mujer y ave

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lunes, 24 de marzo de 2014

Aprendiendo a aceptar la vida en pareja, Parte I


En aras del pasado, capítulo 23.

- ¿Pero qué diantres fue ese grito? – dijo Alesia.
-Raniel – señaló  Anabelle y se fue raudamente al dormitorio.
Al llegar al dormitorio que estaba entre abierto, Anabelle y las otras,  descubrieron a Raniel  sentada en el borde de la cama, quién apoyaba su cabeza en  una de sus manos...
-Raniel – dijo Anabelle - ¿qué sucede amor? y pudo apreciar que la joven estaba muy pálida y sudaba mucho.-
No es nada- respondió evasivamente la joven- tan solo una pesadilla y trato de levantarse y las fuerzas le traicionaron perdiendo un poco el control de su cuerpo, pero Anabelle logro sujetarla a tiempo.




Alesia, se fijo directamente en la marca de Raniel y cómo ésta una vez más estaba al rojo vivo e hizo señas a su prima, quién clavo su mirada en aquel sector, ya que Raniel estaba completamente desnuda y Kat  le alcanzo la bata para envolverla. Entre Alesia y Anabelle le acompañaron hasta el baño para refrescarse un poco.

Lavo su rostro y se contemplo frente al espejo, ahí se reflejaba un rostro sombrío y pensativo.
-tú de nuevo, pero  de qué debo cuidarme- suspiro Raniel, aún le daba vueltas todo en la cabeza, dejo pasar unos minutos y salió del cuarto de baño, nadie estaba en la habitación, así que arreglo su bata y fue hasta la sala de estar, para no preocupar a las demás y mucho menos a Anabelle.

Las chicas estaban preocupadas por la reacción de Raniel, quién volvía a recaer a causa de esa cicatriz y se mostraba reacia a tocar el tema. Cuando le vieron aparecer, tenía mejor semblante y estaba un poco avergonzada tal vez de haber sido vista en las circunstancias en la que la encontraron, sus mejillas ardían, pero era de vergüenza.

-vaya, que hermosa te vez cuando te sonrojas- se burlo Alesia.
Anabelle  fue hasta ella y le abrazo  y la hizo sentar  a su lado.
-buenas tardes chicas- dijo Raniel aún sonrojada.
-buenas tardes- dijo Kat.
-dulzura, al fin te encontramos despierta – bromeo Alesia – eres toda un picarona, haciendo cosas de grande.
-eres insoportable Alesia- reprocho Raniel.
-Jajaja , y tú toda una Casanova , quién lo hubiera dicho, que  detrás de ese rostro de niña buena, se esconde una vampiresa .
-idiota – bramo Raniel – eres mi karma, que hice en esta vida para toparme contigo, algo muy malo de seguro.
-Jajaja- rieron las demás.
-déjala ya amor, no pelees más con ella, porque más insistirá en fastidiarte – dijo dulcemente Anabelle.
-hazle caso a tu novia – replico Kat- no le sigas el juego a está loca de Alesia.
Y de pronto ambas chicas se fijaron en la mano derecha de Raniel, que lucía un hermoso  anillo, tal como se los había dicho Anabelle.
-por cierto felicidades Raniel, por aceptar a mi mejor amiga como tu novia, no te arrepentirás te lo aseguro – expreso Kat y abrazo a la muchacha.
-espero que sólo tengas ojos sólo para ella, de lo contrario, te voy  a poner un guarda espaldas, es más te vigilare noche y día – bromeo Alesia.
- ¡Hey! – Reclamó Raniel – por quién me  tomas, no soy una irresponsable y tampoco alguien que esté experimentando y luego se aburra. Para  mí esto es muy enserio, aunque tenga poca edad sé lo que quiero y doy  todo de mí en lo que emprendo o me comprometo. Sí bien es cierto que nunca antes había tenido pareja, no quita que tome mi noviazgo a la ligera, así que puedes estar tranquila, yo amo a Anabelle y de eso no te quepa la menor duda.

Las chicas enmudecieron algunos segundos, comprendían la determinación y seguridad que había en las palabras de Raniel. La más feliz sin duda era su  novia, jamás pensó que podía ser correspondida de esta manera, ya que un tiempo a tras Raniel estaba reacia a dejarle entrever sus sentimientos y eso le causo angustia y dolor, hasta se creía una mujer desafortunada  porque  su amor  no lograba conquistar el corazón de la joven.

Alesia, le miro fijamente y estudio detenidamente el rostro de la muchacha, pudo apreciar que a través de su mirada podía ver reflejado el amor que le profesaba a  su prima y quedo complacida por ello y porque les esperaba un buen futuro, sólo falta un detalle más para ello…
-me alegra mucho escuchártelo decir – manifestó una sonriente Alesia.- por cierto, creo que ya es hora que dejen un rato este lugar y vengan con nosotras y nos acompañen almorzar e ir de shopping.
-por fin hay sensatez en ti – exclamo Kat- ya pensaba que se te había cocido el coco.
-Jajaja, rieron todas a costa de Alesia.
-pero yo creía que era  la única neurona que le funcionaba – dijo burlesca Raniel- dentro de esa cabecita – y  burlándose aún más- no le favorece en nada a una mujer tan guapa como ella.

Kat y Anabelle se miraron y estallaron en risas, no cabía duda que esas dos no podían estar sin fastidiarse, era obvio que se caían muy bien y esa amistad iba fortaleciéndose con el paso de los días.

-mira niña, no te pongo las manos encima, por estar presente tu novia – dijo bromeando- pero no vaya a ser que te descuides porque  me vengare tarde o temprano.
-Alesia- reprocho Kat – no seas infantil.
-pero ella comenzó – dijo ésta ofendida.
-ja- se mofo Raniel- quién es la bebé ahora.
- ya amor, déjala – señalo  riendo  Anabelle y tomo del brazo a Raniel- vamos a cambiarnos para acompañarlas.
- sí hazlo mejor- refuto Alesia – sino no respondo de mí.

Entraron la habitación y apenas se cerró la puerta, Anabelle  la tomo de la cintura y la beso, tenía la necesidad urgente de hacerla suya y comenzó a desvestirla lo más aprisa posible y la condujo hasta al baño. Una vez allí abrió la ducha y comenzó a buscar sus labios, mientras sus manos acariciaban  y recorrían todo su cuerpo.

-Cariño- dijo apenas audible Raniel- acaso no vamos a salir.
-claro- dijo ella- pero tengo antojos de ti y mientras tomamos una ducha rápida, serás mía.
-¡Um! tú nunca tienes suficiente – dijo en un ahogado gemido.
-no – respondió tajante Anabelle – ahora, calla y hazme el amor.

Tiempo más tarde…la pareja estaba lista para acompañar a Kat y Alesia… una vez que se reunieron con ellas, Alesia no dejaba de mirar a su prima burlona, pues sabía que la demora había sido aprovechada al máximo por Anabelle.

-te ves fantástica- dijo Kat en cuánto vio a Raniel – definitivamente eres mi mejor modelo para mi colección.
-gracias- dijo ella- no lo tomes a mal, has sido muy amable, pero me gustaría saber cuánto es lo que te debo, porque no dejare que esta vez sigas obsequiándome más cosas.
-jajajaja- expreso Alesia- apareció la vieja Raniel, te dije que esta niña es muy orgullosa e independiente.
-ya veo- dijo Kat, comprendiendo a la perfección lo dicho por Alesia- pero esta vez no he sido yo la que te está obsequiando.
-¿quién entonces?- pregunto una anonada Raniel.
-he sido yo amor – señalo Anabelle – y no es un regalo, es mi deber velar por mi prometida y ocuparme de ella, así que déjame hacerlo.
-pero – acoto Raniel- quiero que entiendan que puedo comprar mis propias cosas y no me gusta ser una carga o responsabilidad para otros, cuando siempre lo he hecho por mí misma y es algo que hago desde hace tiempo.

Anabelle, tomo el rostro de su novia y le miro fijamente y añadió:

-mi amor, eso todas lo sabemos, nos dimos cuenta desde un principio y no hemos querido ofenderte y hacerte sentir mal, sólo deseamos expresarte nuestro cariño de algún modo, por medio de flores, cena, o ropa, es una simple muestra del cariño que todas te tienen y en mi caso, es un placer darle lo mejor a mi prometida, así que acéptalo Raniel.
- ¡Um!- suspiro Raniel- lo siento disculpen un poco lo orgullosa que soy, acepto sus obsequios y se los agradezco.
-amor no tienes nada que disculparte, nosotras entendemos tu punto de vista – manifestó Anabelle y la besó.
-por fin lo has entendido cabeza dura- bromeo Alesia.
Y antes que Raniel dijese algo, Anabelle la silencio con un beso, evitando que ellas comenzasen una vez más con sus jueguitos…
-bien vámonos- dijo Kat-¿qué les parece sí vamos a almorzar y luego visitamos algunos centros comerciales?
-por mí está bien- respondió Alesia.
-lo que tú digas- acoto Anabelle y tomo de la mano a Raniel y todas se marcharon del apartamento.
Estuvieron buscando entre varios lugares y terminaron por ir al mismo restaurante que habían ido hace unos días y que Anabelle recordaba muy bien…una vez acomodadas, llego la misma mesera que la vez anterior y les dejo la carta con el menú del día.
Momentos después volvía para tomar sus pedidos y cuando le toco el turno a Raniel, quién estaba indecisa de lo que pedir, Anabelle  tomo su mano y la entrelazo con la de ella dejando ver el anillo que está llevaba y añadió sensualmente:
-mi  amor, permíteme escoger para ti el mejor plato de este local.

La mesera palideció al ver que la trigueña y la rubia de mirada fría eran novias, ya que en cierta forma le había dado gusto ver otra vez a esa hermosa trigueña.

Alesia y Kat se sonrieron, al ver lo posesiva que resultaba ser Anabelle con respecto a Raniel. Y entre murmullos…

-definitivamente es una Calguiere- exclamaron las dos al mismo tiempo, los que les causo gracia y terminaron riéndose.
-¿qué resulta tan gracioso chicas? – pregunto Anabelle.
-nada- volvieron a responder a la par.

Tiempo después en el centro comercial, entraban y salían de distintas tiendas, buscando algunos objetos que les llamase la atención, Raniel estaba un  tanto separada del grupo, ya que le aburrían en lo sumo perder tiempo en escaparates y sólo lo hacía cuando iba con Sara, su mejor amiga y compañera de universidad. Además que Anabelle permanecía a cierta distancia, al no estar acostumbrada a ser muy efusiva en público con respecto a sus relaciones afectivas. Pero de igual forma estaba al pendiente de su prometida por si ella deseaba algo, sólo conseguía por respuesta una negación.

Al entrar las demás a una tienda de joyas, Raniel aprovecho la ocasión para entrar a una librería, estuvo hojeando algunos cuántos libros y opto por comprar dos sobre arquitectura  y reconstrucción neo clásica y además de ello, llevaba otro block para sus bocetos y unos varios carboncillos, cuando se disponía a buscar dentro de su porta documentos las 70 libras esterlinas que era el monto de su compra, alguien se adelanto y entrego a la cajera dicha suma.

-por favor cancélese la compra de la señorita – señaló Anabelle.
- ¡Pero qué!…- exclamó Raniel molesta.
-cómo usted diga señorita- dijo la cajera y entrego la boleta con el  vuelto- muchas gracias por su compra.
Raniel, entrecerró sus ojos, tratando de contenerse lo que más se pudiese, estaba molesta de que no la dejasen hacer algo a ella, Kat  y Alesia, ya le habían llenado con ropa, costeado todos los gastos de  la cena y de la discoteca, ahora  Anabelle pago todos  los gastos  del almuerzo y le regalaba más cosas, cuándo entenderían, que ella necesitaba y quería hacer sus propias cosas, sólo conseguían asfixiarla y ponerla de mal humor. Ella era agradecida siempre, pero tenía un límite que no podían franquear y era que ella le desagradaba que le diesen cosas que no pedía.

Sus facciones se endurecieron mucho y tomo el paquete que le entrego el encargado de despacho y salió de aquella librería y camino sin dirección, sólo quería alejarse antes de estallar y pelear con ella. Además no era sólo eso lo que la tenía molesta, sino la frialdad de Anabelle, estaba consciente que en Europa las personas no son demostrativas en sus afectos como suelen serlo en Latino américa que son más de piel y  que estaba por demás decirlo que en su actual condición de una pareja de mujeres solían ser más recatados y eso también se daba en sus país.

Pero ella, no pensaba igual, no tenía de qué avergonzarse, entendía que no se pueden exponer mucho, pero para ella  era la primera  vez en estar comprometida y no podía disfrutar siquiera de eso, de poder disfrutar de la persona que amas. Sí esta era la vida en pareja que se lleva comúnmente, no le gustaba, primero no decidir por sí misma y la otra tener que ser una fachada constante ante los demás, era muy difícil de digerir y la había superado y busco la forma de alejarse y buscar un espacio dónde poder  calmarse, tenía cosas que reflexionar.

A su vez, Raniel no quería depender  de la generosidad de la familia y antes de partir había hablado con su empleador, para que no aceptase ningún dinero para ella y que prefería ausentarse ese tiempo sin goce de sueldo y que mantuviese ese dinero retenido hasta que volviese y fue reembolsado otra vez a la familia, por lo que su jefe había aceptado las condiciones de Raniel , pues la conocía de sobra y estimaba por su capacidad de independencia y tenacidad para salir adelante por sus propios medios.

 Por otra parte, Anabelle, no era  adepta de las grandes tiendas, iba de vez en cuando con sus hermanas y compraban lo que precisaban, pero esta vez era distinto, le acompaño a su prima y amiga, porque deseaba recorrer con Raniel y ver algún objeto que a ella le gustase y poder dárselo. Cada cierto tiempo buscaba a su novia con la mirada y le veía observando una que otra que cosa y se acercaba a ella para consultarle si era de su agrado, pero siempre su respuesta era negativa y eso  le incomodaba y pues no entendía un tanto su actitud.

Estaba un poco decepcionada a decir verdad, también para ella todo era nuevo, descubrir que amaba a una mujer ya era de por si todo un cambio, que por lo demás era maravilloso, pero siempre hubo una cierta dependencia con Robert, ella dejaba que le demostrase todo su amor o afecto con detalles, que le encantaba y se sentía halagada como toda mujer. Sin embargo eso ya era parte del pasado, y su presente era Raniel y no sabía muy bien cómo proceder con ella, cuáles eran sus gustos, hobbies, qué necesitaba ella en fin, sólo quería formar parte de su vida y se sentía en desventaja, ya que  su novia era muy reacia con sus cosas y todo lo tomaba de cómo una ofensa. Comprendía que todo no era color de rosa en una relación, que existían las diferencias y claramente ellas eran muy opuestas, pero ahí radicaba la gracia del amor, de poder complementarse con sus diferencias y defectos y fortalecer una relación.

Cuando entraban a la joyería, alcanzo a verla entrar a una librería, le dio tiempo suficiente para que pudiese disfrutar de un poco de privacidad y escogiera sin la presión de todas ellas, no era su intención abrumarla con sus atenciones. Cuando creyó que ya era tiempo suficiente fue en su busca y estuvo un tiempo prudente observándola, tan sumida en libros de arquitectura, que para sus adentros se sonría al ver que la joven respiraba sólo ese mundo. Luego cuándo ya estaba lista en la caja para cancelar su artículos, quiso sorprenderla y se adelanto y dio a la cajera el monto de la compra, necesitaba ir conociendo las cosas que le agradan y que le permita formar parte de ellas y de su vida.

Pero todo resulto ser un desastre, estaba furiosa y sus ojos lo demostraban, no dijo nada y tampoco le permitió que le explicara el por qué de su proceder, para variar la había ofendido y no podía ella también sentirse más  mal. Se marcho de su lado como alma que se la lleva el diablo. Las demás se percataron de ello e hicieron señas para que fuese tras ella, pero la verdad no deseaba hacerlo se estaba cansando de esa actitud, porque no comprendía de una buena vez que tenían que conocerse y permitirle que fuese parte de su vida, ya no era una extraña sino su prometida y estaban tratando de comenzar una relación que no debía basarse sólo en el sexo, porque para ella, Raniel era el amor de su vida y como tal quería sentir ese derecho a vivirlo profundamente, pero convivir con su amada iba ser toda una aventura, tal vez por  su edad o por su carácter independentista que solía mostrar. Raniel era un encanto en toda la palabra, alegre, jovial, sencilla y muy tierna, pero tenía un defecto muy obvio y que era extremadamente celosa de su libertad y por ello era sumamente independiente y eso ya le agobiaba, así cómo podrían formar una vida más adelante.

Momentos más tarde le alcanzo en una parte bien apartada, dónde no había tanta concurrencia de público y podrían hablar más calmadas.

-Raniel- dijo Anabelle, cuando llego a su lado -¿qué sucede contigo?, por qué huiste de esa manera.
Raniel, no la miro, seguía con su vista fija en mirar por el ventanal, se limito a suspirar  y hacer una mueca con sus labios de desagrado y esto molesto en lo sumo a Anabelle.
_se puede saber por qué te molestas tanto con lo que nosotras hacemos por ti.
-porque no pueden comprender cómo me siento alguna vez, ya me canse de disculparme por mi comportamiento, me enferma todo esto. Sabes puedo hacer las cosas por mí misma y tengo el pleno derecho a decidir lo que me gusta o no- dijo muy enojada Raniel – si me consideran orgullosa o no, es su problema, no el mío, de ante mano le advertí Alesia las cosas, pero en vez de eso prefieren ignorar mi voluntad e imponer la suya.
Anabelle, pudo apreciar en su totalidad el carácter de Raniel y conocer su sentir,  pero eso no le daba derecho a ser tan descortés con ella.

-está bien, ese es un punto que no voy a refutarte- señaló Anabelle- pero acaso tú, te has puesto en mi lugar, me has permitido o brindado la oportunidad para conocerte, tus gustos, lo que te desagrada, que piensas o sientes, porque lo único que has hecho es enojarte y huir de mí, yo deseo formar parte de tu vida, integrarme a ella. Esto también es nuevo para mí y tú no me estás facilitando las cosas en lo absoluto, escapas al menor  problema y no te dignas siquiera a escuchar lo que los demás tienen que decir al respecto, sólo vale tu punto de vista nada más y qué pasa con lo que uno siente. No es lo que esperaría de una vida en pareja sabes.

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