─ Bien, Raniel -dijo Alesia ─ veo que eres muy honesta de tu parte.
─ Ya cumplí con mi parte ─ mencionó Raniel ─ podrías decirme ahora, el motivo de tu comportamiento.
─ Me esperas un
segundo ─ acotó Alesia ─ hago una llamada y vuelvo.
─ Está bien ─ respondió Raniel.
Alesia, sacó de su chaqueta, un celular y se dispuso a marcar y después de un
segundo, alguien respondió al otro lado.
─ ¿Cómo estás? ─ preguntó Alesia.
─ Bien, pero a qué se debe tu llamada ─ señaló una voz femenina ─ pensé que no querías que nadie interrumpiese tus
adoradas vacaciones.
─ Jajaja, muy graciosa ─ Bromeó Alesia ─ es verdad, pero esto es importante.
─ Vaya, entonces dime ─ mencionó la voz.
Pasaron unos quince minutos de una prolongada conversación.
─ Hazlo y después veremos ─ Demandó la voz.
─ Perfecto, así lo haré ─ respondió Alesia ─y procedió a terminar la llamada.
Entre tanto Katherine y Raniel platicaban a gusto sobre las bondades de la
ciudad, cuando llegó junto a ellas, Alesia.
─ Bien lo prometido es deuda, Raniel ─ comentó Alesia ─ perdona que no pueda decirte del todo este asunto, pero tienes
una particular forma de dibujar y el retrato, me trajo recuerdos de alguien muy
importante para mí y quiero mostrárselos para que
pueda comprobar mi historia.
─ ¡Um! ─ exclamó Raniel ─ eso no se va a poder, jamás me he desprendido de unos de mis dibujos,
llámalo egoísmo, pero son como hijos para mí. Si quieres puedes fotografiarlos y con esa cámara que tienes, que es de buena calidad, seguro saldrán bien.
─ Vaya, no resulto como quería ─ acotó Alesia ─ pero algo, es algo. Me dejas.
─ Claro ─ respondió la joven Larson.
Así, la muchacha, tomó todas las fotos que quiso y una vez finalizado, devolvió
el block a su dueña.
─ ¿Alguna vez has estado en Inglaterra? ─ preguntó Alesia.
─ No, para nada ─ comentó Raniel ─ con mucha suerte he salido hasta Puerto Natales y Santiago, pero más de eso no.
─ Entiendo ─ dijo Alesia.
─ Nosotras nos vamos por dos semanas a Torres
del Paine de excursión ─ informó Katherine ─ y nos gustaría platicar un poco más contigo, ¿dónde
te podemos ubicar?
─ ¡Este!... ─ señaló la joven un tanto curiosa ─ aquí.
─ ¿Cómo que aquí? ─ exclamó Alesia con un marcado acento Británico y siútico, que le pareció muy gracioso a Raniel.
─ Perdona ─ se disculpó la joven ─ me refería a que podrás encontrarme al
frente, ya que trabajo en el museo.
─ ¿Por eso sabes Inglés? ─ preguntó Katherine un tanto divertida.
─ Jajaja ─ bromeó Raniel ─ no exactamente, digamos que es una norma en mi familia.
─ Pero el saber idioma, es fundamental en un
mundo tan competente ─afirmó Alesia.
─ Jajaja ─ dijo entre risas Raniel ─ eso será en Europa, aquí en mi país, no es obligación y es más opcional y como buen Chileno, somos bien
relajados.
─ Eso he sabido ─ comentó Katherine con picardía ─ en Latinoamérica, todos son
más gozadores y muy buenos bailarines de salsa y algo más.
Ambas muchachas se miraron y no pudieron contener la risa por mucho tiempo.
Alesia, que conocía los gustos de su amiga, movía la cabeza, ante tal
sugerencia.
─ Eres una bribona empedernida ─ exclamó Alesia.
─ Soy una mujer joven y regia ─ aseveró Katherine ─ y quiero disfrutar de los placeres de la vida, lo más que se pueda.
─ ¡vaya no pareces del tipo de mujer audaz! ─ exclamó asombrada Raniel.
─ ¡Disculpa! ─ exclamó Katherine, haciendo un gesto de ofendida ─ soy una mujer moderna con deseos de
disfrutar de la vida en su plenitud.
─ Jajaja ─ rió Alesia
─ Jajaja ─ bromeó Raniel ─ eres divertida.
Después de aquello, la joven Larson, vio la hora en su reloj de pulsera y
comentó...
─ Bueno, debo despedirme porque mi tiempo de
descanso ha concluido y debo volver a mi trabajo ─ señaló ésta.
─ Espera un momento ─ rogó Alesia ─ un último favor.
─ Dime ─ dijo Raniel.
─ Podrías darme tu número de fono ─ demandó Alesia ─ para llamarte cuándo estemos de regreso.
─ ¡Um! ─ exclamó Raniel ─ ustedes son muy insistentes, no suelo darlo a desconocidos, pero
presiento que estará bien con ustedes.
─ ¡Gracias! ─ dijo Alesia.
─ Toma ─ dijo Raniel ─ aquí tienes.
─ Nuevamente, gracias ─ acotó Alesia.
─ No
hay problema ─ señaló Raniel ─ ha sido un placer conocerlas, será hasta su
regreso, que tengan un buen viaje y disfruten del paisaje, les encantará.
─ Claro que lo haremos ─ indicó Katherine.
─ Será hasta dos semanas más ─ señaló Alesia.
Las muchachas se despidieron de Raniel y se unieron a su grupo, no sin antes
observar, como la joven dibujante se perdía dentro de aquel edificio.
Alesia toma nuevamente su celular y marca.
─ Anabelle ─ dijo Alesia ─...
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