mujer y ave

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lunes, 1 de septiembre de 2014

El inicio de las intrigas


En Aras del pasado, capítulo 38

New York…

Una joven entraba a su departamento y al momento de abrir la puerta, se encontró con un espectáculo que la dejó totalmente enmudecida. Todo estaba hecho un desastre, las cosas habían sido volteadas, otras tantas estaban rotas y en medio de todo ese caos, se encontraba tirado el cuerpo de un hombre en un estado deplorable de embriaguez y otras cosas no aptas para un estomago delicado.



¡Pero qué rayos ha pasado! exclamó anonada Camille Robert, ¿puedes decirme qué sucedió?

El cuerpo de éste apenas pudo moverse, por lo que Camille debió ayudarle para conseguir ponerle sobre uno de los sillones. Una vez que lo consiguió, fue en busca de un vaso de agua para que pudiese recuperarse. Éste apenas pudo ingerirla y recién pudo tratar de balbucear algo más o menos coherente…

Camille-murmuro éste  que bueno que has llegado  mi vida.
Robert, ¿qué sucedió aquí durante mi ausencia? inquirió Camille.
Esa perra terminó conmigo-escupió él la mal nacida se atrevió a terminar nuestra relación.
¿Estás diciendo que Anabelle dio por terminada su relación contigo? preguntó ella.
Sí respondió Robert la maldita ya tiene alguien más en su vida.
¡cielos!- exclamó Camille te dije que debías tener cuidado y sin embargo,  no me hiciste caso.
Pero yo era su novio  demandó él me debía respeto, jamás debió osar buscarse a otro. Una mujer debe seguir a su hombre y obedecerlo.
¡No me hagas reír! señaló seria ella ese discurso es rancio inclusive para ti, se nota que eres un machista de lo peor y hasta yo comprendo la forma de actuar de Anabelle.
-¿acaso estás de su parte?- exclamó furibundo éste-¿es qué todas son iguales?
-te equivocas querido-expuso ella-no todas somos iguales, pero los tiempos han cambiado mucho y  es hora que te hagas a la idea.
-nunca aceptaré un hecho así-respondió entre llanto Robert.
-¡lo qué m estaba faltando!-exclamó  cansada Camille- tener que soportar un borracho sentimental.
-¡no estoy borracho!-rabió éste-sólo tomé unos tragos para pasar los malos ratos nada más.
-lo que tu digas-indicó ésta- ahora me vas acompañar, ya que mañana debes presentarte a una de tus benditas conferencias.

Camille, sacando fuerzas, cargó de un brazo a Robert y lo arrastró hasta llevarlo al dormitorio. Una vez allí, procedió a desvestirlo, limpiarlo y  acostarlo. Luego de ello, se dispuso a limpiar todo el departamento y una vez que terminó de dejarlo impecable como ella solía tenerlo...

“por lo visto tendré que intervenir muy pronto, sólo yo puedo contigo Rowine, soy la única que pude sacarte del camino una vez más. Dentro de muy poco me dejaré caer hasta dónde tú estés y ahí te haré sentir el peso de mi venganza por haberte atrevido a desafiarme en la otra vida y arruinar mis planes para quedarme con Anabelle” pensamientos sórdidos y de malos augurios, eran los que invadían la mente de Camille.

Camile, saco su móvil y marcó un número…

-escúchame bien-demandó Camille-necesito que hagas llegar un sobre a la dirección que te indiqué hace unos días, no quiero que haya errores, has comprendido.
-perfectamente-dijo la voz.
-después de eso. Quiero que me veas la situación financiera que tenía Robert con el padre de Anabelle y ese informe me lo hagas llegar a mi correo cuanto antes-ordenó Camille.
-como tú ordenes-respondió la voz.
-sólo cuídate de Alesia y su tía-mencionó ella- debes sacar esos balances con mucha discreción y tenerlo listo para cuando llegue, ya que me dejaré caer de sorpresa.
-¿vendrás con Robert?-inquirió la voz.
-no lo sé aún-aclaró Camille- más que seguro que  será así, pero dependerá sí puedo solucionar ese desfalco que hiciera Robert.
-será un problema para ti-mencionó la voz-ese hombre va a ser tu desgracia Camille. No puedes tapar sus hoyos económicos todo el tiempo.
-lo sé bien-respondió ésta- ésta será la última vez que lo haga, aún es una pieza que me puede servir para mis fines y luego de ello, puede irse al mismo infierno sí quiere.
-¡Eres tremenda Camille!-exclamó la voz- todos son desechables para ti, exceptuando tú Duquesa.
-tienes razón querida-comentó Camille- Anabelle, es la única persona importante en mi vida, el resto es basura.
-ya veo-acotó la voz.
-no olvides mis encargos-demandó Camille-esperaré tu informe.
-vale-afirmó la voz- ahora me despido de ti, debo seguir trabajando querida prima.
-de acuerdo- se despidió Camille cortando la llamada.

“eres ambiciosa y desalmada, no te importa nada con tal de salirte con la tuya. Veo que no tienes consideración ni siquiera conmigo que soy pariente tuyo. Deberé tener cuidado sí esto llegase a ser descubierto, ya que dudo mucho que  me defiendas ante la  Duquesa”…reflexiones muy preocupantes por parte del cómplice de Camille en las empresas Calguiere.

Tiempo después en Inglaterra…

Una joven  toca el timbre del departamento de…

-!Buenas tardes!- saludó burlesca Alesia-he cumplido con mi palabra querida mía.
-!Buenas tardes Alesia!-saludó fríamente Misha-ten la bondad de pasar.
-gracias dulzura-se mofó Alesia con cierta alevosía- bonito apartamento el que tienes vida mía.
-deja las ironías de lado quieres-espetó Misha- que yo sepa hace mucho tiempo que tú y yo no somos nada, así que te ruego termines con el “mí”, me desagrada mucho. Toma asiento por favor.
-gracias-dijo Alesia-con respecto a lo que acabas de señalar, permíteme recordarte que mientras no nos divorciemos, seguimos estando casadas querida Misha.
-¿Vas a continuar con eso?-inquirió altiva Misha.
- ¡Qué yo sepa no he cambiado de opinión! explicó Alesia.
¿Qué pretendes ahora Alesia? preguntó Misha.
-simple-acotó ésta-tienes dos opciones querida.
-¿cuáles son según tú?-indagó Misha.
-iré directo al grano-expuso Alesia-te quiero devuelta en mi vida y que asumas el rol que te corresponde como mi esposa. Tú escoges, vienes por tu propia voluntad o te obligaré mediante el juez.
-¡estás demente Alesia!-rabió Misha tras oírla-no haré tal cosa.
-como quieras-indicó Alesia-no te quejes después.
-¿estás amenazándome?-inquirió furiosa Misha.
-no-respondió ella-déjame decirte que  me importa muy poco si me crees demente o no. Fueron tres largo años Misha, en que tuve que soportar todas tus humillaciones, verte con cuánta mujer se te dio en gana y no te bastó con ello, sino que tuviste el descaro de involucrarte con hombres también.
-ese no era asunto tuyo-dijo seca Misha-en mi vida yo decido con quién me acuesto o no.
-eso se acabo querida-sentenció la Condesa-no volverás a estar con nadie más y cómo te da igual con quién acostarte, no creo que tengas inconvenientes en volver a compartir mi lecho nuevamente, con la diferencia que no seré tan dulce o tierna como tus amantes.
-¡estás loca!-bramó Misha-no voy volver  a tu lado, lo nuestro se terminó y como tal se quedará.
-¡no me desafíes nunca más, me has oído!-alzó la voz llena de cólera Alesia-te dije muy claramente que no  iba a ser indulgente como el juez. Tú escogiste hablar conmigo primero y ahora que ya lo sabes, vete preparando, porque dentro de muy poco  se llevará a cabo la audiencia con el juez.
-¿qué sucede si decido no ir?- desafió con pica Misha.

Alesia se levantó de su asiento y tiró con fuerza a la joven hasta pegarla a su cuerpo…sus ojos azules trasmitieron a Misha un enojo tal, que su cuerpo tembló ante aquella mirada y la asustó en verdad, ya que era la primera vez en su vida que la veía actuar de esa forma.

-voy hacer que te arrepientas de por vida por haberme desafiado-murmuró con un tono de voz aterrador-ten claro que vendrás conmigo te guste o no, vas pagarme ese tres años de abandono, dónde no tuviste escrúpulos para mancillar mi amor por ti y llego la hora que asumas en que serás la esposa de la Condesa de Bringston hasta tu muerte.

Alesia, tomó el rostro de su esposa y llena de rabia la besó ferozmente hasta hacerle doler. Luego  se separó de sus labios y antes de irse la contempló con mucho disgusto…

-no olvides mis advertencias Misha-amenazó Alesia-te doy dos semanas antes de la audiencia para que respondas. Por cierto y antes que me olvide, no puedes abandonar el país como tampoco volverás a trabajar, ya di las instrucciones a mis abogados para que se contacten con tus antiguos empleadores y te den de baja por las buenas.
Después de eso la condesa de Bringston se marchó del departamento dando un fuerte portazo, que hizo saltar a Misha y sacarla de su ensimismamiento en la que la dejó sumida Alesia…de súbito cayó de bruces al piso y comenzó a temblar, pues se le venía encima una tempestad y se lamentó por primera vez, el haberse casado tan joven.

Pasaron los días en el castillo…

El tiempo prosigue su curso, ya van dos semanas desde que su familia retornara a Chile con el firme propósito de volver cuantos antes, según un acuerdo previo con Joseph Mcraune. Todos y cada uno de los miembros de esta familia han sido puestos en conocimiento de ser los descendientes directos de la desaparecida Rowine y como tal han asumido esa verdad. Emanuel ha consentido y dado su palabra de repatriar los restos de la muchacha y de su sirviente para que descansen en una bóveda familiar como le corresponde.
Para Raniel, ha sido un tanto doloroso ver partir a sus seres amados y ha sabido sobrellevarlo con todo el apoyo y amor de su prometida y con la ayuda de su amiga del alma Sara, que gracias a Fabiola que intervino a su favor con su madre, se le ha permitido quedarse a estudiar en Inglaterra. 

Anette  Calguiere,  asumió frente al decano el compromiso de hacerse cargo de los estudios de Sara por petición expresa de su hija Francis y que además no se contemplaba bajo ninguna circunstancia postular a un intercambio. Tras aquella reunión, la joven Taffra fue ingresada de inmediato como una alumna regular de dicha casa de estudios y con el compromiso  que Claudine sería la tutora de ambas jóvenes.
En el caso particular de Raniel tuvieron inconvenientes, pues la beca ya estaba en curso y que para dejarla sin efecto, ella debía renunciar personalmente en su antigua casa de estudios, lo que supondría un inevitable viaje a su país. Hecho que sin duda dejó molesta a la joven Duquesa que deseaba evitar aquello por cualquier medio. Sin embargo Nataniel  se comprometió en ayudarlas, agilizando todos los trámites para cuando ella llegase y  tuviese sólo que firmar dicha renuncia y esto se haría cuando en Kingston entrasen en receso por una semana. A regañadientes Anabelle acepto ese hecho con la condición de que ambas viajarían y asegurarse que esa beca quedase nula de una vez por todas.  Por medio del decano lograron que la joven Larson fuese aceptada como alumna regular  a la espera de solucionar su inconveniente.

Por otra parte, ella no sería la única que debería viajar, pues también era el caso de Sara, que por solicitud de su padre también debía hacerlo en esas fechas. Sus padres habían accedido a que su hija estudiara en Inglaterra y aunque amaban a la menor de sus hijos, les resultó un tanto difícil asimilar que ella estuviese tan lejos y sí bien sabían las razones por lo cual ella estaba tomando ese tipo de decisión, querían escucharla personalmente y no por medio de terceras personas. Además que la joven también debía dejar todo finiquitado con su antigua universidad.
Toda esta situación había provocado cierta tensión en el hogar de los Calguiere, pues ambas hermanas estaban molestas porque sus respectivas parejas debían viajar, ya que nunca estuvo en sus planes que ellas tuviesen que realizar dicho viaje y aunque trataron de evitarlo por todos los medios no lo consiguieron y tuvieron que asumirlo con mucho desagrado. Con la ayuda de su madre pudieron sobrellevar la rabia y la decepción, además de ser aconsejadas a deponer  su comportamiento, ya que estaban perturbando a sus novias con dicha actitud haciéndolas sentir incómodas por todo lo sucedido.

Después de aquello, Anabelle opto por mudarse a su departamento con su prometida y comenzar una nueva etapa en sus vidas, dejando atrás ese desagradable incidente. Desde un comienzo la pareja se afiató de maravilla y todas las actividades del hogar las hacían en conjunto, disfrutaban a plenitud de esos momentos  como si llevasen muchos años de ya de casadas. Habían decido de mutuo acuerdo poner un horario especial para el trabajo y el estudio,  dónde ambas coincidían en su estudio por casi dos horas dónde se abocaban de lleno en sus actividades y luego de ello, se dedicaban en hacer crecer su amor por medio de muchas muestras de cariño y pasión. Ese tiempo fue tomado como sagrado e intocable para la Duquesa y no permitía que nada interfiriese con ello y no transaba con nada, pues salía a relucir de golpe su lado posesivo que tenía para con su mujer.

Un día normal en Kingston…

Transcurridos los exámenes todo volvió a la normalidad. Sara fue presentada oficialmente como alumna de la carrera de Arquitectura y las actividades prosiguieron su curso. Sin embargo en las clases de Urbanismo quedaba pendiente la asignación de un proyecto en parejas y cuando la profesora asignó a los equipos, trajo  desagradables noticias para Raniel y Sara, ya que  la joven Larson tuvo que formar equipo con Tracy y en el caso de Sara lo hizo con Melanie, intima amiga de correrías de la joven Evans. Tal situación dejó a ambas amigas expuestas a problemas con sus parejas y a compartir tiempo con dos chicas bien molestas.

Luego de nombrar los equipos. Vino la designación de los temas, aquello también trajo más de un dolor de cabeza, ya que supondría tener que investigar un  proyecto que fue presentado por Ingenieros y llevarlo al plano de la Arquitectura con sus respectivas maquetas y planos que lo respaldasen.
Este hecho fue del beneplácito de Evans y Wilson, que vieron la ocasión perfecta para ir hasta dónde se encontraban sus compañeras y ponerlas en una situación comprometedora.

-Mi querida Raniel- mencionó pícara Tracy- el destino se confabula a nuestro favor, ¿quién lo iba a decir que tú y yo seriamos pareja?
-compañeras de equipo Tracy- corrigió seria Raniel-ese seremos nada más, pareja contigo nunca.
-pero qué arisca te pones- dijo burlona Tracy- lo digo en sentido figurado querida para pasar un buen rato solamente. Porque no sigues el ejemplo de Sara, ella si sabe divertirse y lo pasara muy  bien con Melanie.
-no estaría tan segura de ello- replicó sarcástica Raniel- no conoces a Sara para dar por sentado un hecho así y por lo demás, sí Melanie tiene pensado otra cosa en mente, va a llevarse una tremenda desilusión.
-tus advertencias guárdatelas querida- mencionó Tracy- no te creas que me asustan con facilidad y menos a Melanie, por lo tanto, procuremos llevarnos bien nada más.
-escucha Tracy- aclaró Raniel- dividamos el trabajo, pues no está en mis planes relacionarme en lo más mínimo contigo y así nos evitamos situaciones desagradables a futuro.
-en tus sueños linda- sentenció Evans- no voy a hacer tal cosa, te guste o no trabajaremos juntas o el decano se llevará una tremenda desilusión de su protegida.
-vete al diablo Tracy- rabió Raniel- lárgate de aquí.
-como quieras- señaló Tracy- pero no lo olvides, quiero una respuesta esta tarde o atente a las consecuencias.
-no me amenaces- señaló Raniel.

Tracy se retiró  y fue en busca de Melanie, después de una breve plática ambas sonrieron  y abandonaron el lugar. Otra que tuvo inconvenientes fue Sara, ya que la joven Wilson es más osada que Tracy y sus intenciones son muy claras…segundos más tarde…

-vamos Raniel por un café- invitó Sara- nos hará bien distraernos un rato y olvidarnos de esas dos o de lo contario nos quitaran la paz y no estoy dispuesta a darles en el gusto.
-vale- respondió ésta- tendremos problemas de todos modos Sara, no quiero ni pensar cuando Anabelle sepa.
-¡uf!- resopló Sara- ya somos dos amiga, flaco favor que nos hizo esa profesora.
-estás en lo correcto, pero ya no debemos lamentarnos, no cambiaremos los hechos- mencionó contrariada Raniel.

Ambas muchachas al llegar al casino, hicieron su pedido y buscaron un sitio apartado para estar tranquilas. 

Momentos más tardes, se les unieron Alex y Claudine, que venían de sus respectivas clases, percatándose de inmediato que algo les ocurría, ya que sus rostros sombríos hablaban por sí solos.

-¿sucede algo muchachas?- inquirió Claudine- no tienen buen semblante ninguna de las dos.
-nos designaron un proyecto pendiente- comentó Raniel.
-¿cuál es el problema con ello?- indagó Alex.
-el problema es que debemos hacerlo en equipos de a dos- acotó Sara.
-¿y?-preguntó Claudine- están así porque no les tocó juntas, ¿es por eso?
-no es eso- respondió Raniel- sucede que a  mi tocó por compañera a Tracy y a Sara con Melanie.
-¡rayos qué mal!- mencionó Alex- ustedes sí que tienen mala suerte, cuando se enteren mis primas van a pegar el grito en el cielo.
-aunque mis hermanas se molesten- aclaró Claudine- deben comprender que es inevitable ciertas cosas y no dependen de ustedes. Trataré de hablar con ellas para hacerlas entender o tendremos que verlas enojadas una vez más.

Claudine, no iba a permitir que esas otras chicas perjudiquen a sus cuñadas y para conseguirlo, las invitó a una exposición que se iba a llevar a cabo en su salón. Ambas aceptaron, ya que no tenían clases a continuación y las cuatro se fueron hacia la facultad de Ingeniería, disfrutando de una muestra Tecnológica que las mantuvo entretenidas…al cabo de unos minutos, se les unió Francis, que acaba de terminar con una ardua clase y había ido en busca de su novia. Después de finalizado aquel evento, todas se fueron hacia el sector de los jardines a la espera de Charles y así permanecieron entretenidas platicando hasta que fueron interrumpidas por la desagradable presencia de Tracy y Melanie, las que demandaban la atención de sus compañeras de clases y no se iban a retirar hasta conseguir sus fines.

La primera en reaccionar fue la menor de las Calguiere…

-¿qué buscas Evans?- inquirió de mala gana Francis.
-nada que sea de tu incumbencia Francis- repuso altiva Tracy- sólo hemos venido a buscar a nuestras “parejas”  de trabajo para ponernos de acuerdo, ¿no es así chicas? (mirando a sus compañeras de carrera).
-vuelve a repetir eso- bramó Francis-¿cómo qué parejas?
-déjame aclararte las cosas para que las puedas entender mejor Francis- dijo provocadoramente Melanie- resulta ser que nos designaron un proyecto dónde Sara es “mi pareja” como Raniel lo es de Tracy. En resumidas cuentas querida,  ellas  son nuestras respectivas  parejas, ya que fueron designadas por nuestra profesora  para dicho trabajo, por lo tanto,  es lo más lógico que estemos buscándolas y no creo que ustedes tengan algo qué decir u objetar al respecto ¿no te parece?

Francis, siempre se ha caracterizado por ser una chica alegre, directa y muy educada, gracias a los valores y educación que le inculcó su madre desde niña. Sin embargo, no deja pasar absolutamente nada que tenga relación con su familia, vida privada y sobre todo con su pareja.  Por ello, las palabras de la compañera de su novia; que demarcaban un tono provocador e insinuaban un hecho que le molestó en lo sumo; logró sacarla de sus cabales y de súbito la tenía asida de la solapa de la chaqueta y su mirada denotaba molestia.

-retira lo dicho Wilson -rabió Francis- Sara no es tu pareja me has oído, ¿quién te crees para decir una cosa así? A ella la vas a respetar, pues no es ninguna de tus queridas en turno.
-¡ya basta Francis!-ordenó Claudine- suéltala de una vez, no quieras tener problemas por su causa.
- me da igual ensuciarme las manos con una idiota como ésta- amenazó Francis ofuscada.
-amor desiste te lo ruego -intervino Sara tomando del brazo a su prometida.
-¿amor?- dijo desafiante Melanie- vaya con razón, te sugiero controles a tu noviecita querida Sara.
-¡basta Wilson! -demandó Claudine- no es aconsejable que continúes con tus insinuaciones. Les sugiero que se marchen, mañana podrán resolver sus asuntos con las chichas, pero ahora es mejor que se vayan.
-tú me disculparás Claudine -replicó Tracy- pero mis estudios no son una jugarreta y no es culpa nuestra que debamos trabajar con ellas. Además, no es el fin del mundo para hacer tanto escándalo por ello y déjame decirte que no me moveré de aquí sin tener una respuesta de mi “compañera de equipo” y sí la situación no les agrada pueden esperar en otro sitio.
-como te atreves -dijo molesta Raniel- el que debamos trabajar juntas no les da derecho alguno a imponernos su presencia y mucho menos sus chantajes, por tanto, confórmate que a partir de  mañana haremos ese trabajo, pero lo haremos después de clases en biblioteca.
-¿tanto miedo me tienes lindura? -desafió ella- pero al menos nos estamos entendiendo. Ahora si nos disculpan, vamos Melanie, ya conseguimos nuestro propósito (dijo ello mirando burlonamente a Francis)

Una vez que ellas se marcharon del lugar, recién se respiró un poco de paz y los ánimos pudieron calmarse hasta cierto punto. Claro está que dejó un malestar en todas las chicas, en especial en Francis, cuyo rostro denotaba furia contenida, ya que por petición de su novia y hermana debió frenar sus impulsos de estampillar contra la pared a la joven Wilson por atreverse a insinuar que era pareja de su novia. Éste simple hecho alteró sus nervios y por primera vez reaccionó de forma violenta.

Claudine quedó muy preocupada al respecto, ya que es muy consciente de que su hermana es una  chica pacífica, aunque tiene un  carácter muy fuerte cuando la provocan y no duda en zanjar o poner en su sitio a cualquiera que no respete su privacidad o sus derechos. Ella supuso que aquellos comentarios podrían generar una reacción un tanto molesta en Francis, pero no a ese nivel, en qué no sopesó las consecuencias que podría acarrearle una agresión y de que mancharía sus antecedentes por alguien que no valía la pena como Melanie. Tenía que hablar con ella cuanto antes.

Otra que estaba inquieta con todo lo sucedido era la joven Taffra, no le agradó nada ver a su novia perder los estribos por su compañera, aunque comprendía sus razones, no quería verla en problemas, pues algo le decía que la chica Wilson buscaría molestar ahora que sabía que ellas eran novias. Tendría que hacer algo al respecto, ya que no podía permitir que su pareja siempre la tuviese que defender de personas que tenían otras intenciones.

-Francis -murmuró Sara- no quiero verte así de molesta por una chica que no vale la pena. Tú eres una mujer valiosa que no tiene porque rebajarse al nivel de ella.

Francis que estaba apoyada en la pared del edificio y distante de todos e incluso de su novia, optó  por dejar su posición e ir a su lado. La estrechó fuertemente entre sus brazos y descansó su cabeza en su hombro…

-no te preocupes tesoro -mencionó Francis- no volverá a ocurrir.
-quiero que me lo prometas amor -demandó Sara.
-no me gusta prometer algo que no sé si podre cumplir -respondió seria Francis- no dejaré que nadie se propase contigo.

Sara no quiso seguir presionándola más, ya vería el modo de solucionar las cosas en privado.
Se acercaba la hora en qué debían recoger a todos para llevarlos a casa y justo Charles se reunía con los demás y tras enterarse de lo acontecido, intento subirle los ánimos al resto, pero fue inútil. Un silencio incómodo rodeo al grupo que no supo revertir la situación.

En ese momento arribaban los coches de Anabelle y Alesia. Ambas se percataron qué algo andaba mal con los muchachos con sólo ver sus rostros y decidieron preguntarles. Por lo que Claudine, procedió a explicarles y luego de oírla, la reacción no se hizo esperar, ya que la Duquesa estaba furiosa con la desfachatez de ese parcito de jovencitas y en especial al ver a su hermana menor tan afectada.

Por  su lado, Alesia, también estaba molesta con todo ello y tras meditar un rato las cosas, decidió aconsejarlas…

-chicas- expuso Alesia- sí bien la situación es molesta, no deben caer en su juego. Por  lo tanto, la solución la tienen ustedes mismas.
-¿a qué te refieres? –inquirió Sara.
-esto es muy simple, mi querida Sara -acotó Alesia- ellas esperan que ustedes trabajen en conjunto; en ese punto están lo correcto; lo que no sospechan, es con quién ustedes van a estar acompañadas.
-explícate un poco más –demandó Raniel.
-ustedes deberán trabajar en ese proyecto en biblioteca –señaló Alesia- tal y cual acordaron con ellas. Sin embargo estarán acompañados de sus prometidas y les aseguro que eso no se lo esperan y tampoco podrá ese parcito hacer nada estúpido frente a mis primas, ¿queda claro ahora?
-como el agua –respondieron ambas.
-Alesia, no sabes cuánto te amo en estos momentos –señaló sonriente Francis tras  oír sus palabras- tanto que te besaría, pero no quiero darle motivos a Sara para que se enoje conmigo.
-Jajaja -se carcajeó Alesia- no abuses de tu suerte Francis, pues si yo estuviera en el lugar de Sara, en estos precisos momentos tú mejilla estaría muy adolorida.
-Jajaja -rieron todos al contemplar a ambas muchachas.

Francis , quedó asombrada al ver el rostro serio e impávido de su novia tras sus comentarios e impulsada como un resorte fue a su lado, envolviéndola en sus brazos para tranquilizarla y así no se cumplieran las palabras de su prima.

-amor cambia esa carita quieres –rogó Francis- sólo fue una broma de mi parte nada más.
-ya hablaremos en casa Francis Calguiere –mencionó Sara.
-mi querida Francis –agregó burlona Alesia- has merito antes de llegar a casa.
-lo tendré en cuenta –contestó Francis, besando la mejilla de su novia.
-por cierto Alesia –señaló Anabelle- gracias por tu consejo, vamos a seguirlo al pie de la letra, ya que no dejaré a Raniel en manos de esa descara.
-yo tampoco dejaré a Sara en manos de esa idiota –agregó Francis.
-perfecto –acotó Alesia- sí todo sale bien, les parece que salgamos a divertirnos este fin de semana, hace mucho que rato que no lo hacemos, ¿están de acuerdo con ello?
-sí -fue la respuesta masiva de todas.
-supongo me dejarán acompañarlas esta vez –inquirió Charles- no me dejarán al margen ¿o sí?
-claro que no lo haremos –respondió Anabelle- tú vendrás con nosotros.
-¡excelente! –gritó jubiloso Charles.
-bueno chicos, es hora de irnos –demandó Alesia- nos vemos mañana Anabelle, piensa bien lo que te dije.
-claro que lo haré –respondió ésta- nada me dará más gusto que estar con esta hermosura (abrazando a su novia)
Tras despedirse, ambos coches tomaron direcciones distintas.

Anabelle enfiló rumbo a su departamento. Estaba más tranquila con las palabras de su prima y el plan que ésta propuso, era muy grato para ella e  iba a disfrutar viéndole la cara a esa jovencita, pues no iba a permitir que lo tocará un solo cabello a su prometida y sí persistía en sus actitudes, buscaría la forma de ponerla en su sitio de una vez por todas, ya estaba cansada  de esa mujer.

Semejantes eran los pensamientos de su hermana Francis, que deseaba cobrarse revancha con Wilson. Mientras abrazaba a su novia, no dejó de sonreír con malicia de solo imaginarse la cara qué pondría al verla mañana.
Las horas fueron transcurriendo y el coche llegaba al castillo, todos sus ocupantes descendieron y fueron a saludar a sus padres, antes de ir a la cocina para disfrutar de un almuerzo.

-Francis –llamó Claudine- tienes un minuto.
-claro –dijo ésta.
Ambas se apartaron un poco de los demás para no ser oídos…
-tú dirás hermanita –mencionó Francis- ¿qué sucede?
-Francis debes tener cuidado con Wilson –manifestó Claudine- no es aconsejable que la confrontes al extremo de perder tu paz interior como sucedió hoy.
-lo sé bien –dijo Francis- pero no puedo permitir que nadie y mucho menos ella, moleste a mi novia.
-comprendo muy bien tu sentir –acotó Claudine- pero debes manejarlo de otra forma. Sé más astuta hermana mía para anular a esa chica sin tener que rebajarte a su nivel.
-Sara opina lo mismo –mencionó Francis- descuida hermanita, veré el modo de no responder a sus provocaciones. No obstante, una cosa te puedo asegurar y es que nadie tocará un cabello de Sara.
-lo sé muy bien –respondió Claudine- eres una Calguiere y nosotros defendemos lo nuestro de quién sea y en eso te apoyo hermana.
-gracias por comprender –acotó ésta- ahora vamos a acompañar a los demás, mira que tengo mucha hambre el día de hoy.
-Jajaja – bromeó Claudine- eso te pasa por pelear, despertó tu apetito más de lo acostumbrado.
-tienes razón – dijo risueña Francis.

Ambas se dirigen hasta dónde están los otros y Odete les sirve un exquisito platillo, que lo degustan entre risas y una buena platica. Sin duda los ánimos habían mejorado y el incidente pasó a ser parte del olvido.
Mientras en el departamento…

Después de guardar sus cosas en el estudio. Anabelle se encargo de cocinar y Raniel de poner todo en la mesa, aunque era un poco tarde para almorzar, ya ambas estaban acostumbradas a sus nuevos horarios.

-amor, ¿tienes algún pendiente o deber para hoy? –preguntó Anabelle.
-pendientes ninguno- mencionó Raniel- sólo debo organizar un poco de material para el proyecto que nos asignaron, no me tomará más que una hora, ¿por qué?
-hoy no trabajaré en lo de la empresa –señaló Anabelle- y  justamente estaba pensando en ese dichoso proyecto y ver  en qué forma puedo ayudarte para que se justifique mi presencia en Kignston y de paso, nos queda algo de tiempo extra para organizar nuestro viaje la próxima semana y dar por terminado ese asunto de la beca.
-comprendo –dijo Raniel- Anabelle,  ¿segura qué puedes viajar?, Tal vez requieran tu presencia en la empresa.
-no dejaré que viajes sola –mencionó ésta.
-no iría sola –respondió Raniel- ya que Sara también debe hacerlo, además es por tan poco tiempo que no veo  la necesidad que me acompañes, cuando tienes cosas más importante aquí.
-ya hablamos sobre ello –sentenció Anabelle- no voy a ceder Raniel en mi posición, tú irás conmigo.
-de acuerdo –dijo resignada la joven- me temía tu respuesta, pero era de esperarse después de todo,  tampoco me gustaría estar lejos de ti, aunque sólo sea por  una semana.
-nos estamos entendiendo preciosa –dijo pícara Anabelle- Mientras tomaba entre sus manos la de su prometida-.  –sabes que ya quiero que termines pronto con tus estudios y podamos viajar y este pequeño viaje será la antesala para lo que se vendrá después de nuestra boda.
-¿qué estás tramando cielo? –inquirió Raniel.
-es una sorpresa vida mía –repuso coqueta Anabelle- espera y verás lo que tengo preparado para ti.
-mmm –murmuro Raniel- ¿puedes adelantarme algo?
-no –respondió Anabelle- arruinaría la sorpresa, así que confórmate con esperar mi vida.
Raniel le regaló una sonrisa a modo de respuesta, pues no iba a insistir más y dejaría que la sorprendiera en su debido momento. Terminaron de almorzar, juntas retiraron todo, dejando limpio y guardo la vajilla en su lugar.
Luego de ello, Raniel buscó información sobre el proyecto que le asignaron y se encontraba concentrada, cuando unos cálidos brazos envolvieron su cuerpo…
-amor –dijo ésta- vas a matarme del susto unos de estos días si continúas apareciendo de improviso.
-mmm- susurró Anabelle- tengo pensado otra forma de hacerte padecer.
-no lo dudo –respondió pícara Raniel- pero ahora cielo, debes dejarme terminar con esto y así veamos lo del viaje, ¿te parece?
-no era lo que deseaba escuchar  –dijo traviesa Anabelle-  -robándole un beso a su mujer-. –pero tienes razón en lo que dices, tú me dirás en qué puedo ayudarte.

En eso preciso momento son interrumpidas al escuchar que tocaban a la puerta…

-¿esperas alguien amor?- inquirió la duquesa.
-sí  –fue la respuesta de Raniel- te ruego me esperes aquí, vuelvo enseguida.

Anabelle quedó perpleja, ya que nadie suele llegar a visitarlas a menos que sean miembros de su familia y sus padres no solían hacerlo por respeto a su privacidad y sin más se dejó caer en el diván a la espera de su prometida.
Por otro lado Raniel, recibía de parte de un joven, un encargo que estaba esperando hace días y lo había mantenido oculto de su novia. Canceló los servicios del muchacho y dejó sobre uno de los sillones el paquete, para ir en busca de Anabelle…

-¿quién era amor? –preguntó ella.
-un muchacho que trajo un encargo –respondió Raniel- ahora mi cielo, puedes acompañarme hasta la sala de estar –tomando de la mano a su pareja-.
-vamos –indicó Anabelle.
Antes de abandonar el lugar, Raniel cubrió los ojos de su prometida con una pañoleta y la llevó hasta la sala, una  vez ahí, recién quitó la prenda a la Duquesa. Anabelle quedó con la boca abierta cuándo vio sobre uno de los sillones, un inmenso cuadro con su retrato, hecho en carboncillo y la escena la conmovió de sobre manera. En ella estaba retratada la joven Duquesa,  luciendo vestimentas medievales,  sentada sobre un carruaje en el día de su compromiso, además destacaban su anillo y el dije que pendía sobre su cuello. Sin duda, todo aquello la emocionó bastante y no pudo evitar que unas cuantas lágrimas corrieran por su mejilla.
Raniel se quedó viéndola por unos instantes, su reacción la complació mucho y más aún, ver la sensibilidad de la mujer que amaba. Había dedicado mucho tiempo en secreto para hacer ese retrato,  pues quería demostrarle su amor como su gratitud, ya que siempre era Anabelle la que estaba obsequiándoles presentes y esta fue la mejor manera que encontró por el momento de manifestarle todo lo que sentía dentro de su corazón por ella.
-¿te gusta amor? –Preguntó Raniel-   -muy enternecida de ver sus ojos un tanto llorosos-. –es mi forma de agradecerte y mostrarte lo mucho que te amo.
-está hermoso princesa –señaló Anabelle- -tomando entre sus brazos a su pareja-. –nunca dejas de sorprenderme, eres una mujer extraordinaria y soy muy afortunada de tenerte a mi lado.
-me haces feliz cielo con sólo escucharte- acotó Raniel- creo sinceramente que ambas somos afortunadas de habernos conocidos y que la vida nos dé la oportunidad de poder disfrutar cada día más de este amor.
-¿puedes decirme en qué momento lo hiciste? –inquirió Anabelle.
-en los ratos libres que tenía en la universidad y con ayuda de Claudine, que hizo los contactos para mandarlo a enmarcar –mencionó Raniel- no podía arriesgarme hacerlo en casa, te hubieras dado cuenta de ello.
-tienes razón mi vida – acotó Anabelle- ha sido una bella sorpresa y vamos a exhibirla justamente en este sitio para que todos puedan contemplarla.
-me parece perfecto –señaló Raniel- ahora cielo, dejemos esto por un rato y volvamos al estudio para terminar de buscar información sobre ese proyecto y dejar listo lo otro que deseas ver.
-de acuerdo amor –respondió Anabelle, tomando de la mano a su mujer y llevándosela hasta el estudio para terminar los pendientes.
En poco tiempo lograron recopilar la información, fotos de edificios y parques temáticos con las características que fueron solicitadas por la profesora. Luego de ello, se abocaron en ver el asunto de su viaje. Anabelle, llamó al castillo para preguntar a Sara sus datos personales para confirmar la compra de los boletos. Finiquitado eso último, se dispusieron en ver cómo acomodar el cuadro en la sala, les tomó bastante tiempo hacerlo y una vez que concluyeron su labor, se quedaron abrazadas en el sillón contemplando el retrato.
Mientras en el castillo, las transcurrieron rapidísimo…
Las chicas estaban trabajando en biblioteca aún, exceptuando a Sara, que había terminado hace mucho con sus deberes y llevaba un buen tiempo, desaparecida. Cuando acabaron con todo ello, se fueron al salón con los demás antes de cenar.
Francis, buscó a su novia por todas partes, pero no la encontró y decidió preguntarle a su madre por ella. Sin embargo, Anette no pudo decirle nada al respecto, ya que sabía perfectamente dónde estaba la joven Taffra y lo qué estaba haciendo.
-ya vendrá hija mía – mencionó Anette- verás que muy pronto estará contigo, ten paciencia.
-de acuerdo madre –afirmó Francis.

Momentos más tarde, cuando ya todos iban en dirección del comedor, apareció Sara, que lucía muy hermosa en un vestido azul bastante corto dejando ver sus piernas largas y envuelta  en un chal  de la misma tonalidad y su cabello recogido en un moño.

-! Buenas noches a todos! – saludó Sara.
- !Buenas noches! – respondieron los demás.
-Anette, James, con su permiso –mencionó Sara- -guiñándoles un ojo-. –vengo  a raptar a mi novia por esta noche.
-por supuesto mi niña –respondió Anette- tienes nuestro consentimiento para llevártela.
-gracias –dijo Sara- -tomando de la mano a su novia-. – _-nos vamos amor.
-donde tú quieras –respondió Francis que no apartaba sus ojos de su novia, la desvestía con la mirada.

La pareja, tomadas de la mano caminaron por el pasillo que las conducía hasta el torreón del castillo.

 Francis, que sospechaba dónde la llevarían, detuvo sus pasos y tiro de ella con delicadeza  y la envolvió entre sus bazos…

-estás hermosa mi vida –susurró Francis en sus labios- ¿se puede  saber qué celebramos para que estés tan guapa?
-deberás esperar un poco más mi amor –comentó Sara-  Apartándose de su novia, antes que la besará y guiñándole un ojo muy provocativamente-. – por favor acompáñame y así sales de tus dudas cielo.

Francis, mordiéndose los labios ante su insinuación, asintió y sonrió muy descaradamente, ya que esta noche no se le iba a escapar de las manos. Dejó que su pareja la llevará esta vez y aprovechaba así de recrear la vista un poco.

Después de subir aquella escalera de caracol, que conducía al torreón. Sara volteó  a verla y se sonrió al descubrir la mirada que tenía su novia, se la comía con los ojos…

-ahora amor cierra tus ojos –ordenó Sara- no vayas a abrirlos por ningún motivo, hasta que yo te lo indique.
-vale –contesto Francis risueña- será como tú digas encanto.
Sara, abrió la puerta y tomando de la mano a su novia, la introdujo en el lugar y tras cerrar la puerta, la ubicó en el centro del torreón…
-abre tus ojos amor –demandó Sara.

Cuando los ojos azules de Francis se abrieron quedaron totalmente impactados con lo que tenía frente de sí. Todo el lugar había sido adornado para una ocasión especial. En el centro había una pequeña mesa con un candelabro en el medio; que además era la única iluminación;  y lista para una cena romántica, en sus costados estaban una mesa de arrimo con un hermoso arreglo floral, un equipo de música empotrado en su mueblecito y en su costado opuesto una serie de cojines que formaban un lecho en cual descansar por lo estrecho del lugar.

-así que tendremos una velada romántica  –señaló Francis- me encantó tu detalle amor.
-me alegro que te guste –acotó Sara.
-por eso no te encontré por ningún lado –manifestó Francis- aunque no me quejó de ello, por el contrario, estoy fascinada con todo esto y sin mencionar que me tienes loca con ese vestido, te advierto que no me haré responsable de mis actos señorita Taffra.
-Francis – murmuro Sara sonrojada por las insinuaciones de su novia.
- es la verdad tesoro –susurro pícara Francis- luces estupenda  y no me culpes por querer degustar de ti más adelante.
-agradezco tus halagos amor –acotó Sara- pero aún faltan más sorpresas por venir.

Sara, ubicó en la mesita a su novia y la hizo acomodarse sobre un cojín a modo de asiento. Luego fue hasta el equipo y programó dos temas de Kenny G “Forever in love” y “Silhouette”, aquello dejó sorprendida a Francis, que recordó que su novia gustaba  de tocar Saxo y lo encontró lo más apropiado para el momento. Sin embargo, falta un hecho más y el más relevante, la cena. La joven Taffra, retiró la tapa de una gran fuente y se quedo viendo fijamente a su novia.

La expresión en el rostro de Francis lo decía todo, estaba encantada con lo que sus ojos veían.  Canelones al ragout Boloñesa y sorbete de café de postre. Su rostro se iluminó, ya que su boca se le hizo agua, logrando sacarle una sonora carcajada  a Sara, ya que su novia parecía una niña fascinada con su platillo favorito.

-por tu rostro veo que te he sorprendido amor –señaló divertida Sara- eso significa que te gustó y es una buena señal para mí en un futuro.
-sin duda tesoro –acotó Francis- es mi platillo favorito, ¿lo has preparado tú?
-así es amor –indicó Sara–  -destapando una botella de vino, que procedió a servir en las copas-.  –me  habías hecho presente tu deseo que cocinará para ti y he cumplido con tu petición.
-de verdad amor que lo aprecio muchísimo –señaló Francis- es un motivo especial para celebrar –alzando su copa-. –propongo un brindis por nosotras y porque este amor  vaya sustentándose de nuestro corazón y de la fuerza que hay en él, reflejo de lo que sentimos una por la otra.
-salud por nosotras –agrego Sara- -estrellando suavemente su copa con la de su novia-. –y por nuestro amor.

Sara, después de dar un sorbo a su copa, sirvió los alimentos a su novia y luego sacó su porción…

-serás una excelente esposa tesoro –indicó Francis- -tras probar los canelos-. –realmente están exquisitos.
- Jajaja –bromeó Sara- me alegra saber que te gustó, pero creo que vas muy rápido amor. Una cosa es conquistarte por medio del estomago, pero otra cosa es pensar en casarse, cuándo estamos recién comenzando como pareja.
-lo sé muy bien tesoro –explicó Francis- sin embargo debo recordarte amor mío, que el compromiso no es un juego para nosotros y que sólo contamos con cinco meses nada más antes de fijar una fecha según nuestras tradiciones.
-estoy al tanto de ello –mencionó Sara- Raniel y Alesia ya me pusieron en conocimiento de las tradiciones de tu familia y que por cierto son muy peculiares.
-Sara, ¿acaso estás arrepentida de ser mi novia? –Inquirió Francis- -sus ojos azules se clavaron en su pareja-.
-eso nunca –respondió Sara- aunque llevemos tan poco tiempo de conocernos y ser novias, jamás podría arrepentirme de lo que siento por ti, te amo Francis.
- Sara –susurro Francis- -no pudo continuar, ya que su novia cubrió sus labios con los suyos para silenciarla-.
-ahora termina de cenar amor –demandó Sara.

La pareja terminó de cenar entre copas y la melodía que las acompañó toda la velada. Luego disfrutaron observando el paisaje, envueltas en un abrazo y los minutos transcurrieron hasta que Francis de improviso tomó en brazos a Sara y la condujo hasta los cojines.

-¿qué haces amor? –inquirió Sara.
-cumpliendo lo que tenía pensado desde que te vi –expuso Francis- te advierto que esta noche no volverás a tu cuarto, te quedarás a dormir conmigo y es muy posible que no vuelvas a él como tampoco  no te garantizo que puedas dormir mucho hoy.

Francis, depositó sobre los cojines a su novia y retiro su chal, para luego acomodarse, lentamente y seductoramente sobre el cuerpo de su novia, adueñándose de inmediato de sus labios…

Sólo el manto nocturno fue testigo del amor de las jóvenes. Transcurriendo las horas rápidamente…

Al día siguiente en Kingston…

La jornada de clases llegaba a su fin en la facultad de Arquitectura y dos jóvenes abandonaban el salón con rumbo a la biblioteca. Después de unos minutos se les unieron dos chicas más y cada una tomó ubicación al lado de sus respectivas parejas, a la espera de ciertos personajes para comenzar con el proyecto en cuestión.

20 minutos más tardes, llegan a la biblioteca Tracy Evans y Melanie Wilson, quedando de una pieza al ver que sus compañeras estaban acompañadas de sus novias. Éste hecho las sacó totalmente de balance y las descolocó en lo sumo. Sus caras demostraron en el acto, la molestia que ambas sentían y no contentas con ello, manifestaron sus descargos al respecto…

-Raniel, no quedamos en trabajar en nuestro proyecto en el día de hoy –reprochó Tracy.
-así es –respondió seria Raniel- vamos a trabajar en él tal como acordamos.
-entonces, ¿cuál es el motivo para que ellas estén aquí? –inquirió molesta Melanie.
-nosotras quedamos en desarrollar el proyecto –explicó Sara-  y hemos cumplido. Sin embargo no quita que podamos tener una ayuda extra de parte de las chicas.
-no estoy de acuerdo con ello –expuso Tracy- ellas son totalmente ajenas a nuestra carrera y dudo mucho que sepan algo del tema.
-no estaría tan segura –espetó Raniel- Anabelle y Francis son Ingenieras. Motivo suficiente para ayudarnos en ciertos cálculos que podríamos necesitar o ¿dudas de sus capacidades al respecto?
-claro que no –rabió Tracy- pero en lo tocante a la construcción y diseño de las maquetas, podrían estorbarnos.
-que lastima que pienses eso –sentenció Sara- ya que nada nos impide que ellas nos acompañen y nos ayuden en lo que necesitemos.
-¿acaso nos estás imponiendo su presencia? –desafió Melanie.
-ya oído a Sara –acotó Raniel- ellas no se moverán de aquí. Por lo tanto, les sugiero que se sienten y comencemos de una buena vez. El tiempo es valioso para nosotras ¿no sé en su caso?
-también lo es –refutó molesta Tracy- de acuerdo, ¡comencemos ya!

Ambas jóvenes se dispusieron frente a sus  compañeras de carrera; la rabia las consumía viva, pero lo disimulaban bien; sacaron el material que traían y analizaron los pasos a seguir. Cada cierto tiempo levantaban su vista para contemplar a las dos intrusas, que sugerían ciertas modificaciones en los cálculos como en  el diseño, agudizando más su cólera.

Por su parte, Anabelle como Francis, disfrutaban de aquella situación y nada les daba más gusto que contemplar las miradas asesinas que les lanzaban esas descaradas. Se podría decir que las hermanas Calguiere estaban saboreando a pi acere su venganza.

De este modo transcurrieron las horas y estaban tan sumidas trabajando,  que no se percataron que ya era de noche, hasta que el personal de biblioteca les avisó que debían cerrar.

-tendremos que continuar mañana –señaló Raniel.
-así es –afirmó Tracy- pero mañana debemos dejar todo listo, ya que pasado mañana se nos vence el plazo.
-estoy consciente de ello –manifestó Raniel- no te preocupes mañana acabaremos con todo.
-eso espero –desafió Tracy- de lo contrario deberás asumir que tendrás que ir a mi casa a continuar con lo que quede pendiente.
-¿Por qué tendría que hacer algo así? –dijo altiva Raniel.
-porque no estoy dispuesta en ir a tu hogar –sentenció Tracy- es  lo más justo, ya que ustedes nos impusieron a sus novias, algo debemos escoger libremente.
-se llama igualdad, por si no lo saben –siseó Melanie.
-conocemos perfectamente ese término Melanie –puntualizó Sara- pero esto no se trata de ver quién saca la mejor parte, sino qué es lo más beneficioso para todas en cuanto al proyecto.
-como sea, mañana veremos qué hacer en caso de no terminar –señaló Tracy- ahora si me disculpan, me retiro. Buenas noches.
- !Buenas noches! – dijo un tono cortante Melanie.
- !Buenas noches! –dijeron las otras dos.

Una vez que se marcharon las dos jóvenes, fue el turno de las demás, que no pudieron evitar reírse al respecto con todo ese tira y afloja con sus compañeras.

-si las miradas matasen –mencionó burlona Francis- Anabelle y yo, ya estaríamos sepultadas.
-tenlo por seguro –agregó Anabelle- sin embargo, todo valió la pena, ya que arruinamos sus planes y de paso, contribuimos en su trabajo.
-fueron de mucha ayuda –expuso Sara- ya que la rabia, nubló las neuronas de esas dos y no les permitió ver esos errores.
-concuerdo plenamente contigo tesoro –comentó Francis- ellas son excelentes alumnas, pero se dejaron llevar por la molestia y eso no es bueno para su futuro.
-pero ese, es su problema –dijo seca Raniel- no el nuestro, por lo demás no es deber nuestro hacerles comprender.
-tranquila amor –señaló Anabelle- sé que te disgustan esas dos tanto como a nosotras, pero ahora debemos irnos pronto. Por cierto chicas, en todo lo que dure este trabajo, se quedaran en nuestro apartamento, ya hable con mamá y está de acuerdo.
-perfecto –dijo Francis- ya se me hacía incómodo tener que viajar tan tarde hasta el castillo.
-vamos a casa chicas –demandó Anabelle.

Las cuatro abandonaron la biblioteca con rumbo al estacionamiento, subieron al coche de la Duquesa y tomaron Penrhyn Rd con destino  a su hogar. Sin percatarse que todo el tiempo fueron observadas por Wilson y Evans.

-¿qué vamos hacer? –Inquirió Melanie- mañana deberemos verlas otra vez.
-no sí lo puedo evitar –masculló con rabia Tracy- te aseguro que mañana cuando lleguemos a esa biblioteca, ellas no van a estar.
-¿cuál es tu plan? –preguntó Melanie.
-negarles el acceso –señaló Tracy- para ello, hay que recurrir a instancias mayores.
-hablaras con él entonces –inquirió Wilson.
-efectivamente –señaló Tracy- no voy a permitir que se salgan con la suya. Mel, mañana te quiero a primera hora, ya que vamos a aguarles la fiesta a las hermanitas Calguiere.
-cuenta con ello –dijo burlona ésta- nada me dará más gusto que arrebatarle la noviecita a Francis.
-¡por cierto Mel! –mencionó Evans-  usaremos su conducta de ayer en su contra.
-será un placer arruinar sus  papeles de “señorita intachable” como suele presumir  –expuso Melanie.
-vaya que la detestas amiga –exclamó Tracy- desconocía que le tuvieses rencor a Francis.
-es obvio no –acotó Melanie- ella tiene algo que yo quiero y es motivo suficiente para querer sacarla del camino.
-¡Sara! –mencionó Tracy con malicia.

Melanie, asintió con una sonrisa malévola e hizo que Tracy se carcajeara  de la situación. Después de unos minutos salía su coche de Kingston y sus ocupantes planeaban el modo de interferir en la relación de sus compañeras y así alejar de una vez por todas a sus novias.
En el camino del amor, hay miles de obstáculos que salvar, siempre habrá más de una persona interesada en la persona que se ama y habrá que luchar contra las intrigas y engaños que suelan poner en el camino de una pareja para desafiar el amor que se profesan.

« Mañana, no te escaparás Raniel»  amenazó Tracy…



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