mujer y ave

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jueves, 21 de noviembre de 2013

Entre recuerdos y el presente.


Capítulo 4. Entre recuerdos y el presente. Destino implacable.


La lluvia caía copiosamente en el instante en que la dueña de la estancia de los pozos, Ariza Pedrales, se mostró en su faceta más intimidante, en donde se confabuló con los elementos para tener un aspecto siniestro y embrujador a la vez, como si de pronto el pasado se hiciera presente y una escena similar pasara enfrente a los ojos de una joven que antes era de similar aspecto a Bianca.

«
¿Dónde crees que vas Anaí? preguntó una joven de piel morena, cuyos vestidos estaban empapados por la lluvia, mientras se apreciaba como un hermoso camafeo que adornaba su cuello, bajaba y subía al ritmo de su respiración agitada.


Eso ya no es asunto tuyo señaló la joven llamada Anaí, cuyo cuerpo estaba cubierto por una capa roja que la cubría de la lluvia y en algo protegía sus finos vestidos de seda azul y la capucha de su capa, sólo dejaba ver su rostro blanco y sus pequeños ojos grises, que en ese momento lucían opacos y fríos como esa misma noche torrencial.
¿Qué no es asunto mío? inquirió con disgusto la otra joven. déjame decirte cuan equivocadas estás, sí piensas que saldrás de mi vida así como así.
Veo que eres una mujer cínica y mentirosa, que no se detiene ante de nada con tal de conseguir tus propósitos. Utilizas a la gente a tu antojo y no te interesan en absoluto sus sentimientos acusó Anaí no quiero verte más en mi vida ¿me has oído Arlyn?
Te oí muy bien, cuando lo dijiste frente a mi futuro esposo afirmó Arlyn pero, eso no significa nada.
¡Por Dios! exclamó Anaí ¿qué eso no es suficiente para ti?, te vas a casar a Arlyn, y te lo guardaste muy bien hasta el último minuto, haciéndome creer que me amabas.
Yo te amo, Anaí aseveró Arlyn, acercándose a paso firme a la otra muchacha. El que me case con él, no cambiarán las cosas entre tú y yo. Es a ti quién amo y he amado desde que te conocí en la corte.
Sólo fui una entretención nada más como tantas otras  en tu vida reprochó Anaí, mientras retrocedió unos pasos, quedando pegada al carruaje. ¿qué podía esperar? Sí la mujer más hermosa de toda la ciudad, hija de un rey gitano, codiciada por todos los nobles  y ricos de este país, se iba a fijar en una mujer y menos que es hija de un mercader.
No digas eso, sabes que nunca me ha importado ese tipo de cosas corrigió Arlyn, asiendo del brazo a la muchacha.
Suéltame, no me vuelvas a tocar en tu vida gritó Anaí, presa de la rabia y decepción, apartándose como un rayo de su lado. eres una mentirosa, si fueran ciertas tus palabras, no te estarías casando con Vladimir.
No soy ninguna mentirosa y si me caso con él, es porque no tengo más elección, son órdenes de mi padre y no puedo desobedecerlo mencionó con pesar Arlyn.
Reconócelo Arlyn, alguna vez en tu vida. incitó Anaí, a decirle la verdad. eres una mentirosa que no deseaba que se supieran las cosas, por eso te opusiste tanto en que fuera a ese baile porque sabías que en ese lugar iba a descubrirlo todo.


Arlyn, en vano trató de acercarse una vez  más a la muchacha, pues ésta, la detuvo en seco al sacar un pequeño revolver que llevaba escondido entre sus ropas. Los ojos verdes de la joven, no dejaban de verle con espanto y ver que podía ocurrir una desgracia sino tenía cuidado con sus palabras tanto como sus actos.


La verdadera razón por la que no deseaba que fueras, era porque quería ser yo la que te lo dijese y no otros refirió Arlyn, clavando sus ojos en la joven. había convenido con mi padre de estar una hora en ese baile para luego, estar junto a ti y contártelo todo y darte mis razones de por qué lo estaba haciendo.
Aunque fuese verdad lo que dices, ya no puedo creerte más señaló con tristeza Anaí ahora lo único que deseo es estar muy lejos de ti y tus mentiras, no quiero volverte a ver Arlyn, no quiero recordar que alguna vez te amé.
Eso no lo conseguirás jamás sentenció Arlyn porque nunca dejarás de amarme como yo tampoco lo haré.
¡Óyeme bien Arlyn! advirtió Anaí arrancaré tu nombre de mi corazón aunque se me vaya la vida en ello.
Ni volviendo a nacer conseguirías un hecho así bramó una indignada Arlyn.
Si tuviese la oportunidad de volver en otra vida, te juro que haré hasta lo imposible por que no vuelvas a cruzarte en mi camino sentenció Anaí.
Ni en esta vida ni en otra podrás librarte de mí amenazó Arlyn Podrás huir todo lo que desees pero yo te encontraré tarde o temprano y verás que nunca te mentí.
Un mentiroso lo será siempre murmuró Anaí, subiendo al carruaje sin dejar de apuntar en dirección de Arlyn, hasta que desapareció de su vista.


Los ojos verdes de la joven, no dejaron de verla hasta que se perdió por las callejuelas empedradas de la cuidad. Aunque hubiese corrido en busca de guardias que impidieran el paso al coche de su amada, de nada hubiese servido ya que no conseguiría aplacar el dolor y la tristeza que vio en aquellos ojos grises que tanto amaba. Era su culpa por no poder romper un compromiso que fue pactado con anterioridad cuando era una niña de seis años.


En las costumbres de los gitanos, la ley del rey, no se discute y se acata sin reprochar nada y con mayor razón para los hijos. Un destino que se sellaba al momento de nacer para algunos casos en particular.


Corre cuanto puedas amor mío, yo te encontraré donde quiera que vayas, jamás renunciare a tu amor susurró Arlyn, al tiempo que lágrimas se perdían por sus mejillas.»


Después de tantos años, el destino vuelve a ser de las suyas y pone en un mismo escenario a las mismas mujeres con diferentes nombres pero con similar aspecto, con la salvedad que una de ellas, no recuerda su pasado, salvo por ciertas pesadillas que la han acompañado desde que era una niña y el rostro de una mujer que la persigue y amenaza con volverse a encontrar.


Esa joven, no consigue vislumbrar el rostro de aquella mujer, lo único cierto que esa imagen le produce mucho dolor y temor, al punto de hacerse ver por una mujer vidente de cosas paranormales, quién al momento de posar sus ojos en la muchacha comprobó que su tomentoso pasado la persigue y le advierte de ese hecho. Motivo por el cual la joven, decide huir cuanto antes del lugar y así, torcerle la mano al destino.


Sin embargo, la vida tiene muchas vueltas y nunca sabes cómo llegas al mismo sitio en que volverás a verte las caras con quién fue la persona más importante de tu vida en otra época.


Una sonrisa, se bordó en los labios de Ariza Pedrales, tras comprobar el rostro conmocionado de su viejo amor, el brillo de esos ojos grises, le indicaban cierto pavor y a su vez, asombro de verle ahí.


¡Vaya, vaya! parece que viste un fantasma o algo similar, Bianca se burló de plano Ariza.


La mencionada, salió de su estupefacción y levantó su mentón en forma desafiante, ya le comenzaba a caer bastante mal esa mujer y para colmo de males, ya le salía hasta en la sopa, parecía que el mundo giraba en torno a ella.


Más bien diría, pesadilla escupió Bianca, clavada aún el suelo ripioso del sector de cañadón grande.
Jajaja soltó una sonora carcajada Ariza, para luego, añadir. me gusta eso, eso me indica que estás bien. A decir verdad, yo esperaba que estuvieras hecha un manojo de nervios al borde de la histeria y el llanto.
En verdad, usted le hace honor  a todos los sobrenombres que le han colgado soltó Bianca, que la vio duramente al recordar que casi se vuelca por su imprudencia. se puede saber, ¿qué pretendía al cruzarse de ese modo?
Antes de responder a tu pregunta y sacándome la curiosidad mencionó Ariza y preguntó de frentón ¿Cuáles serían esos apodos?
No me corresponde a mí decírselo sino a los que la llaman así refutó Bianca ahora, responda mi pregunta.
¡¿Cuánta impaciencia, señorita Rangel?! ironizó Ariza, dando los últimos pasos para quedar de frente a la joven. es una lástima que no demuestre su educación de la cual hacía tanto alarde hace unas horas atrás.


Los ojos grises de Bianca, se empequeñecieron al máximo, había algo familiar en esa mujer que no le gustaba y ahora, recién reparaba en ese detalle, es como si su sexto sentido le advirtiese que se cuidase de ella. Por lo que decidió, tomar en cuenta ese presentimiento, más no dejaría pasar el hecho, de que esa loca mujer por poco y consigue matarla con una maniobra tan descabellada e irresponsable.


  Ya que no va a responder lo anterior, al menos dígame, ¿Qué es lo que usted quiere de mí? preguntó seca Bianca, ya cansada de los comentarios burlones de la mujer.
¿Por qué comes ansias Bianca? inquirió Ariza, cuyos ojos centelleaban divertidos. tenemos todo el tiempo del mundo para que tú sepas lo que yo quiero de ti.
Usted, es una especialista en evadir preguntas, señorita Pedrales argumentó Bianca, cabreada de las evasivas de la mujer, ya parecía al cuento del gato y el ratón.
Y tú, eres una muchacha muy impaciente queriendo llevarse al mundo por delante expresó Ariza, que jugaba con los botones de su blusa que estaba adherida a su curvilíneo torso, que por cierto tenía bastantes atributos que eran ignorados por la otra joven.
¡Esto se acabó! no estoy para aguantar más sus comentarios e ironías masculló una molesta Bianca, que giro sobre sus talones para largarse de ese lugar.
Un momento, señorita Rangel señaló Ariza, deteniéndola por el brazo y volteándola a ver yo aún no termino contigo, hay muchas cosas que voy a enseñarte y una de ellas, es saber escuchar y poner atención cuando se te habla.
¿Quién es usted para imponerme cosas? confrontó en el acto Bianca, apartando las manos de la estanciera de su brazo. Cuando no tiene la mínima decencia en responder las preguntas que le hiciera.
Vas a tener todas tus respuestas en su debido momento aclaró Ariza, volviendo asir el brazo de la muchacha. Por ahora, vendrás conmigo y salir de este aguacero infernal.
Yo no iré con usted a ningún sitio respondió la joven, tratando de zafarse del agarre y de ser arrastrada por Ariza, hasta su camioneta.
Pues cuánto lo siento por ti declaró arrogante Ariza y jaló con fuerza a la muchacha hasta casi pegarla a su cuerpo y sin pensarlo mucho, la envolvió con los brazos y empujó su cuerpo hasta llevarla hasta su vehículo.


Por más que la joven Rangel, luchó oponiendo resistencia con su cuerpo y tratar de mantenerse clavada al piso, sólo consiguió que la fuerza que empleará Ariza fuese mayor, provocando un contacto muy íntimo entre ambos cuerpos que a pesar de lo gélido de la lluvia que caía sobre ellas, pequeñas corrientes dejaban sentirse entre ambas, producto del roce o tal vez de algo más… ¿quién sabe lo que puede guardar la memoria de un cuerpo, ya conocido?


Cuando, ya estaban cercanas a la puerta de la camioneta, Ariza, estrechó más contra su cuerpo a la muchacha por medio de su brazo izquierdo, mientras liberó su otro brazo para alcanzar la manilla de la puerta y cuando consiguió abrirla, empujó con firmeza a la joven al interior de esta, asegurándose de cerrarla de inmediato con seguro y sin dejarla de verla a los ojos, cruzó por delante  y ocupó su lugar frente al volante, cerrando con seguro todas las puertas y evitando que su prisionera intentará escapar.


¿Qué rayos cree que está haciendo? preguntó iracunda Bianca.
Lo que ves y que ya te advertí de ante mano, pero tú para variar no prestas atención a lo que yo te digo aclaró Ariza, sacudiéndose un poco la cabeza, antes de arrancar su coche.
Usted está loca, con qué derecho hace todo esto si se puede saber exigió Bianca además, esta mi auto que no voy a dejar botado por hacerle caso a una desquiciada como usted.


Tras eso, se desató la verdadera hecatombe en Ariza, que sintió arder la sangre en todo su cuerpo con las palabras de la joven y en un movimiento fugaz, ya estaba sobre el rostro de la joven y sus ojos verdes echaban chispas por doquier, se inclinó en forma más intimidante sobre la muchacha y soltó de pronto…


Lo hago con todo el derecho del mundo y dentro de muy poco vas a saberlo, querida mía confesó con pasmosa frialdad Ariza. En cuanto a tu auto, ya vendrán a recogerlo, los lame botas de tu empresa. Ves que no hay nada de qué preocuparse.


Dicho esto, se quedó unos segundos, casi eternos viéndola fijamente, sus ojos verdes no dejaban de ver el rostro de quién por tantos años, lloró sin consuelo alguno, tras su partida condenándola a una vida miserable y vacía.


Motivada por un impulso, poso uno de sus largos dedos sobre los labios pequeños y tersos de Bianca, que fue presa de  un sentimiento de pavor y a la vez, estaba hipnotizada con lo que hacía Ariza, sobre sus labios.


Muy despacio, dibujó todo el contorno de los labios de la muchacha sin apartar la mirada de eso ojos grises, que la veían como en un ensueño, totalmente conmocionada. Era tan agradable la sensación de volver acariciar la piel de la mujer que tanto amó, que no tenía precio describir la exquisita sensación que ello le producía en todo su ser, su piel tan suave, cálida, tan tierna como la recordaba desde la otra vida, que no pudo evitar soltar un suspiro, que en el acto ahogó en su pecho para no volver a mostrarse vulnerable ante aquella, que la castigó a  la miseria más grande que puede tener ser humano alguno, ser despojado del amor.


Tan imprevisto como lo hizo, retiró su dedo de los labios de la joven Rangel y regreso a una mirada fría y burlona como siempre, apartándose del cuerpo de la muchacha, para ocuparse de lo esencial en ese momento, conducir.


Hora de largarnos de este lugar señaló Ariza, y arrancó su camioneta con un giro de 90 grados a su volante y tomó el camino de regreso a casa.


No volverían a cruzar palabra entre ellas, debido a que Bianca, estaba  demasiado aturdida y sin poder articular palabra alguna. Mientras que Ariza, estaba preocupada del camino y de cientos de pensamientos que inundaban su cabeza en ese momento.
«No debo dejar que interfieran en mis planes, al menos no hoy. Debo ver que les diré para conseguir mi objetivo de retenerla a mi lado» analizaba mentalmente Ariza.


Mientras ambas, permanecían sumidas en sus mundos. La camioneta de la empresa petrolera, estaba a una cuesta de volver a encontrarse con la camioneta de la estanciera.
Lo único que deseo es que esa mujer de los abismos, no haya alcanzado a Bianca refunfuñaba Alejandro.
Lamento no poder ser optimista en ese sentido amigo mío argumentó Atalía pero es muy poco probable que Bianca haya podido escapar de esa mujer.


No había terminado de hablar, cuando divisaron que en sentido contrario venía veloz la camioneta de la dueña de los pozos.


Hablando del rey de Roma y éste que asoma escupió un mal humorado Alejandro.


En un abrir de ojos, la camioneta de la estanciera, frenó en seco al lado de la camioneta de Enap y bajando la ventanilla de su auto, les habló cortantemente y al mismo tiempo que ambos hombres comprobaron que la misma Bianca, venía de copiloto, causando gran sorpresa en ambos.


Será mejor que se apresuren en recoger el auto de la señorita Rangel, antes de que alguien se lo pueda robar mencionó Ariza por cierto, ella vendrá conmigo, tenemos temas pendientes que resolver y cuando haya acabado, regresará con ustedes. Buenas tardes caballeros.


Fue todo lo que impuso una vez más, la dueña de la estancia de los pozos y sin dejarles decir, esta boca es mía, arrancó rauda del lugar, dejando una cortina de agua que salpicaba a los costados de la velocidad con la que iba.


Esa mujer profirió Alejandro, apretando fuerte el volante como queriendo romperlo con sus propias manos, de la impotencia que le causaba  los caprichos e imposiciones de esa mujer.


Atalía, viendo con espanto la actitud de Alejandro, que ya comenzaba  a dar muestra de un gran fastidio en contra de la estanciera, trató de inmediato de bajarle el perfil al asunto.


Hombre ten calma, al final de cuentas, vimos que Bianca, está en una sola pieza comentó Atalía tú sabes, que contra Ariza, no podemos hacer nada.
Ese es el maldito problema siseó Alejandro que siempre terminamos haciendo su santa voluntad, ya parecemos sus títeres. Tú me perdonarás Ata, pero esta situación ya comienza a cansarme y voy a viajar cuanto antes a Santiago y ver qué podemos hacer al respecto.
¿Estás hablando en serio? preguntó un incrédulo Atalía.
Muy en serio. Es más viajare esta misma noche si es posible confidenció Alejandro y echando andar el auto, acotó ahora vamos por el leer de Bianca, que tu llevarás al campamento, porque yo tomaré rumbo a Punta Arenas.


Tras las palabras del mandamás de la empresa, un silencio sepulcral se instaló en la camioneta y Atalía, quedo meditando para su interior.


«Tenía razón en mi impresión de ayer, has llegado para cambiar las cosas, querida Bianca» reflexionaba Ata.

La verdad, nunca estuvo errado en sus conclusiones, pues con la llegada de Bianca Rangel, toda la vida de ese campamento se pondría de cabeza y más para la dueña de la estancia, que vendría a descubrir que la misma mujer que tanto amo, ya no era la misma y sería una de las cosas más sorprendentes de descubrir y asumir a la vez.


1 comentario:

Ángelus dijo...

Que historia más triste, la de Anaí y Arlyn. Lleno de odio y rencor. Nunca me han gustado estas rupturas, pero si dan comienzo a una aventura como esta, entonces merece la pena leerlas de principio a fin.

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