mujer y ave

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miércoles, 19 de marzo de 2014

Escapando al amor.


En aras del pasado, capítulo 18

-y bien doctor – pregunto Raniel.
- aunque me cueste admitirlo no tienes nada, pero aún así, voy a tomarte una muestra de sangre y piel de tu cicatriz, quiero ver que es lo que origina el ardor que produjo tu fiebre – señalo el médico.



- ¡Ufff! – suspiró Raniel – bien, haga lo que tiene que hacer.

Momentos después…

-listo, puedes vestirte hemos terminado, cuando tenga listo los resultados, los hare llegar a la Familia Calguiere-  respondió el médico.
-bien, gracias doctor  - se despidió Raniel.
-cuídate jovencita y procura no exigirte demasiado, James cuándo esté listo , les envio los resultados.
- gracias, estaremos esperando – dijo James.

De regreso en el castillo y mientras cenaban, todos platicaban de diversos temas, ninguno se atrevía a tocar el tema frente a Raniel y ésta a su vez estaba inquieta, algo le molestaba y necesitaba alejarse cuanto antes de ahí.

-señor Calguiere, sí usted me disculpa, quisiera retirarme – señalo Raniel.
- pero niña, no has tocado tu cena – respondió éste un poco extrañado.
-lo sé, la verdad no tengo apetito- se disculpo ella.
-bien, pero sí necesitas algo, no dudes en pedirlo – agrego James.
-muchas gracias  y se retiro del lugar, no sin antes ver de reojo a Anabelle, quién tenía clavada su mirada en ella.

Anabelle como Alesia, quedaron asombradas con su actitud, ya que ella es una chica muy chispeante, pero desde que volvió del doctor estaba distante y sombría y ahora al retirarse del lugar habían confirmado sus sospechas.

Al amanecer, ambas chicas parten muy temprano, cada una a sus actividades y no regresarían hasta el atardecer…mientras que Raniel frecuentemente sale a pasear a caballo, llevando su block y pasa largas horas fuera de casa de los Calguiere, no regresaba a la hora del almuerzo y tampoco de la cena, para evitar encontrarse con Anabelle y a veces regresaba muy entrada la noche.  Y cuando esto sucedía solía pedirle a Albert más que un chocolate caliente y unos emparedados y se retiraba a su habitación.

En el intertanto en las oficinas de las empresas Calguiere…

-señorita Anabelle, están listos los documentos para que los firme – dijo su secretaria.
-por favor déjalos en el escritorio, los firmare enseguida – respondió ésta.
-El señor Mcraune, llamo avisando que no podrá asistir a la reunión de hoy, ya que tiene un invitado especial y que sí usted  podría organizarlas para dos días más- termino su secretaria.
-está bien, llama a los demás y comunícales que la reunión se pospone hasta nuevo aviso – solicito anabelle-
-como usted ordene –dijo ella- y se retiro de la oficina.

Anabelle prosiguió contemplando por la ventana, su mente estaba en otro sitio muy lejos de ahí, no sólo su mente sino su corazón.

Al medio día…

-¡Ey tú! Deja eso y vamos a casa – señaló Alesia, quién estaba recostada en la puerta – no conseguirás nada si te refugias en el trabajo.
-Alesia – dijo asombrada Anabelle – no te sentí llegar y para que decir si golpeaste la puerta o no.
- jajaja, cómo eres, te dejo sola un par de días y así me recibes – aulló  Alesia ofendida.
- no seas payasa – le reprocho anabelle – me hiciste mucha falta.
-por tu cara puedo hacerme una idea de que las cosas no van bien con ella.
-desde que regreso del médico, no es la misma, está fuera de casa por largas horas, llegando incluso cuando todos estamos acostados, así que imagínate, papá no dice nada, pero sé que está preocupado por esta situación – señalo una abatida Anabelle – llego a comentarme que no debimos obligarla a hacer algo que no quería.
- ya veo, sigue igual por lo visto.
- sí- afirmo la joven- y lo peor, es que mi madre llega hoy y creerá que le hice algo y tendremos una discusión innecesaria. De verdad Alesia, no entiendo su comportamiento, a ratos me disgusta tanto que siento deseos de reprocharle su conducta y pedirle respeto a mis padres. No sé qué hacer, no puedo acercarme, es como si huyese de mí.
- no te preocupes, eso lo solucionaremos hoy mismo…por lo visto no puedo dejarlas, que luego están como enemigas.
- Alesia – replico Anabelle – tú sabes muy bien que no es mi enemiga, sino tuviese estos sentimientos por ella, me importaría un bledo lo que pase y no tendría reparos para llamarle la atención y ponerla en su lugar.
-jajaja,  ey,  es una broma, ya no te exaltes así – comento una burlesca Alesia- pero estaba hablando en serio, cuando dije de hablar y aclarar las cosas, ella tiene que entender que las cosas se hicieron por su bien.

Tiempo más tarde en casa, una joven paseaba distraídamente por los jardines adyacentes al castillo.

-así que después de todo eras tú – suspiro Raniel – después de tantos años, ahora sé quién eres. Levanto su rostro al cielo mientras de sus mejillas caían lágrimas.

Tenía miedo al igual que pequeña, aunque ya era adulta. Esa fiebre abrió los recuerdos, la angustiaban y sentía como si su corazón fuese atravesado por un cuchillo. Recordaba absolutamente todo cuando estuvo con fiebre, había visto el rostro de aquella joven y de quién ella se enamoró.

Ahora comprendía gran parte de sus sueños y tal cual el sicólogo le había dicho a su madre, que a medida que los recuerdos afloraran, ella sabría la verdad, nada era casualidad y menos coincidencia sobre todo el hecho de estar ahí, precisamente en ese castillo y esa joven…la misma…Ahora ella y sus propios sentimientos se veían involucrados en esta historia…¿qué es lo que iba hacer? – se preguntaba Raniel.

-¿Se puede saber qué te está sucediendo? – Pregunto una voz detrás de ella- esa voz la reconocía  a la perfección, Anabelle. Quién estuvo un buen rato observándola desde  un costado de la mansión, hasta que no aguanto más y fue a su encuentro necesitaba disipar sus dudas de una buena vez.

Raniel aún de espaldas le respondió

- no sucede nada – tratando de parecer lo más serena posible.
-Entonces, ¿por qué has estado evitándome todos estos días? – Inquirió Anabelle – mírame Raniel y respóndeme.

La joven giro y la vio directamente a los ojos y frunció el ceño.

-realmente quieres la verdad.
-por supuesto, es más te lo exijo – reprocho anabelle.
-pues toma (entregándole su block), aquí tienes, allí hallarás el motivo que provoco mi fiebre, mis recuerdos, también es la razón por la que no quería ir al médico y fue por  lo cual me aparte de ti.

Anabelle, abrió el block y echo un rápido vistazo y enmudeció al instante y al mismo tiempo que Raniel se alejaba de su lado alcanzo a tomarle por el brazo.

-podrías haberlo hablado conmigo en vez  de huir – le reprocho anabelle – yo hubiese comprendido y te hubiese apoyado en todo momento.
-para qué, no veo el caso, no entenderías- sentencio molesta Raniel.
-claro que sí, estoy muy consciente de lo que sucede entre nosotras, acaso pensaste que es producto de la imaginación – replico Anabelle – esto es muy real Raniel, no puedes evitarlo como yo tampoco, sólo sucedió y es  cada vez más fuerte lo que hay entre nosotras.
-tú, estás comprometida Anabelle , eso tampoco lo puedes cambiar – le reprocho Raniel – y por mi parte, es mejor que no continúe con esto.

Anabelle, le tomo el rostro entre sus manos y le miro fijamente.

-tienes razón, estoy comprometida, pero escúchame bien, porque no lo voy a volver a repetir, no me vas a apartar de tu lado, no voy a renunciar a ti, convéncete de una buena vez – dijo esto y se marcho, dejando a una sombría Raniel.

Desde un balcón, alesia las observaba y comprendía bien, que esas dos sacaban chispas cuando se enfrentaban, pero en su interior rogaba para que no fuese esta la ocasión y que el amor pudiese juntarlas al fin  y en ese momento sonó su celular…

-diga.
-Alesia, soy Kat, te llamo para informarte que está todo listo para hoy, tal como acordamos.
-perfecto, ahora es mi turno de hablar con esa niñita escurridiza – dijo Alesia.
-bien, pasare por ustedes a la hora acordada.
- te espero, gracias Kat por tu ayuda.
-no agradezcas, todo sea por que esas dos estén juntas.
-bien, nos vemos entonces – y colgó. Ahora Raniel es mi turno.

Unos momentos más tarde, Anabelle contemplaba los bocetos y su corazón latía muy acelerado al ver la pareja de amantes que tenía enfrente, sus cuerpos desnudos  entrelazados en una entrega llena de pasión y amor, no cabía duda,  esas dos mujeres eran ella y Raniel, pero un poco distintas tal vez. Continuo viendo los otros bocetos y todos ellos eran de la misma pareja en distintas circunstancias, hasta que en uno de ellos pudo apreciar a la joven parecida a Raniel y pudo apreciar la sutil diferencia…en un costado de su hombro y por lo descubierto de su vestido vio esa flor…la flor de iris…la misma que tiene Raniel…por Dios qué es esto… y reviso todos los bocetos y la marca estaba en casi todo ellos.

Entonces contemplo la otra joven  detenidamente, todo indicaba que era ella misma, hasta que vio una cicatriz pequeña en una de sus muñecas, tal vez producto de algún corte y ahí lo supo no era ella, sino la antigua duquesa Anabelle Calguiere  XVII. No comprendía, si ella se caso con un pariente de Alesia, entonces la joven que le acompaña en todas partes quién es y porque de su parecido con Raniel.

Fue un poco decepcionante descubrir que no eran ellas, hasta que llego al último de sus bocetos y abrió muchos los ojos al comprobar que sí eran ellas, estaban abrazadas y uniendo sus manos con una sortija como quién desposa a otra, esa joya la reconocía era de la familia…cómo es que Raniel sabe de ella- pensó-…. Estos son tus recuerdos, no cabe duda ahora, tú y yo estamos destinadas a estar juntas amor.

Estaba reflexionando en ello cuando sintió el claxon de un vehículo al llegar y comprendió en seguida que era su madre y bajo a recibirla, sin antes guardar el block de Raniel.

-madre, al fin regresas, le saludo con un beso en la mejilla y la abrazo fuertemente.
- vaya Anabelle, pareces una niña pequeña- comento Anette – tanto me extrañaste.
-tú sabes que sí- respondió ella.
-tía, cómo estuvo ese viaje y esos  asuntos que fuiste a tratar – dijo una pícara Alesia.
- bien- respondió anette- quién comprendió al instante la pregunta de su sobrina, quién era muy astuta y sin duda para esas horas algo ya sabría.
-vamos adentro – dijo un agotado charles- estos viajen matan del aburrimiento.
-Jajaja...fue la risa generalizada en la familia.

Al momento de entrar vieron bajar rápidamente a Raniel por las escaleras, quién estaba más abrigada de lo normal y con una mochila a sus espaldas, como si estuviese lista  a pasar la noche afuera.

-¡Ah no!...No lo harás-  se dijo mentalmente Anabelle e iba a decirlo cuándo su prima salió al paso cerrándole el camino.
-  Raniel, no vas a saludar a la tía Anette  que está de regreso.
-¡eh! Sí, hola Anette – dijo un poco tímida.-¿ cómo estuvo el viaje?
-bien querida, vas algún lugar, estás muy abrigada inquirió la señora, con curiosidad.

Y en esos momentos una doncella, bajo las escaleras corriendo tratando de alcanzar a alguien…

-señorita Raniel, por fin la alcanzó- dijo ésta tratando de tomar aliento – tiene una llamada de la señorita Misha  Dorwen.

Raniel  volteó para agradecer a la doncella y cuando giro vio la furia en los ojos de Anabelle y de su prima Alesia.

-lo que me faltaba escupió las palabras Anabelle.
-por favor Clarice, dígale a la señorita Dorwen , que la señorita Raniel , no puede atenderle en estos momentos – y se acerco más a Raniel y junto a su oído le dijo- tú no vas a ningún lugar, vamos a hablar.

Anabelle, respiro más tranquila, al ver que su prima había intervenido justo a tiempo, ya tendría tiempo de poner a Misha en su sitio, no dejaría que se le acercase un centímetro a Raniel.

-verás tía Anette, claro que Raniel saldrá hoy, pero lo hará en compañía de todas nosotras, ya que iremos a una pequeña fiesta con Katherine- dijo una desenfadada Alesia.- lo que sí deberá cambiarse, porque no es lo más apropiado.
- eso me parece genial, que saquen a esta chica a divertirse un poco, debes estar cansada de estar tanto tiempo encerrada- señalo Anette.
- entonces puedo acompañarlas.- pregunto un entusiasmado Charles.
- creo que no oíste bien, querido primo, dije nosotras – dijo una divertida Alesia, guiñándole un ojo a sus primas.
-que mala eres. De verdad no puedo ir – insistió el joven.
- no, además que no estabas tan cansado, pues te servirá para acompañar a tu madre- finalizo Alesia.
-ahora si me disculpan, miro a Anabelle, debo ayudar a esta señorita (y tomo el brazo de Raniel)  a buscarle un atuendo más apropiado, nos vamos- dijo Alesia, quién presiono más fuerte el agarre.
Y de repente se dio vuelta a ver a sus primas….
-y ustedes que esperan, Katherine vendrá por nosotras en una hora y debemos estar lista.
-claro- respondieron las tres.

Anabelle, estaba un poco sorprendida con las palabras de su prima y comprendió que esta era la oportunidad perfecta que había estado esperando para poder estar junto a Raniel y no dejaría que nadie lo arruinase, así que fue rumbo a su dormitorio para tomar una ducha y estar lista para una noche de diversión y de amor.

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