mujer y ave

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domingo, 2 de marzo de 2014

La rival.


La maldición de la Luna, capitulo 6.

Kiara, quería que la tierra la tragase en ese momento. La vida no podía ensañarse así con ella, no sabía que decir. No lograba reaccionar y mucho menos articular palabra alguna, estaba muy conmocionada, ¿cómo diantres llego a esa situación?, ¿porqué tuvo que aceptar ese trabajo?…como se arrepentía de ello.

¿Le comieron la lengua los ratones Kiara?─ dijo burlesca la mujer ─. Bueno como no dice nada,  me presento, mi nombre es Elizabeth Erlington, dueña de esta empresa y de todo el consorcio Erlington para el cual usted trabaja, por lo que tenía curiosidad de conocer a nuestra nueva contratación ya que sus antecedentes no venían acompañados de la fotografía correspondiente.


Sin duda Elizabeth, estaba disfrutando de este minuto más que en toda su vida, al fin tenía  a su presa y se regocijaba de ver cómo la joven estaba aturdida y conmocionada, pues debía recordar muy bien el fin de semana.

─ Por cierto, señorita Milovic ─ masculló con sarcasmo Elizabeth ─. Se me olvido darle las gracias por su obsequio, aún me arde un poco la mejilla.

Kiara, maldecía por lo  debajo una y otra vez su suerte, ya que esa mujer se estaba burlando de ella y con justa razón, pues Elizabeth Erlington, resultó ser la rubia hermosa del pub. Aquella que le robó un beso y que después abofeteó con todas sus fuerzas. 

Ahora, Kiara ya no reía, todas sus burlas y suposiciones se fueron al traste y se lo tenía merecido por juzgar un libro por su portada. Fue por lana y salió trasquilada. Ahora era ella objeto de burla por parte de esa mujer.

─ Renuncio ─ murmuró sin pensarlo  la joven, en un tono muy bajo y despacio, sólo audible para ella.
 No te atrevas a renunciar  amenazó Elizabeth ─ No te lo permitiré.

Kiara, la miró fijamente y su mente voló...

«¿Cómo diantres escucho eso?» pensó la muchacha y no contenta con ello, adujo...

   En todos los casos es una decisión mía y no es de su incumbencia   dijo altiva la joven.

Elizabeth, se levantó como un resorte del asiento y  se acercó peligrosamente a la joven, la tomó de la cintura y le levantó su mentón e hizo que su mirada no se  despegará de la de ella y le dijo:

 Puede que el otro día te haya dejado agredirme y ser insultada por ti y tu amiguita. Sin embargo, debo recordarte que  estás en mi empresa y no es así de  fácil renunciar. Tú firmaste un acuerdo conmigo y voy a hacer que lo cumplas y si piensas infringirlo,  voy a demandarte por incumplimiento, así que te sugiero que no lo intentes Kiara   amenazó Elizabeth.

Kiara tragó  en seco. Ahora entendía todo lo que se decía de ella y su fama de déspota. Sin duda estaba a merced de esta mujer y algo le decía que se iba a vengar de aquella agresión. 

Por otro lado Elizabeth, luchaba contra sus impulsos e instintos. Su cuerpo se estaba consumiendo por dentro, deseaba tener a esa mujer.

 Ese día en el pub sucedieron muchas cosas. Fue a distraerse para dejar de pensar en ella y la frustración que le causó no encontrarla en su empresa. Hasta que Aileen le dijo de nuevas jóvenes que concurrían al local y decidió seguir su consejo y ver de quiénes se trataban.

Claro estaba que no busca una aventura, pues ella sólo tenía en mente a una sola persona. Pero quizás con una buena plática con otras chicas le ayudarían a dejar de pensar tanto ella, pues estaba obsesionándose con la joven Milovic al punto de perder un poco la tranquilidad.

 Entonces fijó su vista en aquella pista  y  cuando logró ubicarlas, enseguida le llegó un aroma conocido. Lo reconoció al instante; por lo que aspiró un poco más para saber de cuál de las dos chicas emanaba ese olor y agudizó más su olfato y reconoció que provenía de la joven pelirroja…era ella…Kiara Milovic.

No podía creerlo; era afortunada; así que se dedicó a observarla  mientras bailaba con su acompañante y Elizabeth,  fue presa del deseo y también de los celos. Estaba provocándola con esas insinuaciones al bailar. Sólo quería arrancarla de los brazos de esa otra mujer y  poseerla.

Por eso, cuando su amiga se separó de su lado e ir en otra dirección;  le siguió y contempló por unos breves segundos mientras la joven permanecía con sus ojos cerrados e interrumpió su descanso y buscó mantener una conversación, pero no tuvo respuesta y no pudo evitar seguir a sus instintos que le pedían marcar a su pareja a la brevedad posible, teniendo un enlace de inmediato con ella.

Por lo que la acortó la distancia entre ambas y buscó sus labios. Ese beso quemaba dentro de ella y también lo pudo percibir en la joven: saboreó todo su interior y degustó de ella, ambas estaban sumergidas en el juego de sus lenguas, buscándose una y otra vez…su temperatura se elevó de súbito por sus instintos animales.

 La unión ya estaba hecha, pues Elizabeth sin darse cuenta, había arañado sutilmente la piel de la joven. Sus cuerpos se reconocieron entre sí, percibía la excitación dentro de Kiara, ya nada podrá romper el vinculo que se formó en ese momento. Es un lazo que las mantendrá unidas  por siempre.

A pesar de todo ello, la muchacha reaccionó y agredió a Elizabeth,  podía ver la rabia en sus ojos al ser tomada por sorpresa.  En eso recordó las palabras de Durían, la joven estaba ligada a ella por la maldición y una herida que llevaba consigo  y debía ser sanada.

Trató de detenerla y en esos momentos escuchó la voz de su compañera de baile, quién la miraba con odio, también Elizabeth reaccionó instintivamente ante la otra mujer. Percibió el peligro amenazante de su parte y le molestó en lo sumo aquella actitud desafiante y se pregunto si sería ella su rival. Eso era algo que iba a averiguar lo más pronto posible, pues no pensaba ceder un centímetro de su territorio…Kiara era suya y de nadie más.

 Cuando su amiga Aileen le habló, perdió el contacto con ella por unos segundos y al volver a buscarla con la mirada, se dio cuenta que se marchaba y veía una vez más esa mirada amenazadora de parte de la otra mujer.

─ Muy pronto  sabré si eres tú mi oponente ─ se dijo para sí, la Marquesa ─.Pues no dejaré que te acercas más a ella, disfruta el tiempo que te reste en compañía de Kiara.

Volviendo al presente…

 La joven estaba aturdida que aún no se deba cuenta que estaba una vez más en los brazos de Elizabeth, Su presencia nublaba su razón, ese magnetismo  que se desprendía de ella estaba bloqueando su capacidad de reacción ante el peligro  todo era confusión dentro de Kiara…miles de cosas cruzaban por su mente y no conseguía controlar sus pensamientos y sus ideas...

«¿Qué diantres me pasa? ¡Ya sé!, lo reconozco; me equivoqué. Jamás imaginé que fuese ella mi jefa, ni en mis peores pesadillas. Pero ahora lo es y muy peligrosa por cierto. Me tiene en sus manos y me temo que voy a pagar muy caro esa bofetada …¡Mierda! ¿qué voy a hacer ahora?»

Elizabeth, escudriñaba el rostro de la muchacha y podía ver su frustración y preocupación como un libro abierto. Olía ese miedo dentro de ella y su intuición le decía que ésta haría todo hasta lo imposible para alejarse de ella. 

No obstante, la Marquesa, no dejaría que un hecho así ocurriese. Era hora de acorralarla y bloquearle todas las vías de escape que pudiese tener a mano.

Se acercó muy despacio a Kiara y le besó en la mejilla y muy cerca de su oído le susurró:

 «Disfrute mucho de ese beso el otro día»

Tanto el contacto como las palabras fueron suficientes para que Kiara reaccionara y se apartara de ella bruscamente, sus ojos miel se endurecieron a niveles insospechados y apretó fuertemente su mano.

─ Puede que usted sea la dueña de esta empresa y mi jefa  bramó Kiara ─. Pero no le da el derecho de tocarme, lo del otro día no volverá a ocurrir; ya se lo dije;  yo elijo con quién estar. Por lo demás, no me interesa ser nada de usted y menos su nuevo entretenimiento. 

Con respecto al trabajo voy a cumplir con lo acordado, pero no crea que deseo seguir aquí y una vez que acabe me largo, por lo tanto; mi relación con usted será netamente profesional, haré lo que me pida en ese aspecto, pero no intente involucrarse conmigo nuevamente, pues le juro que se arrepiente.

 ¡Mira Kiara!  rujió molesta Elizabeth ─. ¡No me amenaces! y ve bajando el tono, no acepto que nadie me levante la voz en mi empresa y no te creas la excepción a la regla. Vas a aprender a respetarme te guste  o no. 

En relación a tu trabajo, te advertí que no intentases renunciar, pues los acuerdos labores con mi compañía son de larga duración y en tú caso son de 10 años, por lo tanto, ve sacándote esa estúpida idea de tu cabeza o pagarás muy caro por ello. Harás todo cuanto se te mande, pues no permito excusas en mi empresa y si piensas hacer una estupidez para que te despida te quedarás con las ganas.

 Por cierto, no pienso retractarme  de mis actos del otro día  y tampoco te voy a pedir disculpas sí eso es lo que buscas, pues tus acciones no me demostraron que te desagradase y ahora sal de mi oficina de una buena vez. ─ concluyó rotundamente una enfurecida Elizabeth.

Kiara,  tembló de rabia y frustración, nunca antes nadie la había humillado de esa manera; aparte de Mariana; dio media vuelta y salió de esa oficina, estuvo a punto de dar un portazo, pero recordó que ese monstruo que tenía por jefa volvería a fastidiarla y no le iba a dar en el gusto nuevamente, por tanto se fue a su despacho como alma que se la lleva el diablo. Había perdido su paz, ella que tanto se vanagloriaba de no perderla y sólo usar su sarcasmo para ridiculizar a sus oponentes. Ahora recibió de su propia medicina y para colmo de males, debía someterse a esa desagradable mujercita. Sin más chance,  aceptaba resignada todas las advertencias de sus ex compañeros de trabajo  y de los actuales.

Todos los cercanos al despacho de la dueña de la compañía,  escucharon los gritos de provenientes del lugar…pero nada dijeron pues nadie se atrevía a levantarle la voz a Elizabeth Erlington, Marquesa de Cronwell y la joven había cometido el peor de los errores, sufriría en carne propia la ira de la Marquesa y esto le serviría de escarmiento, aunque sentían compasión por la joven, pues era muy agradable como persona y no dejaban tampoco de reconocerle sus agallas, pues desde un comienzo se hizo evidente que no le preocupaba en lo más mínimo quién fuese la dueña.

─ ¿Estás bien Kiara?  inquirió Albert.
─ No te voy a mentir ─ rabió la joven si pudiera mando al mismo infierno este trabajo, pero para mi desgracia , yo misma firme mi condena. Así que no me queda más remedio que bancármela no más.
─ Lo siento ─  dijo Albert  pero ahora ya estás al tanto del carácter de la dueña de la compañía, y hablando de eso...
─ ¿Qué sucede ahora? ─ dijo molesta  ¿Qué desea la reina de Saba?
─ ¿De Saba? inquirió el joven.
─ ¡Ay!  suspiró Kiara ─.Para tu información era una mujer caprichosa, cruel, poderosa y despiadada.
¡Ah!─ exclamó asombrado Albert ─ Que no te oiga, si no volverás a estar en su lista negra.
─ Me importa un comino si estoy en su lista ─ escupió las palabras, una enconada Kiara ─ . Ahora dime, ¿Qué desea ella?
Te envía estos documentos. Los quiere para la tarde, pues tendrás  una  junta de directores y ella también estará obviamente ─ explicó el asistente.
─ ¡Lo que me faltaba! Ver su odiosa cara otra vez ─ masculló con enfadado la joven ─.Está bien. Los revisaré. (Tomando los informes)
─ ¿Necesitas algo más? ─ preguntó él.
─ De mi parte nada ─ señaló Kiara ─ Espera. Puedes contactarme con el siguiente número y cuando lo hagas, transfiere la llamada.
 De acuerdo ─ respondió Albert.

Kiara, necesitaba desahogar su rabia, pero en ese lugar no lo haría, por lo que sacó su móvil y llamo a su amiga Cristina y la puso al corriente de todo…

─ ¡Por todos los cielos Kiara!  dijo apenada Cristina ─. Siento haberte metido en esta situación. Por mi culpa tendrás que trabajar para esa mujer. Te juro que nunca hubiese imaginado que ella sería la tal Erlington.
─ Ya lo hecho está ─ concluyó Kiara ─. No sirve llorar sobre la leche derramada. No tengo como sacármela de encima, sólo me resta hacer mi trabajo nada más. Si le vemos el lado positivo como decías tú, el salario me servirá para adquirir una casa  a las afueras de Londres y esa era mi idea desde un comienzo, lo que sí deberé incurrir en un gasto extra por un coche, pero lo veré con tiempo.
─  Sé que lo conseguirás  apoyó Cristina ─. Mientras tanto yo podría ir a recogerte a tu casa, hasta que puedas solucionar las cosas.
─ Gracias Cristina, por escucharme. Espero me acompañes a ver posibles propiedades, cuanto antes me aleje de la ciudad, tanto mejor para mí. ─ mencionó Kiara.
─  Kiara, te prometo que voy a hacer lo imposible por sacarte de ahí ─ expuso Cristina.
─ No pierdas tu tiempo ─ advirtió ésta ─. Ya veré la forma de salir de este lugar. Mientras tanto, tu y yo vamos a divertirnos. Necesito distraerme, pasa por mí en la tarde.
─ Claro amiga ─ respondió Cris. ─ Cuenta con ello.

La joven guardo su móvil y comenzó por revisar cada uno de los informes que Albert le entrego y se fue sumiendo en su trabajo sin darse cuenta…

En el despacho, Elizabeth revisaba todo los estados financieros que le habían entregado en cada una de sus empresas, tenía personas para ello, pero desde un comienzo ella misma supervisaba todo, desde cientos de años ya y era un hábito que no cambiaría. En ese momento sonó su fono  hizo un alto para atender, pudo ver que era un número interno de su empresa y sabía perfectamente quién era:

-Dime- inquirió ella
-Kiara ha vuelto a llamar a su antiguo trabajo- le puso al tanto su informante.
-Ya veo- repuso ella- mantente informada de todos sus movimientos
-Por supuesto- dijo – pero ¿le traspaso esa llamada?
-Sí, hazlo- afirmo Elizabeth- luego comunícame con el número que te dio.
-Como ordene, lo hare enseguida- repuso la voz.
-Bien, dijo ella- no olvides mis órdenes con respecto a ella, no quiero errores esta vez de ningún tipo.
-No volverá ocurrir
-Eso espero, ahora transfiérele esa llamada. Después de eso Elizabeth colgó su teléfono y se quedo reflexionando.
-Sin duda, eres muy terca, te advertí que no me desafiarás-exclamo Elizabeth- voy a doblegar ese espíritu  tuyo, verás de lo que soy capaz de hacer por ti. ¿Cómo no puedes entenderlo?, me basto tenerte una vez entre mis brazos y darme  cuenta del nexo que tenemos entre las dos. Además, yo ya marqué tu cuerpo con mi esencia y éste respondió al mío, pronto descubrirás que llevas mi huella Kiara,  sólo es cosas de días, cuando la luna este creciente, nuestro vínculo se reafirmara y tu cuerpo llamará al mío y no podrás contenerlo, muy pronto vendrás a mí, mi futura esposa.

Por otro lado, Cristina no dejaba de pensar en su amiga, llevaba una hora sumida en sus pensamientos, por más que buscaba un modo de sacarla de las garras de esa mujer, no encontraba nada.

-¿Cómo fui tan estúpida de meterla en semejante problema?- se regaño la joven- ella ya tuvo suficiente con la bestia de Mariana, como para tener que soportar a una engreída como esa tipa. Al principio cuándo las vi besarse, sentí alegría por Kiara, pues merece ser feliz y el hecho que se haya negado a hacerlo por tanto tiempo, me demostró que tiene miedo de amar y jueguen con sus sentimientos y tuve que aceptar su voluntad aunque me doliese verla de ese modo. Pero cuando vi su reacción y como la abofeteo, me llene de ira, instintivamente quise protegerla al extremo de amenazar aquella imbécil…ahora sólo siento dolor en mi corazón…tengo que sacarla de ahí…no permitiré que la vuelva a tocar…no voy a intimidarme porque sea Elizabeth Erlington  y me tiene sin cuidado que sea poderosa…yo voy cuidar de kiara con mi vida si es necesario.

La joven, salió de su oficina con la mente fija en consultar con un abogado la forma de ayudar a su amiga.

Horas más tarde en la compañía Erlington…los directores de cada departamento se reúnen con Elizabeth y analizan los proyectos actuales y los progresas que van teniendo cada uno, y además de ver los nuevos proyectos en carpeta. En el turno de kiara manifiesta su disconformidad con uno de ellos, pues involucraba una inversión en una determinada empresa de un  país que tenía fuertes problemas de inflación,  lo que no  hacía atractiva la inversión a largo plazo.

 Ella expuso su punto de vista y quedo en manos de Elizabeth la última palabra.
Kiara todo lo expuso lo más calmada posible, pues tenía un fuerte oponente dentro de los demás directores, lo hizo con cautela, pero en todo momento evito mirar en dirección de Elizabeth, no le interesaba como persona y se lo iba a demostrar.

Una vez finalizada la reunión, fue la primera en salir de aquella sala, siendo observada  en todo momento por Elizabeth,  justo en el pasillo se topo con jazmín e intercambiaron palabras y cuando vio salir a su jefa, se aproximo a jazmín  hasta quedar pegada a ella y le beso su mejilla muy cerca de la comisuras de los labios de la joven y susurro a su oído “te invito un trago una de estas noches, qué me dices” y le cerró el ojo coquetamente.

Jazmín se sonrojo por la situación, pero al instante sonrío puesto que le gustaba la forma de ser de  Kiara  y esa invitación era bienvenida y no le diría que no.

-Te parece esta noche- repuso ella- a las 10
-Perfecto- sonrió coquetamente kiara- a esa hora paso por ti preciosa. Y alzo sus ojos en dirección de Elizabeth y pudo ver los de ella muy oscurecidos con ganas de asesinarle ahí mismo, “ya te dije, yo elijo con quién quiero estar”, la desafío con la mirada. Y se dio media vuelta rumbo a su despacho, sacando un suspiro de jazmín.

Elizabeth por el contrario, estaba furiosa por la provocación de kiara,  primero por su actitud en la sala de juntas, al ignorarla de ese modo y ahora al verla en el pasillo y coqueteando descaradamente con su compañera de trabajo y tener el atrevimiento de besarla en sus narices, era mucho más de lo que podía soportar… “sí piensas que las cosas se van a quedar así, estás muy equivocada, yo voy arruinar tus planes, no vas a tener esa cita, no vas a estar con otra mujer que no sea yo, tú te lo buscaste, será por las malas entonces” dijo Elizabeth.
Al finalizar la jornada de trabajo Cristina, aparcaba su coche frente a la compañía Erlington a la espera de su amiga…cuando la diviso, bajo de su auto y fue en su busca…

-Nos vemos en la noche entonces Kiara- dijo Jazmín
-Claro que sí- respondí- no me lo pierdo por nada del mundo y me despedí de ella con un suave beso en su mejilla otra vez.
-Kiara- me llamo Cristina y sin darme cuenta me envolvió en sus brazos fuertemente y acaricio mi cabeza- me tenías muy preocupada, ¿estás bien?
-Lo estoy y ahora aún  más porque estás conmigo- exclame, y apoye mi cabeza en su pecho y sentí una paz muy grande, estuvimos así unos minutos, hasta que sentí como el cuerpo de Cristina se tensaba y levante mi rostro hacia ella y vi sus ojos llenos de odio y fue entonces que me percate de la presencia de Elizabeth Erlington, estaba a mi lado y pude percibir la tensión entre Cristina y ella, sus miradas eran desafiantes como si fuesen rivales.

 De pronto la vi observándome de reojo, note su enojo con respecto a mí y sentí escalofríos, algo dentro de mí se resintió, e inconscientemente volví a recostar mi cabeza en el pecho de Cristina, la cual me abrazo con más fuerzas aún, dándome su paz, sólo cerré mis ojos para no verle más.

Elizabeth apretó fuerte sus puños y prosiguió su camino, un fuerte dolor atravesó su corazón, ya había tenido suficiente por un día de los desaires de Kiara. Ella podría tener a cualquier mujer que desease  y no tendría que esforzarse mucho para alcanzar sus objetivos, pero la única mujer que le importaba y que estaba destinada para ella, le rechazaba y despreciaba. Una vez más recordó las palabras de Durían y que la mujer que se convertiría en su pareja la iba a odiar, por lo que intento hacer las cosas de buena manera, pero no estaban resultando y comenzaba a agrandarse la distancia entre las dos.

Una vez que subió a su coche, se encontró con Durían  y james…

-Acaso te vas  a dar por vencida tan fácilmente Elizabeth- inquirió durían.
-Durían- expreso ella con tanta rabia- me siento frustrada, hice las cosas de forma correcta, pero lo único que he conseguido es que se burle de mí, tuvo la desfachatez de de decirme  que no desea tener una aventura y sin embargo coquetea abiertamente con otra de mis empleadas,  me desafía constantemente  y eso me está enloqueciendo.
-De que te extrañas niña- dijo Durían- te advertí que eso sucedería, tu maldición la persigue e intentara una y otra vez revelarse a ti, entiende Elizabeth no debes perder tu paz, si te llenas de ira nublara tu juicio y la perderás,  por lo que debes planear muy bien las cosas de ahora en adelante o tu rival te la quitará.
-¿Qué quieres decir?
-Estoy hablando de tu  oponente niña, por eso he venido a prevenirte  - expreso Durían- tú rival ha dado el primer paso para apartarla de ti, dime marquesa, sabes de quién estoy hablando, ¿no es así?

En eso Elizabeth miro directamente dónde estaban esas dos…las observo por unos segundos y en el acto sus instintos se pusieron en guardia una vez más con respecto a la joven que abrazaba a Kiara , se percato como nuevamente  ella  la desafiaba con la mirada y eso la hizo enfurecer.

-Es ella, de eso estoy segura, mis instintos así me lo dicen - rugió Elizabeth-  no me gusta su actitud y menos que se crea con derechos sobre Kiara, no soporto que la toque siquiera  y debí contenerme demasiado para no  arrebatársela de sus brazos, ella es mía y  no voy a dejarle el camino libre Durían, no voy a renunciar a kiara. Además yo  enlace  ya a mi pareja y dentro de muy poco la voy a hacer mi mujer, es cosa de horas nada más.
-Entonces has hecho bien- expreso Durían- debes terminar por completo con el ritual del enlace en ciclo de la luna  y habrán quedado unidas por siempre.
-Así lo hare Durían- Manifestó la marquesa – no te quepa duda de ello. Dime  ¿qué es lo que esa mujer ha hecho?
-Escúchame bien – indico Durían- esa joven está comenzando a despertar en sus sentimientos hacia kiara y serán tan fuertes como los tuyos, es una rival muy peligrosa Elizabeth, no la subestimes, no te teme, ya te habrás dado cuenta y es capaz de hacer todo por ella e incluso arriesgar su vida por protegerla. Investiga todo respecto a ella y busca la forma de inmovilizarla. En estos momentos hay una persona que la observa por mí, y me informo que ella está en buscando asesoría legal para Kiara y desvincularla de tu empresa.
-maldita sea- bramo Elizabeth – como se atreve,  hare que pague muy caro su insolencia, jamás le consentiré que me aparte del lado de Kiara, no se saldrá con la suya. Tendré muy cuenta tus palabras Durían.

Elizabeth las volvió a observar, y miro detenidamente a su rival, la analizo de pies a cabeza…debía reconocer que la muchacha es muy atractiva, un poco más alta y tal vez de la misma edad que Kiara, morena, de unos ojos azules intensos y demasiados desafiantes para el gusto de Elizabeth. Se notaba que esa muchacha tenía mucha elegancia y porte, por lo que intuía que debía ser de familia de clase alta...La cercanía que tenía con kiara le irritaba sobre manera, verlas caminar abrazadas hasta llegar a su vehículo demando de un enorme esfuerzo de autocontrol por parte de Elizabeth.

-James- ordeno ella-síguelas a una distancia prudente, quiero ver dónde vive kiara.
-Como usted ordene mi señora.

Elizabeth, marco su móvil….

-Escúchame bien- ordeno ella- has visto a la joven con quién se fue kiara, pues investiga todo sobre ella, como se llama, trabajo, familia, todo, no dejes nada al azar, busca la situación financiera de su familia. James te dará las señas para que des con su dirección, necesito ese informe en dos días como mínimo, has entendido.
-Lo tendrá en su oficina a primera hora- dijo la voz misteriosa- o me dejo de llamar quién soy.
- Harás más que eso- dijo en un marcado acento autoritario- si me fallas. Corto bruscamente la llamada.
-Por cierto James- exclamo- está noche vamos a salir, voy a cruzarme en los planes de Kiara y tú encargarás de que la otra joven no interfiera.
-Cuente con ello mi señora- repuso serio – no faltare a mi promesa, esa mujer no se volverá acercar más a su futura esposa y no sólo ella sino cualquiera que lo intente.
-Bien Elizabeth- dijo Durían- debes  ser muy drástica de ahora en adelante, contarás con mi apoyo, pero deberás seguir todas mis instrucciones, saldremos uno de estos días para `proseguir con tu otro entrenamiento, pues es muy marcada tu ira y eso te pone en desventaja con respecto a ella.
-Lo sé- dijo cansada Elizabeth- haré lo que me digas. No quiero perderla, no lo voy a permitir. Durían, nunca antes alguien me ha importado tanto en mi vida como ella, ese día creí morir cuando la tuve en mis brazos…sentí como mi corazón se iba arrancar de mi pecho, lo único que deseaba era fundirme con ella, que no se fuese nunca de mi lado…jamás pase por esto.
-niña tonta- dijo dulcemente Durían- no te das cuenta que te estás enamorando de kiara, si no hubiese sido así, te daría igual la maldición, tú estás luchando por ella y no por tu libertad, después de todo eres muy ignorante Marquesa de Cronwell en cuestiones de amor.

Elizabeth callo, porque sabía que ella estaba en lo correcto, nunca había amado en su vida y todo era nuevo para ella. Por lo mismo no le permitiría a esa otra mujer que le arrebatase la oportunidad  de amar y ser feliz con kiara. “no te atrevas a intervenir en mis planes, o te pesará. Ella nació para mí como yo para ella”…miles de cosas pasaban por la mente de la Marquesa mientras el coche proseguía su rumbo.

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