mujer y ave

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martes, 5 de agosto de 2014

Enemiga mortal II


En aras del pasado, capítulo 30.


Calguiere, en el castillo de la duquesa y su familia…

─ Lo que has oído madre contestó Anabelle Rowine salvo mi vida, por ello deseo pedirte que hables  con su padre para ella pueda quedarse un tiempo más en el castillo.
─ ¡Vaya, hija mía! contestó incrédula Henrietta ─ ¿Quién lo hubiera dicho? que la pequeña se convertiría en tu guardiana, siendo que hasta hace poco no se llevaban bien y es más; te desagradaba por no hacer tu voluntad.
─ Lo sé, madre repuso la joven te debo aceptar que tenía un profundo enojo hacia su persona, pero eso ha cambiado, hoy le debo la vida y ella ha aceptada ser mi amiga.
─ Me alegro mucho por ti, hija mía dijo serena Henrietta pero no dejarás de lado un poco a Vivían y quizás ella se molesto por eso.



─ ¿Por qué tendría que ser eso madre? ─ preguntó Anabelle podemos ser amigas las tres.  Vivian no debería molestarse. Además ambas fuimos injusta en nuestro comportamiento con Rowine.
 ─ ¡Está bien! ─ aceptó Henrietta hablaré con Enios con respecto a Rowine, pero creo que tú deberías hablarlo personalmente con Rowine. Tal vez  quiera regresar a casa. Ella ya cumplió con lo acordado, no puedes obligarla a estar a tu lado. Es una estupenda jovencita y en verdad me ha agradado mucho, pero no puedo pasar a llevar su voluntad, habla con ella y luego; avísame de  su decisión.
─ Como tú digas, madre contestó la joven Calguiere- iré enseguida. La joven tras despedirse de su madre, fue hacia la habitación de la joven Mcraune, pero en vez de ella; halló a su amiga de infancia.
Vivian ¿a dónde  fue Rowine? inquirió sorprendida Anabelle.
¡Ah!  ¡Ella! dijo sarcástica ─ Está afuera dejando sus cosas para irse a su hogar.
¿Cómo? ─ exclamó aturdida Anabelle ─ ¿tan pronto?
─ ¡Déjala! Es mejor que se vaya a casa ─ señaló seca Vivian- ella no es de nuestro circulo y clase social, ya cumplió su castigo, por tanto no tiene nada que hacer aquí.
Eso no lo decides tu Vivian- dijo molesta Anabelle ─ Ese es  derecho de mi familia, no lo olvides nunca. Además; me extraña tu comportamiento, deberías a haber tenido suficiente. Ella se humilló mucho ante nosotras, es hora de parar con todo eso.
¿Por qué la defiendes tanto?  inquirió incrédula Vivian hasta hace poco, te desagradaba tanto como yo o ¿te has olvidado que esa niña dejo en mi rostro una cicatriz?
─ ¡Vamos Vivian! repuso Anabelle ─ ¡No exageres! es apenas un rasguño y ella ya se disculpo. Además; debo recordarte que fue nuestra propia arrogancia la que hizo que ella actuase de esa forma.
─ ¡Vaya Anabelle! ─ exclamó aún más molesta ─ Te desconozco. Ahora quieres estar con ella en vez de mi compañía, ¿cómo has podido cambiar de esa manera? Es una extraña solamente.
─ No  digas tonterías dijo la joven podemos ser amigas perfectamente las tres, no seas una niña caprichosa. No te queda Vivian.

La joven Brigston estaba furiosa, pero no iba a discutir con Anabelle. Por el momento cedería; ya vería que haría más adelante. Se conformaría por el momento sólo con observar.

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