mujer y ave

mujer y ave

lunes, 1 de septiembre de 2014

Huellas del pasado.


En Aras del pasado, capítulo 42.

El avión toco la loza del aeropuerto Carlos Ibáñez del Campo, en la ciudad de Punta Arenas y después que dieran el visto bueno para desabrochar cinturones, muchos pasajeros comenzaron a buscar en los porta maletas del avión sus pertenencias.

Entre ellos, cinco mujeres, esperaban que se desocupara un poco para realizar ellas también lo mismo.


¡Al fin en casa monstruito! señaló Sara a su amiga del alma.
Así es, Sara afirmó Raniel, que veía por una de las ventanas del avión. ha pasado mucho tiempo para mí y debo confesar que lo extrañaba.
¿Tanto extrañas tu hogar, princesa? preguntó, una seria Anabelle.
Anabelle, es lógico que sea así, porque este es lugar en que nací y me crié indicó Raniel, algo taciturna. Aunque mis orígenes no sean estos.

Anabelle, enmarco una ceja, ya que eso último la sorprendió del todo y añadió…

¿Qué quieres decir mi vida? inquirió Anabelle.
Nada amor aseveró Raniel no me hagas caso, son cosas mías sin importancia.

No sólo la Duquesa quedo algo preocupada por lo evasiva que estaba siendo la joven Larson, Anette y Sara, entre cerraron sus ojos al oír a la muchacha, se notaba que algo no andaba bien y fue la última, que se hizo el firme propósito que estando a solas le preguntaría que le estaba sucediendo, ya que se percató desde que volvió en sí, no era la misma Raniel que conocía, había algo extraño en su mirada como en su forma de comportarse.
Por su parte, Anette, tenía la impresión de que su futura nuera, estaba comenzando a recordar, ya que el día anterior dio signos de ello en su plática.
Fue así, que retiraron sus pertenencias de mano y procedieron a abandonar el avión con rumbo a la cinta de equipajes.
Cómo es bien sabido por muchos, el aeropuerto de dicha ciudad, es bastante pequeño y desde el sector de maletas, se puede ver a la multitud que espera a sus familiares que vienen en el vuelo y entre esas personas se encontraban los padres de Raniel como de Sara, que al divisarlas les hacían señas y unos ojos azules quedaban viendo en dirección dónde la joven Taffra saludaba.

«Bien, llegó la hora de asumir mi verdad y pedirles tu mano. Esperemos que no sean tan severos conmigo» se animaba mentalmente Francis.

Descuida amor, no te van a comer o algo parecido señaló Sara, guiñando un ojo cuando mucho te interrogarán bastante.
Gracias por el apoyo tesoro. refutó Francis eso no me ayuda mucho que digamos.
No le hagas caso, Francis mencionó Raniel los padres de Sara, son un encanto, pero de quién debes cuidarte es de su hermano, es un tanto celoso con ella.
¿Es cierto eso tesoro? inquirió sorprendida Francis.
Digamos que un poquito afirmó Sara, haciendo un gesto con su mano de que hablaba de algo muy ínfimo. es que yo soy la menor y mi hermano es algo sobre protector.
Dirás que eres una consentida por todos tus hermanos se burló Raniel.
¡Aha! Mira quién habla reprochó con humor Sara. a la que le dicen «bebé» los chicos.
Mis hermanos lo dicen de cariño rebatió Raniel, sacando la lengua. Picota.

Las demás al ver el gesto infantil de la joven Larson, estallaron en carcajadas y sólo Anabelle, se compadeció de su prometida.

Mi vida hermosa murmuró Anabelle, que la abrazó por la cintura y la consintió por las burlas de las otras. eres adorable, mi amor.
Ves que tengo razón, eres una bebe se burló Sara ahora ya no son tus hermanos, sino que también Anabelle, se unió al sequito…Bebezota.
Idiota chilló Raniel, volviéndole  a sacarle la lengua. es que mi prometida me ama muchísimo.
Sí…Sí…Sí bromeó Sara como tu digasbebé.
  Chicas, siento interrumpirlas, pero sus padres aguardan por nosotras convino Anette, que como buena inglesa, no apuntó con la mano, ya que eso es un gesto mal visto en la sociedad.
Es hora de conocer a tus padres querida Sara mencionó Anabelle, que veía como el rostro de su hermana Francis, estaba pálido por los nervios. será mejor que hagas algo al respecto o cierta persona sufrirá un colapso.

Los ojos grises de Sara, brillaron enseguida comprendiendo el mensaje de su futura cuñada y en respuesta a ello, tomó la mano de su novia y depositó un tierno beso en ella y agregó…
Tranquila mi cielo, ya verás que todo va a estar bien. señaló Sara, volviendo a besar su mano y añadió yo estoy contigo y apoyaré en todo momento.
Esas palabras lograron serenar un poco a la menor de los Calguiere, que inhaló fuertemente y correspondió al gesto de su novia con una sonrisa en los labios y dulzura en sus ojos azules.
De acuerdo tesoro, vamos a conocer a tus padres de una buena vez. instó Francis, cogiendo la mano de Sara y entrelazándola con la suya.

Las demás, sonrieron satisfecha ante el comentario de Francis y con su equipaje en sus respectivos carros, salieron del sector de equipaje y se fueron hacia dónde les estaban esperando los padres de ambas muchachas.
Fue Nataniel, el primero en romper la tan tensa espera y entró de una a recibir a su hermana pequeña, quién dejo todo botado y se fue en busca de los brazos que ya la estaba esperando abiertos.

No te lo dije Anabelle, tu prometida es una bebé por donde se le mire bromeó risueña Sara. nunca lo admitirá claro está.
Me doy cuenta Sara agregó Anabelle y no obstante, amo todo lo que hay en Raniel, desde su carácter, su corazón y su alma de niña, no podría ser de otro modo.
Estaban ya por pasar la puerta, cuando se oyó potentemente decir a un hombre…
Mía bambina habló un hombre fortachón, de grises cabellos y de un mostacho (bigote) típico de algunos italianos. da questa parte, mia figlia.

El llamado no se hizo esperar, y la joven Taffra, soltó la mano de su novia para estrecharse en un fuerte y emotivo abrazo con su padre. Lo que originó que fuese Raniel, quién tomará revancha de la situación…
¿Quién es ahora la bebé?...Sara reprochó con pica Raniel, soltándose del abrazo de su hermano y sacándole una vez más la lengua a su amiga de infancia.
Siempre serás,  tú respondió una sonrojada Sara, que se olvidó por completo de su novia y los demás.
Mi dulce Sara, ¿Cuándo dejarás de pelear con Raniel por tonteras? repuso el hombre que no dejaba de ver con ternura a su hija.
¡Pero padre!ella empezó balbuceó Sara en protesta.
No me interesa saber quién de las dos empezó, sino que asumas que ya eres toda una mujer y esa travesura de niñas chicas, debe terminar Demandó su padre.
Cómo tú digas, padre respondió una avergonzada Sara, que bajo su cabeza.

Mientras que Raniel, estaba muerta de la risa de ver como reprendían a su amiga del alma, hasta que un solo coscorrón en su cabeza, le quitó la sonrisa y se escuchó decir…

Sara, no es la única que debe dejar de lado esos juegos infantiles, sino que tú también hija mía ordenó Emmanuel, que le miró un tanto serio, para mostrar autoridad ante su hija.
Sí…papá contestó con resignación Raniel y roja hasta las orejas por la reprimenda de su progenitor.

En eso, se escuchó unas sonoras carcajadas de parte de dos rubias de ojos azules, que no pudieron contenerse ante la situación que presenciaron y sólo la severa mirada de su madre, vino a cortar el festín que estaban disfrutando.

Lo siento se disculparon Anabelle y Francis, quienes, al mismo tiempo, llevaban sus manos a la boca para poder contener el ataque de risa que les produjo el ver como sus novias eran tratadas como niña pequeñas y eso era impagable.

Por su parte...

Sara, ten la amabilidad de presentarnos a tu novia y su familia demandó su padre.

Era el turno para padecer a las chicas Calguiere, al menos unas de ellas…Francis, que al oír al padre de su novia, tragó en seco y con cierto paso titubeante, se acercó hasta donde estaba ese señor.

Padre, te presentó a mi novia…Francis Calguiere señaló Sara, quién tomó la mano de su pareja. ella es mi novia.
Un gusto en conocerlo saludó Francis, estrechando con fuerza y delicadeza a la vez, la mano del padre de su novia. Tal como dijo Sara, yo soy su novia y he venido a formalizar mi relación ante ustedes.
El gusto es mío Francis correspondió al saludo el hombre mi nombre es Pietro Taffra, padre de Sara y también el más fiel protector de mi hija y en la privacidad de mi hogar hablaremos de su compromiso.
Así será, señor Taffra acotó Francis, que tragó en seco pero lo disimuló muy bien.
Sara murmuró Pietro.
¡Oh!...lo siento padre señaló Sara, recordando la petición de su padre y procedió a presentar al resto. Ella es Anabelle, hermana mayor de mi novia y su madre Anette.
Un placer conocerlas, bellas damas Saludó galante Pietro, besando ambas manos de las dos mujeres. les doy la bienvenida a mi país, a esta ciudad y a mi humilde hogar.
Un gusto de en conocerle saludó educadamente Anabelle.
Encantada de conocerle, Pietro respondió Anette, ante el gesto del padre de su futura nuera. Muchas gracias por venir a recibirnos.
Es todo un honor para nuestra familia tenerlas aquí agregó Pietro por favor tengan la amabilidad de acompañarnos hasta nuestro coche.
Por supuesto contestó Anette.
¿Nos vamos ya Emmanuel? preguntó Pietro a su amigo y compañero de juegos de azar.
No faltaba menos acotó éste y haciendo señas a dos de sus hijos. permítanos ayudarles con el equipaje.

Entre los cuatro hombres, se hicieron cargo del equipaje  y mientras que ambas madres, platicaron con las recién llegadas.
Al poco andar y poco antes de abordar los dos coches que les aguardaban en el estacionamiento. Anabelle, se acercó a su hermano y muy cerca de su oído le susurró…

La tienes bien difícil, hermana murmuró la Duquesa debes dar una muy buena impresión al padre de Sara, de lo contrario tendrás algunos inconvenientes.
Estoy muy consciente de eso, Anabelle respondió Francis, que no se dejó amilanar por el saludo un tanto frío de Pietro y menos de las palabras de su hermana. si he venido hasta aquí, es porque está claro que Sara, es muy importante en mi vida y no dejaré que unas palabras me intimiden y me aparten de la mujer que amo.

Al instante, una genuina sonrisa se dibujó en los labios de la Duquesa de Calguiere, que no podía estar más feliz y orgullosa de su hermana, que le demostraba en la vehemencia de sus palabras, la determinación presente en ella por defender el amor que sentía hacía la joven Taffra y que estaba dispuesta a jugárselas y asumir los riesgos que muchas veces implica tener ciertas cosas en contra y una pequeña cuota de dificultades antes de iniciar una vida en pareja.

Es todo cuanto quiero oírte decir comentó feliz Anabelle.
¡¿Qué esperabas?! exclamó un tanto divertida, Francis soy una Calguiere después de todo.
De eso no cabe duda, hermana concordó Anabelle nunca nos daremos por vencidos y menos tratándose de la mujeres que amamos.
Certamente respondió en Italiano Francis, a modo de broma.
¡Ey, tonta! reprendió Anabelle no te oigan, que pueden pensar mal. No tienes arreglo…eres tan…
Tanirreverente concluyó divertida Francis, que ya estaba con su acostumbrado humor.

Anabelle, sólo movió su cabeza en señal de desaprobación pero a la vez contenta de ver más relajada a su hermana y siendo ella misma.
Llegaron hasta el estacionamiento del aeropuerto y se decidió que Anette y sus hijas viajarían en el vehículo de Pietro. Mientras que Sara y Raniel, lo harían con Emmanuel y en casa de la familia Larson, verían en que hogar se quedarían sus huéspedes.
Lo que si estaba muy claro, era que estaban visiblemente agotadas las cinco, ya que llevaban más de 24 horas de vuelo en el cuerpo y lo único que deseaban era un baño y poder descansar.
Mientras el auto de Pietro enfiló primero por la carretera que tomaba todo el borde costero de la región de Magallanes, el otro vehículo lo seguía muy de cerca, manteniendo la velocidad para no ser rebasados
Tanto, Anette como sus dos hijas, estaban impresionadas con el paisaje más austral del mundo y no pudieron abstraerse de que fue ese sitio el que escogió pasar su vida, Rowine Mcraune.

«Así qué es este el lugar dónde descansan tus restos, Rowine» pensó Anette.

Cómo si de un pálpito se tratase, tanto como Anabelle y Raniel, tuvieron simultáneamente en sus mentes, la imagen nítida de Rowine, que les esperaba cerca de una tumba y entre sus manos, llevaba un libro y unas cartas. Antes de esfumarse de sus pensamientos alcanzó a susurrar…

 «Las estaré esperando» murmuró la joven Mcraune y acto seguido desapareció de sus mentes.

¡Oh por Dios! exclamó una sobresaltada Anabelle, llevando su mano al corazón.
¿Qué sucede hija mía? preguntó Anette, al ver como su hija palideció en breve.
Es ella madre aseveró Anabelle, viendo fijamente a su madre, que estaba sentada al otro lado del coche.
¿Rowine? inquirió Anette, aunque la pregunta estaba demás.
Sí, Rowine afirmó Anabelle ahora tengo la plena certeza de que sus restos descansan en esta tierra.
En ese caso deberás repatriarlos al país al que pertenecen sugirió Francis, que con una mano en el mentón reflexionaba sobre los dichos de su hermana y que por cierto estaba en medio de las dos mujeres.
Eso no será tan simple repuso Anette debemos pedir permiso a la familia Larson para ello y no nos corresponde a nosotras ese derecho sino a Joseph Mcraune.
Concuerdo plenamente contigo madre apoyó la moción Anabelle sin embargo, creo no pasa por Joseph sino por la verdadera heredera de Rowine…ella misma, Raniel.
En ese punto, tienes toda la razón concordó Anette.
Pero ambas están olvidando algo esencial en esta historia queridas mías y es el hecho de que Raniel, consiga recordar todo su pasado y eso es muy incierto enfatizó Francis y cuando ello llegue a ocurrir, les puedo asegurar que su vida cambiara en 360 grados y más de alguien puede salir lastimado, ya que nadie puede asegurar en cómo va a reaccionar Raniel.

Las palabras de la menor de las Calguiere, vino a propinarles una bofetada a ambas mujeres, que no contaban con la reacción de la joven Larson y fue ahí que Tanto Anette como Anabelle, recordaron la escena vivida en casa antes de partir.
La dura mirada en los ojos esmeralda y sus palabras frías como el hielo de aquella escena, las hizo tomar conciencia de que las palabras de Francis, no estaban para nada tan alejadas de la realidad, nadie podía asegurar en cómo iba a tomar todo aquello, Raniel.
La Duquesa, sintió que debería poner mayor atención a su prometida y por nada del mundo descuidarla otra vez, no iba a dejarla sola ningún instante y menos ahora que estaba en casa y debían hallar las cartas de Rowine.
Por su parte, Anette, que no desconocía ya los cambios que se estaban gestando en la muchacha. También, pensaba en otros dos factores muy relevantes en toda esta historia y era el hecho de cuál sería la reacción de la propia Anabelle cuando supiera que la culpable de todo ello fue Vivian y que ahora, conspiraba contra su futuro como su reencarnación de Camilla Renout.

«De lo único que puedo estar segura, es que ni el cielo te salvará esta vez Camille, has desatado la furia de Rowine desde su tumba» pensamientos nefasto asomaron en la mente de Anette.

Ambas mujeres, guardaron silencio y se dedicaron observar por sus respectivas ventanillas.
Mientras, que Francis, también tenía su propia lucha interna, pues no le agradaron para nada las palabras del padre de su novia, que denotaban una clara advertencia, sin duda, este sería el más grande escollo a salvar…Aunque eso estaba muy lejos de ser cierto, ya que en estaba en Londres su mayor obstáculo y venía a presentarse en la persona de Melanie Wilson.
De este modo comenzaba a escribirse la segunda parte de esta historia que los llevaría tras las huellas del pasado de Rowine Mcraune y la que sería su venganza.

Mientras todo ello comenzaba a gestarse en tierras sudamericanas…en Londres.

En las oficinas de las empresas Calguiere, una mujer es descubierta in fraganti, revisando documentación clasificada de la empresa…

Así que al fin puedo agarrarte con las manos en la masa, ¿no es así Mildren? espetó Alesia, que había entrado sigilosamente a los depósitos de libros contables y proyectos, de los cuales sólo tenía acceso la familia. después de todo mordiste muy rápido el anzuelo.

La mujer, al ser descubierta y producto de la impresión paso a llevar varios libros al enderezarse abruptamente y su rostro lo decía todo, el miedo se instaló en sus ojos marrones.
Años de infructuosa labor y dedicación al servicio de la señora Anette Calguiere, tirados a la basura, todo para no contravenir los deseos de su prima que por un descuido supo de una deuda que ésta tenía y la uso en su contra para conseguir información valiosa y así, manipular inescrupulosamente a la Duquesa y a su familia, por medio de Robert.

SeñoritaAlesia Balbuceó Mildren, con voz temblorosa.
Condesa de Bringston para ti replicó seca y cortante Alesia a contar de hoy te has convertido en mi enemiga y en el toda mi familia, por lo tanto, vas a sentir el peso de tu traición y lo que ello implica, Mildren…la cárcel.

A la mujer, le temblaba la quijada como nunca antes en su vida de sólo pensar en que acabaría su vida tras las rejas si se llegaba a saber el desfalco que había hecho Camille. Cayó de rodillas y le temblaba hasta el alma de saber las represalias que tomaría la Duquesa y su madre, pero sin duda, lo que más le aterraba no eran ellas, sino quién tenía enfrente, conocía de sobra lo implacable e intratable que podía llegar a ser la Condesa,

La vio muchas veces actuar y jamás le tembló la mano para reprender duramente a quienes consideraba traidores y desleales con ella, su familia y sus negocios.

Aún tenía fresca en la memoria, el caso de los dos jóvenes contadores italianos, que quisieron pasarse de listos al adulterar un sin número de facturas, producto de transacciones de exportaciones de frutos y carnes que la empresa realizaba con un consorcio de ese país, tal fue su desfachatez que se ufanaron ante sus pares, de haber «timado  a una guapa inglesa,  rubia y tonta» y que limpiaron su billetera de algunos pocos dólares que estaban estorbando en su «cerebrito».

Lo que los pobres ingenuos no sabían,  que esa rubia no tenía un pelo de tonta y menos era estúpida en los negocios y para rematar su ignorancia, era el hecho de desconocer que Alesia, era Condesa y pertenecer a una de las familias más antiguas y respetadas de Inglaterra y de Europa, por lo que uso todo su poder para enviarlos directo a la cárcel, revocar los permisos que dicha empresa tenía en el Reino Unido, ganarles un juicio de reparación sino que despojar de todo bien a los dos bandidos, en pocas palabras los hizo añicos y no tuvo ninguna contemplación con ellos.

Mildren, recordó muy vivamente las palabras que usará Alesia, para referirse a esos dos: «no disculpo a un ladrón y menos a un traidor» y vaya que hizo sentir su enojo en esa ocasión, ahora, era el turno de la secretaria de la antigua Duquesa de Calguiere para enfrentarse a tan acérrima oponente.

En un intento de contener su furia y represalia, decidió hablar…

Puedo explicarlo todo murmuró una agobiada Mildren por favor, deme esa oportunidad.

Los ojos azules Alesia, brillaron muchísimo, ya que podría saber quién estaba detrás de Mildren de una vez por todas, aunque se hacía a la idea de quién podía ser, solo necesitaba pruebas para desenmascarar al verdadero culpable frente a su prima…Camille.

Muy bien, Mildren respondió Alesia, que se paro frente a ella y le apuntó con el dedo. voy a confiar en ti y darte esa oportunidad que tanto pides, pero vas a tener que decirme toda la verdad.
Como usted diga, Condesa repuso una agradecida Mildren le diré todo.
Incluyendo a el nombre de la persona que está detrás de ti demandó seca Alesia, sin titubeo alguno en lo que insinuaba.

Con un suspiro profundo, Mildren, asintió y sus ojos se clavaron en los de la joven.

No te oigo Mildren instó Alesia. no basta con un simple movimiento de cabeza, quiero ver de tu parte un acto que me demuestre que habrá sinceridad en lo que acabas de plantearme.
Condesayoyo balbuceó Mildren.
¿Tú qué, Mildren? apremió aún más Alesia.
Lo que dije hace un momento atrás es la verdad, yo le diré absolutamente todo, incluida a la persona que está detrás de todo esto y esmi prima declaró una abatida Mildren.

«Prima…interesante» pensó maliciosamente Alesia. «Apuesto que es ella y solo me estaría restando…Bastian Wilson»

Esta historia comenzaba a encaminarse a un desenlace bastante distinto del que creyó una vez la joven condesa, cuando conoció a la joven Larson, muchas cosas estaban por suceder en la vida del condado de Calguieri y también, para una mujer que tendría su revancha e iba ser definitivamente muy distinta que la vez pasada o mejor dicho la vida anterior.


«Voy por ti….Vivian» susurró los labios de una morena de ojos esmeralda, que no dejaba de ver por el vidrio de su coche…

1 comentario:

Alejandra dijo...

He estado muy pendiente de todas las actualizaciones y de verdad que cada una de tus historias son extremadamente buenas, te felicito tienes una forma de escribir exquisita que mis desvelos no han sido para nada en vano, es muy grato leer cada uno de tus escritos. Gracias por compartir con nosotras tus lectoras ese don tan preciado; un gran abrazo y nuevamente FELICITACIONES. Atte. Ale(Colombia)

Publicar un comentario

Una verdad del pasado

  Capítulo 24, atada por un testamento. —Amor — murmuró quedamente sopesando cada letra de esa palabra. Mientras que a la distancia era ...