mujer y ave

mujer y ave

jueves, 21 de noviembre de 2013

Entre la espada y la pared

Capítulo 3. Entre la espada y la pared. Destino Implacable

 

Aunque el día había comenzado con una mañana hermosa, cuyo sol aunque tibio y que no lograría calentar por estar en la parte más fría y austral del continente, dejaba entrever que sería favorablemente en lo climático. No obstante, y como si se tratase de una confabulación de todo, de un repente a otro se nublaron los cielos australes y una persistente fina lluvia con algo de viento se dejó sentir en las pampas y en el área de Posesión.

Era un presagio de que las cosas cambiarían en el lugar como en la vida de todo ese grupo de personas que vivía en aquellas desoladas tierras.


E
n la casa de I de mujeres, una joven, guarda sus últimas cosas en su bolso, aún dominada por el coraje que no la hace pensar en nada sensato y reflexionar un poco las cosas y buscar una solución más centrada a lo que le toco vivir.

Sus ojos grises, echan chispas por doquier y la dulzura que la caracteriza se ha ido a las pailas como se dice en jerga chilena. Son pocas las personas que consiguen sacarla de sus cabales y menos que se enfrente de buenas a primera con un desconocido, pero no quita que sea directa en sus planteamientos desde que tiene uso de razón o que se vio obligada en ser ella misma o dejarse influenciar por los demás, negándose a ser ella, como lo que le sucedió de pequeña y para que mencionar como lo fue también en otra vida.

 

¡Si me vale madre! lo que ellos piensen de mí en estos momentos rabió una molesta Bianca─ ¿Desde cuándo debo dejar menoscabarme por unos cuantos idiotas? que lo único que les interesa es ascender en la vida en base a halagos que nacen de la codicia y la hipocresía.

 

Terminó de guardar sus documentos y subió el cierre de su chamarra. Tomó las llaves de su auto y salió con su bolso y mochila afuera de la casa y en eso, se encontró que había comenzado a llover.

 

Lo último que me faltaba, que llueva para arruinar el bendito camino resopló la joven.

 

Como un santiamén, lanzó bolso y mochila en la parte trasera de su jeep y subió rauda al mismo, encendió el coche y arrancó velozmente, tanto así, que volaron piedrecillas por toda la acera en su paso veloz, dejando con la boca abierta a un empleado de sodexo.

 

Esa chica está loca, ¿cómo fue que le dieron su licencia? se preguntó el hombre ¡Dios hay cada loco al volante!

 

Lejos estaba Bianca, de escuchar aquellas palabras y poco le importarían en ese momento, ya que lo menos que deseaba era darle en el gusto a alguien y menos respetar las normas imperante del lugar en cuanto a velocidad se refería; que no se debía andar en el campamento a más de 35 Km. Eso se lo paso por la suela de sus zapatos y arrancó a 80 de un paraguazo, casi atropelló a varios en el camino que levantaron sus manos en clara señal de grosería para con ella y no bastando con eso, antes de salir del campamento y llegando a la parte de estacionamiento de ganadería y administración paso a 100, levantando una gran ola de un charco de agua que se hallaba en el sector de lluvias anteriores y le fue a caer directo a dos personas que se encontraban pasando por el lugar.

 

¡¿Qué mal nacido es el que se atrevió a mojarnos?! exclamó un furibundo hombre, que interpuso su cuerpo para que no mojasen a su acompañante.

 

Por respuesta, obtuvo que unos verdes ojos, centellearan en dirección del coche que se perdió veloz por el camino en dirección de cañadón grande.

Desconocedores de todo ello, iban tres personas en una camioneta rumbo a la casa I.

 

Descuida Alejandro señaló Marcela ya verás que la convenceremos de quedarse y hablaremos con Héctor para que se deje de idioteces.

 

En honor a la verdad, en estos momentos poco me interesa lo que piense Héctor mencionó Alejandro en lo tocante al departamento técnico, el jefe soy yo y él es el encargado de relaciones ganaderas nada más. No le consentiré que se inmiscuya en mi área.

Hombre, tranquilízate Refutó Atalía no es para tanto y por lo demás, suena extraño de tu parte, referirte de ese modo a tu gran amigo y compañero de trabajo.

Por mucho que seamos amigos, no debemos confundir nuestro trabajo recalcó Alejandro lo sucedido hoy me ha permitido ver y apreciar un buen elemento, el que quiero conservar y tengo la plena confianza que el tiempo me dará la razón.

En eso concuerdo contigo expuso Atalía y en eso añadió haciendo indicaciones con el dedo. creo que llegamos tarde.

 

Tanto Alejandro como Marcela, clavaron la vista en dirección de la casa y comprobar que el jeep de la muchacha no estaba.

 

¡Mierda! exclamó molesto Alejandro.

Cálmate, Alejandro señaló al instante Marcela tal vez fue a dar una vuelta para despejarse, yo iré a ver si están sus cosas en la casa.

OKa respondió éste.

 

La rubia jefa de los inspectores, bajo de la camioneta y sacó las llaves de casa, ya que no sólo era jefa de Bianca sino compañera de casa.

No obstante, al entrar se percató de que la gorra de la joven que siempre colgaba del perchero, ya no estaba en su lugar y en dos zancadas ya estaba junto a la puerta de la habitación de la chica y golpeó un poco y al no recibir respuesta alguna entró en aquella habitación y ahí pudo corroborar que nada de las pertenencias de la joven Rangel estaban en la habitación.

 

¡Rayos que mal! Ella sí se fue exclamó Marcela Alejandro no le va a gustar nada esto.

 

Al poco rato, salió de la casa I y con un simple movimiento de cabeza, les hizo comprender a los otros dos que la chica no estaba y sus pertenencias tampoco.

Un puño se dejó sentir en el volante de la camioneta y desde afuera, Marcela, veía a su compañero Atalía, calmar a su jefe.

En un abrir y cerrar de ojos, la camioneta arrancaba rápido del lugar para darle alcance a la muchacha y estaban llegando a la salida cuando fueron interceptados por Héctor y la dueña de la estancia los pozos.

 

¿Qué rayos te sucedió para que estés tan mojado? preguntó Alejandro.

Un idiota que paso a más de 80 y nos hizo el favor de bañarnos respondió un malhumorado Héctor. ¿y tú? ¿Dónde vas tan aprisa? No se te olvide que debemos ver el caso de Bianca y su despido.

Precisamente a eso voy, a buscar a Bianca replicó seco Alejandro te aclaro de ante mano que ella no será despedida.

¿Qué estás diciendo? ¿Cómo que no la despedirás? inquirió un desconcertado Héctor. acaso no viste como se comportó con Ariza y el daño que le causó a su ganado.

Eso no se ha esclarecido del todo refutó Alejandro y dirigiéndose a la mujer, añadió. Ariza, tú me perdonarás pero no hay ninguna causa justificada para despedir a mi empleada y por lo de la oveja, Enap, pagará como siempre y tú lo sabes bien.

 

La susodicha, se limitó en hacer una mueca con los labios antes de responder…

 

Lo que deban hacer ustedes con ella, no es asunto mío comentó ácida Ariza. En cuanto al cordero, ya saben que deben pagar el equivalente a cinco de estos.

 

Estamos consciente de ello replicó Alejandro sabes muy bien que siempre lo hemos hecho, ¿acaso dudas de nuestra palabra?

 

A la estanciera le molestó la pregunta insidiosa del mandamás de la empresa y protestó en el acto.

 

Si tengo dudas, en el acto paralizo todo sus trabajos y no necesito su consentimiento para ello confrontó altiva Ariza. vine porque Héctor lo pidió nada más, los problemas internos con su personal no es de mi competencia, salvo ahora que te obligo a qué me digas, si en ese jeep iba la señorita Rangel.

 

Alejandro, tuvo que morderse el labio del coraje que le provocó las amenazas de la dueña y aunque no quisiese, tuvo que responder a la pregunta con la verdad.

 

¿Era un jeep azul? inquirió Alejandro.

En efecto, era azul con grabado de un halcón peregrino en sus puertas indicó Ariza ¿es ella o no?

Efectivamente, es el jeep de Bianca respondió un alicaído Alejandro.

¿Quién más podía ser sino ella? soltó burlona Ariza, que hizo sonar sus nudillos al apretar una mano contra la otra. ahora sí, tiene asuntos pendientes conmigo.

¿Qué vas hacer? preguntó con espanto Alejandro.

Ajustar cuentas con tu empleada y luego, se las dejo para que vean qué hacer con ella provocó Ariza, que ya estaba caminando rumbo a su camioneta que estaba estacionada a 200 metros más allá.

 

Héctor y los tres miembros de esa camioneta, palidecieron al escuchar los argumentos desmedidos de la dueña de la estancia los pozos. Consiguiendo en el acto, la reacción de Marcela, que como toda mujer astuta, vio una salida antes que los planes de la estanciera se concretaran.

 

Alejandro, váyanse de prisa y traten de alcanzar a lo loca de Bianca señaló Marcela yo iré al Cop para que el operador de Buque quemado la intercepté y la oculte de esa bruja.

 

Al instante, los dos hombres reaccionaron y siguieron la indicación de Marcela, que bajo de un brinco del auto y arrastró de la mano con ella a Héctor.

 

¿Qué haces mujer? preguntó un aún confundido Héctor.

¿Qué más podría estar haciendo? inquirió Marcela y luego, añadió salvando tu pellejo idiota, acaso no ves que si esa chica habla en la inspección, te acusaran de discriminación y persecución contra un trabajador.

Es su palabra contra la mía refutó en el acto Héctor.

Puede ser, pero déjame aclararte, que tú iniciaste esta cacería de brujas contra ella sin prueba alguna en su contra y por lo demás, la dichosa oveja no está muerta. ¡Grandísimo tonto! reprendió duramente Marcela ¿Qué no te das cuenta que llevas todas las de perder?

¡Mierda! exclamó un atolondrado Héctor.

¿Te das cuenta de la tremenda embarrada qué te has mandado? preguntó una seca Marcela, que ya en ese momento entraba por la puerta del Cop.

Por favor, no me lo recuerdes contestó Héctor apenado.

Nada de eso, querido mío puntualizó Marce vas a ser tú mismo, quién llamé a Mario y le explique todo.

Está bien. Cómo tú digas respondió éste.

Así me gusta oírte exclamó una triunfal y sonriente Marcela.

 

Cuando ambos, llegaban al mesón del radio controlador de operaciones. Solicitaron contactarse con el operador de buque quemado y 10 minutos más tarde, hablaban con él, aunque está por verse si tendrían éxito en su empresa y librar a Bianca de las garras de Ariza Pedrales.

 

Por otra parte, la camioneta de Enap, iba rauda por el camino de ripio, ya había rebasado ya los 100 Km para así burlar la chicharra, acusete de la empresa.

 

Esperemos que Marce, tenga éxito y logré interceptarla a tiempo mencionó Alejandro.

Descuida lo conseguiremos, ya verás respondió un optimista Atalía concéntrate en el camino para ganarle a esa odiosa mujercita.

 

En eso…Una camioneta Ford, los rebasó a 160 Km y sólo alcanzaron a vislumbrar una caballera ensortijada color azabache, hacerles morder el polvo.

 

¡Maldición!... Bianca murmuró Alejandro, al ver pasar la camioneta de Ariza Pedrales.

 

Como telepatía su voz alcanzó a percibirla la joven Rangel y por acto reflejo, estornudo.

 

¿Qué fue eso? se preguntó la muchacha al volante, que ya a esas alturas el camino estaba muy resbaladizo con la lluvia que ya no era finita sino muy copiosa y la aguja del velocímetro indicaba 160 Km, saltaban disparadas las piedrecillas a los costados del camino entre arcilla jabonosa y todo.

 

A unos cuantos kilómetros y en el paso libre número 25, una camioneta Ford, levantaba una cortina de agua que se surgían de los charcos de agua que estaban en el camino y que al pasar tan raudos formaban dicha manto de agua.

 

Los ojos verdes veían el camino con cierta incredulidad, mientras conducía ya a 180, en un camino que es considerado malísimo por los entendidos y que ha causado ya varios accidentes, que derivaron en volcamiento y muertes que lamentar.

 

No podrás escapar de mí…Anaí susurró Ariza ¿quién me iba a decir que dejar Antofagasta cuando pequeña, iba a entregarme en estas tierras en bandeja de plata a la mujer que el destino me negó en otra vida?

 

Sus ojos, se entrecerraron mucho al recordar sucesos un tanto dolorosos para ella y que estaban ligados en la persona de Bianca Rangel. Aunque en otra época, no solía llamarse así.

 

Inconscientemente o a propósito, piso el acelerador y sobre paso los 200 Km en el tablero, poco le importo si hacía reventar los amortiguadores de su auto, lo único que era relevante para ella, es que debía darle alcance a su presa y cobrarle revancha a la vida por todas las penurias que debió pasar en la otra vida.

 

Llevaba ya unos veinte minutos de conducción y estaba ya asomando en la parte final de una subida muy empinada, cuando justo alcanzó a divisar a lo lejos el coche de su víctima y una sonrisa maliciosa se dibujó en sus labios, era el retrato de la perversión hecha mujer.

 

Cómo en los juegos de montañas rusas, la camioneta descendió como rayo la pendiente e iba sorteando los hoyos que pudiesen hacerle perder el control de su vehículo. Aun así, esto no fue impedimento para incrementar aún más la velocidad, nadie la detendría en su afán de someter a quién creía suya por derecho e iba a hacerle honor a su sobrenombre obtenido en las pampas australes...La reina de las estepas.

 

¡Ahora sí! te tengo murmuró Ariza ya veremos si el destino se atreve a apartarte de mí otra vez. Seré yo quien gane en esta oportunidad.

 

En un abrir y cerrar de ojos, le dio alcance al jeep, rebasándolo y con un movimiento brusco de volante, se atravesó delante del jeep, frenando en seco y haciendo rechinar sus llantas.

La brusca maniobra, obligó al jeep a girar a toda prisa el volante a mano derecha para no chocar de frente con la camioneta y debido a esto por poco queda incrustado en uno de los cercos y con pie firme frenó en seco o de lo contrario se hubiese dado vuelta de campana por causa del alambrado.

 

Bianca, golpeó su cuerpo contra el volante y de no ser por el cinturón, hubiese salido inyectada por el parabrisas. Dejándola por un segundo, un poco aturdida y en la medida que se recuperó de la conmoción, se percató que sus manos temblaban como coctelera y sus ojos parecían desorbitados producto de esa maniobra imprevista y del susto que le calo hasta los huesos, pues se creía pasando a otra vida en esa fugaz introspección que palpo por leves segundos.

 

Tratando de respirar lo más calmada que podía y así, bajar la frecuencia cardíaca que ya parecía a los 100 metros planos de cómo estaba acelerado su corazón y en eso algo la distrajo, pues a unos metros más allá se veía la figura de una mujer bajo la lluvia y se proyectaba por medio de su espejo lateral.

 

Cómo si de un resorte se tratase y sin importarle nada más, bajo de su coche y fue a encarar al animal que casi intento matarla.

Apenas puso un pie el suelo, un aguacero de agua se dejó sentir en todo su cuerpo y lo fría de esta, vino a provocar una descarga en su agitado cuerpo por todas las emociones que le tocó vivir, pero aún estaba por venir lo peor, ya que al girar para ver de quién rayos se trataba, quedo petrificada al piso de comprobar la identidad de aquella figura.

 

¡Tú! exclamó Bianca, cuyos ojos grises miraban consternados a la causante de su tragedia. ¿qué demonios quieres de mí?

 

Como si de una pesadilla se tratase, en los cielos se escucharon unos ensordecedores truenos, que el dieron el marco perfecto, para que la figura de la reina de las pampas, cuyo cuerpo empapado por la lluvia y cuyos ojos verdes brillaban de un modo sin igual, le daban en un aspecto siniestro e intimidante para sus víctimas.

 

Sólo hay una cosa que quiero... exclamó con voz potente Ariza y luego, arrastró las palabras. lo...que...quiero...es... a...Ti.

 

Tras terminar de decir esto, con un dedo la señaló y una sonrisa retorcida se bordó en todo su rostro al comprobar el espanto que se asomó en los ojos grises de Bianca.

 

Sin duda, por más que huyese de su pasado, éste le seguía fieramente, mejor dicho era un DESTINO IMPLACABLE.

1 comentario:

Ángelus dijo...

Jajajajajajajajaa... ¿Ves? Lo que yo decía, y además una carrera como a TODO GAS jajajjaa, me encanta. Y sobretodo... el último parrafo, dejando un momento intenso y apasionante.

Publicar un comentario

Una verdad del pasado

  Capítulo 24, atada por un testamento. —Amor — murmuró quedamente sopesando cada letra de esa palabra. Mientras que a la distancia era ...