En aras del pasado, capítulo 30.
─ Lo que has oído madre ─ contestó Anabelle ─ Rowine salvo mi vida, por ello deseo pedirte que hables con su padre para ella pueda quedarse un tiempo más en el castillo.
─ ¡Vaya, hija mía! ─ contestó incrédula Henrietta ─ ¿Quién lo hubiera dicho? que la pequeña se convertiría en tu guardiana, siendo que hasta hace poco no se llevaban bien y es más; te desagradaba por no hacer tu voluntad.
─ Lo sé, madre ─ repuso la joven ─ te debo aceptar que tenía un profundo enojo hacia su persona, pero eso ha cambiado, hoy le debo la vida y ella ha aceptada ser mi amiga.
─ Me alegro mucho por ti, hija mía ─ dijo serena Henrietta ─ pero no dejarás de lado un poco a Vivían y quizás ella se molesto por eso.
─ ¿Por qué tendría que ser eso madre? ─ preguntó Anabelle ─ podemos ser amigas las tres. Vivian no debería molestarse. Además ambas fuimos injusta en nuestro comportamiento con Rowine.
─ ¡Está bien! ─ aceptó Henrietta ─ hablaré con Enios con respecto a Rowine, pero creo que tú deberías hablarlo personalmente con Rowine. Tal vez quiera regresar a casa. Ella ya cumplió con lo acordado, no puedes obligarla a estar a tu lado. Es una estupenda jovencita y en verdad me ha agradado mucho, pero no puedo pasar a llevar su voluntad, habla con ella y luego; avísame de su decisión.
─ Como tú digas, madre ─ contestó la joven Calguiere- iré enseguida. La joven tras despedirse de su madre, fue hacia la habitación de la joven Mcraune, pero en vez de ella; halló a su amiga de infancia.
─ Vivian ¿a dónde fue Rowine? ─ inquirió sorprendida Anabelle.
─ ¡Ah! ¡Ella! ─ dijo sarcástica ─ Está afuera dejando sus cosas para irse a su hogar.
─ ¿Cómo? ─ exclamó aturdida Anabelle ─ ¿tan pronto?
─ ¡Déjala! Es mejor que se vaya a casa ─ señaló seca Vivian- ella no es de nuestro circulo y clase social, ya cumplió su castigo, por tanto no tiene nada que hacer aquí.
─ Eso no lo decides tu Vivian- dijo molesta Anabelle ─ Ese es derecho de mi familia, no lo olvides nunca. Además; me extraña tu comportamiento, deberías a haber tenido suficiente. Ella se humilló mucho ante nosotras, es hora de parar con todo eso.
─ ¿Por qué la defiendes tanto? ─ inquirió incrédula Vivian ─ hasta hace poco, te desagradaba tanto como yo o ¿te has olvidado que esa niña dejo en mi rostro una cicatriz?
─ ¡Vamos Vivian! ─ repuso Anabelle ─ ¡No exageres! es apenas un rasguño y ella ya se disculpo. Además; debo recordarte que fue nuestra propia arrogancia la que hizo que ella actuase de esa forma.
─ ¡Vaya Anabelle! ─ exclamó aún más molesta ─ Te desconozco. Ahora quieres estar con ella en vez de mi compañía, ¿cómo has podido cambiar de esa manera? Es una extraña solamente.
─ No digas tonterías ─ dijo la joven ─ podemos ser amigas perfectamente las tres, no seas una niña caprichosa. No te queda Vivian.
La joven Brigston estaba furiosa, pero no iba a discutir con Anabelle. Por el momento cedería; ya vería que haría más adelante. Se conformaría por el momento sólo con observar.
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