tiempo puede borrar o acabar con algo que fue escrito con fuego en el corazón.

 

Ahora, el destino estaba de parte de Arlyn, mejor dicho, Ariza y le daría un duro escarmiento a la joven Rangel, mostrándole que la soberbia y tozudez, no conseguirían arrancar el amor que se concibió en su corazón y que ella, insensatamente condenó a una larga espera y en muy poco tiempo más, cobraría cada lágrima de sangre que se originó en su ser…lágrimas de un corazón enamorado.

 

Aunque me condenaste a la peor de las desgracias, jamás conseguiste tu objetivo murmuró gravemente Ariza, que la veía con una gélida mirada desde lo alto y no se conmovió con el dolor de la muchacha.

¿Qué quieres decir? preguntó a duras penas Bianca, alzando sus ojos grises hacia donde estaba su viejo amor.

Que ese corazón jamás ha dejado de amarme y sigo siendo su dueña sentenció secamente Ariza.

 

Al escuchar aquellas palabras, el corazón de Bianca, se contrajo fuertemente en respuesta a su comentario, dándole la razón. No obstante, la joven Rangel, no estaba dispuesta en someterse de buenas a primeras y se había hecho una promesa en el pasado y que en esta vida se encargaría de cumplir. No entregaría su corazón, nunca a la misma mujer.

 

Estás equivocada, si piensas que te saldrás con la tuya masculló Bianca, que se puso de pie y encaró a la estanciera más altiva que nunca. una vez te amé como a nadie, pero eso fue en el pasado, ahora es otra historia. No creas que he venido a la vida para amarte nuevamente porque eso no será así, lo único que albergo por ti son sentimientos hostiles desde que te vi y la mejor prueba de mis palabras es que ni siquiera te reconocí por tu apariencia y eso viene a demostrarte que no hay amor dentro de mi corazón para ti.

 

Los ojos verdes se empequeñecieron al punto de dar la impresión de estar cerrados, más ese no era el caso, había sido un duro revés escucharle decir aquellas palabras, pues no dejaban de tener cierta razón, sólo Ariza, recordaba todo y desde que la vio bajarse de la camioneta y pudo acercarse a unos cuantos metros que tuvo la certeza de que era la viva imagen de la mujer que amó en su pasado y sólo necesitó cruzar algunas palabras para confirmar que era ella realmente su gran amor. A pesar de lo duro del comentario, estaba muy lejos de darse por vencida y si el destino las volvió a reunir era para zanjar lo que no pudieron concluir antes, ahora tenían esa nueva oportunidad y Ariza Pedrales, no dejaba cabos suelto y jamás renunciaba a nada y mucho menos lo haría tratándose del amor de su vida, porque ella, jamás dejó de amarla y aún ahora, su corazón latía para la que es ahora, Bianca Rangel.

 

Ya te lo dije una vez, no podrás conseguir arrancarme de tu corazón advirtió Ariza y para demostrarle que no mentía y sin previo aviso, la cogió entre sus brazos y se adueñó de sus labios, sellando el destino de las dos.

 

Bianca, algo aturdida por el movimiento sorpresa, no consiguió reaccionar enseguida y una vez que lo hizo, luchó con todas sus fuerzas por zafarse del agarre y de los labios que la tenían cautiva. Sin embargo, ya era muy tarde para ella, porque desde el minuto en que Ariza, poso sus labios sobre los suyos, el corazón de la joven Rangel, simplemente se fracturó  por completo, rompiendo todos los cerrojos y muros que fueron construidos como prisión. Al igual que una persona que se creyó muerta por el médico, de un momento a otro consigue el mayor milagro y enigma, al mostrar en la pantalla de la maquina pequeñas y nuevas pulsaciones que indican que ha vuelto a la vida.

 

El beso de Ariza, no era brusco o dominante, sino suave y delicado, una caricia que venía a demostrar todo el amor que tenía dentro de sí y que sin alternativa tuvo que dejar suspendido en el limbo a la espera de una nueva oportunidad para dar rienda suelta a su sentir y esa ocasión había llegado, el sediento de amor reclamaba lo que era suyo por derecho y provocarían en la otra joven, un tornado de sensaciones en todo su cuerpo, ya que oprimido al fin había sido dejado en libertad.

 

Como torrentes de lava, la memoria del cuerpo, mente y corazón de la antigua Anaí, bullían en descontrol y hacían de la muchacha presa de todo lo que iba sintiendo por medio de un simple beso, como las flores al paso del sol, abrían su capullo dándole la bienvenida al astro rey, así su ser respondía a esa profusa y delicada caricia, ese beso que le robaría todo en su vida.

 

Los minutos parecieron eternos y eso que solo eran unos tres a lo sumo y que fueron finalizados por la falta de aire de ambas mujeres, apartándose lentamente la una de la otra.

 

Los ojos verdes de Ariza, ya no eran altivos ni duros como antes y tampoco los de Bianca, que estaba aturdida y sus ojos denotaban claros signos de estar conmocionada, pero no había indicio de enojo en su ser.

 

Y Ariza, aprovechó parara recordarle la promesa que hicieran tiempo atrás…

 

Nuestros corazones fueron unidos y sellados ante las estrellas y ante el creador por lo que mano alguna podrá borrar u apartar concluyó una nostálgica Ariza, evocando viejos votos ante el altar de los cielos.

 

De los grises ojos de Bianca, un brillo fugaz y profundo se desprendió por unos segundos, compartiendo el mismo sentir que una vez las unieron y las convirtió en un solo ser complementadas a la perfección, fueron la una de la otra, amantes y un solo corazón.

Tiempos distintos se funden en ese preciso instante en que Bianca, admite internamente que esa verdad, la marcó a fuego y que por cientos de años añoró como nunca y que a la vez fue su martirio que le corroyó el alma cada vez que los cielos se tapizaban de estrellas, recordándole una promesa que ella misma rompió por causa de la traición sin darle una chance a que se explicará a quién creyó su mitad, su alma gemela, Arlyn.

 

Ni tú ni yo podremos borrar el pasado, Ariza esgrimió una taciturna Bianca, que se dispuso a alejarse de la estanciera.

Podemos mejorar nuestro presente y hacerlo distinto, Bianca refutó Ariza, que la detuvo al sostenerla del brazo e impidiendo que se volvieran a dar las mismas circunstancias pasadas.

 

Cuando Bianca, se disponía a responderle, de súbito se escuchó un grito proveniente de la planta baja de la casa y ambas mujeres, quedaron expectantes tras esa voz. Y segundos, después, se volvió a escuchar ahora más nítido…

 

B I A N C A se escuchó una vez más ¿en dónde estás?

¿Marcela? se preguntó a sí misma, Bianca.

 

En eso, la estanciera reaccionó y su rostro se tensó en el acto y profirió…

 

¿Quién diantre se cree para venir a gritar de ese modo en mi propia casa? masculló una airada Ariza, que ya cerraba la puerta de golpe.

 

Segundos más tarde, cuando la rubia jefa de Bianca, ya se disponía a subir la escalera para buscar a su compañera, se topó de frente con la estanciera, que la recibió tal cual estaba vestida y con cara de muy pocos amigos.

 

Se puede saber, ¿qué haces en mi casa y quién te dejo entrar?  inquirió seca Ariza.

No estaría aquí, si tú no hubieses traspasados los límites con respecto al personal de mi empresa, que por cierto no te pertenece, has ido muy lejos esta vez espetó duramente Marcela, que no dejó de subir las escaleras y enfrentar a la dueña de la estancia los pozos.

¿Traspasar límites? preguntó Ariza, que se plantó delante de la inspectora, impidiéndole seguir avanzando. ¿de qué rayos hablas?

Te parece poco atentar contra la vida de uno de mis empleados y más encima secuestrarlo acusó Marcela, en el mismo tono imperativo de la otra mujer.

Vienes sin permiso alguno a mi casa, dando gritos cosa que ni yo hago;  y tienes la tupeza de levantarme semejante calumnia reprochó cabreada Ariza para ello, necesitas una orden de un juzgado para allanar mi hogar.

 

Marcela, no se dejó amedrentar por la fiera mirada ni las palabras de la estanciera, por lo que puso una de sus manos sobre su cadera, clara señal de provocación; y levantando su barbilla, respondió…

 

Entonces me dirás, ¿por q el jeep de mi empleada, está abandonado e incrustado frente a un cerco de otro estanciero, indicios muy claros de que intentaste provocar que Bianca, volcase su coche. enunció las infracciones con saña Marcela y por si esto fuese poco, la señaló con un dedo para proseguir. y tengo la suficiente autoridad para hacerlo, porque en este momento soy la encargada de todo mi personal y por ello, estampé una denuncia en el retén de carabineros por intento de homicidio y secuestro de Bianca Rangel.

¿Que tú hiciste qué cosa? inquirió rabiosa Ariza, sujetando de las solapas de la chaqueta a la inspectora, tal era el agarre que la levantó unos milímetros del piso y amenazó. acaso no sabes con quién te estás enfrentando, pobre estúpida.

 

Los ojos verdes de Marcela, centellaron en el acto y sin inmutarse ante la situación, prosiguió…

 

Quítame las manos de encima, será mejor demandó cortante Marcela y añadió.   tienes todas las de perder con semejante actitud de forajida y dime dónde tienes a Bianca.

 

La respuesta de Ariza Pedrales, no se hizo esperar y en el acto la palma de su mano se estrelló con el rostro de la inspectora, girándole en 90 grados al mismo tiempo que se  escuchó…

 

Detente Ariza ordenó Bianca, que sostuvo la mano de la estanciera que iba por un segundo intento. ¿cómo te atreves a golpear de ese modo a Marcela? Acaso te has vuelto loca o qué.

 

La mencionada, sólo se dignó a mirarla contrariada por la interrupción y menos viniendo de la mujer que aún seguía amando.

 

No permito que se me insulte de ese modo y mucho menos en mi propia casa aclaro con disgusto Ariza.

No malgastes tu tiempo, Bianca señaló Marcela está mujer está acostumbrada a comportarse cómo se le da la gana y nunca ha permitido que nadie la contraríe. Piensa que todo le pertenece y es dueña del mundo.

  Eso no le da derecho a tratarte de ese modo espetó Bianca, acariciando con sutileza el rostro de su jefa. ahora dime, es verdad eso que mencionaste acerca de una denuncia o escuché mal.

Oíste bien corroboró Marcela he venido acompañada de un móvil de carabineros para comprobar mi reclamo del secuestro e intento de homicidio.

¡Por todos los cielos! exclamó Bianca, viendo por el rabillo de sus ojos, la reacción de Ariza, que en ese momento estaba impertérrita ante la caricia de la joven Rangel como de las palabras de la inspectora. ¿podemos anular esa denuncia?

De ninguna manera contradijo Marcela, viéndola fijamente que no te das cuenta que casi provocó un accidente y que podrías haber muerto por su culpa.

Pero estoy bien, Marce alegó Bianca en defensa de Ariza. estoy viva y en una pieza.

Lamento que no veas la gravedad del asunto y le bajes el perfil reprochó Marcela porque yo no retirare la denuncia y sentará precedentes para el futuro y que los estancieros aprendan de una buena vez, a respetar al personal de Enap y no a tratarnos como a insectos que pueden pisotear cuando les venga en gana.

Marce imploró Bianca, un tanto asustada por las consecuencias que ello, iba a implicar y todo por su culpa.

No insista más denegó Marcela y tomándola firmemente del brazo, la instó a seguirla es mejor que nos vayamos y puedas abrigarte o pescarás una pulmonía.

Ella se queda protestó al instante Ariza, asiéndola del otro brazo. tú no vas a dar órdenes en mi casa.

¡Perdón! exclamó molesta Marcela, quién se volteó enseguida hacia donde estaba la estanciera. creo que no estás en posición de objetar nada, Ariza y por tu propio bien, más te vale que no sigas acosando a mi empleada.

¿Estás desafiándome? inquirió con un tono peligroso, Ariza al mismo tiempo que su rostro quedo frente al de la inspectora.

Tómalo como una advertencia por ahora provocó Marcela con altivez y burla en sus ojos, y luego acotó. además, debo aclararte que yo no soy como Alejandro ni Héctor.

 

Ambas mujeres, sacaron chispas en sus ojos verdes, pues por primera vez se veían en un escenario totalmente distinto a los anteriores y que quedó demostrado que ninguna de las dos tenía la mínima pizca de temor, sería un choque colosal a futuro por un mismo objetivo…Bianca.

 

Es hora de irnos, Bianca demandó Marcela, jalando a la muchacha y sin dejar de ver a la estanciera.

Espera, mi ropa señaló Bianca, que en vano trato de frenarla.

Ya te la enviará de regreso, la señorita Pedrales sentenció Marcela, quitándose su chaqueta, la puso sobre el cuerpo de Bianca y de un solo tirón la llevo escaleras abajo y en cosa de segundos, desaparecieron de la vista de Ariza.

 

Por su parte, Ariza, se quedó mordiendo la rabia en su amor propio, ya que fue ridiculizada por una simple mujer que no solo la amenazó en su propia casa sino que además, le quitó de las manos a la mujer que amaba.

 

Ya vas a ver Marcela Paredes profirió una airada Ariza, que apretó fuertemente los puños de sus manos, que estaban inundados de coraje ante la afrenta de la mujer.

 

El destino es impredecible, juega a su antojo con las personas y más encima pone tropiezos para que los salves y otras veces, te pone algo que no contabas…Un rival.

1 comentario:

Ángelus dijo...

Lo que yo decía ^^... Ariza tiene competencia muy dura; Marcela jejejejeje. A ver como sigue esto, sobretodo ahora que ambas estan entre sus vidas pasadas y las presentes. Buff... Que intenso.

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